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Espanol Discussion / Lo lento es suave, lo suave es rápido
« on: April 17, 2018, 08:42:08 AM »
Lo lento es suave, lo suave es rápido.


Por Cecilio Andrade


No me gusta lo más mínimo, para todo aquel que me conoce es bien sabido; hablo de ese deporte de veintidós tipos en calzoncillos corriendo tras una pelotita, básicamente sobre-asalariados pega patadas, ya saben cuál, lo llaman balompié, futbol, soccer. Pues bien, hasta de esa versión moderna de “pan y circo” romano de hace dos mil años se pueden extraer frases y protagonistas que aportan algo. Uno de esos casos, por suerte no el único, es Johan Cruyff, “[...] no es necesario correr tanto. El fútbol es un juego que se juega con el cerebro. Debes estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde.”

Algún lector fruncirá el ceño pensando, ¿Qué caraj… tiene que ver esto con armas, tácticas y demás especialidades del enano pedante este de Cecilio? No sé qué decirles, sigan leyendo si se atreven y juzguen después. Uds. verán.

Dice un refrán hispano muy conocido “vísteme despacio que tengo prisa”, sin duda alguna evolución del más antiguo proverbio romano, amén de locos (según Obélix) parece que también eran sabios estos romanos, “Anda con calma, que estamos apurados”. Sin duda alguna ambos son refranes o proverbios anticuados, de una época más tranquila, hoy en día no sirven para nada, hay que correr hasta para tomar un relajante muscular, nos les digo nada si de emplear armas hablamos.

El problema actual sobre correr, apurarse y prisas, es sencillo, falta de orden, si no me creen a mí, lean a un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán del siglo XVIII, Johann Wolfgang von Goethe, con un nombre y currículo así quien no le creería, “Aprovechad el tiempo que vuela tan aprisa; el orden os enseñará a ganar tiempo.” Ese es el problema real, el orden, pero para tener orden primero hay que saber qué orden, antes de eso hay que saber “que saber”, y antes de eso hay que tener el deseo de saber. Sencillo. ¿a que sí? Entonces, porque es tan difícil encontrar quien sepa llevar el ritmo adecuado, y por cierto, leyeron bien, escribí ritmo. ¿Hablaré de Vals y Samba ahora?

Por desgracia en una época de pastillas instantáneas para todo mal, aplicaciones ultra-mega-rápidas, descargas de cuatro trillones de mega-gigas por décima de segundo, etc. además de egos que soportan pocos reveses y “pérdidas de tiempo”, hacen que olvidemos todo lo anterior de esta entradilla y un comentario de Don Gregorio Marañón, “la rapidez que es una virtud, genera un vicio, la prisa”, y la prisa, lo crean o no, lleva demasiado tiempo, siempre. “Juez con prisa, juez que yerra” y “La prisa se tropieza con sus propios pies” son dos refranes de la cultura hispana, antiguos, muy antiguos, pero a día de hoy completamente relegados al baúl aquel del desván donde dejamos los trastos viejos del abuelo, el mismo que nos hace parecer cultos e interesantes pero que jamás abrimos, pues… ¿para qué? Mi abuelo decía mientras se liaba un cigarrillo de “picadura” que “quien para mear tiene prisa acaba por mearse en la camisa”, y ¿Qué quieren que les diga? No me gusta eso de llevar mis camisas meadas, y puesto a ello, menos aún sangradas… por mí propia sangre al menos.

En fin, volveré a ponerme serio, culto y pedante, que sarcástico y escatológico ya lo soy por defecto. Según Marie Von Ebner-Eschenbach “Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el que se pudo”. Analicen la frase con detenimiento, con calma, eso que tan poco de moda está hoy en día, calma. Si logran hacerlo como digo, ¿es aplicable al mundo real del empleo eficaz de las armas de fuego? ¿Si? ¿No? Les dejo la respuesta a Uds. Personalmente ya tengo la mía, y seguro que ya saben cuál es.

Después de todo, para terminar esta insulsa y pedante entradilla, gracias a Odín, ya lo dijo Bernard B. De Fontenelle, “El que no lo pierde tiene mucho tiempo”. Pues eso, no pierdan tiempo… conmigo.





¿Cuantas veces habré escrito?, o verbalizado, eso de “¡Sólo cuentan los impactos!” Muchas. Tanto a mí mismo como a otras sufridas personas. ¿Cuántas veces me han hecho caso? Mejor no opino. Pueden ser los más veloces tiradores al Suroeste del Pistolero River, pero si no dan al blanco/objetivo de forma constante, metódica y precisa en todas las circunstancias habidas, y por haber, con toda seguridad fallaran cuando el estrés de salvar su vida o la de terceros entre en el cuadrilátero.

Por cierto,  si se ponen a buscar el rio que nombro en el párrafo anterior… me lo acabo de inventar. Exista uno real o no, el mío es inventado.

Para conseguir esos impactos metódicos, constantes y precisos en toda circunstancia deben realizar cualesquiera los movimientos y acciones de forma fluida, nunca con prisa ni corriendo. Y ¿saben qué? Para conseguir esa deseada fluidez necesitamos hacer las cosas despacio y con el ritmo adecuado a la circunstancia. La velocidad, la deseada rapidez, vendrá sola si hacemos todo con la fluidez y el ritmo correcto, no necesitaremos preocuparnos por ella, si hacemos todo sin fallos y sin errores. Con fluidez y ritmo… ¡milagro! seremos veloces.



La velocidad adecuada… ¿Cuál es?

La respuesta es tan simple como sencilla de demostrar, la velocidad que debemos buscar es aquella en la que sentimos que el cuerpo trabaja a la velocidad normal, sin prisas, sin forzar la máquina ni buscar apurar lo que ya está en marcha.

La velocidad correcta es simple y llanamente la ausencia de errores, de excesos, de “arena en los rodamientos” de una ejecución correcta. Hagan todo correcto, a la velocidad en la que controlen cada uno de los ínfimos detalles que implica el tiro, empuñar, alinear, encare, puntería, colocación/actuación de dedos, manos, brazos, hombros, cabeza, tronco, caderas, piernas, pies, etc. Háganlo al ritmo adecuado y eso les dará la fluidez necesaria.

¿Cuántas veces han visto a verdaderos expertos ejecutando ejercicios complicados a aparente “cámara lenta”? Y tras contrastar su ejecución con un cronómetro, un timer o simplemente la duración del video que hemos grabado con nuestro teléfono último modelo, descubrimos que lo ha hecho 2, 3 o 10 veces más rápido, preciso y eficaz que en nuestros mejores sueños tácticos.

¿Por qué parece que lo hacen a cámara lenta? ¿Por el ritmo? ¿Por la fluidez? La velocidad correcta es producto de la práctica adecuada y sin errores. Sin errores implica sin correcciones, y sin correcciones implica no “perder tiempo”. Más fácil imposible. ¿Por qué lo hacemos tan difícil?

Y ahora tenemos otra cuestión, ¿podemos movernos a un ritmo y disparar a otro? Y, sobre todo ¿sin perder fluidez? Mi respuesta es un ¡SI! Rotundo. Es posible disparar y movernos a ritmos diferentes sin perder ni un ápice de fluidez, precisión y eficacia, solo necesitamos esa “práctica adecuada y sin errores”.

Nuestro cerebro de homínido lleva más de 6 millones de años caminando por una senda de perfeccionamiento. Su masa media de algo menos de kilo y medio con 1000 billones (1015) de conexiones sinápticas, no ha variado gran cosa en los últimos 100,000 años, que no son pocos años. Pues bien, esa masa gelatinosa y apenas cartografiada tiene todos mecanismos adecuados para lograr todo lo comentado en este trabajo, e infinidad de otras muchas más. Tan solo debemos saber cargarlo con las “aplicaciones” adecuadas. Y ¿saben que cosa? esas “aplicaciones” son algo tan “sencillo” como entrenamiento adecuado y experiencia.

Hasta hace unos diez mil años, en realidad yo diría hasta hace unos mil o menos, la máxima preocupación para la supervivencia individual era poner una piedra, una lanza, una flecha, una espada o un puñal en el interior del cuerpo de nuestro adversario, ya fuera otro homínido bípedo o un temible y prehistórico Smilodon “dientes de sable”. Con la aparición de las armas de fuego más o menos portables, y sobre todo en los últimos 150 años de Historia, la realidad no ha cambiado en absoluto.


En la antigüedad, histórica y pre-histórica, la movilidad era necesaria, un blanco inmóvil era una presa sencilla de abatir, muy sencilla. Los mejores guerreros y cazadores eran artistas del movimiento táctico y/u operativo. La movilidad operativa favorecía las emboscadas, los “golpes de mano”, atacar los flancos, etc. La movilidad táctica evitaba convertirlos en blancos accesibles, a la vez que buscaba exponer los huecos en la guardia del adversario, del tipo que fuera.

A día de hoy, finales de la segunda década del siglo XXI, nada de eso ha cambiado. Seguimos necesitando todo ello para sobrevivir en combate, ya sea este en las montañas de Afganistán o en las calles llenas de delincuentes de una cualquiera de nuestras urbes. Cambiamos un lasca de pedernal o un palo aguzado al fuego por una pistola o una navaja de aleaciones aeroespaciales, pero el animal que somos y las empuñan no ha cambiado en nada. Y su cerebro tampoco.

En todos los casos que comento la preparación para ese combate es la misma, sin excepción, aprender y dominar los principios básicos. Entrenándolos hasta que se conviertan en instintos aprendidos, que reaccionemos con esos principios básicos de la misma forma en la que cerramos los ojos y levantamos las manos cuando un amigo nos arroja bromeando una pelota a la cara. Debemos educar a nuestros reflejos/instintos aprendidos/adquiridos para sean casi tan veloces como lo son los reflejos/instintos  innatos que la lucha por la supervivencia de 6 millones de años grabó en nuestros genes.

Es imposible acercarnos a la velocidad lograda de los instintos innatos, lo sé, pero esa debe ser la senda a buscar, acercarnos a ella lo más posible. Y para ello tenemos dos cuestiones que para muchos es el obstáculo imbatible, ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo mantenerlo?

La diferencia biológica entre reflejos innatos y adquiridos es relativamente sencilla, los primeros están grabados de forma indeleble en el “disco duro” de nuestro cerebro más primitivo y en los genes, o sea, es inconsciente; los segundos se graban con esfuerzo, metodología y, sobre todo, repetición en la fina corteza cerebral, o lo que es lo mismo, la parte consciente.

Para los japoneses necesitamos 10000 movimientos repetidos para lograr la perfección en cualquier arte. Y de esa verdad, porque lo es y no lo duden, surgen dos problemas, a saber:

-          10000 repeticiones es muy pesado, aburrido y rutinario.

-          ¿Realizamos de forma correcta los movimientos que queremos convertir en instintivos?

Respecto al primer punto, entrenamiento en seco o en vacío, katas, etc., poco puedo añadir que todos Uds. no sepan, ahí lo dejo.

Con el segundo solo añadiré un comentario, al cerebro le cuesta lo mismo aprender correctamente que incorrectamente, pero luego “borrar” lo mal aprendido se complica muchísimo más. Seguro que si lo piensan les viene a la menoría malos hábitos, vicios o costumbres que les cuesta sudor y lágrimas deshacer, seguro, todos tenemos de eso.

Resumiendo todo el “tostón” anterior, nunca entrenen para ser rápidos, busquen ser fluidos con el ritmo adecuado. Dejen que la velocidad surja como resultado eficaz de una práctica correcta y adecuada. Recuerden la siguiente “formula”:

Principios básicos            =            Consistencia      =            Velocidad

El resumen de todo lo anterior podríamos dejarlo en practicar, entrenar y adiestrarnos hasta lograr emplear las técnicas según sean requeridas.

Simple en texto, no tan simple en logros.



¿Disparar rápido o disparar preciso?


Conozco poquísimos profesionales armados, y aún menos legítimos usuarios civiles, a los cuales les agrade la idea de hallarse en el polígono de tiro, ya sea solo o entre compañeros, obviamente en este último caso la situación es más indeseable para la mayoría, realizando ejercicios en los que el blanco asignado tiene muy pocos “agujeros”, o que estos no están donde debieran.

¿Cómo evitar tales situaciones? Sencillísimo, jamás se salgan de su zona de control y confort, no hagan ejercicio alguno que no sean aquellos que dominan a la perfección, borren de su agenda todos los escenarios que pongan de manifiesto las propias limitaciones, al menos en público, busquen asegurar ese disparo, el primero si es posible, que certifique la tan cacareada, e hipotética, neutralización instantánea del supuesto agresor.

Díganme si les suena más o menos el contexto de las siguientes frases:

-          No he agrupado y he fallado los dos últimos disparos, pero eso no importa. Con el primero lo he parado en seco, y ese es el único que cuenta de verdad.

Aparte de cómo pésima excusa, ¿sirve de algo más dicho comentario? Y, permítanme decirlo, ¿es honesto y realista?

Les emplazo a leer un viejo texto sobre este asunto.

https://cecilioandrade.blogspot.com/2017/01/efectividad-precision-bajo-estres.html




Continuando con el asunto, sobre todo recuerden, la cadencia de fuego está determinada únicamente por la adquisición correcta de los elementos de puntería, y esta adquisición correcta viene dada por nuestras habilidades para controlar cada uno de los detalles del tiro.

Cada vez que pregunto, ¿Cuántos disparos ha hecho? Todo el mundo me contesta lo mismo, 3, 4, 12, o los que sean. Y no importa lo que me digan, siempre se equivocan, cosa que demuestro con una simple y tajante respuesta, “entonces no lo hecho correctamente, debe Ud. hacer un disparo tres veces”, o cuatro, o doce. Cada disparo que hagamos debe ser único, y en su unicidad debe adaptarse a la situación sin salirse ni un milímetro de todos los principios básicos que debemos haber adquirido. ¿Me he sabido explicar? Ojalá lo haya logrado porque es sumamente importante.

Debemos efectuar un disparo cada vez, de uno en uno y respetando todos los principios básicos del tiro, el resto de las técnicas y tácticas se supeditarán a estos principios, empleándose según sean necesarias y requeridas, según la secuencia básica de: punto de mira, presión en el disparador, repetida una y otra vez.

Resúmanlo a un único pensamiento:

Punto de mira            =       ¡Bang!

Disparen con precisión y eficacia y  no les será necesario gastar un desproporcionado número de cartuchos. Recuerden que disparan para detener a la amenaza, nadie, honesto profesional o usuario, dispara para herir ni matar. ¿Por qué? Simple El adversario, delincuente, sicario, etc. es casi siempre quien actuará primero dejándonos a nosotros solo la posibilidad de reaccionar ante una amenaza. Y reaccionamos como homínidos, como animales más o menos racionales que somos, simplemente para sobrevivir anulando la amenaza. Si esa amenaza perece no lo buscamos conscientemente, porque sencillamente no podemos pensar en ese momento, reaccionamos para cumplir el más primigenio y básico de los instintos, a saber, el instinto de conservación.

Todo lo demás son cuentos e historias para no dormir.

“OK Cecilio. Ya vemos que eres muy rudo e… ¿inhumano? ¿Cómo lo paramos en seco?”

En eso el instinto también nos ayudará a disparar a la mayor superficie posible, el denominado “centro de masas”, de la misma forma que nuestros ancestros en la sabana africana dirigían sus lanzas al centro del tórax de las gacelas que cazaban o de los leones de los que se defendían. Además de ser el mayor objetivo, lo que facilita el alcanzarlo, dentro están situados los suficientes órganos importantes y delicados como para lograr una incapacitación más o menos rápida. Corazón y pulmones, si bien puede que no paren a nadie en un instante si son alcanzados, frenarán de forma muy destacable su capacidad de acción. Amén de generar una parada definitiva en un intervalo muy breve.

El cerebro es más eficaz e instantáneo, sin duda, pero por su situación, tamaño relativo y enorme movilidad no es tan sencillo de alcanzar durante una reacción ante un ataque.

Por cierto, a día de hoy, como dato “humanitario”, los avances médicos y farmacéuticos permiten mantener una tasa sobrevivencia del 80% en personas alcanzadas por armas cortas. Piénsenlo cuando salven su vida, o la de los suyos, ante un ataque en el que abaten al adversario.

Disparar con precisión y eficacia también nos permitirá un efectivo control de la munición, factor decisivo en el desenlace de cualquier enfrentamiento. Podremos recargar cuando lo necesitemos de forma controlada, en lugar de tener que hacerlo al descubierto y/o ante un adversario preparado y apuntándonos.



Mentalización.

La decisión del disparo que nos salve la vida  hoy ha de ser tomada mucho tiempo atrás. Si debemos decidir si disparo o no a otro ser humano en pleno combate, quédense tranquilos, no tendrán que tomar decisión alguna, no tendrán tiempo para todo ello.

Que la vida es sagrada es algo fundamental en el espíritu humano. Ética, Principios y Valores de todas las civilizaciones, culturas y filosofías sanas se basan en mayor o menor medida, según época y evolución, en ese principio. Pero la primera vida a proteger es la de uno mismo. Debatir este punto moral en pleno combate es la mejor forma de lograr no tener que debatir nada más, nos habrán derrotado y estaremos muertos, o como mal menor, quizás, malheridos.

Lo único que podremos controlar en un enfrentamiento son nuestras propias acciones. Ni el entorno, ni las armas, ni los compañeros, y mucho menos los adversarios estarán bajo el más mínimo control directo nuestro. Perder el control sobre nuestras propias acciones, de nuestro ritmo, limitándonos a reaccionar, implica algo muy simple, si vencemos será porque el adversario es estúpido.

Si logramos  controlarnos, merced de un entrenamiento y concienciación anticipadas, tendremos posibilidad de obligar a cualquier adversario a reaccionar a nuestras acciones. Romperemos su ciclo OODA en nuestro beneficio mejorando exponencialmente las posibilidades de supervivencia propias y de los “nuestros”.

Todos tenemos miedo, es el mecanismo que la evolución y la Naturaleza nos perfeccionó para maximizar las posibilidades de supervivencia. Pero si nos dejamos llevar por la reacción básica de miedo, convertiremos un mecanismo positivo de ayuda en un enemigo más a batir. Estar tan asustado o tener tanto miedo a morir nunca ha ayudado en nada. Debemos pelear con la máxima agresividad posible, buscando asegurar, dominar y controlar la situación lo antes posible. Con miedo, obviamente, pero utilizándolo como palanca para incrementar nuestras capacidades. Esa es la función del miedo bajo control.



Intuición.

Presentimientos e intuición forman parte del día a día, lo crean o no, les guste o no. En muchos momentos y lugares todos nos hemos sentido “raros”. A día de hoy, “gracias” a la civilizada educación actual el 99.99 de la humanidad desprecia esos ataques de intuición como supersticiones estúpidas y arcaicas. Craso error.

Empecemos con una pregunta sencilla, muy sencilla

-          ¿Cuánta información es capaz de absorber por segundo de forma consciente una persona promedio?



Si les digo que unos 2000 bits x seg. es lo normal, la mayoría dirá que eso está muy bien, y seguramente pensarán que con toda seguridad ellos, como atentos y entrenados observadores que son, superan esa media con creces. Pero, lamento decirlo, la mayoría no llegamos normalmente ni a la mitad. En fin, llegó la hora de mis odiosas comparaciones. ¿A que las odian?

Este documento que leen tiene algo más de 170,000 bits. ¿Comenzaron a alzarse algunas cejas? Perfecto, eso buscaba, sigamos.

Esos 2000 bits son apenas el 0.0000005 % del total con el que nuestro subconsciente trabaja. Más arrugas en las frentes, ¿verdad que sí? Y ahí les surgirá, espero, la pregunta clave, ¿con cuánto trabaja el subconsciente entonces? Pues con la nada desdeñable cantidad de 400,000,000,000 de bits. Impresionante ¿verdad? Sin duda lo es.

Bien, ¿que les parece si lo pasamos a una medida más de moda y “conocida”? los gigabytes (GB), los archifamosos “gigas” de los teléfonos “inteligentes”, tabletas y discos duros. Al hacer el cambio entonces nos encontramos que esos 400,000,000,000 bits se convierten con la nada desdeñable cantidad de más de 46 GB.

Paremos un segundo esta carrera de números gigantes, regresen a un punto, hablamos de procesar todo esto en un segundo, no simplemente de almacenarlo, con lo cual, si lo piensan un poco, la realidad es que superamos con creces al mejor de los ordenadores y teléfonos “inteligentes” que puedan adquirir.

Intuir es nada más y nada menos que la expresión de que nuestro cerebro ya tiene todos los datos externos necesarios para procesar una respuesta adecuada a la supervivencia del individuo, si este tiene la capacidad y los medios correctos para reconocerla, obviamente. En este análisis perfecto surge un problema, lo ha hecho subconscientemente, y eso, por nuestra cultura y educación formal, lo hace entrar en un mundo que la mayoría considera suposiciones y conjeturas, cuando no puras supersticiones y miedos.

Oímos hablar, según las creencias de cada quién, de instinto, intuición, sexto sentido, ángel guardián, espíritu protector, Dios, etc. Todo eso define al ente que se supone que nos avisa y hace erizar el vello de la nuca y/o de los brazos, ¿les es familiar esa situación? ¿Y estas otras que siguen? “Sentí que algo iba mal”, “algo me alertó”, “no me fiaba a pesar de su sonrisa y educación”, “nada más entrar noté las malas vibraciones”. ¿Cuántas veces han oído o pensado esas y otras muchas frases similares? Infinidad, estoy seguro.

El ser humano tiende a buscar fuera, espiritual o físicamente, la respuesta de los hechos que no comprende. Sin darse cuenta que tenemos dentro de nosotros mismos las herramientas que la Madre Naturaleza, merced a la actuación de la Evolución, dura y neutral con todos los seres vivos, nos ha proporcionado y perfeccionado hasta el más ínfimo detalle. Nuestro subconsciente es esa herramienta, “mágica”, si quieren verla así.

Con toda esa “magia” de la intuición bien comprendida, bien utilizada, bien entrenada, debemos responder a la situación y a su entorno, ejecutando un plan de reacción tan inmediatamente como nos sea posible.

Nunca lo duden, nuestro subconsciente encontrará todas las señales que nos alertarán del peligro. Esas señales son la clave para vencer en cualquier combate.



A modo de conclusión.

Salvar la vida en combate, salvar vidas combatiendo, en intervalos de tiempo que se miden a nivel infinitesimal y en distancias a veces de centímetros no es fácil, nunca lo ha sido y jamás lo será. Al menos mientras exista eso que llamamos “luchar y combatir”.

El primer paso es  aprender de forma sólida y consistente los principios básicos. Repetirlos una y otra vez por muchas décadas que creamos llevar de experiencia y maestría.

El segundo punto es adquirir la capacidad para batir al adversario con eficacia en un período de tiempo razonable que garantice la propia supervivencia.

Lo tercero es aprender a controlar, dominar y dirigir el entorno situacional del combate en nuestro propio beneficio.

Pero esos tres puntos, simples de desglosar, y para muchos imposibles de desarrollar, implican saber como utilizar y programar de forma correcta y eficaz nuestros reflejos/instintos, tanto los innatos como los adquiridos. Lo que para muchos se resume en reaccionar en automático.

¿Sin pensar? ¿O será pensando por otra vía bien entrenada, más rápida y fluida?

Todo lo anterior nos lleva de la mano a que:

-          Debemos alcanzar al objetivo, si no le damos no lo paramos y él nos alcanzará a nosotros.

-          Debemos alcanzarlo en los lugares que necesitamos con precisión para lograr la máxima eficacia y con los disparos puntuales que se requieren.

-          Debemos atacar, movernos, eludir, etc. con la velocidad requerida para alcanzar al adversario minimizando las posibilidades de ser alcanzados. Un sutil equilibrio entre movilidad y técnica de disparo que se puede resumir con la palabra ritmo.

-          Debemos ganar la iniciativa aunque reaccionemos al ataque y para ello debemos arrebatársela al adversario, sorprendiéndolo, rompiendo su ciclo OODA.


Pero sobre todo, debemos tener la concienciación clara y concreta de que cuando nos ataquen la única forma de sobrevivir a dicho ataque es atacando. Esa concienciación tan políticamente incorrecta a día de hoy, de no poner la otra mejilla, de no buscar entender porque ese “pobre e incomprendido” adversario me quiere clavar un cuchillo en las tripas, o disparar una pistola en la cara a mi o a uno de los míos.

Esa misma concienciación que se basa en un instinto biológico, natural, evolutivo y correcto que se llama “instinto de conservación”, de preservación o simplemente de supervivencia.

¿Qué deciden?

¿Luchar? ¿Huir? ¿Poner la otra mejilla? ¿Rezar para que no les haga mucho daño? ¿Explicarle que su maldad es fruto de un desequilibrio social injusto? ¿O que el desequilibrio es hormonal?

Solo Uds. podrán contestar a esa cuestión.

Cuídense y cuiden de los suyos.


Centroamérica. Abril 2018.

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Espanol Discussion / Seguridad del Hogar, nuestro castillo
« on: June 15, 2017, 10:17:24 AM »
Seguridad del Hogar, nuestro castillo.

Por Cecilio Andrade

Doctor, escritor, poeta, Oliver Wendell Holmes Senior creía que “Nuestro amor es el hogar, y el hogar pueden abandonarlo nuestros pies pero nunca nuestros corazones.” No creo que ninguno de Uds me escriban para rebatir esta opinión. El hogar es nuestro refugio, nuestro castillo, nuestra meta y nuestra base de partida. Es ese lugar donde se reune todo lo que de una forma u otra amamos, añoramos, deseamos cuidar y proteger.
Hogar no es simplemente un alojamiento, es lo que Johnny Depp expresó, y todos sentimos,“Mi hogar es cualquier lugar donde esté con los míos, un lugar tranquilo, un lugar no violento.” Despues de todo hasta Plinio “El Joven” lo resumió, “el hogar es donde está el corazón”. Por desgracia los hogares de esta época que nos ha tocado vivir, aunque honestamente creo que en todas las épocas fue lo mismo, pero es solo mi opinión, no son tan seguros como nos gusta pensar. Para Thomas Jefferson, uno de los padres de la Democracia e Independencia moderna, 
“Los mejores momentos de mi vida han sido aquellos que he disfrutado en mi hogar, en el seno de mi familia.” Y para una afamada Ava Gardner “La fama y el dinero no dan la felicidad. Si no tienes un hogar feliz no significan nada.”
Pero, ¿podemos tener un hogar generador de momentos felices si no tenemos un hogar seguro? Estoy escuchando sus pensamientos con total claridad, no sufran, se la contestación, sin seguridad no hay tranquilidad, y sin esta no puede existir la tan esquiva y sobredimensionada felicidad.
Es posible que sean defensores de los valores del desarme del universo según las reglas de Barrio Sésamo y de los Mundos de Yuppi; o también “violentos” e hiper proteínicos profesionales armados, legítimos usuarios civiles o ciudadanos de ojos abiertos en un mundo violento. Mundo violento merced de congéneres bipedos y de apariencia humana, dispuestos a estropearnos el día y la vida, si no a rematárnosla tanto a nosotros como a las personas que amamos o hemos jurado proteger y servir. Ya sean unos u otros, todos, de una forma u otra, tienen un hogar, hasta los “malos”. Todos deben regresar a un lugar que les debería hacer sentir seguros y tranquilos, cuando no felices y satisfechos.
“Un hogar es más que la suma de los elementos materiales que lo componen: es un almacén de recuerdos, un archivo, un guardián de todo lo que ha sucedido dentro de sus límites.” Tal cosa la dijo la bella novelista australiana Kate Morton, no sufran no son palabras mias, por más que las secunde y sienta como propias. Seguro que no soy el único en sentirlo así, como también lo que expresó el dramaturgo español del siglo XIX Don Manuel Tamayo y Baus, “El que no encuentra alegría dentro de su propia casa, ¿dónde la irá a buscar?”
Hogar, hogar, hogar… o estoy melancólico o, sin duda, tengo problemas hormonales a consecuencia de la edad. Seguro que más de uno piensa eso hoy leyendo la entradilla del texto de la semana. Pues no, ni una cosa ni otra… o quizás si. En realidad da lo mismo, lo cierto es que la seguridad propia, personal, profesional, física, mental y, si me permiten decirlo, espiritual de cada uno de nosotros, pasa por disponer de un hogar seguro al que regresar cada día, o cuando las circunstancias nos lo permitan. Sin ese punto, que para mi es piedra clave fundamental que soporta la presión de nuestra cúpula personal, todo lo demás es un simple discurrir de día en día hasta que, literalmente, “reventemos”.
Y, atención a la preguntita, ¿cuan seguro es nuestro hogar? Lo damos por hecho, es seguro, los malos, los trolls, los ogros y orcos están fuera, jamás osarían penetrar en nuestro idílico mundo élfico… hasta que lo hacen. Y logran tamaña afrenta por una cuestión tan simple como que damos por hecho que la seguridad es intrínseca a nuestro concepto de hogar. Seguridad que por otro lado exigimos de puertas para fuera a todo el mundo, compañeros, ciudadanos, jefes, a todos salvo… a nuestro castillo. “En casa de herrero cuchillo de palo”.
Recuerden lo que dijo la atriz y comediante de los años 60 Phyllis Diller, “Las tareas del hogar no pueden matar, pero ¿por qué arriesgarse?” Pues eso, para que arriesgarnos.



Antes de comenzar la parte técnica de este texto debo recordar a los lectores que las consideraciones que expreso son hechas de forma general. Se que las legislaciones nacionales de los distintos lectores son particulares y específicas, el uso, tenencia y, por supuesto, la legislación sobre el derecho de autoprotección y preservación de la propiedad y la vida, son muy distintos por paises. No entraré en detalles particulares y específicos, consideren mis apuntes como cuestiones generales que Uds deben adaptar a sus paises, medios y legislaciones. Dicho lo cual pasemos al texto técnico.

Reforzando la pesada, y ñoña, entradilla para comenzar este trabajo, Lord Edward Coke plasmó en una frase la base de lo que realmente deseo plasmar sobre el hogar, “La casa de un hombre es su castillo.” Para la mayoría de la personas pensar acerca de la protección personal se basa principalmente en cómo mantenerse a salvo fuera de sus hogares. Eso si realmente piensan alguna vez en lo que les puede ocurrir a ellos en el exterior, sin duda eso es un asunto para otro trabajo.
La gran mayoría de crímenes contra ciudadanos parece ser que ocurren fuera del hogar, y aparentemente los robos con invasión del hogar son menos frecuentes, aunque, desgraciada y estadísticamente inapelable, suelen terminar de formas mucho peores.
La realidad es que las estadísticas que hacen referencia a "invasión domiciliaria" y "crímenes contra la propiedad" han aumentado constantemente. Existe mayor probabilidad estadística de que un hogar reciba una invasión domiciliria antes que un incendio, a modo de ejemplo comparativo.
Desafortunadamente, muchas invasiones de este tipo que buscan el robo se acaba conviertiendo en delitos violentos mucho más dolosos, como violación y/o asesinato contra cualquier persona presente en el hogar en ese momento.
También de forma desafortunada los delincuentes aprenden y mejoran en sus habilidades y técnicas, los ciudadanos honestos no tanto, y ahí incluyo a muchos grandes profesionales de la seguridad pública y/o privada.

Anillos en el hogar.
En casi todos los ambitos de la seguridad profesional, privada, ejecutiva, policial, militar, etc., se habla de la seguridad en anillos, no es nada novedoso. Pues bien, cuando hablamos de la seguridad del hogar es lo mismo, tambien tenemos anillos. La base de la seguridad domicialiaria debe consistir de anillos concéntricos de defensa, unificando un plan viable de respuesta ante cualquier tipo de entrada no autorizada.
El anillo externo buscará desalentar a potenciales criminales para considerar nuestra residencia como un objetivo factible, ya sea por la dificultad de acceso o por los riesgos consecuentes una vez dentro. Si un hogar parece estar bien preparado, por lo que puede implicar riesgos y esfuerzos, incluso encontrando resistencia, la mayoría de los amigos de lo ajeno, y de la violencia para lograr sus deseos, la descartaran a favor de objetivos más fáciles y menos preparados.
Un factor muy importante del anillo exterior es mantener el perímetro del hogar libre de desechos o zonas de ocultación, proporcionando de este modo a cualquier integrante de la familia una buena vista hacia los puntos de acceso del hogar. No debemos proporcionar a los delincuentes objetos o paisajes que puedan utilizar para esconderse o enmascararse. Setos y jardines deben estar bien recortados y no ser excesivamente grandes ni generadores de zonas de sombras ocultadoras.
Dispondremos de una iluminación fuerte y elevada en todo el perímetro de la casa, especialmente por encima y/o cerca de los puntos de entrada. Siendo la iluminación externa el primer anillo físico y lejano, se situará elevada fuera de alcance, permitiendo la mayor distancia posible, física y legalmente permisible. Utilizaremos esta iluminación para eliminar las sombras creadas por la arquitectura de la casa y su entorno, eliminando cualquier escondite potencial en el cual los criminales pueden aguardar hasta que deciden acceder al inmueble.
Equipos de alarma con sensores de movimiento situados en ventanas y patios, un perro entrenado y alerta, junto a un vecindario vigilante también forman parte de los anillos exteriores que acaban por desalentar la selección de un objetivo.

Detección y retardo.
El segundo anillo de defensa del hogar es la fase de detección y retardo de acceso.
Al igual que la protección personal fuera del hogar, la concienciación de posibles problemas o actividades delictivas es vital para evitar, escapar, informar y/o tomar medidas para defenderse efectivamente a sí mismo o a terceros. Nuestra casa no es considerada de diferente forma, cuanto antes detectemos, localicemos e identifiquemos la amenaza, antes podremos responder con eficacia.
La elección de cerraduras seguras para las puertas proporciona opciones baratas pero efectivas para negar, o al menos retrsar y dificultar, el acceso a nuestro castillo.

Los sistemas de monitoreo externo pueden ser también altamente efectivos, ya que proporcionan una advertencia anticipada de cualquier intrusión de la propiedad. Sin embargo, estos sistemas implican costos y/o un mantenimiento continuo. Los sistemas de alarma estructural son más comunes y proporcionan advertencia de entrada no autorizada. Pero la proximidad de este anillo al núcleo familiar situa las amenazas más cerca, lo que significa menos tiempo para responder si los intrusos son agresivos y decididos.
Debemos recordar también que un sistemas de alarma visual y/o sonoro busca alertar a cualquier persona dentro de la casa, y al vecindario, de una violación de la estructura.
La idea de negar la entrada se centra en frenar y retrasar la invasión con el fin de proporcionar tiempo para dos acciones, ls cuales pueden ser realizadas de forma separada o simultáneamente:
-       Escape.
-       Iniciación del plan de respuesta.

Como cierre del presente apartado, algunas medidas sencillas y eficaces a considerar son:
-       Instalación de cerraduras eficaces.
-       Pasadores de acero en los posibles puntos de acceso.
-       Tornilleria de anclaje de al menos 5 cm´s.
-        Marcos con placas antipalanca.
-       Puertas exteriores reforzadas y resitentes.
-       Rejas en las ventanas.
-       Etc.

Debemos recordar que todo esto tan solo frenará la intrusión, dándonos el tiempo necesario para poner en marcha todo el plan de contigencia y el último de anillo de seguridad, el que puede implicar el contacto con los intrusos.

Plan de reacción.
Con la intrusión ya materializada en el interior del hogar, ese supuesto e hipotético castillo, consideraremos dos escenarios posibles:
-       La familia está dispersa y separada.
-       La familia esta reunida o puede reunirse rápidamente.

Dispersa y separada.
Sin duda alguna es el peor escenario a plantearnos. Este escenario depende en gran medida de la identificación del acceso no autorizado, así como de la actitud de los intrusos, lo que nos permitirá o no plantear una respuesta inmediata y/o agresiva si es requerida.
El objetivo primordial es reunir a todos y cada uno de los miembros separados de la familia, asegurándolos en una área o zona defendible, preparados para resistir mientras que se llama a la policía o agentes de seguridad, y estos llegan, obviamente.
Cada uno de los miembros de la familia debe conocer y entender sus roles ante la eventualidad de este escenario. Así mismo el actor, o actores, principal de la defensa familiar tendrá que poseer las habilidades para ejecutar una respuesta agresiva e inmediata con o sin herramientas de defensa personal.
Es este un escenario muy sombrío, ya que el esfuerzo principal es llegar rápida, eficaz y agresivamente a los miembros de la familia separados tan pronto como sea posible. Los movimientos tácticos pasan a ser cuestiones secundarias cuando se escuchan los gritos de un hijo, esposo/a o cualquier otro ser querido.
El peor escenario posible sin duda alguna, pero recuerden, preparense para lo peor y lo sencillo no requerirá esfuerzo.

Reunidos.
En este caso, peligroso pero algo más asimilable emocionalmente, el actor principal debe reunir a los miembros de la familia en un área segura, normalmente una habitación, contactar con las autoridades policiales y/o de seguridad, mientras se prepara para esperar ayuda defiendiendo el área segura con las herramientas disponibles.
Una vez más, los miembros de la familia deben tener roles designados, una persona llamando a la policía, otra reúne a los niños u otros miembros de la familia y uno de los cabeza de familia asegura a todos con un arma de defensa doméstica.
No pretendo con este artículo plasmar todo lo que implica una defensa efectiva del hogar y nuestras familias, intento crear un esquema básico y muy general, con la esperanza de proporcionar a los lectores del mismo una base para poder generar su propia y efectiva estructura de defensa domiciliaria.
La defensa eficaz de nuestro castillo, y de los seres amados que lo habitan, requiere planificación, mentalidad de seguridad y actitud proactiva, lo contrario nos convertirá en parte de una funesta estadística más a final del año fiscal.

Defendiendo el castillo, los cinco puntos.
Muchos comparten la frase de Johnny Depp que incluí en la entradilla, “Mi hogar es cualquier lugar donde esté con los míos, un lugar tranquilo, un lugar no violento.” Pero… ¿podemos asegurar al 100% que, en el violento mundo que nos ha tocado vivir, será siempre así? Si creen que sí, dejen de leer el presente texto en este momento, y los anteriores, y los que siguen, no son para Ud´s. Con el Libro Gordo de Petete, sin duda, estarán más que servidos.
¿A cuantos cursos sobre manejo de armas asisten Ud´s? Si lo hacen de forma más o menos habitual felicidades, son Ud´s una anomalía estadística. Y ahora otra pregunta ¿encanjan esos cursos en lo que implica la defensa del hogar con nuestros seres amados dentro? Sin duda lo hacen de forma académica, aunque por experiencia les puedo asegurar que raramente con la fluidez real que se busca en un entrenamiento de mega-SWAT ante terroristas, narcos atrincherados o, el más de moda hoy en día, un individuo amok, palabra que pocos tienen muy claro que significa en realidad. Hijos y esposas/os no son meros “rehenes” desconocidos si somos nosotros mismos los rescatadores, y si no lo ven así… tienen un grave problema familiar.
Extraidas de experiencias por todo el mundo, y unificadas en cinco premisas de forma magistral por distintos expertos y profesionales, permítanme definir cuales son los cinco pilares de la defensa del hogar.
El listado es sencillo.
-       Evitar.
-       Armarse.
-       Barricada.
-       Informar.
-       Enfrentamiento.

Desarrollar cada punto es otra cosa no tan sencilla.

Evitar.
Evitar, hablando denro de cualquier contexto de seguridad, es sencilla y claramente salir del rango de acción de la amenaza. El sentido común de este hecho es evidente, si es posible evitar la amenaza lo haremos. Para ello tendremos el anillo uno y dos activos y preparados, alarmas, luces, cerraduras, rejas, perros ladradores, etc. Mucho de lo ya comentado en los apartados anteriores.
Convénzanse, querer ser Rambo o la princesa guerrera Xena con la integridad de nuestros seres queridos en juego, es cuando menos una estupidez. Si es posible sacarlos de la zona de riesgo y huir, háganlo.
¿Cómo suena nuestra casa? ¿Cómo se oye? ¿Cuáles son sus “ruiditos” característicos? Seguro que lo saben bien, tan bien como la forma de escapar y salir de la misma.  Si pueden salir y huir, háganlo, no duden.
Pero claro, niños pequeños, personas ancianas o enfermas, incapacitados, son factores que muchas veces lo impedirán, obligándonos a defensas a “ultranza” de una posición. ¿Muy cinematogáfico? Quizás exagero al hablar del “Álamo” o el “Blocao de la Muerte”, quizás… o quizás no. El precio de la indecisión … ¿cuál sería?
Lo que sin duda esta claro para todo el mundo es que si evitar y salir del domicilio no nos es factible, entramos en el punto que veremos la próxima apartado, armarse.
Armarse con la decisión de luchar y emplear dichas armas. Los nuestros nos lo exigen.
Y nadie abandona a los suyos ¿a que no?

Armado.
No podamos escapar, no podemos abandonar a los nuestros, toca armarnos con el arma de fuego que compramos con fines defensivos, la escopeta barata para cazar codornices y conejos, o, en el peor de los casos, con la llave de grifa que compramos para arreglar la gotera del lavabo. Hablaré del primer punto, pero… ¿Dónde la guardamos? Y ¿Está cargada o vacía?
Vivir solo, con pareja adulta, con niños, con personas aquejados de problemas psiquiátricos, variables que matizarán el dónde y el cómo guardar un arma para defender el hogar.
Una caja de seguridad de acceso controlado y rápido es la mejor solución normalmente. Situada en un lugar fácilmente accesible y en la zona de la casa donde estemos la mayor parte del tiempo. La elección del arma es tan variable como gustos, habilidades, mercado disponible, etc.
Una linterna debe estar situada al lado de la misma junto con un cargador de repuesto más, como mínimo, personalmente nunca porto menos de tres completos. Respecto a la linterna prefiero recomendar una no acoplada al arma, las razones de esto son varias.
-       No siempre nos interesará iluminar algo a la vez que le apuntamos con nuestra arma, un hijo llorando y sangrando podría ser un buen, o mal, ejemplo.
-       Requiere gran coordinación manual el empleo bajo estrés de un conector/desconector de la linterna, a la vez que empuñamos y usamos un arma en la misma mano.
-       La linterna en la otra mano puede actuar como arma en si misma.

Equipar esa linterna con una anilla para engancharla al dedo indice de la mano de apoyo nos puede ayudar a tener una mano libre, con la cual realizar acciones como buscar, tocar para comprobar si alguno de los nuestros está herido, cambiar de cargador, solucionar una interrupción, etc. y todo ello sin perder la linterna.
Un elemento clave que a menudo se olvida , a pesar de ser casi el alma del siglo XXI, es el teléfono móvil, el celular. Es por ello que debemos situar nuestro teléfono celular sobre la mesita de noche o, incluso,  colocar un teléfono celular viejo, con batería cargada y números de emergencia grabados con acceso rápido, en la misma caja de seguridad de acceso inmediato donde depositemos el arma y la linterna.

Barricada.
Una premisa que debe ser considerada como una verdad absoluta es que cualquier obstáculo, una barricada en este caso, es tan eficaz como la decisión con la que usemos nuestras armas, capacidades y habilidades para defenderla.
 En los cursos tácticos para civiles, tan de moda actualmente, se busca moverse de forma “cool” y operativa, vende más y todo el mundo se va feliz a casa, “soy un megacomando fashioncool cariño, mira como me muevo”. Por lo general en el caso que nos ocupa, proteger a nuestros seres queridos, salvo situaciones muy puntuales no abogo por moverme en un entorno tan confinado y endeble como un hogar típico. Si además esperamos ayuda en cuestión de minutos, sabiendo que los criminales no buscan un enfrentamiento largo que los ancle y les impida robar e irse, la cuestión es obvia, resistir tras la protección de nuestra decisión, barricada y arma.
Cuando nos posicionemos es imperativo permanecer controlando la ruta del potencial ataque, lo que nos dará la mayor oportunidad de actuar con eficacia antes de ser detectados por dicha amenaza.
La ubicación debe ser el punto más lejano desde el que nos permita cubrir la agresión con nuestra arma, de fuego o no, más allá del alcance de sus brazos. Un obstáculo fuerte y sólido sin duda nos ayudará a protegernos y mantener esa distancia deseable y buscada.

Informar.
Contactaremos a la policía, o seguridad privada, lo más rápidamente posible. Es obvio que normalmente estarán mucho mejor equipados y preparados para tratar con un invasor, además, los amigos de los ajeno no suelen estar deseosos de enfrentamientos de ese tipo que alarguen los tiempos de su actuación y los expongan a atenciones indeseadas.
Para lograr que una respuesta sea mucho más eficiente es necesario una información ordenada y clara. Recuerden que si llamamos desde un teléfono móvil/celular, la ubicación puede no estar inmediatamente disponible para el operador de la policía, incluso con los actuales teléfonos con GPS.
Todo profesional armado, privado, militar o policial, utiliza un proceso de comunicación basado en cinco advervios, qué, dónde, cómo, cuándo y porqué. La seguridad del hogar no tiene porque usar un sistema muy distinto, en realidad no difiere para nada.
-       ¿Qué? – Informar lo que está ocurriendo, tenemos un invasor o están tratando de entrar en la casa.
-       ¿Dónde? La dirección física y su ubicación dentro de la casa son esenciales. La ubicación del intruso/s si se conoce es el segundo punto.
-       ¿Cómo? El hecho de que usted está armado y tras una barricada es algo muy importante para el operador.
-       ¿Su descripción? La de usted y los suyos así como la situación tras la barricada.
-       ¿Descripción del intruso/os? Si tenemos dicha información de identificación puede ser muy valiosa para los profesionales que respondan, recuerden que cualquier información será útil.  Bajo ninguna circunstancia debe frenar su evasión para obtener una descripción más exacta.

Realizar ensayos con los miembros de la familia de cómo informar siguiendo esa pauta, e incluso tener una tarjeta plastificada con las cuestiones en la caja de seguridad, son dos buenas ideas que deben considerarse.

Enfrentamiento.
La cantidad de variables que tiene un enfrentamiento es ilimitado, podemos vernos obligados a disparar, es posible que las amenazas huyan ante esos disparos, o incluso antes al vernos armados y listos. Existen tantas situaciones planteables como casos reales en la Historia.
Alertar a los intrusos de que los estamos esperando armados, en mi opinión, es darles beneficios que no merecen ni agradecerán. Les estaremos informando donde estamos situados y ante que se enfrentan, demasiada información, y esta les dará una ventaja obvia y negativa para nosotros y los nuestros.
En todo caso, si estamos perfectamente parapetados en una habitación sólida y bien protegida, puede ser una opción a considerar, para ganar tiempo, el conminarlos a no entrar e irse de la casa.
En el mejor de los casos, personal de la policía o de seguridad privada acudirán al rescate, pero es algo que quizás se retrase más de lo deseable, con lo cual es mejor estar preparado para actuar con decisión y contundencia. Nosotros no somos los invasores, nosotros somos los defensores de los nuestros, nosotros no elegimos esta situación, nosostros solo nos defendemos.

A modo de conclusión.
Una unidad de la policía, sea especial o no, debe actuar de forma más alejada posible de las emociones, al menos en la medida que las circunstacias lo permitan. Proteger y servir implica actuar con la mayor frialdad, intelectual y emocionalmente hablando, que se le logre reunir. Con rehenes por medio, incluso con niños, implica en muchos casos tomar actitudes y acciones que vistas desde fuera del contexto parecerían de robots, frios, metódicos, ordenados y lógicos.
¿Podemos actuar así de distantes cuando el rehén es alquien que amamos mas que a nuestra vida? ¿Esposo? ¿Esposa? ¿Hijos? ¿Padres?  ¿podrían Uds?
Yo se mi contestación, a pesar de todas las experiencias y entrenamiento, se como me sentiría.
Los cinco principios de la defensa del hogar que acabamos de reseñar en el presente trabajo son la base para crear su plan de defensa en caso de que unos intrusos intenten o realmente logren acceder en su hogar. Para desarrollar cada punto completamente necesitamos un libro en si mismo, y sin duda acudir a cursos profesionales es la mejor decisión para enfrentar estas indeseables situaciones.
Pero, y lamento decirlo, pongan las cosas en contexto y busquen la peor de las situaciones posibles de forma anticipada, de esa forma podrán encontrar la forma de minimizar los riesgos para los suyos, así como poder actuar con eficacia ante esa situación que solo queremos ver como una pesadilla y jamás como un hecho real.
Uds deciden.
Mientras tanto recuerden, y nunca mejor dicho, cuidense y cuiden de los suyos.


Centroamérica, Junio 2017

3
Un artículo que no les gustará y no deberían leer.

Por Cecilio Andrade.


No deberían leer este artículo, texto, trabajo, reportaje, o como quieran nombrarlo, de verdad que no deberían. Lo cierto es qu deberían poner su digital mirada en páginas más “cool”, más “fashion”.  De esas donde salen megainstructores exSEAL que además pasaron sus tácticos y operativos culos por los “GEO” de la Guardia Civil española y el BOPE brasileño, cuando no, y a la vez, por los “Spectznas” del sr. Putin. Y no se preocupen mucho, de esos abundan y hay “a manta”, no tendrán problemas en encontrarlos con ese perfil en poco tiempo.
Les prometo que hoy no hablaré de tácticas, procedimientos, tips, balística, municiones ni armas. Ni mucho menos, no hablaré de nada “molón” y entretenido.Y no lo haré porque simple y llanamente  estoy “emputado” y “encabronado” hasta las orejas, teniendo en cuenta que digo orejas porque mis gónadas están demasiado cerca del suelo como para ser representativas de algo.
Si. No relean, lo han leido bien. El megaeducado y comedido Cecilio Andrade acaba de soltar unos “palabros” fuera de tono y de lo que el civismo y la educación marca.
Pero, ¿saben que? Hoy hasta la hierba del jardín me toca los huevos, y no solo porque mida menos que el ratón Mickie. No. Me toca esas calientes partes por que mi nivel de soportar estupideces ha entrado en la zona roja, mi reactor atómico personal acaba de entrar en un “sindrome de China” fulminante. ¿No saben que es “sindrome de China”? Pues hoy  ya ven, ni tengo el horno para bollos ni el chichi para farolillos, por lo que les digo una cosa, igual que pueden buscar perfiles como los arriba descritos, pueden “perder” un poco de su ocupado tiempo en aprender algo útil. Y sí, así estoy hoy. No me disculpen, ni lo quiero ni me importa.
Bien, como buen pedante que soy, según la RAE, para quien no lo sepa es la Real Academia Española, esos que recogen y normalizan todo el como se habla en el mundo hispánico; sobre mis dos “palabros” malsonantes, pero muy y fielmente descriptivos, arriba expresadas dicen:

- Emputarse: 1. prnl. malson. coloq. El Salv., Hond. y Méx. encolerizarse.
- Encabronarse: 1. tr. malson. coloq. Enojarse, enfadarse.

Como pueden ver, ambas aceptadas y correctas. ¿Malsonantes? Sin duda alguna, pero a día de hoy me importa un “ardite”. ¿No saben que es un ardite? Sin duda Google o los “señores” arriba descritos se lo pueden explicar, o quizas ellos no, pero sin duda google si lo hará.
Algunos dirán que la primera es solo aplicable en determinada parte del mundo hispano parlante, sin duda tienen razón, pero el que escribe hoy soy yo y uso el idioma como considero. ¿Les parece? Perfecto. ¿No les parece? Tambien perfecto, como arriba les avisé, desde el título mismo, hoy no deberían leer este trabajo, y ya saben, “el que avisa no es traidor”. Enojado puedo cambiar algunas costumbres pero ni un ápice voy a modificar mis principios y valores, al contrario que muchos, y muchas, no tengo otros por lo que no puedo cambiarlos. Son únicos e inamovibles.
Así que , háganme caso, no sigan leyendo, busquen los perfiles arriba descritos y “a otra cosa mariposa”. Luego no digan “yo no sabía”, “yo creí que”, “supuse que”, “jamás imaginé algo así”… luego no busque excusas, que en definitivas cuentas “son como los culos, todos tenemos y a todos nos huele mal”.
Cambien a otro texto, háganme caso, no sigan leyendo, no les gustará, además hoy no pienso releerlo para buscar erratas, así que seguro no les gustará, no insistan.



¿Aun siguen aquí? Uds sabrán lo que hacen. Mi consejo era de buena fe. Verán como al final se arrepienten y hubieran preferido buscar “cositas” de esos otros perfiles. Ya lo verán.
Si con avisos no pude convencerlos, veamos si lo logro con un poco de pedante y aburrida Historia.

Unas “historietas” heroicas de la Historia.
Historia 1. Segunda Guerra Mundial, Dunkerque 1940.
Un soldado alemán apuntaba al extremadamente joven soldado con su fusil Mauser. El joven soldado estaba atrapado contra el muro de  contención, apenas a unos cientos de metros del que con seguridad era uno de las últimas embarcaciones, o la última, que abandonarían la playa, en el desesperado intento de rescatar a las tropas copadas. El Sgto podría correr hasta la lancha y salvarse, sin duda podría llegar antes de que el alemán pudiera prestarle atención.
Sin darse cuenta se vió placando al alemán como en los mejores partidos de rugby en su Gales natal. Mientras forcejeaba recibió varios cortes de bayoneta, aun así observó como el muchacho lograba correr hacia la salvación del barco, no había observado ni al alemán ni a su placaje. Mientras levantaba los brazos para rendirse ante otros tres soldados enemigos más, pudo ver como  la última lancha abandonaba la playa, con, entre otros muchachos, el que él logró salvar con su placaje. Ahora le quedaba un largo cautiverio, eso si no moría desangrado antes.

Historia 2. Invasión otomana del Imperio Serbio,  río Maritza, 1371.
Un escudero sin caballero al que servir, eso era ahora, los turcos arrasaron las líneas serbias como una ola en la arena de la playa. Todos huían, al menos los pocos que sobrevivieron, pero él no podía hacerlo, su señor murío en la primera carga, y ahora debía mantener la línea como le juró hacer cuando lo admitió de escudero dos años antes. Un caballero no abandona a sus camaradas, el hecho de que fuera todavía un simple escudero no le daba la más mínima razón para imcumplir su juramento. Juró cumplir, de escudero o de caballero poco importaba. La caballería enemiga cargaba contra el campamento. Muchos habían huído ya, incluidos algunos “caballeros”. Solo quedaban atrás un puñado de escuderos, cocineros, herreros, aprendices, lo que hasta hace un momento era la “chusma” necesaria en toda campaña.
Mirando a derecha y a izquierda formaron una línea, debían retrasar la persecución para que los que huían tuvieran la más infima oportunidad de salvarse. No había armas gloriosas, se veían martillos de herrero, hachas de despiece de carnicero, garrotes, el mismo solo tenía lo que con mucho optimismo se podía definir como una espada corta, aunque la mayoría no le daría más privilegio que el de una simple daga larga. Nada de arqueros, armaduras, escudos ni cascos, nada más allá de simples petos de cuero  para los afortunados herreros y aprendices.
No los detendrían pero tocaba ponerse en la línea.

Historia 3. Invasión otomana del Imperio Serbio, pueblo de Chernomen, 1371.
Las noticias que llegaron del rio Maritza eran abrumadoras. Los turcos habían arrasado las lineas cristianas como una hoz en la época de cosecha. Pequeños núcleos, heróicos para algunos, desesperados para otros, estúpidos para la mayoría, lograron ralentizar el avance del invasor infiel. Pero tampoco tanto.
La caballería avanzada del enemigo ya cargaba contra el puerta que defendían las milicias improvisadas. El, un simple panadero, al frente de viejos y niños, armados de poco mas que garrotes y hierros herrumbrosos que en alguna época fueron espadas y lanzas. Temblorosos y aterrados en realidad, inútiles. Habían resistido todo lo posible con la puerta abierta para admitir a todos los espantados sobrevivientes dentro de la indefendible ciudad. El futuro no era cosa suya, solo el momento, salvar las vidas que pudiera aunque solo fuera por unos segundos más.  Empujó la puerta con el hombro mientras notaba los golpes de espadas y hachas contra la misma. Logró aguantar lo justo para convencer al enemigo que era mejor buscar víctimas más fáciles y colaboradoras.
Logró ganar un tiempo más de vida para el y los suyos. Un poco al menos.

Historia 4. La última V2. Londres, 1944.
Nadie escucho nada, ni el más mínimo aviso, alarma, silbido en el aire, casi ni la explosión. Solo una nube instantánea y un huracan de aire denso como el acero que destrozaba todo a su paso. Logró levantarse, sorda y sangrante, apoyándose, mutuamente, con su compañera de la fábrica. Ambas caminaban para entrar a su turno en la fábrica de municiones cuando el mundo desapareció en el caos.
Miraron el entorno desorientadas para descubrir a uno de los vigilantes de zona sangrando en el suelo. Le faltaban ambas piernas a la altura de las rodillas. Moriría en segundos. Sin coordinación ni voz alguna ambas corrieron hacia él mientras se arrancaban y rompían tiras de sus faldas y camisas. Cada una se hizo cargo de un muñón, sin hablarlo, solo actuando, cada una apretó uno de esos torniquetes improvisados que les habian hecho practicar en las clases obligatorias de primeros auxlios en la fábrica.  Al instante la letal y doble hemorragia se frenó, dando una oportunidad a su compatriota, si la ayuda mejor equipada no tardaba en llegar, obviamente.
Su parte estaba hecha.

Historia 5. Un puente demasiado lejano. Arnhem. 1944.
Había abierto sus puertas, la de la cafeteria y de su casa, a las tropas de valientes paracaidistas que habían logrado llegar hasta allí para liberar su país y ciudad. Eso fue cuando parecían victoriosos, ahora ya no lo eran, solo esperaban un milagro para salir de alli, no para vencer.
Aun así siguió preparando te, café, pequeños pastelillos y tragos de vino o coñac, lo que podía conseguirles para ayudarles a recuperar fuerzas y ánimos. Vencieran o no, era lo de menos, ellos hacian lo correcto y a ella, y sus vecinos, les tocaba hacer tambien su parte.

Historia 6. El Milagro del Marne. 1914
Cuando aquel día de principios de septiembre el gobernador de París reunió a todos los taxis de la ciudad para enviar con urgencia seis mil reservistas al campo de batalla, nadie quería creerlo. En la memoria colectiva quedó sobre todo la imagen espectacular, e increíble, de seiscientos setenta automóviles, la mayoría taxis modelo Renault AG de color rojo, reunidos ante el Hôtel des Invalides. Pero al final el aporte de los refuerzos de París había sido fundamental en el desenlace de la batalla. Lograron llevar los refuerzos y traer en el viaje de regreso a todos los heridos que consiguieron cargar.
Los taxistas de París lo lograron, ayudaron a Francia a resistir las hordas teutonas que de otra forma hubieran arrasado ciudad y país. Los taxistas lo hicieron.

Historia 7. Sitios de Zaragoza. 1808.
Había perdido todas sus armas, pero por suerte conservaba su caballo, con el que podía lograr sacar una buena ventaja, sobre todo teniendo en cuenta que los gabachos estaban con una casi elogiosa dedicación entretenidos en el saqueo y violación, arrasando todo a su paso. ¿Por qué no había huído? ¿Por qué descabalgó? ¿Por qué “carajo” cargó desarmado con un simple palo contra soldados perfectamente equipados y motivados? ¿Por defender a la damisela en peligro? ¿Por principios? ¿Por ser un héroe? ¿Por qué era lo correcto?
Ya no importaba, la damisela y él mismo yacian desangrándose, uno al costado del otro, casi como amantes, atravesados por bayonetas forjadas al otro lado de los Pirineos. Le quedó el consuelo de que, aun no pudiendo salvar la vida de la muchacha, que boqueaba con desesperación a su lado, otras varias si lo habían logrado junto con sus amigos y compañeros. Gracias a su “entreteniemiento” pudieron llegar a lo que aun resistía de las líneas hispanas.

Fin de las “historietas” heroicas de la Historia.
¿Les gustaron? A muchos, y muchas, seguro que si. A otros muchos, y otras muchas, les parecerán imágenes bárbaras y salvajemente inhumanas de otras épocas igualmente bábaras, salvajes e inhumanas, amén de totalmente ajenas a su vida y contexto habitual. Seguro.
Lástima que el mundo real se empeñe en contradecirlos. Pero bueno, finalmente, Cecilio, preguntarán, las “batallitas” esas, ¿a que “carajo” vienen?
Tranquilos. Ahora lo verán, también “historieta” a “historieta”, como les dije y advertí, deberían haber buscado lecturas más gratificantes. El avisa no es traidor. Sigo enojado por si no lo habían notado.

Pasemos al idílico mundo “ideal” y “pacífico” del presente.
La noche del sábado se registraron dos actos terroristas en la ciudad de Londres que dejaron un saldo de una decena víctimas mortales  y cinco veces más de heridos. Los tres bárbaros fueron abatidos en apenas 8 minutos tras su primera agresión. Un aplauso para las fuerzas del orden del Reino Unido, buen trabajo.
Pese a la tragedia, la jornada también dejó relatos de heroísmo y ayuda mutua como los que siguen. Les ruego que los comparen con las Historias anteriores, quizás muchos no vean similitudes, quizás otros si vean paralelismos, quizás incluso piesen.

Historia 1. Un jugador de rugby.
Un policía que estaba durante su día libre fue uno de los primeros en atender la escena del atentado, el agente resultó apuñalado al tratar de detener a uno de los tres atacantes haciéndole un simple placaje de rugby, deporte que practica. El policía resultó herido y se encuentra en condición crítica después de sufrir lesiones de cuchillo.

Historia 2. El policía novato y su bastón.
Un oficial de la Policía Británica de Transporte, TBP, que lleva solo dos años en la institución, se enfrentó a los atacantes armado sólo con su bastón. Resultó gravemente herido. El agente fue uno de los primeros que llegaron a la escena y recibió puñaladas en la cara, la cabeza y la pierna, al intentar detener la furgoneta.
Mostró enorme coraje ante el peligro, al igual que muchos otros que estaban en la escena y se apresuraron a ayudar. A pesar de resultar seriamente herido, fue capaz de enfrentarse a los atacantes armado sólo con su porra, fuera de la estación de London Bridge.

Historia 3. Cocinero defendiendo la puerta.
Sergio Fariña propietario del Arthur's Hoopers en Borough Market puso a reguardo en el interior de su restaurante a unas 40 personas, uno de los terroristas intentó entrar y el mismo Sergio forcejeo y resistió hasta que el asesino desistió. Sergio pudo ver el cinturón de explosivos falso pero no retrocedió por lo que evitó que se produjera una masacre en su local.

Historia 4. Los enfermeros que salvaron a una mujer
En el restaurante El Pastor en Stoney Street, en el área de Borough Market, uno de los atacantes apuñaló a una mujer en el pecho. Un cliente que trabajaba como enfermero y asistió e introdujo a la mujer en el local, donde lograron protegerse. Con la ayuda de un amigo, también enfermero, evitó que la víctima muriera desangrada en el lugar.

Historia 5. Generosidad y apoyo.
Algunos londinenses compartieron el hashtag #SofaForLondon, sofá para Londres, en las redes sociales para ofrecer refugio, tazas de té, cargadores de celular, alguien para conversar o un espacio para dormir. Los trabajadores del bar Royal Oak dieron refugio a unas 150 personas después del ataque.
Después de los ataques, también hubo historias de generosidad de gente que apoyó a los servicios de emergencia brindando agua o alimentos a los policías que trabajaron intensamente esa noche. Trabajadores de supermercados ofrecieron suministros a los oficiales de policía el domingo por la mañana. El gerente de un McDonald's cerró el restaurante al público para  entregar el resto de alimentos y cajas de agua a los servicios de emergencia.

Historia 6. Los taxistas.
Un taxista en el Puente de Londres en el momento del ataque, al ver que apuñalaban a una mujer, intentó atropellar al agresor, por desgracia el atacante lo esquivó, pese a todo se ganó tiempo para muchos otros. Otros taxistas sacaron a cualquier persona atrapada en el área del puente. Otro conductor alertó a una joven estudiante de enfermería que estaba en un cajero de que el atacante estaba cerca de ella; la joven corrió tan rápido como pudo y logró resguardarse en un almacén.

Historia 7. El Héroe de la Patineta.
Ignacio Etxebarria estaba con sus amigos, regresando de una tarde de patineta, cuando observó a uno de los terroristas apuñalando reiteradamente a una mujer, sin dudarlo agarró su monopatín y cargó, si, leyeron bien, “cargó” a golpear al asesino. Lo último que recuerdan sus amigos es como era apuñalado por la espalda por otro de los criminales. Ni siquiera de frente y de uno en uno pudieron con él.

¿Comparaciones odiosas?
¿Qué han visto? ¿Comparables las Historias? ¿Si? ¿No?
Cada conciencia debe juzgar si existe o no esa similitud, según época, cultura y cisrcunstancias.
Yo tengo la mía.

¿Indefensión aprendida? ¿Avergüenza luchar por la vida?
Esa es la “excusa” que hoy en día alegan muchos, y muchas. Vivimos en una época civilizada, todo se arregla de “buen rollo”, charlando civilizadamante. Tal como esos miles de casos aislados de enajenados vienen a demostrar, todos se detuvieron ante la primera persona que se lo indicó civilizada y educadamante. Faltaría más. ¿No les recuerda una película de Silverter Stallone y Wesley Snipes? ¿Demolition Man? Aquello de “ciudadano, o ciudadana, permanezca inmovil”, “propicios días” y demás “mundo de Yuppy”.
Pues bien, noticia de última hora, Yuppy no tiene mundo, es tan fantástico e imaginario como Narnia, Mordor, Klingon, Tattooine, etc.
En el nuestro, esa canica azul, verde, cada vez menos, y ocre, cada vez más, hay, existen, viven, hordas de orcos, trolls, tropas del imperio, borg y demás escoria que si no se les detiene se comen cuanto decente y honesto existe en esa maltratada canica.
Y como no hay un señor policia en cada esquina de nuestro mundo real, como no poseemos el poder de leer los malos, ni los buenos, pensamientos de todo aquella basura bípeda que vive y respira con el único deseo de abusar, matar, dañar, atemorizar y todo lo negativo que se les ocurra; como nada de ese mundo perfecto y seguro existe, a veces, no muchas, pero cada vez más, les toca a los simples y bien pensantes ciudadanos actuar de primera línea de combate.
¿No les gusta? Lástima, a Mama Naturaleza, Papa Universo y Abuelos Mundo Real les importa algo así como… nada. El mundo, el ser humano, y todo lo que envuelve a ambos, como decía un viejo oficial en Afganistan,  “es lo que hay señores y señoras, y no hay más”.
Y para eso, ¿saben que cosa?, toca desempolvar unas cosas arcaicas, antiguas, que no tienen Bluetooth, ni wifi, ni Apps, ni email, web o enlace. Nada de eso tienen.
Alguno preguntará, ¿pero existen cosas así aún? La verdad no lo se, conozco las mias, las de Uds… Uds sabrán.
¿De que hablo?
-       Principios.
-       Valores.
-       Coraje.
-       Honor.

Una pequeña selección entre otras muchas cosas. ¿Les suena alguna? ¿Si? ¿No? ¿Tal vez?

Principios.
La definición más aceptada de Principios, y si, con mayúscula, es:
- Conjunto de creencias, normas, que orientan y regulan la vida de la organización. Son el soporte de la visión, la misión, la estrategia y los objetivos estratégicos. Estos principios se manifiestan y se hacen realidad en nuestra cultura, en nuestra forma de ser, pensar y conducirnos.

O sea, y parafraseando a mi hija que de pequeña me decía que no usara palabras “farmaceuticas”, es todo aquello que nos dice que está bien y mal en nuestra sociedad. En la sociedad en la que nos tocó vivir y decidimos permanecer. La vida es algo sagrado, sin duda lo es para casi todas las sociedades y religiones. Religiones y sociedades que a día de hoy, siglo XXI, solo una hace apología de asesinar a todo aquel “infiel” que no se someta.
En el resto de sociedades la vida es sagrada, vista como vista, se acueste como y con quien se acueste, viva como viva, crea en lo que crea, rece como y a quien rece, en definitiva, toda la vida es sagrada.
Y si alguien atenta contra esos Principios toca defenderlos, porque, no lo olviden, eso es cosa de todos. Los Principios no son solo cosas de militares, policias, personal entrenado, gente trasnochada, es cosa de todos y cada uno de nosotros, como ciudadanos de una sociedad. Sociedad mejor o peor, imperfecta siempre como todo lo humano, pero nuestra. Sociedad que hemos hecho crecer con sangre y dolor de miles de años y seres. Con sufrimientos de parto lento y doloroso. Donde millones han muerto y se han sacrificado, voluntaria o involuntariamente, para  que ahora tengamos una forma de vida civilizada y segura.
Y ¿saben que más? Si cada uno de los ciudadanos de esta sociedad no defiende cada milímetro de esos Principios, es un milímetro menos para el futuro. Y un futuro sin Principios no existe, no se equivoquen.

Valores.
Valores viene del latín “valere” lo que significa “ser fuerte”. Este vocablo alude a todos aquellos Principios que le permiten a los seres humanos mediante su comportamiento realizarse como mejores personas; es decir son esas cualidades y creencias que vienen anexadas a las características de cada individuo y que ayudan al mismo a comportarse de una forma determinada. Los valores posibilitan la determinación de nuestras prioridades, y ayudan a encaminar la vida del ser humano a una autorrealización; estas creencias permiten elegir a ese mismo ser humano entre una situación u otra, o entre una cosa u otra.
Los Valores morales corresponden a las acciones o comportamientos correctos o incorrectos, permiten diferenciar el bien del mal, de lo que se debe y lo que no, lo justo de lo injusto; por ende se puede decir que los valores involucran nuestros sentimientos y emociones; como por ejemplo cuando amamos o valoramos el amor y aborrecemos el odio; cuando estamos de acuerdo con la paz y no con la guerra; cuando valoramos la libertad contra la esclavitud. Cada individuo debe identificar sus Valores, y al hacerlo se dará cuenta de lo que realmente es importante para él.
Para mantener los Valores, y Principios, necesitamos actitudes y conductas, ya que es la manera en la que se actúa en un momento determinado, de acuerdo a lo que creemos, sentimos y valoramos. Los Valores son valiosos por lo que son, es decir por lo que pueden llegar a significar o representar en una sociedad dada, y no por lo que se opine de ellos.
Entre los Valores más comunes en toda sociedad humana se pueden mencionar: responsabilidad, respeto, audacia, compromiso, compasión, consistencia, competitividad, cortesía, creatividad, confianza, disciplina, justicia, bondad, lealtad, apoyo, gratitud, entre muchísimos otros que Uds pueden añadir.

Coraje.
Una sencilla palabra, Coraje. Con ella podemos ver dos significados aparentemente antagónicos para muchos, y que para mi, y otros seres humanos, espero que muchos, en realidad son complementarios.

- Valor, decisión y apasionamiento con el que se acomete una acción, especialmente con que se acomete al enemigo o se afronta un peligro o una dificultad.
- Rabia, enfado o disgusto, especialmente el que causa no haber podido evitar una situación o suceso adversos.

Es una palabra curiosa, ya que es prestamo del francés del siglo XIV, “courage”, que significa valentía; a su vez derivado del latín “cor”, corazón. Las dos acepciones del sustantivo surgen de corazón y están relacionadas con el área de los sentimientos.
Como podemos ver, etimológicamante pertenece a la familia de “corazón”. Y si a cualquier ser vivo se detene el corazón, ¿qué ocurre? Así es, se muere.
¿Qué le ocurre a una sociedad sin coraje para defenderse? ¿Para defender sus Principios y Valores? ¿Para defenderse como individuos de esa sociedad? Sin coraje, etimológicamente hablamos de corazón no lo olviden, esa sociedad perece. Punto.
¿No me creen? Roma, Aztecas, Persas, China Imperial, España Imperial, Sacro Imperio Románico Germánico… ¿sigo?
Por cierto, coraza, la palabra, tiene el mismo origen etimológico. Qué curioso, ¿no creen?

Honor.
Esta si se considera hasta despreciable y trasnochada a día de hoy por tantos y tantas. Somos tan banales que confundimos Honor con la la simple reputación, y esta con fama y notoriedad.

- Cualidad moral que impulsa a una persona a actuar rectamente, cumpliendo su deber y de acuerdo con la moral.
- Respeto y buena opinión que se tiene de las cualidades morales y de la dignidad de una persona.

Honor viene del latín “honos”, “honoris”, describiendo cualidades como rectitud, decencia, dignidad, gracia, fama, respeto, etc. que deben tener las personas que ejercen un cargo público. De ahí también las palabras honesto, honrado, honradez, honra, honorable, etc.
“Deben tener”, que no es lo mismo que “tienen”. Dicho esto solo piensen una cosa más, todas las cualidas morales descritas son las que deben marcar nuestra hoja de ruta en la vida, y la brújula de la misma ruta debe ser nuestra conciencia.
Y si, ya se, conciencia propia hay poca y cada vez menos, lo se, no me lo recuerden.

Ya termino.
Principios… Valores… Coraje… Honor…
Y sí, sigo emputado y encabronado, porque solo veo críticas, comentarios partidistas, acciones interesadas, usos comerciales y comentarios fuera de lugar.
Veo todo eso y muy pocas acciones que busquen no perder ni una sola gota del sacrificio y esfuerzo de tantos en la Historia del Mundo y de unos pocos en la del hecho del sábado en Londres.
Ahora si quieren hablo de otras ciudades, París, Madrid, Berlín… tengo muchas, Londres solo fue la gota que colmo mi “sindrome de China” personal.

[size=150]DEDICADO.[/size][/b]
Dedicado a todos las heroinas y héroes que con cada acto cotidiano de Coraje y Honor mantienen vivos los Principios y Valores de nuestra Sociedad. Principios y Valores por los que tantos se han sacrificado a lo largo de la Historia.

Dedicado en particular a dos Héroes del momento:

Don Ignacio Echeverría, mi Héroe del Monopatín, su corazón tomó el control de su Coraje para defender con Honor sus Principios y Valores, muriendo por una desconocida que el fondo somos todos, con lo que en definitiva … murió por nosotros. No son los medios, las armas, el equipo, somo nosotros la medida de lo que debemos hacer, de lo que es correcto y de lo que debemos pagar. Y el pagó… pagó por todos.


Don Victor Sánchez, policía local comprometido e infatigable con su Deber, tambien con mayúscula. Cumplió con su Deber, libremente elegido, de proteger y servir a la Sociedad que le dio sus Principios y Valores, y lo hizo con Coraje y Honor hasta el último segundo de su vida. Don Calderón de la Barca dijo, “… porque aquí a lo que sospecho no adorna vestino al pecho,  que el pecho adorna al vestido…”. Hoy todos sus compañeros, de unidad, de profesión, de Deber, miraran su propio uniforme pensando que sin duda Victor le imprimió una nueva capa de Honor.

Y no, ciertamente Victor no fue en Londres, fue en otro de los frentes de la guerra entre barbarie y civilización.

Mas tránquilo me atrevo a decirles lo mismo de siempre, cuidense y cuiden de los suyos.
Háganlo con Principios, Valores, Coraje y Honor.

Gracias por leer hasta el final.

4
¿Psicología Táctica? o ¿Preparación Mental?

Por Cecilio Andrade.


“En el arte individual de la guerra, también sucede que un adversario pierda el ritmo en el combate y empiece a derrumbarse. Si no aprovecha esta oportunidad, el adversario se recobrará y empezará a presentarte dificultades. Es esencial seguir con atención cualquier pérdida de posición por parte de tu contrincante, para impedirle que se recupere.” Así de claro y contundente lo plasmó Miyamoto Musashi con sus letras y acciones a lo largo de su vida. Una máxima guerrera lo resume aun más, “haz trampa siempre, vence siempre”. Por trampa debemos entender emplear todo lo que nos permita vencer y regresar con los nuestros. Un enfrentamiento, un combate en el mundo real no admite segundos puestos, vences y sobrevives, pierdes y eres muerto, en el peor de los casos alguien de los tuyos, o uno de esos ciudadanos que hemos jurado proteger, lo hace. Recuerdo en este momento a un antihéroe, del mundillo del espectáculo del wrestling, en el particular Menphis de los años 50, imaginen el entorno, llamado Monroe “Sputnik” Merrick Elvis. Pues bien, dicho personaje fué infinitamente más directo al refinar ese concepto, aunque no tengo muy claro si lo por él descrito es aplicable en la políticamente correcta sociedad actual, ”Vence si puedes, pierde si debes, siempre haz trampas y si te derrotan, márchate después de aniquilarlo todo”. Ahí les dejo sus palabras, Uds verán como aplicarlas, si son aplicables obviamente.



Mejor regresaré a un entorno menos escatológico, más acto para las mentes bienpensantes y amables del mundo actual, dominado por el amor y la comprensión, de besos con lengua y abrazos entre AK rosas de Hello Kitty. Vamos, que hablo del maravilloso mundo de yuppie que nos toca vivir. ¿Cómo? ¿Qué no? ¿No es de yuppie? Vaya, inocente de mi.
Según Sir Winston Churchill "Cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás." La Historia, con mayúscula, nos enseña siempre. El bíblico Eclesiastés lo expresó en su apartado 1:9, “Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol.” Ya ven, palabras divinas para indicar cosas cotidianas, quien lo diría, ¿verdad? Pero, ¿las sabemos aplicar? ¿Sabemos aprender? Según Claude Bernard “Lo que creemos que ya sabemos es a menudo lo que previene que aprendamos.” Si a ello añadimos que “Los que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada”, ya detectamos lo que falla en el mundo. ¿A que sí? Por cierto la última cita es de George Bernard Shaw.
Vivimos en un mundo de miedos, y no hablo de terrorismo, de ataques amok, de guerras, de pagar impuestos, de ser atropellado, de ir a cenar con los suegros, no, no me refiero a nada de eso. Me refiero al miedo de perder la imagen, de no dar la pauta que la sociedad nos exige, no lograr alcanzar esas metas que nos han impuesto otros. Ese es el mundo de miedos del que hablo, de los miedos defininidos con las apariencias y el ego. Ralph Waldo Emerson creyó que “El conocimiento es un antídoto para el miedo”, y añadió “El que no está conquistando todos los días algún miedo no ha aprendido el secreto de la vida.” Si tenía, y tiene, razón, prefiero dejarselo a Uds, a su propio criterio personal.
Karl Ludwig Börne sugirió que “Deshacernos de un engaño nos hace más sabios que aferrarnos a una verdad”, algo que siempre he creido correcto. Bueno, siempre siempre no, digamos más bien que es así desde aquel momento en el que la vida real me supo poner en el lugar adecuado, para que acabar reventándome el hocico contra el siguiente muro, virtual o físico, que mi ego creyó necesario atravesar con la cabeza por delante. Que les voy a contar, ya saben, cosas de esas del tipo “no hay coj…, perdón, gónadas.” Que mal hablado me estoy volviendo con la edad, copón.
En fin, “Cuanto más vivo, más aprendo. Cuanto más aprendo, más me doy cuenta de lo poco que sé.” Lo que gustan las bandas sonoras compuestas por este hombre. ¿Quién? Disculpen, me refiero a Michel Legrand


La importancia de la preparación mental en el profesional armado.
 A un agente del orden público, un integrante de una unidad especial, un soldado en misión de pacificación o de combate, o para un negociador intentando salvar todas las vidas posibles, es sumamente importante tener en cuenta esta particular rama del saber humano. La Psicología, ciencia del alma, de la vida o de la conducta, se encuentra siempre en la encrucijada de dos conocimientos divergentes: filosofía y ciencia. Se trata de una bifurcación no resuelta hoy en día.
Hablando del uso de armas de forma ética y legal, que alguien se atreva a afirmar que con tal o tales tácticas, técnicas, o formas de actuación se consigue triunfar siempre y en toda ocasión, es no solamente una afirmación más que dudosa, si no que además raya la inconsciencia. Y en el caso de un instructor podría considerarse casi delictivo. O sin casi.
Unas acciones son mejores que otras, es óbvio, algunas son claramente erróneas, muchas funcionan en según que casos, etc. Las únicas reglas invariables y firmes son, primero adaptabilidad, y segundo el uso del menos común de los sentidos, seguro ya saben a cual me refiero, al sentido común.
Al ser este tipo de operaciones tan variables, rápidas, fluidas y sorpresivas, es imposible marcar unas reglas inmutables. Lo que ahora funciona, un metro más allá puede ser mortal. La dispersión que se produce en este entorno es enorme en el ámbito táctico, no métrico. Lo que el jefe de equipo observa a un lado del pasillo, no es lo mismo que observa el hombre que se encuentra situado 50 cm. por delante.



La suerte no existe
Debemos aprender a confiar en las decisiones y actuaciones de nuestros hombres y/o compañeros, sean correctas o no, debemos adaptar nuestras acciones a las del equipo. Cualquier otra actitud solitaria, de Rambo o de divino, llevará el sello del fracaso de la misión. Cualquier reproche o corrección serán dejadas para después de la operación.
Es necesario instruir, e instruirnos, para ser flexibles y adaptables. Viejas expresiones del tipo “siempre lo hemos hecho así”, “así se lo he visto hacer a tal unidad”, “tú no pienses, ya lo hacen por ti”, en este entorno resultan mortales, individual y en equipo, por definición.
El operador debe tomar decisiones, correctas o no, sin dudar, ya que lo único realmente incorrecto en este tipo de acciones es la duda. Si dudamos estamos muertos, con nosotros nuestro compañero que queda sin apoyo, y por extensión nuestro equipo que quedará incompleto, operativamente hablando, y por supuesto los ciudadanos a los hemos jurado proteger.
Nos instruiremos para a tomar esas decisiones sin dudar, y adaptar cualquier orden táctico según las circunstancias y situación puntual, permitiendo ser todo lo flexible y adaptable que se requiere en este tipo acciones.
En resumen, localizaremos y estudiaremos todas las variables posibles de cada una de las posibles situaciones que nos podamos encontrar. Solo así podremos tomar las decisiones, y actuar, de una forma segura para uno mismo y por extensión para el equipo y el ciudadano.
Recordando que la suerte en este trabajo no existe, debemos crear un clima de perfeccionamiento continuo. La perfección que nace de un entrenamiento realista, continuado y profesional, tratando por todos los medios de orientar esa formación, adistramiento e instrucción en una sola dirección.
Entrena como trabajas,
trabaja como entrenas.


Con esta idea en mente, y en el día a día, jamás se cometen errores, ya que solo sabremos hacerlo de una forma… la correcta. La que se genera de una manera instintiva, natural e inmediata, sin pensar en lo que debería o no debería hacer.

La forma correcta.
Pero cuidado, todo lo anterior no debe ser una excusa más para otro ultraconservadurismo e inmovilismo, debemos estar siempre abiertos a mejorar y a modificar cualquier aspecto de nuestro trabajo, si el cambio, previo estudio detallado y exhaustivo, significa mejorar nuestro rendimiento y seguridad.

“La Estrella de la Supervivencia”
Hay otra cuestión importante con la que estamos obligados a trabajar, y por lo tanto considerar en nuestros entrenamientos, el grado de alerta.
Existe una máxima samurai que concreta perfectamente el grado de alerta al que un operador armado ha de someterse siempre, “el samurai desde que sale por la puerta de su casa, hasta que regresa a ella, actúa como si estuviera a la vista de algún enemigo”. No se trata de fomentar la paranoia, sana o insana, desde estas líneas, pero… ¿saben que? los paranoicos también tienen enemigos.
De una forma un poco más mundana, cualquier agente reconoce que el peligro está continuamente ahí. Sin duda debemos reconocer que es imposible trabajar de forma continuada con un grado elevado de alerta, nos agota y hace perder la concentración, por lo que consecuentemente se degrada el nivel de alerta que buscamos mantener. Es por ello que es necesario trabajar en un nivel moderado y controlado, siempre con la predisposición para elevarlo.
En referencia a cualquier acción armada, surge siempre una pregunta: ¿Qué factores son los que intervienen en la supervivencia de un operador en una situación de alto riesgo?
Realmente es la interrrelación de cinco factores primordiales, resumidos gráficamente por el marshal de los Estados Unidos Rudolf Friederich, en lo que él denomina “La Estrella de la Supervivencia”.



Podemos ver en la misma, los cinco puntos sobre los que ya logramos comenzar a trabajar y a pensar, y que convertirán una situación de alto riesgo en otra favorable a nuestra supervivencia. Por cierto, estos mismos cinco puntos son perfectamente aplicables para un ciudadano ante una agresión callejera, un policía de barrio, un patrullero en misión de paz o una unidad de asalto especial.
-       Táctica.
-       Preparación física.
-       Equipo.
-       Conocimientos técnicos.
-       Preparación mental

Sin olvidar eso imponderable que se llama  azar.
Pero entremos en un poco más de detalle en el tema:

Tácticas
La primera variable a tener en cuenta es la del concepto táctico correcto. Tácticas adaptadas a los entornos probables de actuación, a los adversarios, al equipo con el que contamos, a los compañeros, etc. Pero que se resumen en dos palabras concretas, a saber, adaptación y naturalidad.
La mejor táctica del mundo fracasará si fracasamos en el intento de adaptarla al entorno en el que nos encontremos.
E igualmente, si somos incapaces de actuar correctamente de forma natural y espontánea.
En el momento que debemos pensar y estudiar cada movimiento, nuestra mente no estará enfocada en la localización de los posibles adversarios, con lo cual reaccionará tarde ante cualquier situación que se nos presente.
Pero antes de continuar, veamos un apunte de historia y de psicología, que con toda seguridad ya conocen de tan repetido.

Principio O.O.D.A. del coronel John Boyd.
Un veterano piloto de combate, en la ya lejana Guerra de Corea, el coronel John Boyd, se encontró con la amarga constatación de que sus hombres eran abatidos por los pilotos norcoreanos con mucha más frecuencia de lo deseable.
Preguntándose el por qué de este problema y sobre la forma de evitarlo, llevó a cabo un profundo y extenso trabajo encaminado a reducir los índices de derribos. Buscando el cómo de las reacciones de sus pilotos en el combate aéreo, realizó un profundo y exhaustivo estudio de los tiempos de reacción del ser humano. Este estudio es válido y aplicable para cualquier faceta de la vida de todo ser humano, no solo para un TopGun a los mandos de un F14 TomCat.
Todo el enorme estudio llevado a cabo por el coronel Boyd puede resumirse en un acrónimo. O.O.D.A., o lo que es lo mismo:
-       Observar.
-       Orientar.
-       Decidir.
-       Actuar.

Tanto si vamos a cocinar, dar una vuelta en bicicleta, pilotar un Lamborghini Huracan o el ya citado F14, reaccionar contra un agresor que descubre su arma, o incluso planear y/o actuar en un asalto, pasamos por estos cuatro pasos previos sin excepción.



Veamos un ejemplo muy cotidiano para explicarlo.
Como conductores a menudo nos hemos cruzado con otros conductores no tan responsables como presumimos serlo nosotros. Uno de estos individuos puede surgir de una calle adyacente a nuestra dirección de marcha sin detenerse, ni tan siquiera mirar.
En tal caso, circulando tranquilamente, primero observamos un vehículo que se incorpora a nuestro carril de forma intempestiva y peligrosa. Nuestra mente interpreta de inmediato la imagen que los ojos le envían, se orienta. Entonces, en base a esa información toma una decisión, y por último nuestro cuerpo reacciona y actúa, frenando y/o desviando el vehículo que conducimos.
Estos son los mismos pasos que seguiríamos ante una agresión armada.
Observamos al agresor, nuestra mente se orienta definiéndolo como un riesgo, decide actuar empleando el arma que portamos, tras lo cual nuestro cuerpo actúa moviéndose y dirigiendo nuestra respuesta.
Los tiempos de reacción suelen considerarse de forma general en torno a 0.25 segundos para cada paso, dando un tiempo total de un segundo.
Este lapso cronológico puede aumentar o disminuir según múltiples factores: salud, cansancio, sueño, nivel de entrenamiento, preparación mental, capacidades físicas, nivel de riesgo preasumido, nivel de autoconfianza, etc.
Evidentemente cuanto mejor nos encontremos físicamente, cuanto mayor nivel técnico, de concienciación y confianza en uno mismo poseamos, menor será el tiempo de reacción. Todo ello junto con el que quizá sea el punto clave que marca la diferencia a saber, hablo de las experiencias previas.

Experiencias previas
A muchos les asombrará que el operador mejor entrenado y más preparado del mundo se puede quedar paralizado la primera vez que alguien le apunta con un arma. O cuando escucha por primera vez disparos dirigidos contra su persona. La experiencia es un grado solemos escuchar muy a menudo, sin darle mayor importancia a dicho comentario, pero realmente es cierto.
Sin experiencias previas nuestro cerebro tarda en reaccionar, alargando los tiempos de observación, orientación, decisión y actuación. De ahí la enorme importancia que posee un entrenamiento lo más realista posible, sin llevar a extremos suicidas por supuesto.
Aún así, recordando un viejo axioma bélico, ningún entrenamiento, por más perfecto y realista que sea, reemplazará a la experiencia de defender la propia vida o la de terceros.
Respecto a los otros cuatro puntos de la estrella, éstos no requieren explicaciones tan lasgas.

Preparación física
Una forma física aceptable, sin necesidad de ser atletas olímpicos, permitirá reaccionar con mayor prontitud, tener mejores reflejos en argot común, así como mantener el nivel de estrés de una forma controlable para nuestro organismo y mente.

Equipo acorde y adaptado
Si el equipo no es cómodo en su porte, es excesivamente pesado, nos falta algo importante, no es práctico, impide un rápido uso del mismo y, sobre todo, si lo sabemos, todo ello frenará la efectividad de nuestras actuaciones.

Conocimientos técnicos
Así mismo, desconocer el arma, ser incompetentes en su empleo, manejo y capacidades, generará que nuestra eficacia se vea muy mermada o sea prácticamente nula, aunque todos los otros puntos estén perfecta, y teóricamente, cubiertos.
Todas nuestras habilidades deben ir en consonancia con las tácticas a emplear, ya sea en una acción de autodefensa como en un asalto de alto riesgo.

Preparación mental
Por último, nuestra mejor y más eficaz arma, es la mente. Como ya quedó escrito, si ésta, se encuentra total y completamente concienciada de su correcta capacidad o nivel de respuesta, de su perfecto entrenamiento y sobre todo de su capacidad para sobrevivir a toda costa, entonces tenemos realmente un 80 por cien de posibilidades de salir airosos de cualquier situación imaginable.



Somos tan fuertes y eficaces como nuestra mente crea serlo. Pero, eso sí, siempre y cuando el trabajo de educación de esa mente haya sido realista y consecuente, sin falsos objetivos ni autoengaños. Nuestro principal enemigo podemos serlo nosotros mismos, principalmente a través del estrés, pero este es un tema que exigiría un trabajo mucho más extenso. Resumiendo, la concatenación de los cinco puntos citados, forma un bloque único, en el que si uno solo de ellos falla el conjunto se resiente.
Conseguir que esa estrella forme un todo con nuestro trabajo diario, único, coherente, realista, en continua evolución y adaptación, capaz, etc, es algo no solo difícil, si no muchas veces imposible. El ambiente laboral, social y político, por un lado, junto con los problemas personales del día a día de todos, pueden mermar capacidades hasta el punto de incapacitarnos para generar una respuesta adecuada a una situación de alto riesgo.
Es por ello que quizás necesitemos intentar ser más exigentes con nosotros mismos, como operadores, para regresar a casa cada día y abrazar a nuestros seres queridos, sin dejar, a la vez, de realizar el trabajo que se nos ha encomendado de forma segura y eficaz.
Nuestra mente será siempre nuestra mejor aliada, o nuestra peor enemiga. De nosotros depende.

Psicofisiología de un disparo.
Este apartado estará dedicado a revisar como influyen las respuestas psicofisiológicas del organismo en realización a un disparo. Veremos como repercuten en nuestros disparos factores como la tasa cardíaca, la respiración y en general el nivel de activación fisiológica. También propondremos algunas técnicas y ejercicios que nos ayudarán a controlar en la medida de lo posible estas variables, todo ello orientado a optimizar nuestros resultados como tiradores.
Pero no podemos abordar el aprendizaje de estas técnicas sin tener unos conocimientos mínimos sobre la forma en la que interactúan las variables implicadas, por ello realizaremos una primera aproximación a su estudio desde  la premisa de que cualquier conducta, por simple o compleja que sea, es la resultante de un triple sistema de respuestas a tres niveles: cognitivo, fisiológico y motor.
-       El nivel de respuesta cognitivo hace referencia a los pensamientos, ideas, sentimientos, reflexiones, etc. que experimentamos durante la realización de la conducta.
-       El nivel de respuesta fisiológico hace referencia a las respuestas que se producen en nuestro organismo al nivel de los sistemas nervioso autónomo, circulatorio, linfático, excretor, respiratorio, etc. durante la realización de la conducta.
-       Por último el nivel de respuesta motor se refiere a los movimientos, contracciones, desplazamientos que se producen en nuestro sistema muscular y esquelético durante la realización de la conducta.
El conjunto resultante de la combinación de este triple sistema de respuestas es lo que constituye nuestra conducta como un todo. Si bien para su descripción la división entre un sistema u otro está bien definida, en realidad su interdependencia es muy alta de forma que no se puede considerar nunca la actuación de uno de los niveles separadamente de los demás. Precisamente esta íntima interdependencia de los tres niveles de respuesta es lo que nos va a permitir influir sobre uno de ellos por medio de la actuación sobre otro distinto.
Ante una situación sobre la que percibimos en el ámbito cognitivo que nuestro nivel de control es bajo, por ejemplo algo tan normal un examen oral sobre una materia que no dominamos, fácilmente generaremos pensamientos negativos asociados al probable fracaso, esto repercutirá sobre nuestro estado emocional produciendo reacciones fisiológicas como elevación de la tasa cardiaca, sudación, sequedad de boca, tensión muscular, etc., asociadas con la sensación de ansiedad, que a su vez producirá conductas motoras conducentes a reducir los niveles de tensión, por ejemplo frotarse las manos.
Para combatir ese estado de tensión, podemos intentar equilibrar el sistema bien mediante estrategias cognitivas, pensamientos positivos: “el examen será fácil”, “el nivel no es muy alto”, “voy a tener suerte”, “estoy tranquilo”; o mediante la relajación del sistema motor, músculos esqueléticos. Un procedimiento u otro reducirá los niveles de activación fisiológica al reducir las emociones y las sensaciones ligadas a la ansiedad, lo que a su vez, al restablecerse los niveles fisiológicos alterados producirá sensaciones de reposo que se traducirán en menor tensión del sistema motor y disminución de los pensamientos negativos, en un circuito controlado.
Otro procedimiento seria actuar directamente a nivel del sistema fisiológico mediante la ingestión de alguna substancia tranquilizante, ansiolítico. Por este procedimiento experimentaríamos una sensación de calma a nivel fisiológico y motor que se traduciría a nivel cognitivo por el estado emocional de calma.
Este circuito es una simplificación. En realidad existen muchas más variables que intervienen en cada uno de los niveles, pero cuya descripción escaparía a los propósitos de este texto. Lo importante es recordar que nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestro organismo se influyen recíprocamente en un ciclo continuo de interacción.

Nivel de activación.
Cualquier acción de combate pueden generar altos niveles de ansiedad y de angustia que, a su vez, pueden afectar a los procesos fisiológicos y cognitivos, de forma tan drástica que la ejecución se deteriore, incluso hasta niveles incapacitantes.

Cualquiera de nosotros, a lo largo de nuestra vida, probablemente hemos experimentado una subida del ritmo cardíaco, boca seca, sensación de “malestar en el estómago”, temblor muscular o incapacidad para fijar con claridad los pensamientos. En estas condiciones quizá nos hemos planteado que “estábamos demasiado tensos” y que por eso no podíamos pensar con claridad. Por otra parte quizá en otras ocasiones nos hallamos encontrado tan abatidos que apenas nos apetecía hacer nada.



Todo esto nos lleva a plantearnos la existencia de un nivel de activación por debajo del cual “nos faltan fuerzas” y otro que, una vez rebasado, hace que “no demos pié con bola”. Para explicar estos fenómenos hemos de recurrir a la utilización del concepto de nivel de activación o, en términos psicológicos, arousal.
El arousal debe entenderse como una propiedad energizante del Sistema Nervioso Central, e.a. SNC, responsable del aprovechamiento de los recursos del cuerpo ante las diversas actividades que desarrolla.
El estado de arousal de un individuo puede percibirse como una variación a lo largo de un continuo que iría desde el coma profundo en uno de los extremos hasta el mayor grado de excitación en el otro, por ejemplo durante un ataque de pánico.
Para facilitar la comprensión del concepto imaginemos el motor de un vehículo. El motor puede estar más o menos acelerado. La aceleración de un motor puede medirse en revoluciones por minuto. Pues bien, la intensidad del funcionamiento del “motor humano” se evalúa mediante el nivel de arousal que una persona presenta en un momento determinado. Del mismo modo que el motor de un vehículo sufre o se calienta cuando se le exige un trabajo por encima o por debajo de las revoluciones adecuadas, la intensidad ideal del arousal humano debería ser acorde con las demandas requeridas por la tarea.
El arousal se refiere tanto al nivel de actividad de los distintos sistemas fisiológicos como al nivel de actividad cerebral, que regula la utilización de los recursos energéticos del organismo. Cuando los niveles de arousal suben bruscamente o llegan a grados de activación muy elevados se disparan diferentes sistemas de alerta que indican al SNC que de alguna manera se está “forzando la máquina”, reacción de alarma, Síndrome General de Adaptación, del mismo modo que el indicador rojo del cuentarrevoluciones de nuestro vehículo nos hace ver que el motor está “pasado de vueltas” cuando se sobrepasa un determinado valor de aceleración. Si mantenemos el nivel de activación, igual que si mantenemos la aceleración del motor, a pesar de las señales de alarma, el sistema seguirá funcionando durante un tiempo que dependerá de nuestra capacidad de resistencia. Posteriormente, cuando las reservas energéticas comiencen a agotarse, el sistema volverá a lanzar señales de aviso sobre la posibilidad de un colapso, Reacción de Estrés, añadiendo además intentos de detener su funcionamiento, calambres musculares, vómitos, mareo, etc. Si persistimos en el sobreesfuerzo el sistema se detendrá provocando el colapso.
El siguiente esquema intenta representar los diferentes estados de arousal de un organismo visualizándolo como si se tratara del cuentarrevoluciones de un vehículo.
 


Relación entre el nivel de Arousal y la ejecución.
Cada tipo de actividad requiere un determinado nivel de activación. Del mismo modo que, continuando con el símil del vehículo, las revoluciones del motor deben ser acordes con la velocidad y las características del terreno, no se requiere el mismo nivel de activación para la realización de una tarea de precisión que para afrontar un asalto de boxeo. Por otra parte, cada persona tiene un nivel propio de rendimiento óptimo para cada tarea.
No obstante existen estudios que avalan la hipótesis de que la relación entre el nivel de arousal y el rendimiento en la ejecución sigue una función en forma de “U” invertida, como se muestra en la figura.
 


Esta hipótesis predice que a medida que el nivel de arousal aumenta de somnolencia a alerta, hay un progresivo incremento en la eficiencia de la ejecución. Sin embargo, una vez que el arousal continúa su incremento más allá de la alerta, hasta un estado de alta excitación, se produce un descenso progresivo en el rendimiento. Por tanto esta hipótesis sugiere que las conductas se realizarán con la máxima eficiencia en un estado óptimo de arousal. Lo cual nos lleva a intentar determinar cuál es nuestro nivel óptimo para realizar el disparo y poner en marcha las estrategias disponibles para llegar a ese nivel de arousal.
Por otra parte existe un fenómeno que quiero reseñar ya que incide directamente sobre la ejecución, y relaciona el nivel de activación con el nivel de aprendizaje o destreza alcanzado en la ejecución de una tarea. Esté fenómeno viene descrito por la Teoría del Impulso, que de una forma muy resumida viene a decir:
-       En el repertorio de conductas de una persona existen respuestas para una misma tarea que difieren entre sí en el grado de dominancia, es decir, unas respuestas estarán más dispuestas a producirse que otras. Por ejemplo, un soldado que esté siendo instruido como tirador de arma larga, aunque tenga experiencia con armas de caza, tiro al plato, etc., tendrá que aprender nuevas posiciones, nuevas formas de encarar su arma, nuevas formas de ejercer presión sobre el disparador, etc. diferentes a las que ya tenía asimiladas en su experiencia previa. Al principio del adiestramiento las viejas respuestas competirán con las nuevas que está aprendiendo y deberá hacer un mayor esfuerzo de atención para sustituirlas, ya que la “fuerza del hábito” de las viejas respuestas es mayor que la de las nuevas que aún no están consolidadas.

Pues bien, lo que la Teoría del Impulso expresa es que la Ejecución (E) es una función multiplicativa de la fuerza del Hábito (H) y del Impulso (I), entendiendo por impulso el nivel de activación o arousal:

E = H x I

De esta manera, lo que la teoría predice, es que si se eleva el nivel de arousal las respuestas con mayor “fuerza de hábito” se presentaran con mayor probabilidad, ya que se verán más afectadas por el efecto multiplicativo del arousal.
Luego siguiendo el ejemplo de nuestro policía, soldado, protector, etc.,  sí se enfrenta a una situación de disparo con un nivel de activación por encima del nivel óptimo, lo más probable es que encare su arma y dispare “como toda la vida lo ha hecho”, en lugar de poner en práctica las técnicas que le pretendemos enseñar.
Todo esto debemos enlazarlo con lo tratado anteriormente sobre aprendizaje, teniendo perfectamente claro que éste no habrá finalizado hasta que las respuestas adecuadas posean una gran fuerza de hábito, tal y como ocurre en los niveles de ejecución automática ya vistos. Sin olvidar que este aprendizaje debe ser puesto a prueba bajo niveles crecientes de activación, hasta que pueda asegurarse una ejecución eficaz incluso bajo estados de estrés.
En breve seguiré presionándolos con más textos aburridos y pesados.
Cuidense y cuiden de los suyos.

Centroamérica, Mayo 2017.[/right

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Espanol Discussion / Enseñar, instruir, transmitir… ¿educar?
« on: April 14, 2017, 10:16:28 AM »
Enseñar, instruir, transmitir… ¿educar?

Por Cecilio  Andrade

Hace unos días leí un gran artículo, realmente debí decir “otro gran artículo”, del Maestro José Ángel Soguero, me hizo pensar en muchas cosas. Como Maestro que és, amén de bendecido por las Musas, José Ángel supo plasmar mucho con su teclado,  “cosas” que no le asombrarían a una bendición de la humanidad como fué Albert Einstein cuando dijo, “El Maestro ha de gozar del menor poder coactivo posible, lo cual significa que el respeto del estudiante ha de resultar de una valoración de las cualidades humanas e intelectuales del Maestro, (…) Sólo aquel que se consagra a una causa, con toda su fuerza y alma, puede ser un verdadero Maestro. Por esta razón, ser Maestro lo exige todo de una persona.” Todo es lo que se exige a si mismo José Ángel, buscando lo que expresó Santo Tomás de Aquino, perdona mi pagano amigo la comparación pero el saber no entiende de “fides”,  “El verdadero Maestro es aquel que ayuda al alumno a alcanzar la perfección.”
Muchos me acusarán de ser demasido oriental a la hora de recordar citas, lo cual no es cierto, lo mismo me acuerdo de Gandhi, “La Historia es el mejor Maestro con los discípulos distraídos.” Que de alguien 100% hispano y patriota con Don Baltasar Gracián, del que me vienen a la mente dos citas muy acordes con la entradila de hoy, 
“Ninguno hay que no pueda ser Maestro de otro en algo,” y la que plagio siempre que me dejan “No hay Maestro que no pueda ser discípulo.”
La importancia de transmitir algo más que técnicas más o menos correctas no es algo de hoy, se que lo saben. El historiado Henry Brooks Adams comentó que “Un Maestro afecta a la eternidad; nunca sabe donde termina su influencia.”  Un Maestro de verdad muestra el Camino, tal y como lo mostró en vida Sensey Hidetaka  Nishiyama, “El Maestro, el buen Maestro, muestra a los estudiantes su propio Camino. Este Camino solo puede encontrarse a través del seguimiento del Shihan, el compás, el Maestro. Los estudiantes que intentan encontrarlo por su cuenta jamás descubrirán este tesoro.”
Hoy en día todo éxito se mide en cuestión de ceros en un cheque o transferencia bancaria, pero Bill Gates observó que  “El éxito es un pésimo Maestro que seduce a la gente a pensar que no puede perder.” Despues de todo alguien tan occidental como Sir Francis Bacon recalcó,
“El dinero es un buen sirviente, pero un pésimo Maestro.” En fin, me quedo con Lao Tsé cuando dijo aquello tan fuera de la moda actual, 
“El Maestro mantiene su mente, (…) El buen hombre es el Maestro del malo, y el mal hombre es la lección del bueno.” Despues de todo, en este mundillo, sobre el que intento escribir y transmitir, de armas, violencia, agresiones y enfrentamientos nunca buscados, recuerden que hablo de, por y para los “buenos”, de buenos guerreros, ya vistan traje y corbata o de modo “casual, de 5.11 style o de azul o de mitetizados oficiales, “El guerrero que esté en la posición de volverse maestro debe andar siempre despierto para así coger su centímetro cúbico de suerte.”  Y eso lo dijo un antropólogo, Don Carlos Castañeda, no un instructor de moda lleno de parches y velcros.
Terminaré la entradilla de hoy con una cita de Tenzin Gyatso, 
“Se dice que nuestro enemigo es nuestro mejor Maestro. Al estar con un Maestro, podemos aprender la importancia de la paciencia, el control y la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.” ¿No reconocen quién es este señor? Quizás les suene más como la cabeza visible del Budismo Tibetano, su Océano de Sabiduría, traducción del mongol-tibetano al castellano de un título más conocido por todos, Dalai Lama. ¿Pedante por mi parte? Seguramente si. No me disculpen, insisto.


Dentro de la metodología de la instrucción táctica, civil, policial o militar, el instructor no debe limitarse a proporcionar únicamente conocimientos técnicos. Su acción ha de ir más allá de lo estrictamente técnico y profesional. Debe llegar a lo humano y educativo, a lo ético y moral, a los principios y valores de usar la violencia por necesidad y no por intereses.
Todos los profesionales que confían en un instructor llegan con unas inquietudes y necesidades de conocimientos para su propia superación, e incluso supervivencia, en el desarrollo de sus funciones. Independientemente de su edad y experiencia, deben ver en el instructor un modelo a imitar, depositario de una autoridad indudable. En este marco, la labor del instructor consiste en compaginar autonomía y dependencia, de tal modo que favorezca la maduración de sus alumnos, quienes en sus diversos puestos tendrán responsabilidades varias, dónde tendrán que tomar decisiones así como cumplir órdenes en base a los conocimientos adquiridos.
El instructor, en definitiva, cumplirá su papel de educador y guía de alumnos, creando de forma continua, con su comportamiento y métodos utilizados, una situación en la que los alumnos obtengan conocimientos y normas de comportamiento para que, finalmente, aprendan a ejercer reflexivamente sus responsabilidades.

¿Pedagogía?
La palabra pedagogía no suele ser muy bien comprendida a día de hoy, al menos en el ámbito “tactico” que tratamos, analicémosla un poco antes de pasar a temas más especificos y técnicos.
La palabra proviene del griego paidagōgeō que es la suma de paidíon, niño, y ágō/agōgós, guía, conductor, lo que nos deja el significado literal de "dirigir al niño". Tanto para niños como para adultos es la ciencia que tiene como objeto de estudio la educación con la intención de organizarla para cumplir con determinados fines, establecidos a partir de lo que es deseable para una sociedad o grupo, es decir, el tipo de ciudadano o individuo que se quiere formar. Pertenece al campo de las Ciencias Sociales y Humanas.
En la antigua Grecia el pedagogo era el esclavo encargado de acompañar al niño hasta la Palestra. Y, sorpresa, la Palestra era parte de la escuela de lucha en la Grecia Antigua. Los eventos que no requerían mucho espacio, como la lucha y el boxeo, se practicaban allí. La Palestra funcionaba independientemente o como una parte de los gimnasios públicos. Una Palestra podía existir sin pertenecer a un gimnasio, pero ningún gimnasio podía existir sin tener una palestra.
La Palestra fué una característica prominente de la sociedad griega, el significado de la competición atlética traducida a la importancia del edificio en sí mismo. No olvidemos que la lucha fué uno de los más importantes, antiguos y extensamente difundidos de los deportes del mundo griego. Con el paso del tiempo, el papel de la Palestra como espacio educativo y social fue también aumentando. Aunque la Palestra continuó funcionando como escuela de lucha, también albergaron conferencias y discusiones filosóficas e intelectuales, y en este papel educativo asumió gradualmente el control de la función del edificio. Los suelos y paredes de la Palestra eran adornados con famosos atletas, dioses y héroes. La música era a menudo parte de los entrenamientos y las competiciones. ¿Notan similitudes en la actualidad?
Volviendo y ampliando el término que nos ocupa, el objeto de estudio de la Pedagogía es la educación, tomada esta en el sentido general. También es posible encontrar la palabra “formación” como objeto de estudio de la Pedagogía, siendo “educación” y “formación” vocablos sinónimos en tal contexto. A nivel general la formación es el proceso de preparación de la persona para la vida. Por eso es que algunos autores consideramos que formación y educación son sinónimos. No obstante, otros indican que una leve diferencia está en que la formación hace énfasis en el objeto y la educación en la aspiración que se desea alcanzar. Matices sin lugar a dudas. En lo que a este trabajo hace referencia los considero como conceptos sinónimos.
En este contexto, la educación tiene como propósito incorporar a los sujetos a una sociedad o grupo, teniendo en cuenta que dicha sociedad o grupo poseen pautas culturales y profesionales propias y características. Es decir, la educación es una acción que lleva implícita la intencionalidad de un mejoramiento progresivo que permita al individuo desarrollar todas sus potencialidades. Immanuel Kant  propone para la Pedagogía la confección de una disciplina científica, teórica y práctica, que se base en principios, experimentación y reflexiones sobre prácticas concretas. Durkheim, al referirse a la educación, expresa que es materia de la Pedagogía y es indispensable construir un saber por medio de la implementación de reglas metodológicas, que sea garante del carácter científico de dicho conocimiento.
Como curiosidad, y tambien con mi característica ironía y sarcasmo, de la palabra griega luego latinizada como pedagogo surge la actual palabra castellana pedante, con el significado de aquel que con algunos, pocos o nulos conocimientos suele presumir de sabiduría, es decir alguien o algo que aparenta ser intelectual. Sin duda este tipo de personalidad suele fascinar a los ignorantes, seguro que no les digo algo que desconocieran. Por tal motivo les emplazo, como algo muy importante, a distinguir en la vida real, y día a día, la palabra pedagogo de su derivada peyorativa pedante, algo tan difícil de discernir en el saturado mundillo “tactico” actual.
Ampliando un poco el concepto, tanto el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, como el Diccionario Salamanca de la Lengua Española, definen a la Pedagogía como la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza. Teniendo como objetivo proporcionar guías para planificar, ejecutar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje, aprovechando las aportaciones e influencias de diversas ciencias, como la Psicología, en referencia al desarrollo, personalidad, inteligencia educativa, social, etc.; la Sociología, la Antropología, la Filosofía, la Historia y la Medicina, por nombrar algunas. Es por ello que el pedagogo se traduce como el profesional que ayuda a organizar mejores sistemas y programas educativos, con el objetivo de favorecer al máximo el desarrollo de las personas, los grupos y las sociedades. Estudia la educación en todas sus vertientes: escolar, familiar, laboral, social y cultural.
En resumen, podría decirse que la Pedagogía es la ciencia cuyo objeto de estudio es la formación de la personalidad del individuo. Las tendencias actuales se dirigen a que esta educación sea integral, es decir, en todas las dimensiones del individuo.

Normas pedagógicas básicas.
Existen algunas normas de carácter pedagógico que se deducen de la experiencia en todos los campos a instruir, formar y educar, y por tanto también al que nos ocupa, el trabajo de instrucción táctica.
-       Interes y esfuerzo por conocer y comprender a los alumnos.
o   Como primera medida práctica es necesario conocer desde el principio el nombre de los alumnos. Ellos agradecerán esta muestra de interés y se sentirán inclinados a cooperar y mantener una relación positiva con el instructor, para quien han dejado de ser un simple número.
-       Cuidar especialmente la primera impresión, sólo será posible una vez.
o   Preparar siempre la primera sesión con especial cuidado. El primer contacto con los alumnos es muy importante. Por ello, debemos presentarnos a nosotros mismos y a la asignatura con brillantez y eficacia.
-       Contestar todas preguntas.
o   Inspirar confianza contestando las preguntas o reconociendo con nobleza que en ese momento ignoramos, o no recordamos, la respuesta.
o   Como pauta general, es preferible que las preguntas que interesan a un solo alumno se le contesten fuera de la hora de clase para no interrumpir en exceso el curso de la misma
-       Mantener la suficiente reserva y compostura.
o   Ser entusiasta en nuestra labor.
o   El saber estar en nuestro lugar no debe suponer “encasillamiento", sino al contrario, una plataforma de acción desde la cual establecer contacto para comunicarnos con los alumnos.
o   El alumno admira al instructor que sabe mantenerse con la formalidad que debe, sobre todo, durante las horas de trabajo.
-       Evitar las preferencias.
o   Mantener una actitud correcta, firme y cordial hacia la clase.
o   El exceso de confianza que haga que se incline el instructor hacia el más simpático y/o hábil, aunque que quizá no posea otras cualidades, da una deplorable impresión en el resto de los compañeros.
-       No poner en ridículo a sus alumnos.
o   Nunca dañar la autoestima de un alumno humillándole ante los compañeros.
o   Hacer en privado todas las reprensiones y en público todas las felicitaciones.
-       Ser puntual.
o   Debemos empezar y terminar las clases a la hora prevista.
o   Evitará molestias a otros instructores.
o   Proporcionará a los alumnos el descanso fijado y aprovechará el tiempo disponible para la enseñanza.
-       No emplear palabras obscenas o chabacanas.
o   El empleo de un vocabulario impropio demuestra carencia de preparación o habilidad para expresarse correctamente, dando la sensación de que se recurre a este sistema para ocultar la falta de competencia.
-       Ser capaz de hacer el trabajo que enseña y de hacerlo bien.
o   Preparando anticipadamente la sesión, sin confiar en la improvisación.
o   No hay mejor sistema para perder la confianza de los alumnos que dar justificaciones o no saber realizar bien una acción.
o   Debemos hacer las cosas por nosotros mismos antes de pretender enseñarlas a una clase.
-       Alentar la instrucción para la acción, siempre y cuando sea posible.

3 simples consejos prácticos.
1.     Prepararse a sí mismo.
-       Preparar una guía que indique cuándo y dónde tendrá lugar la sesión, qué alumnos serán instruidos y qué medios serán necesarios.
-       Examinar cuidadosamente el objetivo a alcanzar con cada sesión. Para ello, estudiar las condiciones de ejecución y los requisitos a alcanzar.
-       Asegurarnos de que sabemos ejecutar la tarea nosotros mismos. De lo contrario practicarla por cuenta propia hasta dominarla.
-       Elegir la forma más apropiada de impartir la tarea.
-       Preparar una guía de “tiempo y actividades" que marque la actividad concreta a realizar en cada momento de la sesión.
-       Practicar y/o ensayar la explicación previa de la tarea que se dará a los alumnos.

2.     Preparar los medios.
-       Recopilar el material y equipo necesario, asegurandose que funciona y está operativo.
-       Buscar medios audiovisuales o similares.
-       Adecuar el lugar para impartir la sesión.

3.     Preparar a los alumnos e instruirlos.
-       Explicar a los alumnos qué es lo que se va a instruir y con qué grado de exigencia.
-        Hacer hincapié en las medidas de seguridad para evitar accidentes.
-       Si se necesitan conocimientos previos antes de abordar la sesión, hacer un repaso de los mismos.
-       Hacer un breve test inicial a los alumnos para hacerse una idea de los aspectos de la tarea en los que debemos insistir especialmente.
-       Realizar una demostración previa de lo que se pretende alcanzar.
-       Realizar evaluaciones, en función del tiempo disponible, a todos o algunos alumnos, sobre el contenido de la sesión.
-       Anotar los resultados de dicha evaluación y tenerlos en cuenta para el futuro.

Práctica imaginada.
Como señalába en el actual y pretéritos trabajos, el aprendizaje de una destreza es un proceso tanto mental como físico. Sin embargo tradicionalmente se ha puesto mayor énfasis en los aspectos físicos de cualquier tipo de adiestramiento, desatendiendo con bastante frecuencia los aspectos cognitivos, mentales, del aprendizaje motor.
Las investigaciones recientes, en el ámbito de la psicología deportiva, demuestran que el aprendizaje de una destreza motriz es posible mediante el simple pensamiento dedicado a la ejecución de la misma. Existe también evidencia de que el mejor aprendizaje se obtiene cuando las prácticas físicas y mentales se combinan, en lugar de utilizar únicamente uno de los dos procesos.
Una técnica de reconocida eficacia, sobre todo en el ámbito deportivo, es la denominada Sofrología. Esta práctica imaginada consiste, en líneas generales, en la elaboración mental de imágenes que reproducen la secuencia de la tarea. En nuestro caso consistiría en imaginar vivamente la situación de enfrentamiento, evocando en nuestra imaginación el ciclo de enfrentamiento paso a paso.
Esta técnica requiere un entrenamiento progresivo de la imaginación, ya que su eficacia dependerá del realismo con que vivamos la situación imaginada. Por ello abordaremos de nuevo este tema en el punto dedicado a la influencia de aspectos cognitivos, donde detallaré un método práctico para la elaboración de imágenes.

Mecanismos de refuerzo.
He dejado deliberadamente este punto para el final porque considero que su importancia es crucial para que el aprendizaje tenga éxito.
La ejecución de una destreza motriz como puede ser la realización de un disparo perfecto, ante una situación de vida o muerte, no deja de ser una forma de conducta aprendida. El primer principio del aprendizaje nos señala que la conducta está fuertemente determinada por las consecuencias que produce. En el establecimiento y fortalecimiento de un patrón de conducta, las respuestas que conducen a consecuencias gratificantes son fortalecidas, por lo que su probabilidad de repetirse en el futuro aumenta. Por el contrario, las respuestas que conducen a consecuencias no gratificantes, o negativas, disminuyen su probabilidad de aparición en el futuro, tendiendo a eliminarse del repertorio de respuestas.
Un refuerzo es una consecuencia que produce un incremento en la probabilidad de aparición de esa respuesta buscada. Su opuesto, el castigo, es una consecuencia que produce una disminución en la probabilidad de aparición de la respuesta indeseable. Tanto refuerzos como castigos pueden ser positivos y negativos.
-       Un refuerzo positivo será aquél que produce gratificación, proporciona algo bueno, por ejemplo una palmada en la espalda.
-       Un refuerzo negativo sería aquel que producirá alivio, pondría fin a una cosa mala, por ejemplo levantar una sanción.
-       Un castigo positivo sería aquello que nos produciría malestar, proporciona algo malo, por ejemplo una crítica.
-       Un castigo negativo sería aquello que nos produce malestar por la retirada de refuerzo positivo, nos quita algo bueno, por ejemplo la anulación de un premio.

Otro concepto importante antes de pasar a la aplicación práctica de todo esto es el concepto de valor de un determinado refuerzo. El valor de un refuerzo está relacionado con la importancia emocional que tiene para nosotros. La respuesta emocional asociada con un refuerzo repercute directamente en nuestra motivación para realizar una conducta, e influye decisivamente en la rapidez de aprendizaje de una conducta.
Por ejemplo, aquellas consecuencias que tienen una importancia decisiva para nuestra supervivencia producen una gran activación emocional y por tanto aumentan de motivación para el aprendizaje, o desaprendizaje, de una conducta. Así el niño que introduce accidentalmente sus dedos en un enchufe, recibiendo una descarga, castigo positivo, aprenderá de una sola vez que no debe repetir esa conducta.
Bien, una vez expuestos estos conceptos básicos sobre los principios del aprendizaje veamos la forma en la que pueden ser aplicados para la instrucción.

Ejemplo de situaciones de Refuerzo y Castigo.
El instructor debe ser en un principio quien controle las fuentes de refuerzos y castigos, en el sentido psicológico de los términos, para fomentar el desarrollo de las respuestas que mejoren el nivel de ejecución y para eliminar los errores que conduzcan a fallos en dicha ejecución. Posteriormente cuando el aprendizaje ha finalizado debe realizarse la transferencia del control de sus propios refuerzos al individuo, para evitar la dependencia de una fuente externa de suministro de refuerzos.
Los principales procedimientos de utilización de refuerzos en el adiestramiento consisten por una parte en el diseño de situaciones de aprendizaje que proporcionen consecuencias positivas para los alumnos, y por otra la administración de una retroalimentación oportuna y adecuada durante la ejecución.
Por ejemplo, si diseñamos los primeros ejercicios de tiro de tal manera que los alumnos consigan unos resultados muy pobres, la comprobación de sus impactos en la línea de blancos tendrá la connotación de un castigo positivo, ya que producirá una decepción en los aprendices que se encontrarán poco motivados para la realización de los siguientes ejercicios. Ello, unido a que aún no se ha consolidado un nivel de conocimientos técnicos que les permitan saber cuál ha sido la razón de su fracaso, puede generarles sentimientos de incapacidad para la realización de la área y, por tanto, deseos de rendirse y abandonar.
Por el contrario si hemos diseñado los ejercicios en grado de dificultad creciente, de forma que con las primeras técnicas impartidas se puedan obtener buenos resultados a distancias razonables, la comprobación de su agrupamiento en el blanco funcionará como refuerzo positivo, que consolidará las técnicas aprendidas hasta ese momento. Si a medida que aumente el nivel de instrucción aumentamos la dificultad de los ejercicios, el alumno siempre intentará mantener sus resultados para obtener el refuerzo consecuente, produciendo un efecto de progreso continuo.
Incluso un fracaso, una agrupación desastrosa por ejemplo, en este punto, no será vivido como un castigo positivo, ¡soy un p*** desastre!, sino como un castigo negativo, ¿qué ha fallado?, ya que estaba acostumbrado a tener buenos resultados y ahora se encuentra con que no los ha obtenido. En este caso los efectos son completamente distintos a los que veíamos en el caso anterior. El alumno sabe que puede hacerlo mejor porque de hecho ya lo consiguió antes, lo que ha variado han sido las condiciones de ejecución, y la conclusión a obtener es que se trata de una tarea más difícil que requerirá un mayor nivel de perfección, lo que sirve como fuente de motivación para tratar de superarse.
Quizá me halla extendido excesivamente en este punto pero creo que el conocimiento de los principios que subyacen a la forma en que nos comportamos, es muy importante tanto para la programación de un programa de adiestramiento por un instructor, como para la propia reflexión que debe realizar el alumno cuando experimenta sus progresos, éxitos y/o fracasos.
Para terminar este punto simplemente indicar una serie de premisas que son importantes para la utilización de los mecanismos de refuerzo durante el aprendizaje.
-       El refuerzo/castigo debe ser aplicado inmediatamente después de la realización de la conducta que se quiera reforzar o suprimir. Con la demora disminuyen los efectos del refuerzo.
-       El castigo produce efectos colaterales no deseables para el aprendizaje, como puede ser la disminución del nivel de autoestima y, por otra parte, puede convertir en desagradable la situación de entrenamiento. Por lo tanto utilizaremos siempre que podamos refuerzo en lugar de castigo.
-       Los refuerzos no tienen el mismo valor para todas las personas. Es una labor del instructor detectar aquellos refuerzos más eficaces para cada uno de sus alumnos.
-       Un refuerzo que se suministra continuamente pierde su valor, por lo tanto hay que dosificar su empleo para administrarlo de forma intermitente.

Entrenar eficazmente. ¿Cómo se logra?
Muchas veces tras un curso surge algo que aparentemente es un poco incongruente, surgen más preguntas. Es evidente que si el curso es como debe ser, se responden muchas cuestiones, pero lo que no es tan evidente, pero si muy real, al menos en todos aquellos que tengan verdadero interés, es que nos surgen muchísimas cuestiones nuevas. A veces incluso esas cuestiones, madurando con el tiempo, nos dirigen a muchas más preguntas de las que teníamos antes de realizar cualquier curso.
Y eso, créanme, es lo mejor que podemos desear de un buen curso, salir con nuevas cuestiones que nos lleven a otras nuevas. Terminar un curso pensando que todo está respondido, todo claro y definido, que nada mas hay… algo falla, en nosotros o en el curso.
La cuestión principal es a veces la mas olvidada ¿Cómo debemos entrenar lo aprendido? Esto tan simple es lo más difícil, no el conocer nuevas, o no tan nuevas, técnicas. Repetir ejercicios de forma mecánica, por muy recomendados que estos sean, no es buen sistema a priori. Como muchos están hartos de oírme y leerme, la adaptación es la mejor llave para la evolución y la mejora.
Lo tradicional es ir al campo de tiro y repetir punto por punto cada ejercicio que se realizó en el curso, o mejor dicho, repetir lo que “recordamos” de esos ejercicios. Pero esto genera dos situaciones problemáticas, la primera es el estancamiento y la segunda que la memoria nunca es fidedigna del todo.
De la primera situación hablaremos en un momento. Respecto a la segunda, a veces es tan sencillo de solucionar como crear y mantener un grupo de entrenamiento que nos permita intercambiar los datos recogidos por cada uno y sumarlos.
En un enfrentamiento hay tres puntos básicos importantes, hay muchos más, lo sé, no se enojen por mi simplificación, pero nos centraremos en tres, movimiento, encare y disparo. Todo lo demás, alineamiento, encare, presión, interrupciones, etc., podríamos incluirlo, de forma muy genérica como subpuntos de los tres primeros. Por favor, consideren este párrafo como una reducción teórica para mi planteamiento y exposición, nada más. Cada punto y subpunto es lo suficientemente importante en si mismo como para merecer un estudio pormenorizado e individual.
Para todos está claro que la capacidad de resolver con éxito un enfrentamiento es más una cuestión de capacidad personal que de la cantidad de munición que se ha gastado previamente. Es decir, es mentira el viejo aforismo que la diferencia entre un buen tirador y otro malo es un camión de munición. Lo cierto es que la diferencia está en cómo ha aprovechado esa munición, no en el camión. La vieja disputa calidad versus cantidad.
Es fácil ser un maestro de la precisión contra un blanco inanimado e inmóvil, mucho más cuando uno mismo permanece tranquilo e igualmente inmóvil. Pero las cosas cambian brutalmente cuando enfrente se encuentra un individuo, o individuos en el peor de los casos, armados, móviles y decididos a dañarnos.
Es por ello que además de dedicar un tiempo a agujerear cartones, entrenar en seco y compartir experiencias, debemos también invertir parte de nuestro tiempo en entrenamientos de presión, del tipo fuerza contra fuerza, Force on Force.
Les insisto en la irrealidad del aforismo del camión de munición. Con un programa de entrenamiento serio y realista, trabajo metódico en seco, ejercicios de Force on Force, y un sano y claro sentido común, mi experiencia me demuestra que con un par de sesiones de fuego real al mes es factible mantener la capacidad y aptitud de control del arma para salir airoso de un enfrentamiento armado. Al menos es suficiente para todos aquellos que no pertenezcan a una unidad de elite.
Ahora algunos preguntarán, “OK Cecilio, te haré caso ¿cómo reparto ese tiempo?”
Mi consejo es emplear sobre el 85% del tiempo trabajando en seco, interactuando con el arma, tácticas y con ejercicios del tipo Force on Force. Manteniendo al principio una dinámica de 20% para el trabajo en seco, otro 20% para el Force on Force, y un 45% para las tácticas con armas. Estas cifras dependen del nivel de cada profesional. Evidentemente al principio es importante dominar el manejo del arma, primando el trabajo en seco. Y acercándonos a las cifras marcadas según se vayan mejorando las habilidades y capacidad individual.
Si gastamos menos munición, por lo tanto dinero, y el entrenamiento es más eficaz ¿Por qué no se entrena así?
El entrenamiento en seco es normalmente solitario, aburrido y monótono, para muchos al menos, y por lo general se piensa que tras dominar un movimiento, ¿para qué seguir perdiendo el tiempo en repeticiones de algo que ya conocemos?
¿El Force on Force? Bueno, aquí lo que sufre mucho es el ego, pero sobre esto solo se puede decir una cosa, en el día a día del profesional armado el ego es mejor dejarlo debajo de la cama. Por otra parte es más cansado y requiere el apoyo de compañeros para hacerlo eficaz, sobre todo para que nos permita una retroalimentación eficaz.
Estos ejercicios Force on Force no implican un combate o contacto del tipo de la lucha libre, ni mucho menos. Se puede variar la intensidad, en realidad “se debe” variar la intensidad siempre, independientemente de nuestro supuesto nivel técnico y físico. Ello nos permitirá además poner a prueba nuestras habilidades adquiridas gracias al trabajo en seco
Ya llegamos, por fin. ¿Tiro real? ¿Cuándo? ¿Cuánto?
Sobre un 10%, nunca más del 15%. Es más importante adquirir la capacidad de manipulación eficaz del arma que agujerear mil veces un cartón.

Mnemotécnia.
Para terminar, si gustan de emplear reglas mnemotécnicas espero esta les sirva.
Nuestro cerebro … la mejor arma.
Nuestra capacidad de afinarlo … la mejor herramienta.
Nuestras habilidades … la mejor baza.
Nuestra entrega … la mejor medalla.
Nuestra humildad … la mejor posibilidad de supervivencia.
[/i]

Por lo demás, cuídense y cuiden de los suyos.


Centroamérica, Abril 2017.

6
Espanol Discussion / Re: Mexico
« on: March 27, 2017, 08:17:45 AM »

El 17,18 y 19 del presente mes de Marzo se impartió con grandes y exitosos resultados los siguientes cursos en el campo de Las Mesas  organizados por PST Capacitaciones.

Curso uno: Tiro a Distancias Extremadamente Cortas.


Curso Dos: Tiro con Vehículos.


Curso Tres: Tiro Para Oficiales De Protección.


¿Lo mejor?

La calidad personal extrema de los alumnos, independientemente de su capacidad técnica y habilidades previas.

Ellos son los protagonistas.

Gracias.

7
Espanol Discussion / Re: Argentina
« on: February 28, 2017, 08:58:24 AM »
Cursos saturados pero aun así gracias a la profesionalidad y disciplina no se perdió ni un minuto ni un byte de información.

Decir que fue una magnífica experiencia es ser muy muy muy parco en adjetivos.









Gracias a cada uno de los participantes.

Hasta pronto... amenazo con buscar regresar.

8
¿Y ahora con Fisiología? ¡Por favor! ¡Sólo disparemos!

Por Cecilio Andrade

Según Leonardo da Vinci “El aprendizaje nunca agota la mente”, me consta que si lo hace, a unos más que a otros si somos justos. Quizás el gran genio pretendía decir que no se agota el ansia y deseo de saber más, el espíritu de mejora y aprendizaje. Pero la masa gelatinosa contenedora de ese espíritu y voluntad, sin duda se agota. Despues de todo estarán de acuerdo con Ray LeBlond y que “Aprendes algo todos los días si prestas atención”, por más que Margaret Mead matizara “He aprendido el valor del trabajo duro trabajando duro”.
Ya que “No aprendes a caminar siguiendo reglas. Aprendes haciendo y cayéndote”, porque “Siempre estoy haciendo lo que no puedo hacer para poder aprender cómo hacerlo”, y sin duda “Cuando una persona es rechazada, atormentada, derrotada, tiene la oportunidad de aprender algo”. Richard Branson, Pablo Picasso y Ralph Waldo Emerson, respectivamente, con toda seguridad sabían perfectamente de que hablaban.
Aprender implica actuar y decidir. Nadie aprende por “ciencia infusa”, ni puede delegar su aprendizaje en otros, debe decidir y actuar conscientemente para hacerlo efectivo. Es un ejercicio de voluntad sin lugar a dudas, ya que “El aprendizaje no es un deporte de espectadores” nos dice Blocher. La mayoría de las veces cuando no logramos aprender, a la velocidad y nivel donde nuestro ego se siente cómodo y feliz, buscamos excusas, edad, tiempo, costumbres y un largo etcétera, ya saben, “quien quiere algo de verdad busca razones, quien realmente no lo desea busca excusas”. Sin duda muchos, y muchas, conocen mi muy politicamente incorrecta frase favorita sobre las excusas, “son como el culo, todos tenemos uno, y, en ambos casos, a todos nos huele mal”. Ni que decir tiene que Benjamin Franklin lo supo expresar mejor que este malhablado que les escribe, y por ende maleducado juntaletras pseudotáctico, “Ser ignorante no es tanta vergüenza como no tener la voluntad de aprender”.
En fin, según Confucio “No puedes abrir un libro sin aprender algo”, algo con lo que estoy total y completamente de acuerdo, sea el libro que sea, el tema que sea, el autor que lo escriba, algo nos enseñará, aunque tan solo sea como no queremos escribir, como no queremos pensar ni actuar, que otras ideas circulan ajenas a las nuestras, etc. Por cierto, sobre el asunto de pensar y aprender también nos advirtió Confucio, “El que aprende pero no piensa está perdido. El que piensa pero no aprende está en gran peligro”.
Poniendo los pies de nuevo en el terreno firme y sólido de lo práctico e inmediato me viene a la mente un comentario de Maya Angelou, “El coraje es la más importante de las virtudes porque sin coraje no se pueden practicar otras virtudes consistentemente”. Sin duda, en el egocéntrico mundo actual, aprender de verdad, requiere realmente mucho coraje y virtud.



Como ya comenté en algún que otro artículo anterior, muchos textos técnicos son realmente eso, textos técnicos para personal técnico. La mayoría de las veces por ser dirigidos a personal muy especializado con unas necesidades profesionales muy concretas. Pero también existen otros trabajos no tan especializados que siendo dirigidos a personal menos técnico, y con necesidades más de “andar por casa”, se vuelven quizás enrevesados y engorrosos para muchos profesionales. En estos casos muchas veces es mejor buscar un ideal término medio.
Como comunicadores, instructores y profesores se debe intentar hacer más accesible los temas, por muy específicos que sean, a modo de un primer paso que genere el interés suficiente para introducir, al oyente y alumno, en trabajos más especializados de grandes profesionales. Veamos si lo logro.
Antes de entrar en como reacciona nuestro organismo ante el estrés y la ansiedad, respecto a la Biología y la Fisiología, analicemos un poco la acción de nuestra mente actuando sobre el organismo, pensamientos y emociones versus cuerpo físico de animal mamífero, primate sin pelo para ser más descriptivo.

Mente y cuerpo, ¿polos opuestos?
Ansiedad y estrés son muchas veces consideradas sinónimas, sin duda su interrelación es muy íntima y profunda, así como  sus efectos muy similares a nivel corporal, pero no siempre son lo mismo ni surgen por la misma  vía o razón.
Ante una entrevista para un empleo muy necesario, una reunión con un, o una, “ex” con el que no terminamos del todo bien, un trabajo para el que no estamos seguros de estar capacitados, un policía o militar que entra en una zona que sabe no es segura y no seguramente no será bien recibido, etc., es muy común sentir ansiedad y que esta acabe desembocando en un cuadro de estrés.
Ante un ataque por sorpresa, una agresión, un “susto” en lenguaje coloquial, directamente sentimos ese estrés, sin pasar por la fase de ansiedad, que normalmente aparece posteriormente.
Obviamente estoy siendo muy “general”, resumiendo quizás demasiado para el criterio de un profesional de la Psicología, por lo que me adelanto a pedir disculpas sobre ello.
En un sencillo y asequible “andar por casa” la ansiedad se apoya en cuatro puntos, a saber:
-       Lo que pensamos, anticipadamente.
-       Lo que estos pensamientos afectan a nuestras emociones.
-       Lo que estas emociones afectan a nuestro organismo.
-       Y como se comporta nuestro cuerpo y mente a consecuencia de ello, nuestro proceder o respuesta.


Como podemos observar estos cuatro pasos parten de un punto inicial, pensar, y estos pensamientos anticipan situaciones negativas.
El cerebro recibe muchísima más información de la que podríamos procesar conscientemente, eso quedó claro en trabajos anteriores. Y si bien este proceso es una gran ayuda a la supervivencia en general, muchas veces nos genera otros problemas, como la ansiedad. Si la comparamos con un iceberg, esta sería tan solo lo ínfimo que asoma a la superficie.
En ocasiones mucha información es demasiada información, lo que nos lleva a alcanzar conclusiones, y acciones, erróneas y negativas. Normalmente es el sistema consciente el que se equivoca, el subconsciente solo analiza y llega a conclusiones frías y concretas, como ya vimos en un artículo precedente, es nuestro consciente el que no interpreta correctamente la información que nos hace llegar el subconsciente. También vimos, en aquel mismo artículo previo, los problemas y trabas que nuestra cultura y educación pone a esa información, así como a su interpretación.
La ansiedad surge del pensamiento, ¿recuerdan cuantas veces les han dicho, “es solo un pensamiento, no puede dañarte”?, y desde esa ansiedad podemos llegar a un cuadro de estrés. Pero el estrés por una agresión directa y sorpresiva no pasa por el primer punto de ansiedad, el pensamiento consciente ya no actúa, entrando en liza directamente las emociones. Ante un ataque el orden sería:
-       Al ser atacado aparecen determinadas emociones, normalmente sorpresa e incredulidad.
-       Estas emociones actúan sobre nuestro organismo generando reacciones químicas, hormonales y nerviosas.
-       En base a esas reacciones orgánicas, junto con los instintos innatos y adquiridos, así actuamos y respondemos físicamente.

Ya podemos afirmar, llegados a este punto, que ansiedad y estrés no son lo mismo, aunque si suelen ir de la mano y apoyándose íntimamente.
Respecto a los factores pensamiento y emociones poco puedo decir que no hayan leído, oído, aconsejado y pensado infinidad de veces. Generar autoconfianza, autoevaluación, capacidades, escucharse a uno mismo, observar y ver, etc. en definitiva, mejorar y ampliar nuestra capacidad de captar y procesar información interna y externa. “Saber es poder” dice el saber popular, y no puede ser más cierto en este, intimamente personal, caso que nos ocupa.
Respecto a lo que la Biología hace con nuestro organismo, respecto a la Fisiología, veámoslo desde una ventana muy amplia y general, una ventana apta para todo tipo de lectores, no solo para operadores armados de las unidades de élite o psicólogos especializados.

Bioquímica versus cuerpo.
Los pensamientos actuan sobre las emociones, y estas sobre el organismo y sus respuestas.
Hagamos una pequeña hoja de ruta ante un cuadro de ansiedad.

-       Los pensamientos nacen de la corteza, o córtex, cerebral, la misma que genera la conciencia del entorno y de uno mismo, desde donde se dirige hacia el cerebro medio donde se encuentra el sistema límbico, el dulce hogar, a veces, de las emociones.
-       Este sistema límbico tras generar las emociones correspondientes a los hechos pensados, envía mensajes a las glándulas suprarrenales, situadas sobre los riñones, para que liberen un conjunto de sustancias químicas en el torrente sanguíneo, cuyo objetivo es acelerar las funciones de muchos de nuestros órganos, preparándolos y activándolos.
-       Estas sustancias, además de lo comentado, al anegar el organismo activa también la glándula pituitaria en el cerebro, situada bajo el órgano rector de las funciones básicas de supervivencia como especie y como ser vivo, el hipotálamo. Esta glándula libera a su vez más sustancias que obligan a las glándulas suprarrenales a generar más compuestos químicos. Compuestos que sin ser su función biológica fundamental acaban provocando lo que llamamos de forma genérica síndrome de estrés.

Eso es, muy a grosso modo, lo que ocurre ante la ansiedad. Con un cuadro de estrés sorpresivo tan solo debemos quitar el primer factor, los pensamientos ya no actúan como generadores, lo son las emociones, aunque estas durante una muy pequeña y ínfima fracción de tiempo. Es el hipotálamo el que, como verdadero ángel guardián de la especie, toma finalmente las riendas ordenando a la glándula pituitaria, asociada al hipotálamo, segregar todo su cóctel de ordenes químicas de forma inmediata, siendo este coctel el que a su vez alerta a las glándulas suprarrenales a actuar.
Muchos se preguntarán porque hablo de ansiedad, en un enfrentamiento armado no hay ansiedad, existe estrés puro y duro. Y es cierto, pero la ansiedad nos puede ayudar mucho para entrenar al organismo y mente para una acción de supervivencia estresante y extrema como es un enfrentamiento armado. ¿Cómo? Analicémoslo.
El resultado del cóctel a nivel químico, hormonal y biológico es prácticamente el mismo, pero no igual me dirán casi todos, en el interior del organismo afectado por ansiedad y por estrés. Y esto es algo muy a tener en cuenta a la hora de diseñar programas, planes y ejercicios de adiestramiento operativo realista con vistas a su aplicación en el “mundo real”. Generando ansiedad en los entrenamientos podemos simular en gran medida las situaciones de estrés real ante una confrontación armada. Curioso, ¿No creen? Pero no por ello menos real y aplicable si lo estudiamos y conocemos en profundidad.
Ante una agresión o acción armada el cuerpo libera sustancias químicas para ser más fuerte, más rápido y más capaz de admitir pequeños, y no tan pequeños, daños. Con la ansiedad liberamos prácticamente las mismas sustancias. Usen ese dato en sus entrenamientos.

Cóctel químico para actuar.
Todo aquel que haya pasado por uno o más sobresaltos en su vida sabe reconocer determinadas señales y sensaciones. Debo dejar claro que no hablo solo acciones armadas, un simple “suceso” durante nuestra conducción diaria en vehículo, camino del trabajo por ejemplo, es suficientemente descrictiva. Veamos si estoy en lo correcto.
-       “El estomago me ardía, y ese ardor me subía hasta la garganta”. Las sustancias comentamos no se llevan muy bien con el ácido de estómago. Este genera de forma natural ácido clorhídrico para poder descomponer los alimentos. El problema surge cuando esas sustancias “estresantes” le dan el mensaje para que libere más ácido. Y ahí surje el conocido ardor de estómago que nos quita el apetito durante la ansiedad, o tras una situación de estrés vital no nos deja comer, con el estómago “encogido” y/o ardiente.

-       “No podía moverme, los músculos no me respondían, ni siquiera podía hablar”. Que los músculos se contraigan, perdamos coordinación y tacto es una particularidad de todos conocida, así como el hecho de sufrir temblores y estremecimientos sin control. Como veremos en el apartado siguiente sobre la respuesta del cerebro, las órdenes a través de las neuronas, de los nervios, son confusas y fragmentarias, siendo una de los efectos más visibles esto, temblores, estremecimientos, tics, etc.
-       “Notaba mis manos como con hormigueo, sin tacto, y vi en el reflejo que estaba extremadamente pálido”. Los capilares se contraen y la sangre abandona parcialmente las zonas periféricas, concentrándose en los órganos vitales y músculos más grandes y potentes. Esto nos permite responder, resistir, pensar, luchar o huir con mayor garantía de éxito. Así mismo se reduce el riesgo de desangrarnos ante daños y cortes leves, para con todo ello lograr resistir más durante dichas acciones de supervivencia.
-       “Sentia una presión en el pecho, apenas podía respirar, me costaba mucho meter aire en los pulmones”. Los pulmones se contraen, dificultando la respiración que se vuelve irregular y jadeante. Lo veremos con más detalle en el próximo apartado de este trabajo.
-       “Las manos me sudaban tanto que apenas podía agarrar y mucho menos empuñar, el sudor se me metía en los ojos, notaba mis axilas pegajosas y chorreando, notaba el olor de mi sudor nauseabundo”. Las glándulas sudoríparas son activadas con la primera descarga de sustancias químicas, buscando mantener una temperatura corporal normal a pesar del aumento de presión sanguínea. Presión sanguínea que depende de esa misma sangre que por otro lado se retira de estas zonas específicas en la periferia del cuerpo, como vimos en un punto anterior, con lo cual una refrigeración correcta resulta prácticamente imposible. El olor nauseabundo puede ser consecuencia de un efecto, apenas estudiado ciertamente, de generar feromonas olorosas desagradables que nos hagan poco apetitosos a los depredadores ancestrales.
-       “Notaba la boca seca, apenas podía tragar, tenía la garganta también seca y como hinchada”. Las funciones orgánicas normales no son necesarias ante una lucha, el organismo busca por todos los medios reducir gastos superfluos de energía y acumular medios para reparar posibles daños. La hidratación es fundamental para poder actuar durante un tiempo, y por ello reduce la producción de saliva innecesaria para sobrevivir en una lucha, salvo que consideremos que escupir puede ser una forma de combate es un efecto fisiológico positivo.

¿Les suena conocido todo lo anterior? Seguro que si, y no solo a miembros de una unidad de fuerzas especiales, si no, como ya dije, a un ciudadano tranquilo y sin riesgos, ante un sobresalto en el tráfico, una llamada diciendo que nuestro hijo o pareja ha tenido un accidente, una entrevista importante, una aparición de ese ex que no queremos ver más, un instructor que nos pone ante un ejercicio muy difícil frente a todos nuestros compañeros, y miles de etcéteras más. Sí, sin duda seguro lque es suena conocido a todos. Recuerden todas esas experiencias y sensaciones cuando entrenen sus capacidades y habilidades para trabajar en situaciones de alto riesgo.

El cerebro, un órgano más.
Pues sí, un órgano más, sin duda el generador de las ordenes y reacciones específicamente, pero que también sufre sus propias acciones biológicas y químicas, y de una forma muy acusada además.
-       “No podía pensar con claridad, sabía que tenía que hacer algo pero no recordaba que, no reconocía que estaba pasando”. Esas sustancias afectan, llegando a impedir y obstruir, a la transmisión nerviosa normal. Pensar es una acto electro-químico de nuestras neuronas, el cerebro está formado por esas neuronas, por tanto si la transmisión entre neuronas está afectada, obstruida o reducida, el pensamiento cuando menos es incompleto e ineficaz.
-       “Después que pasó todo no recordaba apenas nada”. No pensar con claridad por esa transmisión nerviosa irregular afecta a como recibimos los datos, despues de todo recordar es ni más ni menos que recuperar datos. No se puede recuperar lo que no se ha recibido o se ha recibido de forma fragmentaria e inconexa. Ahí nuestro subconsciente nos puede ayudar con las terapias y técnicas adecuadas, pero cuidado con otro factor importante, los recuerdos falsos, inventados o añadidos por ser “coherentes”. La coherencia a posteriori puede ser inducida externa o internamente, por comentarios, lecturas, pensamientos, etc. Ser conscientes de que el cerebro no puede recibir información de la forma correcta puede ayudarnos a reconstruir ese recuerdo sin añadir “coherencias”, positivas o negativas pero, normalmente, incorrectas e irreales.
-       “No recordaba nada, tan solo que mi cabeza se quedó en blanco”. Pensar y recordar son simple y llanamente procesos electro-químicos, como ya comenté. Las células nerviosas, neuronas, liberan sustancias químicas para comunicarse entre ellas, neurotransmisores. El problema surge cuando las sustancias químicas de la ansiedad y el estrés chocan y obstaculizan a estos neurotransmisores, provocando que memoria y pensamiento se vean alterados. Esta alteración resulta mayor o menor dependiendo de la gravedad  de la situación vivida, así como la concienciación y experiencias previas. Piensen en un accidente, de tráfico o similar, que hayan vivido, ¿recuerdan como llegaron al hospital tras recibir la llamada de que su hijo estaba en el hospital? No es necesario ser un SWAT para sufrir estos efectos.
-       “No podía pensar ni respirar, solo oía que me decían respira despacio y profundo”. Todo el mundo ha vivido situaciones propias o ajenas altamente estresantes en las que alguien  dice, “tranquilo, tú solo respira profundo”. El cual uno de los mejores consejos del mundo para estas situaciones. Los maestros zen, sin ir más lejos, basan todo su trabajo físico en este punto, repirar, simplemente concentrarse en respirar. Ya hemos visto que los pulmones se contraen ante una situación de ansiedad y estrés, con lo cual no podemos tomar suficiente oxígeno, y la cuestión, damas y caballeros, es que el oxígeno es fundamental para las funciones de pensar y recordar. Un déficit en la cantidad recibida provoca una deficiencia en el funcionamiento correcto del cerebro. Por otro lado el cerebro necesita el 20% del total respirado, lo cual, si lo comparamos con su volumen respecto al resto del cuerpo, es mucho oxígeno para el solo. Pot otro lado, mientras otros órganos pueden ralentizar sus funciones para consumir menos oxígeno, los músculos usan otros “combustibles” anaeróbicos, sin necesidad de oxigeno, el cerebro no puede hacer ni una ni otra cosa. Si no recibe su 20% de oxigeno sus capacidades se van reduciendo hasta simplemente “apagarse” o “desconectar”.

Como podemos darnos cuenta en este trabajo, y algunos anteriores, no somos animales tan racionales y pensantes como creíamos, muy al contrario somos sumamente dependientes de nuestra biología y bioquímica para responder a los estímulos externos e internos de la vida. Eso no quiere decir que nos escudemos en ello para dejarnos llevar. La concienciación, el entrenamiento bien dirigido, la comprensión de los hechos pasados y/o posibles sucesos futuros, usar la innata capacidad de aprendizaje del animal humano, emplear el mayor atributo del intelecto humano, la curiosidad, investigar, en definitivas cuentas, pensar, nos dará miles de posibilidades. Infinitas posibilidades más que si simplemente nos dejamos llevar por las olas de un coctel químico, por más biológico y natural que sea. Es obligado aprender a llevar el timón en esas olas, nunca permitirles que nos estrellen contra los arrecifes de una reacción incorrecta e improcedente.
Recuerden las tres “E” más importantes, Educar, Estudiar, Entrenar. Y no hay mucho  más, damas y caballeros.

¿Podemos ejercitarnos?
He intentado mostrar como nuestro cerebro y organismo reaccionan ante situaciones estresantes o de simple ansiedad. Igualmente intenté plasmar porque actuamos de una determinada forma. Buscando con todo ello alcanzar las herramientas necesarias para aprender a sacar el mejor partido y ventaja.
 indicado ejercicios y capacidades que es posible fomentar para allanar la labor a un cerebro consciente y subconsciente, a un organismo ansioso y/o estresado.
Les propongo, de nuevo, dos ejercicios específicos, los mismos que ya describí en algunos trabajos anteriores. Son ejercicios solo para Ud´s., para su propia autoevaluación e autoinstrucción. Pueden comentarlos en la web si gustan, en una conversación entre compañeros o amigos, escribir su propio artículo, rebatirlo, aceptarlo, olvidarlo, o simplemente ver hasta dónde llegan junto a que conclusiones sacan de todo ello.
Hagan lo que hagan, si han llegado hasta aquí significa que tienen un interés genuino, lo cual ya es mucho.
El primer ejercicio es que busquen en su vida cotidiana, familiar, social y profesional sucesos que ejemplaricen lo comentado. Sucesos del tipo frenazo en un cruce, semáforo en rojo intempestivo, una desgracia familiar, una acción profesional, una entrevista, una fiesta o reunión incomoda, etc. Busquen e intenten sacar conclusiones, datos, lecciones, más ejemplos. Se darán cuenta que esos puntos, entre otros, están tanto en su vida cotidiana como en esos sucesos más de acción y violencia, los hayan tenido o no.
¿Conocen el último libro de Don Ernesto Pérez Vera y Don Fernando Pérez Pacho? “En la línea de fuego. La realidad de los enfrentamientos armados”. Si me leen a mí con más razón lo harán con. Bien, el ejercicio es el mismo que ya les planteé en varios trabajos previos. Capítulo a capítulo, caso a caso, busquen e identifiquen cada uno de los puntos aquí comentados, individual y en conjunto. Analícenlos desde lo relatado, desde los hechos, sin críticas negativas y sí como lecciones para analizar, repasen las explicaciones, datos y magníficos comentarios de ambos autores, para con todo ello sacar sus conclusiones personales.
Como ya les dije, asumiendo el riesgo de ser repetitivo, con estos ejercicios y lecturas seguirán sin ser los mejores profesionales, o quizás sí lo logren. No será por el hecho de realizarlos que logren ser los mejores, será nuevamente su interés y deseos de mejorar, aprender y avanzar en la dura vocación de proteger y servir, lo que les hará de verdad marcar la diferencia.
Acabaré parafraseando, que no plagiando, un viejo anuncio de mi juventud, busque, lea, compare, analice y decida, pero sobre todo, piense.
Cuídense y cuiden de los suyos.


Colombia, Febrero 2017.

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Espanol Discussion / ¿Neurología y armas? … ¡Basta, por favor!
« on: February 19, 2017, 04:18:05 PM »
¿Neurología y armas? … ¡Basta, por favor!

Por Cecilio Andrade
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“Cuéntame y olvido. Enséñame y recuerdo. Involúcrame y aprendo” suelo repetir estas palabras de Benjamin Franklin muchas veces, en clases, seminarios, conferencias, tanto para mi mismo como para los sufridos oyentes que me soportan. Las considero una verdad absoluta para todo lo que implica enseñar y aprender. Algo a tener en cuenta tanto por alumnos como por preceptores. Maya Angelou reforzó enormemente esa apreciación con su comentario “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará lo que les hiciste sentir”. Es por ello que mis sufridos oyentes y alumnos se ven obligados a errar y equivocarse una y otra vez, hasta que los voy acercando a la meta final con pasos firmes sobre las piedras que les interpongo. ¿Lo logro? A veces si, a veces no, pero cuando no lo logran la culpa solo es mía por no saber encontrar la forma correcta.
Yogi Berra escribió que “La vida es una experiencia de aprendizaje, solo si aprendes”. Como seres humanos es lo único que de una forma u otra podemos atesorar de forma firme y permanente. Vernon Howard nos señaló una pequeña hoja de ruta “Camina siempre por la vida como si tuvieses algo nuevo que aprender y lo harás”, y Mahatma Gandhi plantó los hitos kilométricos de dicha ruta cuando dijo “Vive como si fueses a morir mañana. Aprende como si fueses a vivir para siempre”.
Aprender. Tan fácil de plantear y tan dificil de llevar a buen término, sobre todo si tenemos en cuenta lo que comentó Mark Twain “La educación consiste principalmente en lo que hemos desaprendido”. La sociedad actual se empeña en enseñar como debemos limitarnos, no como crecer y mejorar, sin darnos cuenta que tal y como expresó Mignon McLaughlin, “Aprendiendo demasiado pronto nuestras limitaciones, nunca aprendemos nuestros poderes”.
Recuerden que “Un hombre sabio puede aprender más de una cuestión necia que un necio de una cuestión sabia.” No se si Bruce Lee me catalogaría de necio, espero que no. Y en base a ello permítanme plasmar un consejo, aprendan de todo y de todos, tal y como la máxima de Thomas Huxley expresó, “Intenta aprender algo sobre todo y todo sobre algo”, buscando siempre tener la mayor prespectiva posible, ver todas las caras y facetas posibles del diamante de la verdad de aquella vieja fábula yemení. ¿La recuerdan? Escribí sobre ella hace unos artículos. Repasen.
Mejor será que pasé de la aburrida filosofía, operativa o no, al más práctico y entretenido del trabajo operativo. Me gustaría terminar esta entradilla con un pensamiento de Leonardo da Vinci, “Mientras pensaba que estaba aprendiendo cómo vivir, he estado aprendiendo cómo morir.”



Al intentar leer, y aprender con ello, determinados textos técnicos sobre el funcionamiento del cerebro ante determinadas situaciones, sean estas estresantes o no, con seguridad a la mayoría de los potenciales lectores les ocurre lo mismo, fastidio.
Fastidio que comienza al surgir determinada nomenclatura, jerga o definiciones más o menos técnicas. La mayoría acaban hastiados y pasan página. Otros, en cambio, las memorizan sin más, para poder pasar por eruditos en las charlas de café de media mañana. Muy pocos deciden profundizar en temas tan aparentemente escabrosos, y no los critico, realmente llega a ser tedioso tanto texto extremadamente técnico.
Por suerte algún que otro autor moderno ha logrado acercar este mundo a términos mucho más asequibles y cercanos, incluso logrando hacerlo ameno y entretenido, hasta el punto que no es extraño encontrarse conversaciones serias sobre estos temas en, por ejemplo, esas mismas cafeterías de los clubs de tiro, salas de descanso de las comisarias o incluso en reuniones sociales de ciudadanos y/o profesionales armados.
Ahora que está tan de moda escribir manuales sencillos sin muchos tecnicismos, para “dummies” les dicen, veamos si logro apuntarme a esta moda “cool” y hacer también sencillos y amenos tres puntos que influyen en las reacciones ante una actuación, reactiva o proactiva, ¿más palabrejas?, de riesgo. Si lo logro, y consigo mantener su interés hasta la última línea, les propondré ejercicios sencillos y didácticos de los que podrán sacar buenas conclusiones para su feedback o retroalimentación. ¿Lo ven? Otra palabreja, es casi inevitable.

Horror, empezamos con números.
Alguno dirá, “estupendo, ahora matemáticas” y pasará a otra página más amena, tranquilos, no son matemáticas de ese tipo. Ni soy matemático ni, mucho menos, soy el adecuado para pretender hacer sombra a Stephen Hawking.
Nos guste o no la vida son números. A veces conscientes, y otras, las más, inconscientemente, actuamos como acción y reacción a números y porcentajes. ¿Qué número define el límite de velocidad máximo en su carretera habitual? ¿Y el número de moneda local que concreta la multa a pagar si lo rebasa?
Observen la siguiente relación de números:
-   0.0000005
-    55/38/7
-    25/15

¿De qué habla Cecilio? ¿Qué son esos números? Mejor pasemos a la web de Playboy.
Su cerebro, y por tanto Ud´s, interpretan y reaccionan ante el mundo por y merced de dichos números. ¿No me creen? Permítanme un párrafo de explicación antes de cambiar a las conejitas.
Esos dígitos son los porcentajes con los que trabaja mi, su, nuestro cerebro. Conociendo la importancia de estas relaciones podemos ayudarnos a la hora de reconocer e identificar patrones para auxiliar y facilitarle, al cerebro, la atención y concentración necesaria en los puntos realmente críticos de la vida, sea cotidiana o no.
Si no han cambiado de página empecemos por ver como el cerebro lee al mundo y a sus integrantes.

Información consciente versus información subconsciente.
Empecemos con una pregunta sencilla ¿Cuánta información es capaz de absorber por segundo de forma consciente una persona promedio? Más sencilla imposible.
Si les digo que unos 2000 bits x seg es lo normal, la mayoría dirá que eso está muy bien, y seguramente pensarán que personalmente superan esa media con creces. Pero, lamento decirlo, la mayoría no llegamos normalmente ni a la mitad. En fin, llegó la hora de las odiosas comparaciones.
Este documento que leen tiene algo más de 180,000 bits. ¿Comenzaron a alzarse algunas cejas? Perfecto, eso busco, sigamos.
Esos 2000 bits son apenas el 0.0000005 % del total con el que nuestro subconsciente trabaja. Más arrugas en las frentes, ¿a que sí? Y ahí les surgirá, espero, la pregunta clave, ¿con cuánto trabaja el subconsciente entonces? Pues con la nada desdeñable cantidad de 400,000,000,000 de bits. Impresionante ¿verdad?
Bien, ¿que les parece si lo pasamos a una medida más de moda y “conocida”? los gigabytes (GB), los archifamosos “gigas” de los teléfonos “inteligentes”, tabletas y discos duros, entonces nos encontramos que se convierten con la nada desdeñable cantidad de más de 46 GB.
Paremos un segundo esta marcha de números gigantes, regresen a un punto, hablamos de procesar todo esto en un segundo, no simplemente de almacenarlo, con lo cual, si lo piensan un poco, la realidad es que superamos al mejor de los ordenadores y teléfonos inteligentes.
Vale Cecilio, dirán muchos, muy bonitos tus números y estadísticas, pero ¿en qué… (aquí seguramente incluirán un épiteto escatológico)… influye eso a nivel de mi supervivencia y respuesta táctica?
Simplemente en que nuestro cerebro ya tiene todos los datos externos necesarios para procesar una respuesta adecuada a la supervivencia del individuo, si este tiene la capacidad y los medios correctos, obviamente. Pero con un problema, lo ha hecho subconscientemente, y eso, por nuestra cultura y educacion formal, lo hace entrar en un mundo que la mayoría considera suposiciones y conjeturas, cuando no puras supersticiones y miedos.
Oímos hablar, según las creencias de cada quién, de instinto, intuición, sexto sentido, ángel guardián, espíritu protector, Dios, etc. Todo eso define al ente que se supone que nos avisa y hace erizar el vello de la nuca y/o de los brazos. “Senti que algo iba mal”, “algo me alertó”, “no me fiaba a pesar de su sonrisa y educación”, “nada más entrar noté las malas vibraciones”. ¿Cuántas veces han oído esas y otras muchas frases similares? Infinidad, seguro.
El ser humano tiende a buscar fuera, espiritual o físicamente, la respuesta de los hechos que no comprende. Sin darse cuenta que tenemos dentro de nosotros mismos las herramientas que la Madre Naturaleza, merced a la actuación de la Evolución, dura y neutral con todos los seres vivos, nos ha proporcionado y perfeccionado hasta el ínfimo detalle. Nuestro subconsciente es esa herramienta, “mágica”, si quieren verla así.
A los primeros homínidos, como a los Neanderthal o CroMagnon como últimos del escalafón conocido, no les causaba el más mínimo reparo fiarse de esos avisos subconscientes, y, por lo que intuyo, gracias a ello quizás ahora están Ud´s leyendo este texto, como último eslabón de la cadena evolutiva del Homo Sapiens.
Por desgracia en la sociedad actual todo aquello que no procesemos de forma directa y clara suena a superstición y magia. Lo que me lleva recordar a Arthur C. Clarke cuando dijo que “la magia no es más que ciencia mal entendida”.
Cuando, como profesionales y/o ciudadanos armados, nos enfrentamos a una situación dada, o esa situación nos aborda a nosotros, antes de que parpadeemos nuestro subconsciente ha sido capaz de escanear e interpretar en detalle el entorno en el que nos encontramos. El problema es que su única forma de comunicarnos que algo va mal es mediante “malos pálpitos”, intuiciones, en definitiva sensaciones. “Malos pálpitos” y sensaciones que nuestro cerebro consciente suele descartar por no dar una imagen de paranoico, estúpido, medroso o simplemente maleducado.
¿Cuántos conductores al llegar a ese cruce que siempre pasan sin mirar, hoy frenan y miran, evitando ese camión que se saltó el stop? ¿Cuántas madres llevando a sus hijos a la escuela de repente hoy deciden cambiar de acera, cuando siempre van por la misma? ¿Cuántas víctimas han podido posteriormente decir “algo me decía que no estaba bien”? ¿Cuántos policías al aproximarse a un grupo “intuían” que la cosa era mayor de lo que aparentaba el entorno? ¿Cuántos militares han notado los pelos de la nuca erizarse al entrar en una zona propicia a emboscadas? ¿Cuántos escoltas han sentido lo mismo al acercarse con sus VIP´s a un cruce rutinario?
No levanten todos la mano a la vez por favor, de uno en uno y con calma.
No es magia, ni poderes sobrehumanos, salvo que consideremos la capacidad de nuestro cerebro como sobrehumano, y entonces todos tenemos ese poder. Crean en su sexto sentido, su intuición, su instinto, su ángel o espíritu guardián, llámenlo como quieran, pero escúchenlo, gracias a su capacidad analítica el ser humano sobrevivió hasta hoy en día, permitiéndome escribir este texto y a Ud´s leerlo.
Pasemos ahora a analizar como este “superpoder” utiliza otras herramientas de nuestro prodigioso cerebro.

Porcentaje de atención.
El siguiente conjunto de números que comenté era un críptico 55/38/7. Este enigmático grupo nos da el porcentaje de atención que aplicamos de forma subconsciente a nuestros semejantes, ya sea en una reunión familiar, social o laboral, pero también en nuestro habitual devenir por la vida, ya sea bajo estrés en pleno enfrentamiento, o 100% relajados y tranquilos con un te verde en una terraza al sol.
Cuando interactúan de alguna forma con otro, u otros individuos, el porcentaje de preponderencia para su cerebro subconsciente, de lo que ve y oye, se representa con esa secuencia de la siguiente forma:
-   55 % su posición corporal, gestos, tics, etc.
-   38 % la forma en la que expresa las palabras, específicamente tono y modulación.
-   7 % las palabras en sí mismas.

En resumen, el aspecto que ofrece, como suena y lo que se dice tiene que ser congruente y formar un conjunto homogéneo y compacto. La diferencia de porcentaje no le da más importancia a uno que a otro, solo el grado de atención que le presta nuestro cerebro. Si alguno de esos puntos no resulta coherente con los demás nuestro subconsciente hace saltar una alarma del tipo “algo pasa, atento”. El superpoder del que hablamos en el punto anterior.
Cuando esos profesionales armados, madres y padres, conductores, personas en general, en su ámbito familiar, social y profesional, detectan subconscientemente una incongruencia en esos puntos, simplemente se alertan. Surgen los famosos nervios, “no sabía que era, pero algo me puso muy nervioso”. Y como ya dijimos nuestra sociedad tiende a menospreciar esos avisos “supersticiosos” y paranoicos.
Sabemos qué cantidad de información puede procesar nuestro cerebro subconsciente, ahora sabemos que información específica procesa, ¿puede unirse todo esto?
La respuesta es sencilla, no solo se puede unir, lo hace automáticamente sin control consciente por nuestra parte. Toda esa cantidad de información por segundo sería imposible de procesar, interpretar, definir y actuar con garantías de supervivencia ante una situación vital, por eso la Evolución lo ha llevado a nivel subconsciente, y tan solo nos transmite sus resultados, “algo va mal, actúa”. De nuestro nivel de aceptación de dicha transmisión depende el resultado final.
¿Esto funciona solo en situaciones de emergencia vital? No, funciona en cada segundo de nuestra vida cotidiana, no solo en una emergencia, con mayor o menor capacidad según edad, desarrollo, aptitudes, entorno, situación, etc. Pero es una función que jamás deja de operar mientras estamos con vida.
Existen estudios en los que se constata que incluso dormidos tenemos cierto nivel de vigilancia subconsciente del entorno, lo cual, evolutivamente hablando, es totalmente lógico. ¿Se imaginan nuestros ancestros prehistóricos simplemente desconectando del entorno? Rodeados de depredadores de todo pelaje no creo hubieran podido evolucionar mucho sin este proceso subconsciente de vigilancia.
¿Podemos ayudar a nuestro subconsciente a procesar mejor esa información? Indudablemente sí. Si de forma consciente somos más observadores con las incongruencias del entorno y las personas, nos resultará más fácil deducir e interpretar que nos quiere decir nuestro subconsciente. Educándonos a estar pendientes del entorno, de las caras, gestos, acciones, etc.
Podemos conseguirlo poco a poco, y de forma sencilla, prestando más atención a los gestos y acciones de nuestra familia, amigos, conocidos, compañeros, e identificando incongruencias. Una sonrisa en la boca pero no en la mirada, una apariencia relajada del cuerpo pero los ojos fijos o con movimientos bruscos, una ropa que no corresponde con su aptitud y respuestas, una pose relajada con una voz tensa, etc.
Un simple y tranquilo desayuno en una cafetería observando el entorno, a los demás comensales, nos puede dar muchas pistas y guías de aprendizaje.

Atentos, la mano es más rápida que el ojo.
Estamos en un lugar de ocio muy popular y, de repente, nuestra mano derecha se alza con aparente voluntad propia, para “mágicamente” interceptar, apartando de un manotazo, una bola de papel que un conocido nos ha lanzado a modo de broma.
¿Qué ocurrió? ¿Problemas de coordinación? ¿Un aviso de los espíritus? Ni mucho menos. Simplemente otra de las armas de la Evolución para permitirnos sobrevivir. Ese superpoder evolutivo nos relaciona con el último grupo de dígitos con el que di comienzo a este trabajo, 25/15. ¿Lo recuerdan?
Con lo que llevamos leyendo hasta ahora creo haber logrado demostrar la magnífica y eficiente herramienta, y arma, que tenemos entre ambas orejas y tras los ojos, el cerebro. Tan eficiente que trabaja aun a pesar de todas las trabas que le ponemos conscientemente.
Hemos visto desde la cantidad hasta como procesa la información del entorno, tras lo cual, con esta información genera respuestas automáticas, denominadas instintivas, para salvaguardar la integridad física de su vehículo de locomoción, a saber, el cuerpo.
Cerramos los ojos cuando algo se dirige hacia la cara, nos encojemos para formar un blanco más pequeño, compacto y protegido, ante un ataque sorpresa, y, lo que nos interesa en este trabajo, las manos se mueven de forma anticipada al acto de identificar la supuesta agresión.
En el mundo primitivo de nuestros ancestros homínidos, cuando ya eran bípedos que empleaban las manos para manipular y no para caminar o colgarse de las ramas de los arboles, los ataques surgían en las sabanas de forma instantánea y sorpresiva del lugar más inesperado. Y como nosotros, hoy en día, solo podían mirar en una dirección determinada, con un ángulo bastante reducido. La sabia Madre Naturaleza y su hija, la Evolución, fomentó y amplió la respuesta de interponer los brazos frente al cuerpo ante una sorpresa del tipo que fuera, incluso antes de haber identificado visualmente si es una agresión real.
Utilizando un caso moderno, ya que ni los tigres dientes de sable, ni las hienas gigantes, abundan mucho actualmente, podemos imaginar estar en nuestra casa, en la conocida y familiar, en el hogar. Estamos solos, todos han salido, no hay ruidos, estamos relajados, entramos a la cocina para tomar un vaso y al girarnos vemos “algo” que nos da un “susto”. Resultado, antes de ver mucho más que un bulto cercano soltamos el vaso y las manos se colocan frente a nuestro cuerpo en la clásica posición defensiva. Vaso roto, pulsaciones aceleradas, quizás incluso un pequeño grito, manos y brazos entre el “agresor” y nosotros, … ufff!!! Bochorno y vergüenza, es nuestra hija de 10 años con los ojos hinchados de sueño pidiéndonos un vaso de … agua. Toca recomponer la imagen de duros/as. ¿Nadie se reconoce?
Ante todo, para que quede claro, esta reacción no es vergonzosa, es realmente instintiva y grabada a fuego en nuestros genes. No demuestra que alguien sea más o menos valiente o cobarde, demuestra que tiene sus  aptitudes innatas de supervivencia activas. Más preocupante es aquel individuo que nunca siente ese “susto”, ya que su capacidad de reacción demuestra estar muy mermada o anulada.
No se avergüencen, sonrían, bromeen, comenten, pero acéptenlo como algo bueno, correcto y útil. Nuestros ancestros aprendieron a las malas que una respuesta fulminante ante un ataque sorpresa podía ser la diferencia entre vivir o no. Mejor pedir disculpas o sentirse avergonzado ante un “susto” intempestivo, que no reaccionar ante un ataque real.
Es por ello que tenemos la relación 25/15 que comentamos al principio. El 25 % de las conexiones nerviosas de nuestro cuerpo son exclusivamente para las manos, y el 15 % para los brazos, quedando el 65 % restante a repartir por el resto del organismo.
El 25 % de las manos controla la gran habilidad, capacidad y respuesta que tienen nuestras manos ante tantos eventos que el ser humano ha ejecutado a lo largo de su evolución en el planeta. Junto con ese 15 % de los brazos empezamos a comprender porque el ser humano es un ser gesticulante. Hablamos y expresamos más con las manos y brazos que con los labios. Y estas mismas habilidades son las que actúan a una velocidad aparentemente inhumana ante situaciones de estrés y supervivencia.
¿Cuál es el gesto verdaderamente innato? El que comentamos con el caso del “susto”, brazos al frente. Para golpear, frenar, agarrar o, en el peor de los casos, que el extinto tigre dientes de sable nos muerda el brazo dando tiempo a defendernos o recibir ayuda y salvar la vida, aun a costa del miembro.
Es por ello que la instrucción con armas de fuego debe ser tan esmerada, continua, diaria, actualizada y sobre todo realista. Ante un ataque no es natural bajar la mano, no es lo instintivo ni lo programado, aunque sí es lo que debemos grabar a base de repeticiones correctas, diarias y continuas, hasta que podamos realmente reaccionar así.
Pero cuidado, lo grabado en nuestros genes, instintos innatos, siempre prevalecerá sobre lo aprendido, instintos adquiridos. Ante situaciones que nos superen, por demasiado sorpresivas, o por no realizar entrenamientos continuos y realistas, entre otras cosas, volveremos a reaccionar de forma idéntica a nuestro ancestro Homo Habilis, con las manos al frente.
Entonces ¿cuál sería el secreto? Simple y llanamente entrenar, entrenar, entrenar, de forma continuada y diaria. El día tiene 1440 minutos, y dedicando 5 de esos minutos diarios a entrenamientos en seco, un inversión ínfima si lo analizan, notarán la diferencia en muy poco tiempo. Si a ello añaden un par de horas más intensas a la semana, incluso a la quincena, el resultado será mucho más que positivo. Pruébenlo, se que no les defraudará el resultado.
Ahora permítanme una advertencia, sin duda debiera haber empleado la palabra consejo, es menos agresiva y más politicamente correcta en el actual mundo de egos hipersensibles, no me disculpen, lo escribí a propósito.
Si entrenan distintas respuestas con las manos, ya sea según situaciones o según armas, llegará un momento en el que podrán ser increíblemente habilidoso en la paz de un tatami y/o un campo de tiro controlado y seguro. Ante una situación de estrés real, repentino y sorpresivo quizás, y sin quizás, su cerebro no tenga datos suficientes como para discernir si debe responder con el procedimiento A, B o C, que se han entrenado de forma casi obsesiva.
Intenten unificar sus distintas respuestas en un hilo común que les permita, con muy pocas variaciones, corregir su respuesta de la forma más eficaz según su cerebro vaya obteniendo más datos. Y luego entrenen con variaciones, con cuantas más lo hagan mas respuestas identificará su cerebro para su caja de herramientas instintivas. Entrenen, usar la violencia de forma controlada, ética y justa es una responsabilidad, jamás un privilegio y mucho menos un entretenimiento.

A modo de ejercicios.
Hemos visto como nuestro cerebro adquiere y procesa la información. Igualmente hemos visto que observa y que descarta. También hemos visto su respuesta defensiva estándar. A lo largo del presente trabajo he indicado ejercicios y capacidades que podemos fomentar para allanar la comprensión entre nuestro cerebro consciente y subconsciente.
Busquen en su vida cotidiana, familiar, social y profesional sucesos que ejemplaricen lo comentado. Busquen sucesos del tipo frenazo en un cruce, semáforo en rojo, una persona que me dio mala espina, “malas vibraciones” de algún lugar o momento. Busquen e intenten sacar conclusiones, datos, lecciones, ejemplos. Se darán cuenta que esos tres puntos están en su vida cotidiana tanto como en los sucesos extraordinarios y estresantes.
Me consta que muchos de Ud´s conocen el magnífico libro de Don Ernesto Pérez Vera y Don Fernando Pérez Pacho, “En la línea de fuego. La realidad de los enfrentamientos armados”. Capítulo a capítulo, caso a caso, busquen e identifiquen cada uno de los puntos aquí comentados, individual y en conjunto. Analícenlos desde lo aquí comentado según lo que relatan, desde los hechos, sin críticas negativas, solo como lecciones a absorber. Súmenlo a las explicaciones, datos y magníficos comentarios de ambos autores, y analicen lo que acaba surgiendo de todo ello.
Con todos esto no serán mejores profesionales, o quizás sí, pero no por el hecho de realizar lo recomendado, si no por su interés y deseos de mejorar, aprender y avanzar en la dura vocación de proteger y servir.
Cuídense y cuiden de los suyos.

Argentina, Febrero 2017.

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Espanol Discussion / El gran reto, vencer y vivir
« on: February 09, 2017, 07:04:30 AM »
El gran reto, vencer y vivir.


Por Cecilio Andrade.

Me ha resultado imposible empezar este trabajo, y su entradilla en concreto, sin volver a emplear textos de Miyamoto Musashi, si les aburre mi insistencia dejen de leer en este instante, y acepten mis disculpas.
Miyamoto Dono nos decía “También en la ciencia militar a gran escala, si hay un empate total y no se hace ningún progreso, se producirá una pérdida de personas. Es fundamental detener esto inmediatamente y alcanzar la victoria tomando ventaja de una táctica insospechada por el enemigo. (…) Cuando intentáis alguna táctica sobre un adversario, si no funciona la primera vez, no obtendréis ningún beneficio precipitándoos a hacerla de nuevo. Cambiad vuestras tácticas de manera abrupta, haciendo algo completamente diferente. Si todavía esto no funciona, intentad alguna otra cosa. (…) En la ciencia militar a gran escala, cuando no podéis discernir el estado del enemigo, fingís lanzar un ataque poderoso para ver cómo reacciona. Habiendo visto los métodos del enemigo, es fácil alcanzar la victoria aprovechándose de diferentes tácticas adaptadas especialmente a cada caso.”
Ciertamente nos habla de batallas a gran escala, muchos cientos, o miles, de hombres maniobrando en compañías, batallones, regimientos, brigadas, divisiones y ejércitos, empleando armas poderosas, en definitiva nos habla de cosas ajenas a lo que comunmente trato en mis trabajos, el enfrentamiento armado individual o muy pequeña escala. Nada más distinto, dirán muchos de los lectores, nada es aplicable, extrapolable ni comparable. ¿Seguros de ello? Permítanme una digresión, o más bien otra, ciertamente.
En tiempos de Abraham el maestro Hermes Trismegisto aseguraba que toda la información sobre un hombre se podía encontrar en solo una gota de su sangre y que dentro de cada hombre se hallaba representada la totalidad del universo. Formuló entonces un principio al que llamó La Ley de la Correspondencia, que dice:“Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba”. Con estas palabras creó Hermes un método deductivo que permitió vislumbrar la grandeza del universo creado, donde lo más grande de lo más grande es igual a lo más pequeño de lo más pequeño. ¿Aplicable?
Para volver a poner los pies en la Tierra terminaré la entradilla con una frase de Flavius Vegetius Renatus, del siglo IV DC, esa que dió origen a la frase atribuida erróneamente a Julio Cesar “si vis pacem, para bellum”, la escribió en el prefacio del libro III “Epitoma Rei Militaris” (Compendio de Técnica Militar). Y nos dice dice, “por lo tanto, que quien desee la paz, que prepare la guerra”, y en latín “Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum”.
¿Lograré explicar esa preparación en el presente artículo sin parecer que lo hago en latín?



Desde siempre los mejores estrategas, tácticos y operadores han sabido que esperar para ver lo que hace el adversario, cederle la iniciativa, no es la mejor forma de buscar la victoria y la propia supervivencia. Estas dos volubles y caprichosas damas, Victoria y Supervivencia, prefieren a las personas dinámicas, atentas, previsoras y sobre todo ágiles, tanto de mente como de cuerpo, pero quizás más de lo primero.
Ello no implica agredir a todo aquel que nos mire dos veces seguidas o de reojo, ni estar saltando cada vez que alguien se lleva la mano al bolsillo trasero del pantalón, o llamar solicitando apoyo de la unidad de fuerzas especiales más cercana al ver a varios tipos malencarados, vestidos con pantalones tácticos “megacool”, sentados en la mesa cercana a la puerta del bar donde estamos tomando café con esa chica tan linda que por fin aceptó nuestra enésima invitación.
Lo que si implica es siempre permanecer en movimiento, maniobrando para ofrecer los menores ángulos de ataque posibles. Y menores en este caso no es sinónimo de inexistentes, recuerden eso. Implica el intentar poner a nuestros posibles e hipotéticos adversarios en posiciones débiles. Inducirlos a creer estar en aparentes posiciones rentables que en realidad son meras trampas. Implica el provocarlos para que abandonen posiciones ventajosas, para acabar respondiendoles con opciones negativas para ellos.
Un adversario en esta situación acaba desconcertado, frustrado y enfurecido, los tres principios básicos para generar los peores errores fatales, para él por supuesto, para nosotros los mejores obviamente.
Algunos, al leer estas líneas, pensarán que estoy hablando de combate puro y duro, situados en cualquier lugar del violento planeta donde nos ha tocado vivir, y ello, se lo aseguro, nada más lejos de mi intención ni de la realidad.
El más humilde ciudadano puede aplicar estos principios no solo en situaciones de riesgo extremo, sino también en su día a día personal, social y laboral, pero también, con la inseguridad ciudadana en curso, en cualquier salida de compras o de simple ocio. Y sin lugar a dudas cuanto más para todos aquellos que se dediquen a la seguridad, profesionales armados de toda clase y nivel.
No se requiere autogenerar una paranoia, pero si el tener claro el mundo en el que vivimos, junto a todo aquello que por nuestro estatus, posición, situación o dedicación podemos encontrarnos, que actitudes y reflejos debemos educar y generar para ofrecer un blanco mínimo, o inabordable en el caso ideal, aun sin ser conscientes de nada concreto.


El cerebro es el arma.
En un enfrentamiento armado, como todo en la vida en realidad, el cerebro es más importante que el músculo, y en el caso que nos ocupa, la movilidad y la posición son más significativas que las armas, y ambas, posición y movilidad son originadas desde el cerebro.
Los maestros Sun, el más hispano y castizo Baltasar Gracían también,, en sus obras sobre estrategia lo expusieron de forma magistral, un adversario colocado en situación débil es más sensible a la presión psicológica, y en el caso concreto de un enfrentamiento armado, tanto deliverado como sorpresivo, no solo es aplicable si no que es mucho más necesario.
Un agresor que no encuentra ángulos fáciles de ataque, que tras alcanzar una posición favorable descubre que nosotros, el blanco, ya no estamos colocados en el mismo lugar o de la misma forma, poco a poco va debilitando su decisión. Se hace también más fácilmente detectable, comete más errores, se precipita cuando debe ser calmado, permanece mirando más tiempo de la cuenta, cuando no debería, y cuando finalmente llega el momento de la verdad no se decide y duda.
Por lo contrario, un individuo, Ud´s en este caso, los buenos de la historia, que por instinto y costumbre se coloque en posiciones que le permitan movilidad, observación y espacio de maniobra, raramente será sorprendido en una situación desprevenida, aun cuando no haya detectado nada, mientras a la vez se facilita la detección de esos potenciales “posibles” agresores.
Si en la situación preventiva ya vemos la enorme importancia que posee una actitud correcta, es evidente que una vez comenzado el “baile”, ¿existe algo más móvil y fluido que el baile?, esta misma actitud de movilidad y maniobra adquiere su máxima importancia, no más que lo anterior, pero si más visible.
La idea del combate móvil y de maniobra implica una forma de pensar distinta. Lo tradicional y viril es considerar en combatir frente a frente, cara a cara y golpe a golpe. Pero nada más lejos de la realidad de todos los tiempos. Napoleón fue uno de los ponentes máximos de este principio aplicado a la estrategia, al igual que Rommel en la táctica. La Primera Guerra Mundial fue el más desgraciado ejemplo histórico del desprecio de dicho principio.
Pero estos ejemplos, si bien no son malos, escapan del campo que nos ocupa, el del profesional armado, ya sea individualmente o en equipo. Y aquí los ejemplos no son menos significativos. David derrotó a Goliath por la agilidad, si no física, si táctica. Claro que si este ejemplo podría considerarse irreal tengan en cuenta a Wyatt Earp y, para no olvidarlo, Miyamoto Musashi, por buscar dos ejemplos temporal y culturalmente dispares sobre el combate individual. De todas formas no creo que sea necesario buscar ejemplos famosos, con los cotidianos basta, el concepto es evidente para todos. ¿Me equivoco?
Lo que realmente nos debe importar es como logramos que nuestra mente viva con y en ese concepto, que siempre busque estar en posición de ventaja, no para dominar, si no para prevenir. Se puede estar inmóvil mas no estático. Nuestros gestos, posición de pies, lugar, atención, pueden ser vigilados e interpretados. Es todo eso lo que nosotros debemos educar para presentar siempre una posición dinámica aun sentado en un cómodo y lujoso sofá del mejor hotel.
El mayor pecado es ser reactivo, el permitir que nos tengan en una posición sin capacidad de respuesta, de maniobra. Para evitarlo no es necesario llegar a un lugar y planificar miles de supuestos, aunque en según qué casos y situaciones también se debe considerar, lo que hay que tener claro es que lugares son los más expuestos y que posición ocupamos nosotros respecto a los mismos, ya sea espacial, temporal, profesional o socialmente, para ofrecer el objetivo más arriesgado de atacar.
Llegado a este punto nuestra mente adquiere instintivamente posiciones de fuerza, la espalda contra la pared y mirando hacia la puerta del bar es la más habitual para muchos de nosotros, estemos o no trabajando en zonas de riesgo, y la que normalmente nuestros conocidos y parejas ya nos sueltan directamente, “tu siéntate ahí que si no se te atraganta la comida y no te relajas”. Seguro que esta anécdota la tiene en mente más de un lector con una media sonrisa.


La importancia de saber “bailar”.
Y ya metidos en estos “berenjenales” tácticos, ¿cómo logramos todo lo anterior de forma eficaz? No es fácil pero podemos intentar buscar algunos principios.
El primero a considerar es una planificación previa realista y, sobre todo lo demás, coherente. Pero cuidado, un plan demasiado detallado y rígido no permite adaptación y genera inmovilidad táctica, por más que nos dediquemos dar saltos como monos araña delante del adversario. Así mismo uno demasiado general no tendrá en cuenta muchos casos y eventos específicos, con lo cual si estos ocurren acabaremos con una mayor confusión, del tipo “si yo lo había planeado, como no se me ocurrió que podía pasar esto”.
Como todo en la vida lo mejor es el punto medio, el de equilibrio, mental, táctico y operativo en este caso, o en realidad ¿lo es en todos los casos de la vida?
Correctos y efectivos planes parten de un eficaz y detallado análisis, gracias al cual puede preverse con anterioridad opciones y respuestas. Deben poseer variables que nos permitan adaptarnos con mayor eficacia y rapidez, todo ello en aras de una maniobrabilidad y fluidez que nos facilite sobrevivir y superar al adversario.
Nuestro segundo principio a considerar podría ser algo tan esotérico, en apariencia, como lograr vernos intangibles e indescifrables, que nuestro adversario no sepa ni pueda interpretarnos. La efectividad del adversario depende de su capacidad para deducirnos en base a los datos que le regalemos. Si logramos que no pueda razonar eficazmente, que su información sobre nosotros sea incorrecta, ambigua o incluso sin sentido, todo ello generará acciones inútiles, agotadoras pero sobre todo desmoralizadoras. Mientras que la acción propia estará basada en acciones preparadas y meditadas con mucha antelación.
El tercer punto es quizás un poco más complejo de lograr, debemos generarle al adversario más dudas que retos. El enemigo no es tonto, como mínimo debemos pensar siempre que es tan listo y hábil como nosotros mismos, con lo cual, si le ponemos el reto de solucionar un problema, acabará indudablemente superándolo, más tarde o más temprano. Pero si logramos que en su mente entre la duda, haga lo haga pensará si ello es lo correcto, tendrá la inseguridad de si no estará cayendo a una trampa. Esa duda ralentizará sus acciones, llevará a más errores y a más incertidumbres, multiplicando exponencialmente el efecto en si mismo, hasta el punto de poder llegar a incapacitarle para cualquier acción coherente y eficaz.
Por último, pero no menos importante, es el poder disponer siempre de margen de maniobra, tanto física como tácticamente. Ya sea al inmovilizarnos como al aferrarnos reiteradamente a unos procedimientos “X”, debemos pensar que ello nos resta capacidad de adaptación y réplica. El persistir en la movilidad, e insisto que no solo hago referencia al movimiento físico, nos mantiene disponibles muchas más opciones viables que si nos mantenemos inamovibles.
No debemos asignarnos obligaciones que no sean importantes en el momento y lugar, ni adoptar posiciones que nos limiten. La movilidad, arriesgándome a ser repetitivamente pesado, es tanto física, como táctica y, quizás la más importante, psicológica. Movilidad implica vida, solo la vida tiene movilidad, de una forma u otra.
Todo lo anterior no es algo moderno ni siquiera son cosas exclusivas de guerreros, si buscan un poco de literatura se darán cuenta que desde un lejano y legendario Sun Tzu, pasando por Esopo y su fábula de “La caña y el olivo”, por Napoleón Bonaparte y su genial capacidad, hasta llegar a la actualidad y las tácticas “modernas” individuales o de ejércitos, la movilidad y la maniobra siempre han sido las mejores elecciones y pautas de supervivencia en combate; pero también para los grandes de las finanzas, de la política, o más comúnmente, la de todos los que viven el día a día de familia, trabajo, amigos, facturas, etc.
No es la suerte ni la fortaleza, son la preparación previa, la habilidad y la adaptación las que forjan las victorias.


¿Qué marca la diferencia?
Una vez que ha comenzado un ataque, un tiroteo, una agresión, solo pueden considerarse finalizados cuando la amenaza ha dejado de existir, ya sea porque los agresores han desistido y huido, o ya sea por que han sido reducidos y/o neutralizados por la fuerza.
Pero, ¿sabemos qué puntos marcan la diferencia?
Siempre se ha concedido el boleto vencedor al más alerta, al mejor preparado, al que posee el mejor entrenamiento y/o equipo, quien ocupe la mejor posición, el que use las mejores tácticas, al más tenaz, y por supuesto no podemos olvidarlo, el que tenga más y mejor suerte.
La cuestión de la suerte entra dentro de las creencias personales de cada uno en las caprichosas Nornas, pero las cuestiones de entrenamiento y equipo se resuelven por anticipado, y las tácticas y procedimientos, o quieran definirlos, entran en juego durante la misma acción, debiendo ser perfectos para tener posibilidades de victoria.
Unas tácticas correctamente entrenadas y estudiadas pueden marcar la diferencia e incluso salvar situaciones desesperadas, compensando una falta de actitud de alerta.
Los maestros Sun, entre otros muchos, nos aconsejaron sobre encontrar el momento adecuado para actuar, reconociendo y aprovechando la oportunidad, aún en los momentos más críticos. Ya saben, más vale una respuesta imperfecta en el momento adecuado, que la perfecta un momento más tarde de lo debido.
Y no se trata simplemente de minimizar riesgos. Hay riesgos que debemos evitar, está claro, pero también hay riesgos que como profesionales armados, o ciudadanos protegiendo a los nuestros y a nosotros mismos, debemos asumir.
Nuestro propósito debe ser siempre el de maximizar las oportunidades, identificando las situaciones propicias, actuando decididamente para neutralizar las amenazas lo más pronto y eficazmente posible.


El elusivo ¿cómo?
En nuestro “pacífico” mundo occidental existe una reacción instintiva muy común y letal, ante un ataque real, la incredulidad, la negación, la reacción a la indefensión adquirida:
Ese caballero viene corriendo y gritando hacia mí con una hacha en lo alto … ¡¡¡no me puede estar atacando con un hacha, no pued… !!!
Lo dicho, indefensión aprendida y/o adquirida.
Hay que superar rápidamente ese sobresalto y no negar la realidad. Demorarse en una acción eficaz es una receta segura para la tragedia.
Reconozcamos la amenaza y enfrentémosla con firmeza, desenfundando y encarando rápidamente nuestra arma mientras nos posicionamos en una posición fuerte y favorable en relación a la trayectoria, probable o efectiva, del ataque. Poner obstáculos en el camino del atacante, presentarle un objetivo difícil y protegido podría disuadirlo de continuar o incluso impedir totalmente su acción.
Si es necesario el uso de fuerza letal para neutralizar el ataque, disparar sin dilación y con precisión a la línea media del atacante, al centro de masas, sea cual sea la forma en la que nos enfrente. Aun portando, el agresor, chaleco balístico, podemos frenarlo e impedir que actue con eficacia, amén de que normalmente no es posible reconocer de forma inmediata el empleo de dichos chalecos.
Si tras varios disparos el sujeto continúa en pie después de ser alcanzado por proyectiles bien colocados, es hora de buscar disparos a otra zona más efectiva.


Vigilancia del entorno.
El entorno debe ser escrutado verificando si hay o no más adversarios, si hay movimientos de flanqueo, comprobar potenciales rutas, propias y de agresores, localizando abrigos viables propios y para adversario.
Nunca hay que asumir que se ha finalizado una acción armada simplemente porque las cosas parecen haberse calmado y no se observa alguna otra amenaza. Ese es el momento para recargar si hemos disparado, y aquí no tiene importancia saber cuántos cartuchos creemos haber empleado, hay que recargar cuando queramos hacerlo, en condiciones de seguridad personal, no cuando la situación nos obligue a hacerlo, que será siempre en el peor de los momentos, frente a un enemigo armado y en pleno ataque.
Si la situación lo permite permaneceremos en una posición fuerte y segura, con una distancia de seguridad eficaz, y aquí es importante recordar que el viejo axioma de “cuanto más lejos mejor” no solo no siempre es factible si no que a veces ni se cumple, ni se consigue y no siempre es seguro.
Y, obviamente, hay que tener de forma invariable en cuenta y presente el estado y posición de nuestros compañeros, familiares, amigos y/o civiles a salvaguardar.

Alcanzado… él o yo.
La primera cuestión que debemos tener en cuenta respecto a una persona herida, sea de la gravedad que sea, es que sigue siendo una amenaza mortal. En muchos casos se ha producido el efecto de gato acorralado al perseguir innecesariamente a un sujeto herido. La psiquis del ser humano puede tener reacciones de huida hacia adelante cuando se encuentra herido y acorralado, en estos casos lo más aconsejable es hacer uso de la paciencia y dejar que el tiempo corra a nuestro favor.
Si la situación todavía no está claramente asegurada jamás hay que abandonar prematura e innecesariamente una posición protegida para aproximarse a un herido, del tipo que sea, podríamos nosotros mismos convertirnos en otro herido más, complicando la situación propia y la de los compañeros.
Respecto a nosotros mismos, una vez asegurada la situación, nos examinaremos para ver si existe alguna herida. En plena descarga de adrenalina a consecuencia de la agresión, amén del masivo coctel químico que corre por nuestro interior, es fácil haber sido gravemente heridos y no darnos cuenta de ello.
Lo aconsejable es empezar por la parte superior de la cabeza hacia las piernas, ya que las primeras zonas a examinar deben ser las que puedan tener heridas potencialmente más letales. En principio, y sin entrar en casos y detalles específicos, una herida en la cabeza o cuello siempre será más grave que otra en las extremidades, por lo que nos corre más urgencia el detectarlas. Recorreremos palpando el cuerpo con las manos para descubrir si nos han herido, en su defecto solo con la mano de apoyo o incluso, en situaciones más comprometidas, solo con la mirada.
Ya sea grave o no, una herida es siempre una cuestión a tener en cuenta. Una herida grave requiere atención médica inmediata, evidentemente, pero incluso una herida que no es en apariencia demasiado grave, un golpe en el codo por ejemplo, con el tiempo puede transformarse en algo muy grave, incapacitándonos para la más mínima defensa efectiva.


En solitario nunca.
Durante una acción de registro o intervención debe olvidarse el actuar al estilo Hollywood, en solitario, y ello, entre otros motivos, porque simplemente no se puede vigilar en dos direcciones a la vez. Si piensan que lo usual es tener que estar pendiente de una esfera de riesgo, que nos envuelve, y muy raramente de una línea, es facilmente deducible el porque la soledad táctica no es lo más recomendable.
Existen situaciones donde la mejor opción, es colocarse en una perspectiva de cobertura y dejar que, o bien el adversario venga por nosotros, o lleguen refuerzos que nos proporcionen mayor seguridad de actuación.
En el interior durante estas situaciones hay que utilizar los cinco sentidos para buscar indicadores del objetivo, y lo de los cinco sentidos no es una frase hecha, es literal. Aunque la vista y el oído son los más importantes, podemos detectar un objetivo por brillos, movimientos, vibraciones, calor, sonidos, olores, formas, contrastes, señales humanas e indicadores operativos, la mayor parte de las veces pueden ser casi imperceptibles a nivel consciente.
Hay que saber y ser capaz de emplear todos los sentidos.
El olfato puede detectar olores fuera de contexto como lubricantes de armas, tabaco, colonia, olores corporales, olores primarios de sexo, excrementos o gases corporales, etc.
Las señales humanas incluyen huellas de pies, de manos, rastros de sudor o sangre, cigarrillos encendidos, comida, sombras, el vaho de la respiración, vibración del suelo o una puerta, etc. Incluso el calor corporal puede ser detectado en según qué circunstancias.
Respecto a indicadores operativos pueden incluirse ventanas abiertas en un día frío, muebles amontonados contra una puerta, agujeros en tabiques, suelos o techos, y en el peor de los casos, bombas trampa. A este respecto la memoria debe estar alerta por si algo ha cambiado desde la última vez que se observó.



Nunca presa.
Indudablemente debemos tener en cuenta todo lo que hemos leído en los apartados anteriores, sobre todo si tenemos en consideración que en una acción armada somos un 50% de cazador y en 50% de presa.
El sigilo es la clave, con movimientos lentos, cuidadosos y sistemáticos, estudiando cada problema táctico de forma individual. Detenerse, mirar, escuchar, frecuente y metódicamente desde detrás de un abrigo o al menos una cubierta que nos oculte y proteja. En una situación de búsqueda, tras un ruido inesperado hay que inmovilizarse al menos un minuto para escuchar posibles reacciones.
Jamás hay que asumir que algo situado en nuestra zona de responsabilidad es seguro hasta que no haya sido verificado por uno mismo, si pensamos que otro lo hará, lo más probable es que nadie lo haga. En este entorno hay que recordar siempre o se está seguro o está expuesto. Es por lo que hay que maximizar la alerta ante las amenazas potenciales y minimizar la exposición a ellas.
Mantendremos la distancia a las esquinas desde las que no se pueda ver más allá, cuidando de no introducir la boca del arma en un espacio que no haya sido asegurado ni examinado.
La pereza y el descuido en los detalles son buenas cartas para el desastre, no deben olvidarlo, jamás.


Bailar tácticamente.
El equilibrio es algo que hay que mantener y no perder jamás, manteniendo el arma lista para poder abrir fuego de forma inmediata sobre cualquier amenaza que pudiese surgir.
Es muy importante no olvidar el principio de los tres ojos, hacia donde vayan los dos ojos del operador allí va la boca de su arma, y viceversa. El arma debe estar preparada y situada sin que bloquee el campo de visión pero lista para disparar con eficacia en centésimas de segundo, siempre de forma consciente y contrastada de a que disparamos.
Evitaremos detenernos en lugares abiertos y expuestos, saldremos de ellos a paso rápido, sin cruzar los pies ni correr, a menos que estén disparando y aun así no siempre es aconsejable correr sin más.


Disparando.
A la hora de disparar lo único importante es lo básico, lo que algunos llaman los tres secretos. Secretos que son, no debemos olvidarlo, obvios y de sentido común:
- Empuñamiento.
- Imagen en las miras.
- Control del disparador.

Debemos ser capaces de alcanzar eficazmente con varios disparos seguidos al blanco en el menor tiempo posible, antes de que él sea capaz de hacer lo mismo con nosotros.
Y finalmente algo que simple y llanamente es lo más obvio:
Si no se puede dar en el blanco cuando es necesario
todas las tácticas del mundo son inútiles.

Y finalmente tenemos al Coronel Boyd.
En resumen, más de 4100 palabras para volver a disertar sobre el modelo del Coronel Boyd, OODA (Observar, Orientar, Decidir y Actuar), pero en otros términos.
Las vueltas que da la vida, ¿vueltas? ¿Evolución? También es movimiento ¿no?
A lo mejor es tan sencillo como decir “mientras hay movimiento hay vida”, para todo, y solo con cinco palabras.
Está claro que me gusta complicar lo sencillo ¿ o no?
Cuidense y cuiden de los suyos.

https://cecilioandrade.blogspot.com/2017/02/el-gran-reto-vencer-y-vivir.html

Centroamérica, Febrero 2017

11
Espanol Discussion / Psicología Operativa. ¿Algo más que un concepto?
« on: February 02, 2017, 10:48:57 AM »
Psicología Operativa. ¿Algo más que un concepto?

Cecilio Andrade

Psicología, la mente, el software de una masa gelatinosa de apenas 1.5 kg de media humana; esa desconocida a pesar de trabajar con y para nosotros, mejor o peor, cada segundo de nuestra vida. Alguien dirá que en realidad la mente es el “yo”, siendo el resto del cuerpo un mero transporte, simple receptor de servicios de apoyo logístico. Piensen lo que piensen necesitamos esa mente funcionando con efectividad y eficacia, algo que el mundo real no siempre favorece. No entraré en el tán tópico comentario aquel de “es que la época actual…”, todas las épocas de la humanidad, desde el primer homínido hasta hoy, han tenido sus pros y sus contras, no nos engañemos ni busquemos escusas baratas y trilladas.
Regresando a mi mundo, violento y armado, de profesionales y ciudadanos armados con el deseo y la intención de frenar a los “malos”, tambien armados pero que usan su capacidad letal para dominar, robar, abusar y destruir, lo que la gente honesta construye con laboriosidad, sacrificio y esfuerzos. ¿Mi mundo? ¿El suyo? ¿El nuestro? Ya me estoy dispersando de nuevo, la edad, perdonen.
Mi tan repetido Musashi nos dió muchas pautas, tácticas, mentales y cotidianas, a seguir, “Lo que es esencial es hacer repentinamente un movimiento totalmente inesperado para el adversario, aprovecharos de la ventaja del temor causado y alcanzar la victoria en ese mismo instante y lugar”. Y funciona pero siempre y cuando “Cuando estáis combatiendo contra los enemigos, si tenéis la sensación de estar estancados y de no hacer ningún progreso, abandonad vuestro estado de ánimo y pensad en vuestro corazón que estáis empezando algo nuevo”. ¿Que creen que significa eso de “pensar con el corazón”? El corazón no piensa, es un simple músculo de bombeo, ni más ni menos. Pero Miyamoto dono vuelve a aconsejarnos “En el combate individual, muéstrate primero relajado, y después entra de repente a la carga con fuerza; cuando la mente del contrincante cambie de táctica, es esencial que sigas atentamente lo que hace, no dándole respiro un solo momento, percibiendo la ventaja del momento y juzgando exactamente entonces como ganar”.
Proteger y servir es una vocación, no lo olviden, aun sin ser un profesional armado, “Para el médico, curar es una forma de vida; un poeta enseña el arte de la poesía. (...) Las personas practican las vías a las que se sienten inclinadas y desarrollan sus preferencias individuales”.
Para terminar la entradilla y dar comienzo al texto permitanme añadir algo más cercano, al menos literariamente hablando, “El propio gobernador del Cantón de Uri situó una manzana sobre la cabeza del joven Tell y midió treinta pasos con grandes zancadas. Un gran silencio inundó a todos los presentes. Guillermo Tell cerró sus ojos en un momento de reflexión. Después, pausadamente, situó una flecha en el canal de su ballesta, la aferró contra su hombro y disparó. El dardo cruzó el aire con un silbido y se clavó en el abeto con un golpe seco, tras partir en dos limpiamente la manzana”. No creo que el señor Friedrich Schiller fuera psicólogo, pero quizás mi amigo Fernando debiera opinar.




Existe la idea general muy extendida, me refiero a aquella en la que un tirador, tanto en competición como en una operación armada, se encuentra sometido a una serie de situaciones que producen un enorme nivel de tensión. Y seguro que todos están de acuerdo en esa premisa, siempre y cuando no profundicemos en ello. Analicemos con calma… ¿el estrés es el mismo? El estrés de perder segundos y puntos, quedando en una posición del ranking inferior al deseado, comparado con el estrés de arriesgar vidas, propias y ajenas… ¿es el mismo?
Habiendo estado en ambas situaciones debo decir que no, ni de lejos se parece, al menos hasta donde personalmente tengo experiencia, así como en llos análisis de compañeros y conocidos respecto a sus propias experiencias y sensaciones. En unos casos la tensión se producirá como consecuencia de la propia competición, en otros, el riesgo que entrañan de por sí las acciones en las que puede verse implicado, o la trascendencia que puede tener un fallo, producen sobre el operador un efecto importante, haciendo que este trabaje bajo unas condiciones físicas y emocionales que debe ser capaz de controlar.
Reconozco que en ambos casos, a pesar de las diferencias sustanciales, y obvias, entre ambas situaciones, el agente se halla empeñado en una lucha consigo mismo para vencer la tensión. Un adecuado entrenamiento, así como el conocimiento de los factores que pueden influir en su estado físico y psíquico, junto con el empleo de técnicas adecuadas de autocontrol, pueden contribuir a una mayor eficacia en sus actuaciones. Pero con matices y adaptaciones a conceptos y situaciones concretas y, por definición, tan distintas interiormente.
Antes de entrar detalles y procesos, necesito tengan en cuenta una cuestión sumamente importante, por favor, todo lo que comento lo hago a modo de pautas generales. Cada ser en cada situación posible es un universo en si mismo, generar reglas fijas e inamovibles, en oposición a unas flexibles y adaptativas, es una mala práctica muy extendida, eso último si lo reconozco por desgracia.
La extensión y universalización de unas reglas erradas no las hace más correctas, en todos caso las hace generadoras de errores desgraciados mayores, amparados en unas supuestas reglas firmes, fijas y, para muchos, amparadores de cualquier excusa posible.
Dicho esto, reconozco que poco diplomático y politicamente incorrecto, pasemos al trabajo real.

Estrés.
La psicología, como ciencia del comportamiento, puede servir de ayuda tanto a los operadores tácticos como a sus instructores, mediante el análisis de las situaciones y la detección de variables implicadas en el aprendizaje de las técnicas y en la ejecución de las mismas. Por otra parte, puede proporcionar recursos para el control de los aspectos fisiológicos y emocionales presentes en las diversas situaciones como resultado de las mismas reacciones psicológicas.
Extenderse en este campo daría lugar a un libro, o a muchos de los que mentes infinitamente más preclaras y sabias han publicado, por lo cual me permitirán concentrarme de manera muy somera en un solo aspecto, el que más nos afecta en una acción táctica, el estrés.
Hoy por hoy el término estrés está tan popularizado que todos lo utilizamos aplicado a diferentes situaciones como sinónimo de ansiedad, agobio, angustia, tensión, etc. La mayoría de las personas están de acuerdo en considerar los siguientes episodios como situaciones típicas de estrés: «tengo un examen dentro de dos días y… ¡no sé si me dará tiempo a prepararlo!»; «el ascensor se ha parado entre dos plantas…¡estoy atrapado!»; «he de llegar a una cita importante y… ¡estoy en medio de un atasco!»..., pero este acuerdo general sobre lo que es el estrés no suele llegar mucho más lejos.
Muchas de las situaciones en las que puede verse envuelto un operador en el curso de acciones de alto riesgo pueden considerarse altamente estresantes, dandonos puntos para elaborar una lista interminable. No creo que nos sea de utilidad reseñar aquí las múltiples definiciones que del término estrés circulan por los diversos ámbitos profesionales y académicos, de modo que intentaré limitarme a dar una definición lo más operativa posible dentro del contexto que nos ocupa.
Se considera que una persona está bajo estrés cuando ha de hacer frente a demandas conductuales que le resulta difícil, si no imposible, llevar a cabo o satisfacer. Estas demandas exigen o provocan un incremento importante de la energía fisiológica del organismo, un rápido procesamiento de la información disponible, no siempre eficazmente, con frecuencia consistente en estímulos poco usuales o complejos, y la búsqueda o puesta en marcha de conductas que permitan satisfacer dichas demandas, también aqui no siempre con la efectividad deseada, para alcanzar un nivel de tranquilidad determinado.
Así pues, las características básicas de las situaciones de estrés son:
- Exigencia excepcional al organismo.
- Falta de información sobre la situación.
- Activación fisiológica importante.

En resumen, lo que caracteriza a una situación de estrés es el desequilibrio entre las demandas que la situación impone al individuo y los recursos cognitivos, fisiológicos y motores de que dispone para hacerle frente con eficacia. En suma, el organismo se encuentra desbordado por la situación.
Las situaciones que generalmente pueden desencadenar estrés reúnen todos o algunos de los siguientes componentes:
- Incertidumbre sobre la forma en que puede evolucionar la situación.
- Cambio repentino de las circunstancias.
- Sobrecarga de los canales de procesamiento de información, que no pueden integrar y manejar toda la información que llega.
- Falta de recursos (habilidades, conocimientos, vigor físico) para hacer frente a la situación y manejarla.

Ante estas situaciones generadoras de estrés las personas suelen responder de una forma bastante similar y, por ello mismo, analizable:
- Generando un incremento importante de su nivel de activación fisiológica que produce, entre otros efectos:
o Un aumento de la sensibilidad de los sentidos, que les permite identificar estímulos o señales más débiles para obtener la mayor cantidad de información posible.
o Un incremento en la actividad del sistema cardiovascular y endocrino.
o Un aumento del tono muscular, de la respiración y una disminución de la sensibilidad al dolor, preparando al organismo para una reacción de emergencia.
- Incrementando el nivel de activación cognitiva, de forma que se permita un procesamiento más rápido y preciso de la información recogida. Este aumento en la capacidad cognitiva del sujeto tiene un límite, de forma que, cuanto mayor sea la cantidad de información que tiene que manejar el sujeto más fácilmente será que se sature y se produzca un bloqueo.
- Produciendo un incremento del vigor y rapidez con la que se emiten las respuestas motoras, permitiendo que estas sean más eficaces para resolver la situación. En este punto es especialmente relevante la disponibilidad de conductas aprendidas con gran fuerza de hábito, ya que, en caso de disponer de ellas, el incremento de activación facilitará su puesta en marcha (Teoría del Impulso). En el caso contrario, cuando la situación sobrepasa un cierto punto, pueden desencadenarse conductas desorganizadas, repetitivas y/o estereotipadas.

Hasta aquí la explicación quizás más técnica y científica en referencia al estrés. Veamos ahora esa misma reacción de una forma más directa, lo que ocurre sobre nosotros mismos en una situación de este tipo.

Fases generales del estrés.
El entrenamiento operativo busca afrontar situaciones de crisis, por lo cual no debe ceñirse únicamente a las técnicas y métodos de trabajo basados en el esfuerzo físico. El aprendizaje de técnicas de trabajo psicológico dotará de recursos para afrontar reacciones de miedo, estrés y pánico.
Hans Seyle utilizó el término estrés para definir “un conjunto coordinado de reacciones fisiológicas ante cualquier forma de estímulo nocivo, incluidas las amenazas psicológicas”.
El estudio y conocimiento de las transformaciones que se producen en el organismo durante una respuesta de estrés, descritas con el nombre de «Síndrome General de Adaptación», nos permite reconocer las variaciones de nuestro organismo y nuestra mente.
Se distinguen tres fases claramente diferenciadas:
- Fase de Alarma
- Fase de Resistencia
- Fase de Agotamiento

Fase de Alarma.
La Fase de Alarma se subdivide, a su vez, en otras dos subfases, Shock y Contrashock.
Durante la Subfase de Shock se producen cambios en el estado de conciencia del individuo, sentimientos de confusión, incertidumbre e incapacidad para tomar decisiones. Se observa parálisis y cambios de la expresión facial. Por último, internamente ocurren cambios fisiológicos nerviosos y hormonales, aumenta el ritmo cardíaco y se produce distensión muscular.
En la Subfase de Contrashock un individuo sano, tras la primera sensación, destinada a provocar un estado de máxima alerta ante la situación sorpresiva, el organismo reacciona con una urgente activación fisiológica que facilita recursos excepcionales en las mejores condiciones, reaccionando por tanto en sentido opuesto: el pulso se acelera, el corazón bombea a ritmo frenético, aumenta la frecuencia respiratoria, todo ello encaminado a enviar más oxígeno al cerebro, los órganos y músculos, preparándose para una posible entrada en acción.

Fase de Resistencia.
Si la alarma continúa el organismo no puede mantener indefinidamente el ritmo antes descrito. En esta fase el organismo trabaja con recursos superiores a lo habitual, pero de menor intensidad.

Fase de Agotamiento.
Los recursos del organismo se han “gastado”, o “invertido” si todo sale exitosamente, de forma progresiva, incluso repentina, llegando a ser inferiores a los valores normales, produciendo la típica reacción de piernas flojas y temblores tras la acción. Este agotamiento puede afectar a todo el organismo o a un sistema u órgano específico, pero no es irrecuperable, salvo en casos extremos.

Entrenando con/el estrés.
Consideremos el siguiente concepto general básico, el entrenamiento efectivo debe incluir ejercicios que reproduzcan, de la forma más fiel posible, situaciones de riesgo, o simplemente de estrés, obligando a trabajar bajo presión psicológica.
A modo de ejemplo simplemente, podemos realizar un ejercicio de tiro del tipo “tiro practico policial”, pero en el cual el ejecutante debe localizar las piezas, la munición, un objeto determinado, o todo ello simultáneamente, antes de comenzar el ejercicio de tiro propiamente dicho. Si además le provocamos mayor agobio con comentarios jocosos, retirándole piezas del arma mientras la monta, o cartuchos mientras los introduce en el cargador, su nivel de estrés puede ser bastante alto. Obviamente ni de lejos es como si le dispararan pero, psicológica y fisiológicamente, se aproxima bastante. Se puede considerar como estrés adversivo o, más coloquialmente, “avergonzativo”.
Todos los seres humanos tenemos un miedo innato, siendo el enfrentamiento con un agresor armado una de esas situaciones que no podemos calibrar hasta que sucede de verdad, pero cuando llegamos a esta situación es demasiado tarde para corregir algo que resulta ser defectuoso.
Ninguna simulación, por muy real que sea, podrá preparar, con un 100% de efectividad, a nadie para enfrentarse por primera vez a un agresor armado dispuesto a matar. Pero sí podemos, y debemos, acercarnos todo lo posible a ello, siempre se reaccionará mejor que sin entrenamiento alguno.
Unan a todo esto una mentalización adecuada y positiva, una respuesta agresiva e inmediata, con un deseo solido unido a la capacidad de superación y supervivencia innato en todo ser vivo. Es más que probable que finalmente salgan victoriosos de casi cualquier situación.

El individuo.
He intentado transmitir en líneas generales las características de una reacción de estrés. Como he expuesto a lo largo de este texto, son los recursos de los que dispone el individuo los elementos clave para manejar una situación potencialmente estresante. En función de los recursos disponibles percibiremos una situación como estresante o simplemente “emocionante”.
Un individuo bien instruido puede desenvolverse en situaciones de riesgo con un alto grado de control, mientras que un novato puede percibir la misma situación como insuperable, sintiéndose completamente desbordado por ella.
Nuestros recursos dependen de la disponibilidad de respuestas adecuadas a las diversas situaciones, desarrolladas a lo largo de un proceso de aprendizaje y de la habituación progresiva a la actuación bajo condiciones estresantes, fruto del adiestramiento y concienciación permanente.
No existen recetas mágicas, sin un mínimo conocimiento de base de los principios en los que se fundamentan las técnicas psicológicas, estas son de muy poca utilidad. La validez de la aplicación de estas técnicas es algo muy personal para cada individuo y depende mucho del trabajo interno y externo de cada uno consigo mismo.
Después de todo lo anterior queda claro que el miedo natural y sano que sentimos ante una acción armada hostil puede ser controlado y encauzado correctamente.
Resumiendo, y a modo de corolario, ello se consigue principalmente por medio de los cinco puntos que ya hemos estudiado:
- Entrenamiento. Clave principal de toda supervivencia.
- Experiencia. Toda primera vez es siempre la más dura, luego se hace más fácil; cuantas más exposiciones a situaciones de riesgo, más pre-condicionados estaremos. Pero cuidado, el estrés consume energias, físicas, mentales y emocionales. Energías que no son inagotables y por tanto podemos llegar a un punto que “quiebre” por mejor entrenamiento y conciencia que se posea. Hay que aprender a reconocer las cercanías de ese punto de quiebre, tanto en uno mismo como en otros.
- Confianza. El exceso de confianza mata, ya lo dice el refrán «la confianza mató al gato». A menudo, los demasiado confiados son también los que menos entrenamiento poseen, ya que no lo creyeron necesario. En este punto los ejercicios prácticos de “fuerza contra fuerza” ayudan a generar mucha confianza real y efectiva.
- Control situacional. A mayor control del entorno, menos temor sentiremos.
- Control del miedo. Admitir que tenemos miedo. Evitar insistir en el pensamiento de fracaso. Controlar cuerpo y mente. Concentrarnos en terminar el trabajo y reforzar la capacidad de enfrentarse a lo esperado y a lo inesperado. Convertir miedo e ira en motivaciones. Y aceptar un elemento de suerte en cada posible situación. El miedo, despues de todo, es la respuesta de defensa del organismo, debemos saber sacarle todo el provecho posible.

Retornando a la entradilla para terminar.
Terminé la entradilla haciendo una referencia a una situación de leyenda. Ahora podría plantearles una pregunta desde un punto de vista reflexivo ¿qué se le pasaría por la cabeza a Guillermo Tell, en el instante antes de disparar un virote sobre la cabeza de su hijo? ¿Cómo pudo controlarse? La respuesta a esta pregunta no viene reflejada en la leyenda.
Puede parecernos imposible, pero nunca lo es. La mente puede con cualquier cosa. Con lo cual, solo se obtiene una conclusión, a saber:
“El que crea que puede hacerlo, lo hará. El que crea que no puede, no lo hará”.
O, más moderno y de moda, recordando al Maestro Yoda “¡No! No lo intentes. Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes”. En combate no hay intentos, ni segundas oportunidades, esas quedan para los entrenamientos. En combate hay o no hay … y no hay más.
Cuidense y cuiden de los suyos.


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Espanol Discussion / La técnica perfecta
« on: January 26, 2017, 07:39:28 AM »
La técnica perfecta.

Por Cecilio Andrade

El pintor expresionista Jackson Pollock nos dejó frases y obras, espero que la que seleccioné sea la perfecta para dar entrada al trabajo de hoy, “para nuevas necesidades, necesitamos nuevas técnicas”. ¿Qué les parece? Esperen al final del texto para juzgar mi acierto o no, por favor.
El Sr. Pollock define perfectamente el mundo y su desarrollo ideal, lo malo es que no siempre el mundo no escucha esa partícula de sabiduría, prefiriendo seguir la pauta definida por el escritor Larry Niven, “la técnica no funciona si no se la utiliza”.
Llegaré más lejos, sacando de su contexto incluso, utilizando un texto fuera de los parámetros para los que fue redactado, buscando hacerles pensar aún a costa de ganarme las críticas de los seguidores del reconocido poeta y director de cine Pier Paolo Pasolini. “Hay que inventar nuevas técnicas que sean irreconocibles, que no se parezcan a ninguna operación precedente. Para evitar así la puerilidad y el ridículo. Hay que construirse un mundo propio, con el cual no haya comparaciones posibles. Para el cual no existan medidas de juicio anteriores. Las medidas deben ser nuevas, como la técnica. Ninguno debe entender que el autor no vale nada, que es un ser anormal, inferior, que es como un gusano que se retuerce para sobrevivir. Ninguno debe pescarlo en falta de ingenuidad. Todo debe presentarse como perfecto, basado sobre reglas desconocidas y, por lo tanto, imposibles de juzgar.” Muchos con seguridad podrán identificar individuos que siguen a rajatabla este párrafo de don Pier. Lo malo es que no siempre para lo bueno, correcto y creativo que el autor deseaba transmitir con su texto.
Personalmente prefiero seguir con una forma de ver la vida que me ha traido grandes alegrías, tanto personales como profesionales, “si no conozco una cosa, la investigaré”, y es así porque estoy convencido que “investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie más ha pensado”. ¿De quien son? Dos investigadores sin los cuales el mundo de la medicina no sería tal y como hoy lo conocemos, me refiero a Louis Pasteur y el Premio Nobel en Fisiología Albert Szent-Györgyi. Creo que su opinión tiene una base firme en este asunto.
Volviendo al mundo que nos ocupa, el empleo de la violencia controlada por un bien mayor de la sociedad terminaré esta entradilla con un párrafo del Sensei Masatoshi Nakayama, “Para que las técnicas sean poderosas, rápidas, precisas y fluidamente ejecutadas, deben lanzarse desde una base fuerte y estable”. Y esa base fuerte y estable no solo es física, si no tambien mental y, permítanme esto, espiritual.



Una fea costumbre.
Se puede observar una fea costumbre, así la considero personalmente, muy extendida y generalizada dentro del mundo del profesional armado y el trabajo con armas, seguro que sabrán a cual me refiero, es esa forma de pensar que nos dice, y repite hasta la saciedad,  “solo existe una posición de tiro a utilizar”, “solo se puede portar el arma de una forma”, “solo se puede disparar con una técnica específica”. Dicha mentalidad y actitud implica considerar que todo aquel que usa o aboga por otra forma, escuela, procedimiento y/o técnica no solo es un verdadero sacrílego sino que además es… digámoslo sutilmente, menos listo.
Existen defensores acérrimos y fanáticos de la “escuela” de tiro isósceles clásica, otros defienden a “capa y espada”, aunque quizás sería más correcto decir hoy en día a “chaleco y fusil”, duda esistencial, pero sigamos, defienden la moderna o modificada, unos pocos la Weaver, C.A.R., Tactical, israelí, policial, práctica, instintiva, creando un infinito y largo etc.  de formas excluyentes y aparentemente aisladas. Obviamente he enlistado sólo algunas de las técnicas más comunes, y tan solo hablo en trabajo con pistola, y sin entrar en nada muy especial.
Si entramos en hacia donde apuntar el arma cuando no la dirigimos a un blanco, arriba, abajo, al frente, al costado o atrás, las discusiones pueden entrar en una dinámica de casi agresión.
Lo más común que suele surgir a modo de apoyo inapelable al procedimiento que sea es el de que tal gran experto, maestro, gurú, etc. la emplea y/o enseña. Algo más común aún es “me la enseñaron en la Academia, ¿vas a saber tú más que los profesores de allí?”, haciendo enfasis en un “tú” peyorativo de alguien afectado por una reducción más que drástica de capacidades cognitivas.
Y por supuesto no puedo dejar pasar aquel argumento universal, emitido con tal firmeza y energía que lo hace totalmente “imposible “ de contestar, a saber, tal o cual cuasi legendaria y mítica unidad de elite la emplea. ¿Cómo sería posible imaginar rebatir un argumento con un nivel tal de solidez, tan firme y contundente? Imposible.
Modo irónico y sarcástico en off.

Estudiar y analizar.
Normalmente muy pocos profesionales se toman la molestia de estudiar el porqué de la aparición, desarrollo y empleo de cada una de las técnicas de trabajo, dejando todo en un “esto es así y punto”, o también “siempre se ha hecho así, no inventes la rueda”. Veamos algunos ejemplos. Y por favor, tengan en cuenta que tan solo los empleo a modo de eso mismo, simple y llanamente de ejemplos.
Hasta no hace muchos años para el combate urbano se consideraba que llevar el arma larga con la culata pegada a la cadera, a esa altura, o incluso centrarla frente a la pelvis era la mejor técnica del mundo para entrar en una habitación con posibles adversarios armados. Razonar con sus defensores que todos los obstáculos, mesas, sillas, sofás, etc., están a esa altura. Que además de ser un riesgo de colisión y bloqueo del arma, el cañón no “ve” lo mismo que los ojos. Que podemos estar disparando sin impactar donde necesitamos hacerlo.
Tras esta explicación, y aparente denostación de esta antigua técnica, todos los que la aprendieron y emplearon hace años me querrán fusilar, ya que ellos si acertaban con precisión sin error ni fallo digno de mención. Algo que sin dudar les confirmaré, les creo, estoy seguro, sé que le acertaban siempre con efectividad, lo he visto y lo he vivido.
Permítanme un poco de Historia.
Esta técnica se creó para uso con armas muy específicas, que por su configuración estructural y/o sistema de tiro, no permitían otra forma de tiro rápido con un mínimo de eficacia. Con el arma en la cadera era más fácil manipular y cargar rápidamente, en un entorno tan cerrado, los viejos fusiles de cerrojo reglamentarios. Así mismo se buscó centrar frente a la pelvis para controlar el fuego automático con los primeros subfusiles, por ejemplo del tipo Sten, Star Z70 o similares, que al usar un acerrojamiento por desplazamiento de masas solo se controlaban mínimamente en fuego automático desde esas posiciones.
¿Es errónea esta posición? ¿Nuestros antecesores profesionales eran ineptos y no vieron los hándicaps?  Ni mucho menos, ni es errónea ni nuestros antecesores en la vocación de proteger y servir eran tontos, tan solo se adaptaban a lo que tenían entre manos, ni más ni menos. Pero pretender emplear eso mismo hoy en día si puede ser, cuando menos, tan poco inteligente como pretender combatir con piedras y quijadas de burro. Los subfusiles y fusiles de asalto actuales son más ergonómicos, manejables y controlables que los de las primeras épocas, podemos lograr mucho más a poco que los estudiemos y analicemos, tanto en capacidades como en empleo.
Veamos otro ejemplo.
Los SEAL, tan de moda ahora, usan las armas casi exclusivamente hacia arriba o guardia alta, y para muchos el que esta unidad lo haga ya es motivo suficiente para no considerar posición alguna fuera de esta. Pero ¿alguno sabe porque la usan? ¿De dónde viene ese procedimiento en su trabajo? ¿En qué entorno táctico nació?  ¿Alguien se ha parado unos segundos a pensarlo?
El nacimiento y desarrollo de esta unidad fue en el mar, en buques y puertos, en asalto a buques, en movimiento en buques. Un buque está rodeado de agua ¿Qué probabilidad hay de que un disparo al aire impacte a alguien en mitad del océano Indico, por ejemplo? Si apuntaran hacia abajo ¿de qué suelen ser los suelos de los buques, sus cubiertas, sus pasarelas? ¿Metal? Metal más disparo igual a rebote.
Ahora surge, ¿y en tierra por que siguen con la misma técnica? ¿Y dentro del buque? Alguno dirá que en el interior del buque hay metal en los 360º de la esfera del operador, cierto, muy cierto.
Razonemos juntos.
Como equipo debo elegir un procedimiento, escogeré el que cubra la mayor parte de las situaciones de trabajo de mi unidad. La entrenaré hasta que la domine como si fuera algo innato en mi. No entrenaré una técnica distinta para cada una de las situaciones posibles, ya que con estrés acabaré no sabiendo cual adoptar y el equipo, en conjunto, acabaría pagando el error. Además en un equipo, todos… TODOS, deben trabajar con el mismo sistema y procedimiento, intentar cualquier otra cosa es un suicidio táctico.
Muy distinto es tener que verse obligados, por el motivo que sea, a cambiar un procedimiento puntual, para lo cual es necesario conocerlo y ensayarlo. Obviamente utilizar  un procedimiento nuevo hace imposible aplicarlo de forma tan rápida y precisa como el principal. En eso los SEAL también se distinguen como maestros, saben cuándo deben hacer un esfuerzo y cambiar algo, ya sea puntual o de forma permanente. Aprendan esa capacidad que distingue a los mejores, no se queden en lo superficial.
En este particular la mayoría saben que personalmente defiendo mayoritariamente el arma hacia abajo, pueden buscar y encontrar algún que otro artículo mío en ese sentido; pero eso no implica que desprecie ni desautorice el arma hacia arriba, es más, la empleo, y mucho. En espacios tubulares confinados, como pueden ser vehículos, autobuses y aviones por ejemplo, en algunas zonas industriales, en trabajos de protección, etc. En definitiva simplemente me adapto, empleo las herramientas de las que dispongo, aunque eso implique bajar un poco mis revoluciones de trabajo.

La caja de herramientas.
Si hablamos de posiciones de tiro básicas y sus actualizaciones, isósceles, Weaver, Tactical, C.A.R., etc. … las uso todas, paso de una a otra en base a los parámetros del entorno donde actuo, me muevo, distancias, armas, adversarios, si estoy en una calle, en un pasillo estrecho, dentro de un automóvil al volante, en el asiento del acompañante o detrás, si llevo chaleco pesado externo con equipo, ligero interior o ninguno, si hay más o menos luz. ¿Cuántos entornos son capaces de imaginar?
Incluso en el último caso no empleo la linterna de una única forma, la puedo pegar al centro del pecho para llevarla luego a una u otra mejilla, subirla por encima de la cabeza y llevarla a un lateral con el brazo extendido, posteriormente cruzarla con el arma y colocarla paralela a la misma, volviendo de nuevo a alguna de las anteriores. ¿Porqué tanto cambio? Simple, por la necesidad de cumplir lo que se requiere en una linterna, ver, iluminar a lo que apunto, como y cuando sea necesario.
Es cierto que en nuestra caja de herramientas virtual, con sus conocimientos, técnicas, procedimientos y sistemas, unos primaran sobre otros, serán los más usados, serán los que emplearemos en el 80 o 90% de los casos. Pero ello será así porque en nuestro entorno de trabajo profesional esas serán las más correctas y útiles, las más eficaces y las que menos hándicaps nos comportan.
Pretender que una única técnica, por muy maravillosa que parezca, es valida en todo lugar, entorno y situación es una apuesta muy arriesgada, se lo aseguro. Estudien y analicen, su trabajo, sus características, la situación, el entorno, casos previos y posibles evoluciones de los mismos.

Orden en la caja de herramientas.
Con todo el análisis comentado vayan a su caja de herramientas virtual y recoloquen todo lo que contiene. Busquen dejar en la parte más accesible de la misma lo que les sea más útil y aplicable a su día a día en las situaciones más probables. No tiren nada, guarden el resto por orden decreciente de posibles usos, esto es probable pero no habitual, esto es poco probable, esto otro es improbable, esto no deja de ser una curiosidad, etc. Actuando así con sus herramientassiempre estarán disponibles si las necesitan.
Analicen y entrenen igualmente esas “herramientas” desde todos los aspectos que crean convenientes. Deben logrer pulirlas de tal forma que acaben siendo realmente tal y como son las herramientas de precisión del mejor tallador de diamantes del mundo. Háganlo en el mismo orden y porcentaje que han clasificado el índice de probabilidad anterior. Entrenen prioritariamente lo que consideren más probable y habitual, y con la gradualidad, y cantidad, que consideren hasta llegar a lo más improbable.
Si pueden ver todo lo que les comento, podrán opinar con precisión y equidad; realmente se darán cuenta por si mismos que no existe nada absoluto en el trabajo táctico y/o armado.
Con todo lo anterior tan solo pretendo darles una muestra, dice el viejo refrán que para ello basta un botón, sobre cómo debe trabajarse y analizar este mundillo del adiestramiento táctico.

Copiar sin analizar.
El trabajo de una unidad especial, el GEO español por ejemplo, no es igual en Madrid, con sus niveles específicos de riesgo, que, tambien como ejemplo comparativo, el del BOPE de Brasil con su entorno de trabajo policial que bate records de ataques y decesos.
¿Cómo que no? Ambas hacen el mismo tipo de trabajo y por tanto son 100% intercambiables. ¿Seguro? Veamos un muy somero y ligero análisis.
Vistas fuera de su contexto operacional ambas son unidades policiales especiales de primer orden con pocas diferencias aparentes. Si buscáramos compararlos con el trabajo de un patrullero, a todos no sonaría hasta estúpido, cuanto más si la comparación la volvemos a realizar a nivel de países con mayores o menores índices violencia. Ahora introduzcamos en esa comparación a un policía responsable del control de accesos del, también a modo de ejemplo, Ministerio de Sanidad correspondiente a cada pais respectivo, protección estática y de accesos. Más de uno hasta sonreirá dado la incoherencia de tal comparación. ¿O no es así?
Es obvio que mucho menos debemos comparar a estas unidades de elite con guardias de seguridad privada en cualquiera de dichas naciones, legislaciones locales aparte.
En todas las comparativas podemos encontrarnos a personal que haya pertenecido a esas unidades de elite de primer nivel, y ya sea por edad, lesiones o simple deseos de una vida profesional más tranquila, hayan decidido cambiar su destino profesional. Igualmente podemos encontrar n esas mismas comparaciones personal que de forma personal haya adquirido un nivel técnico muy avanzado. Es irrelevante pensar en dichas situaciones, la cuestión es que habilidades se requieren para cada puesto específico, así como cuales son las más comunes en dicho colectivo.
Armas, fundas, correas, equipaciones en general serán las mismas o muy similares, incluso habrá procedimientos compartidos y entrenados de la misma forma. Pese a todo ello cada situación particular es un mundo específico, cada unidad tiene su personalidad generada por experiencias previas, y cada operador, policía o legítimo usuario son únicos y raramente intercambiables sin un trabajo previo de adaptación.
Observen una competición de esquí, o mejor dos, una de eslalon y otra de descenso en nieve virgen. Ambos esquiadores usan las mismas o similares herramientas, al igual que con las armas en los trabajos profesionales que comentamos, con pequeñas modificaciones para cada especialidad, pero esquís y pistolas o fusiles básicamente son los mismos en sus respetivas especialidades.
Pues bien, unos esquiadores se echan muy adelante, otros muy atrás, otros se quedan centrados; unos llevan las piernas muy pegadas, otros las abren un poco, algunos trabajan con las piernas casi por separado; los hay que bracean mucho y los que parecen tener solo movilidad en las muñecas. Pero lo curioso es que estadísticamente hablando todos, con sus diferentes formas de trabajar, logran lo mismo y con diferencias infinitesimales de tiempo.

Buscando la verdad.
Como individuos nos distingue nuestra forma física, constitución, habilidades, actitudes, experiencias, criterios, moralidad, principios, trabajo especializado, etc. Piensen en ello a nivel internacional tras lo cual piénsenlo de nuevo en el entorno del mundo de instructores y maestros. Cada cual con su mayor o menor ego, algo de lo que lo usual es que sea mayor por desgracia, con su deseo de distinguirse y sacar algo único que lleve su nombre.
Según una leyenda antigua, existía un diamante con miles de facetas, un diamante que mostraba la verdad mirando a través de él. Lo habitual era que nadie veía lo mismo, cada cual miraba por una faceta distinta que modificaba la verdad a su ojo, lo que le hacía pensar que era él único que veía lo correcto.
El verdadero sabio fue aquel que buscó mirar por el mayor número de facetas posibles, sumando todas las imágenes para lograr crear un conjunto lo más aproximada posible de la “verdad”.
Han leído bien, “lo más aproximada posible”. No existen las verdades absolutas, al menos no las hay en este mundillo especializado, y quizás, no soy quien para asegurarlo, en todos mundillos especializados.
En lo que nos atañe, el trabajo con armas, en el trabajo táctico, hay que evaluar cada técnica de forma precisa, teniendo claro de que condiciones positivas y negativas disfruta cada una.
Saber el porqué, para qué, cómo y cuándo se emplea cada técnica por esas personas o unidades especiales ayuda mucho.
Saber además como nació, se desarrollo y evolucionó sería perfecto para poder sacar conclusiones más eficaces para facilitarnos la adaptación a un entorno puntual y específico.

Adaptación.
Como seres humanos somos fruto de la evolución y la adaptación al medio. Las adaptaciones fisiologicas marcan esa evolución. Estas adaptaciones estan relacionadas con funciones tan vitales como la nutrición, la respiración y la circulación, entre otras muchas más.
En base a esto y según la necesidad los órganos disminuyen su actividad o la aumentan. Las adaptaciones fisiologicas estructurales se dan por mutación. Esto genera procesos y cambios en el material genético que todos los animales sufren, ya que despues de todo, a nivel básico, no somos mucho más que eso, animales, mamíferos específicamente.
Es por ello que les emplazo a buscar y facilitar la “mutación” que les permita la adaptación de sus técnicas y procedimientos al entorno de trabajo. Simple y llanamente lo que la Naturaleza ha hecho para convertirlos en lo que en este momento son, seres humanos.
Tan solo es necesario una cosa, a saber, capacidad de adaptación, ni más ni tampoco menos.
Lo cierto es que la técnica perfecta no existe, no la busquen, existe el operador que sabe adaptarse mejor y más rápido independientemente del procedimiento. Lo mismo que en la Naturaleza, todo se reduce a la supervivencia del que más rápidamente logra adaptarse.
Volviendo al tema de este trabajo, en nuestro violento y armado mundillo especializado, sobrevive y vence el operador que se adapta más rápido, para lo cual debe usar con eficacia el menos común de los sentidos
¿Cuál creen que es? Simple, “el sentido común”.
¿Lo tienen?
Y para terminar ¿aún creen en la técnica perfecta?
Cuidense y cuiden de los suyos.


Centroamérica, Diciembre 2017.

https://cecilioandrade.blogspot.com/2017/01/la-tecnica-perfecta.html

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Espanol Discussion / ¿Efectividad? ¿Precisión? ¿Bajo estrés?
« on: January 19, 2017, 06:55:49 AM »
¿Efectividad? ¿Precisión? ¿Bajo estrés?

Por Cecilio Andrade

Tantas cosas a tener en cuenta, tantas lecciones de mil sitios, mil autores,  mil orígenes… ¿o no son tantos?
¿Ritmo? En cualquier arte, y en cualquier ciencia, no debe ignorarse el ritmo. La desintegración es algo que le sucede a todas las cosas. Cuando se desploma un caballo, una persona o un adversario, se desmoronan del ritmo del tiempo.
¿Leer? Leer no basta, no debemos leer simplemente, ni imitar, sino que debemos tener interés por descubrir en uno mismo esas cosas, debemos saber reflexionar.
¿Camino? Darnos cuenta que si no seguimos el auténtico camino hasta el final, una pequeña maldad al principio del mismo se convierte finalmente en una gran perversión.
¿Observar? La observación y la percepción son dos cosas separadas; el ojo que observa es más fuerte, el ojo que percibe es más débil.
¿Artes marciales? Aunque sean torpes en ellas, los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias artes marciales tanto como puedan sus propias circunstancias. Las artes marciales son la forma de vida del guerrero. La verdadera ciencia de las artes marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los caminos.
¿Arte de la guerra? Es imprescindible dominar los principios del arte de la guerra y aprender a permanecer como un espíritu inmutable incluso cuando estáis en el corazón de la batalla.
¿Ataque? Es esencial reforzar firmemente el ataque en el momento de cualquier pérdida de posición por parte de un adversario, para impedirle que se recupere.
¿Momento? Al distinguir las ventajas de las armas de los guerreros, descubrimos que, cualquiera que sea el arma, existe un momento y una situación en la que ésta es apropiada.
No se si les sonará toda esta recopilación de frases y aforismos, si reconocerán a su autor, si conocerán una maestría que lo hizo imbatible como espadachín y estratega. Si no es así, les recomiendo buscarlo e intentar acoplar sus enseñanzas dentro de su día a día personal y profesional, armados o no.
Pero solo es un consejo.







A pocos profesionales o legítimos usuarios les agrada hallarse en el campo de tiro, ya sea solo o entre compañeros, obviamente en este último caso la situación es más indeseable para la mayoría, y descubrir que el blanco asignado tiene muy pocos“agujeros”, o que estos no están donde ni como debieran.
Para evitar tales situaciones casi siempre se intenta reducir los escenarios que pongan de manifiesto las propias limitaciones, al menos en público, buscando asegurar ese disparo, el primero si es posible, que certifique la tan deseada e hipotética neutralización instantánea del supuesto agresor.
 “Si, si, vale. No he agrupado y he fallado los dos últimos disparos, pero con el primero lo he parado en seco”, algo así suele oírse a modo de mantra.
Pero, aparte de cómo excusa, ¿sirve de algo más dicho comentario?
Y sobre todas las cosas ¿es realista y honesto?

Evitar el movimiento.
Para algunos profesionales armados todas las tácticas y movimientos que se realicen, durante la neutralización de un ataque, son una pérdida de tiempo, lo que realmente importa, en su opinión, es acertar con precisión cartesiana desde, y sobre todo, el primer disparo.
Esta línea de pensamientos busca disparar con la máxima precisión en medio de una gran presión de tiempo. Busca mantener y alinear los elementos de puntería durante toda la acción.
Según esta filosofía de trabajo, el disparar mientras se sale de la línea de ataque del adversario, solo sirve para tres cosas deplorables, fallar los disparos de manera estrepitosa, correr el riesgo de tropezar y caer, y, la más curiosa, tener una excusa para convocar cursos.
Por desgracia la realidad es solo una, la presión de tiempo no se acerca ni de lejos a la presión vital de defender una vida, sobre todo la propia. Esa es la verdadera y fundamental diferencia entre un tirador deportivo y un profesional armado, no las técnicas de tiro en si.
Existen aun así muchos tiradores que realmente creen encontrarse plenamente capacitados para disparar bajo presión vital simplemente porque son capaces de agrupar sus agujeros en un blanco inmóvil en un espacio muy reducido, en un tiempo más reducido aún y desde una posición estática.
Suelen ser buenos competidores, rápidos en desenfundar al escuchar un pitido o una orden y precisos al realizar sus disparos, lo cual realmente, y con propiedad, los convierte en buenos competidores.
Pero la vida real no es una competición, al menos, en lo que como defensores de la vida, propia y ajena, entendemos. No del tipo de competición en la cual podamos volver a intentarlo si perdemos hoy. En esta competición no hay segundas vueltas, ni reválidas. Los segundos puestos en realidad son el último puesto.

Agresores ineptos.
Aunque existen, es evidente, no debemos trabajar ni entrenar bajo la premisa de que los agresores son ineptos, lentos o indecisos. Buscar acertar el primer disparo con total precisión desde la inmovilidad suele implicar que el malo también acierta con su ataque. En teoría tenemos un empate, en la realidad les dejo a Ud´s elegir lo que prefieran pensar.
Pero se piense lo que se piense, y se actue como actue, los adversarios reales jamás se comportarán como inermes blancos de cartón.
En el momento que se asume esto es cuando comienzan los verdaderos problemas, al menos eso es lo que algunos piensan y expresan a quien les quiere escuchar.
Los disparos ya no quedan como una bonita, eficaz y diminuta agrupación, ya no se pueden ver claramente los elementos de puntería, se difuminan, desaparecen e incluso, gran sacrilegio, ni se acuerdan de buscarlos durante la acción de disparo.
¿Realizar un doble-tap? mejor ni hablamos, acaban disparando hasta que aparentemente el agresor está neutralizado, o en el peor y menos deseable de los casos, hasta que el arma se queda sin munición.

Ineficacia en la instrucción.
Otro argumento que sale a la palestra sobre esta cuestión hace referencia a la supuesta dificultad de instruir de manera rápida, segura y eficaz a gran cantidad de alumnos si hay que realizar movimientos, manipulaciones y fuego. Permaneciendo inmóviles es sencillo y muy seguro adiestrar a gran cantidad de alumnos en poco tiempo. Pues bien, lamento decir que la realidad vuelve a decirnos que esto es incierto.
Teniendo claros los parámetros de trabajo, las medidas de seguridad y el nivel de los alumnos, en el mismo tiempo que logramos hacer que agrupen en un naipe, podemos conseguir que se muevan y alcancen eficazmente con sus disparos al blanco, eso sí, quizás no todos queden contenidos en ese anhelado naipe.

Mantener la habilidades.
Otro alegato muy común es el de que para conservar esas habilidades de tiro en movimiento se requiere invertir mucho tiempo en su mantenimiento, ya que en una situación real bastantes dificultades tendremos para disparar con eficacia como para complicarlo más con el movimiento.
¿Es real esa excusa? ¿La verdad? Cuando alguien quiere lograr algo busca la forma, quien no lo desea busca la excusa.
Cuando alguien nos intenta golpear con el puño, un palo o un cuchillo, ¿cuál es la reacción más natural? ¿Apartarnos de dicho ataque? ¿Esquivarlo?
Entonces, si la reacción instintiva natural ante una agresión es la de evadir ¿qué más necesitamos entrenar? Solo la parte más técnica del uso eficaz y preciso de un arma de fuego durante dicha evasión, algo que de todas formas tendremos que hacer igualmente si buscamos permanecer inmóviles. ¿Me equivoco?
La realidad es que no requiere más tiempo, solo una mejor percepción de lo que implica una acción real, cómo se reacciona, cual es la pauta más probable, la más peligrosa, y sobre todo, de conseguir, mediante el entrenamiento efectivo, encauzar unas reacciones instintivas naturales de forma correcta, mientras buscamos conjugarlas eficazmente con unas reacciones instintivas adquiridas.

Realismo.
En muchos de mis trabajos previos intenté dejar lo más claro posible que sin un trabajo de doble acción, de fuerza contra fuerza (FonF), cualquier planteamiento de adiestramiento realista sería, cuando menos, impreciso. Igualmente estoy intentando demostrar, en el presente trabajo, que los ejercicios exclusivamente de puntería no bastan.
Hay que ponerse a prueba en los entrenamientos, hacerlo en plena acción suele desembocar en un desastre, buscar aprender o hacer algo nuevo en combate no es una gran idea. Debe hacerse bajo un contexto que simule de la mejor manera posible una situación real, de tal forma que se logre educar nuestros reflejos, innatos y adquiridos, de una forma acorde.
¿Cuántos ejercicios pueden diseñarse en movimiento? Podemos realizar infinidad de ejercicios de tiro en movimiento, evidentemente siempre estaremos limitados por la seguridad, ya sea en un campo o en una casa de tiro.
Pese a todo lo que se diseñe e invente, para recrear la tesitura de un enfrentamiento armado, siempre faltará la impredecible realidad de un enfrentamiento ante un agresor humano. Como se suele decir, un profesional es predecible, pero el mundo está lleno de aficionados y debemos entrenarnos para ello.
Es por lo que deben estudiarse, diseñar y gestionar escenarios, en los que el alumno desconozca la mayoría de los parámetros de actuación, tal y como le sucederá en la vida real.
Habrá escenarios en los que el alumno no deba disparar, otros en los que sí, algunos donde se busca que estudie la situación previa, y luego evalúe su proceder buscando posibles variantes a las acciones instintivas.
Hay que estudiar las acciones previas al ejercicio, la reacción en y durante el mismo, y las acciones posteriores, mucho más que la puntuación de los disparos en una hipotética e irreal diana.
Existe el riesgo que se busque formas de actuación demasiado prematuras, que se actúe sin fundamento alguno, o que se acabe frustrado debido a un supuesto bajo rendimiento o fracaso, con lo cual el temor a repetir ese fracaso le haga bajar aún más su capacidad de reacción.
Para eso el instructor debe respetar una regla, que para mi es ley, jamás dejar salir a un alumno de un entrenamiento con la sensación de derrota y fracaso.
Sin engañarlo debe buscarse que su final del día sea positivo y provechoso. Debe percibir la sensación de eficacia y efectividad, en mayor o menor medida, pero jamás de inutilidad y pérdida de tiempo.

Tiempo al tiempo.
Todo lo anterior requiere su tiempo, un paso a paso, escalón por escalón, que viene marcado por una comprensión gradual junto a una, más gradual aún, puesta a punto.
Imaginemos un boxeador amateur que lleva años pegándole a un saco, sin realizar un solo ejercicio más, ni sombra ,ni golpear a las guantillas de su entrenador, ni por supuesto, mucho menos aún, combates con adversarios reales.
Ahora llevemos a ese boxeador amateur imaginario más allá, obliguémosle a realizar su primer combate con alguien del nivel Mohamed Alí en su mejor época. ¿Qué creen que sucederá? Lo que ocurrirá es más que sabido ¿no?
Todo tiene un tiempo, todo tiene unas fases y una forma. Si no se quiere caminar hacia el engaño, ya sea tanto de optimismo como de pesimismo excesivo, debe darse ese tiempo necesario generador de la comprensión y captación de las enseñanzas necesarias para fomentar y estimular las habilidades precisas.

Nadie muere.
Es obvio que en un ejercicio de entrenamiento nadie muere, nadie resulta herido, salvo quizá alguno en su amor propio. Es por ello que la realidad no es todo lo real que se busca recrear.
Sabemos también otra cosa evidente, alguien hará algo; algo a lo que debemos responder de alguna forma previamente comentada, analizada y estudiada. ¿Es el mundo real así de previsible?
Ese saber previo es lo que aparentemente lo convierte en irreal y en ineficaz herramienta de aprendizaje. Pero ello no es totalmente cierto. Piénsenlo.
Cuando somos receptores de varios impactos, más o menos dolorosos, más o menos humillantes, de munición de pintura, de bolas de airsoft o de un cuchillo simulado, nos damos cuenta de lo sencillo que es morir. Ver la velocidad a la que se desenvuelve un ataque real cambia mucho los puntos de vista.
Para llegar a ese cambio de punto de vista debemos ir paso a paso, “morir” muchas veces en entrenamientos aparentemente planificados, analizar muchas humillantes reacciones  aparentemente “erróneas”.

Criterio de adiestramiento.
En algunos programas de adiestramiento se enfatiza la inmovilidad y la estabilidad, en muchos de ellos empleando una ropa y equipación que proporcionan una comodidad de la que no se dispone en el día a día profesional.
Un entrenamiento realista debe finalizar la sesión dejándonos cansados y empapados en sudor, posiblemente doloridos, en muchos casos heridos en nuestro amor propio. Debe ser considerado un verdadero y agotador entrenamiento de artes marciales, ya que eso es lo que es, ni más ni menos e independientemente de la modernidad de las armas que se empleen.
Para ello necesitamos un correcto criterio de adiestramiento junto a compañeros en nuestra misma filosofía profesional. Con ambas cosas de la mano es relativamente sencillo constatar la eficacia de determinadas técnicas, de establecer unos parámetros de respuesta eficaz e instintiva.
Tanto el agresor, o agresores, como el defensor, pueden, y deben, sacar muy buenas conclusiones y lecciones aplicables a futuras actuaciones reales o simuladas. Para ello cada uno debe tener unos conceptos directores y unas metas claras.
El profesional armado debe responder a la acción agresiva, y esa es la cuestión primaria, responder, jamás podrá anticipar ya que ello convertiría el ejercicio de entrenamiento en irreal, y la acción real en delictiva.

Pensar como el malo.
Todo lo anterior nos acerca a otro concepto muy importante, pensar como el malo. Nuestros compañeros, actuando como agresores, deben ser verdaderos chicos malos, ello repercutirá en el adiestramiento de dos formas.
Primero haciendo que el atacado pueda verse en una acción de respuesta real, tanto en tiempo como en astucia e improvisación y/o premeditación.
Segundo, al agresor, por su parte, le permitirá ponerse en el papel de chico malo, lo cual le dará una compresión clara y cabal de la otra cara de la moneda.
Eso sí, y esto es muy importante, el ego personal debe permanecer fuera de estos ejercicios, de no ser así solo estaremos perdiendo el tiempo, amén de generando deducciones y respuestas erróneas potencialmente fatales ante el mundo real.

Duración del escenario.
Por último hay que controlar la duración de los escenarios para evitar que un exceso de energía acabe degenerando en un juego del tipo “te he dado más veces que tú a mi”.
La munición de entrenamiento o de airsoft no tiene capacidad de parada, aun cuando duelan un poco al acertar ciertas partes del cuerpo, resulta muy fácil acabar el ejercicio en un simplemente intentar dar tantos bolazos como nos han dado a nosotros.
Hay que mantener el control en todo momento, como ocurrirá en la realidad, realizando las acciones precisas y necesarias, ni una más ni una menos, tal y como se nos exigirá en la realidad.
Esa es la otra faceta que también hay que entrenar como profesionales armados, el empleo efectivo de la “mínima fuerza necesaria”.
Despues de todo, si lo piensan un segundo, esa es la verdadera diferencia entre buenos y malos ¿no creen?

Regresando al Gran Maestro.
Regresando al Gran Maestro que parafraseé en la entradilla, alguien dirá que plagié, debemos tener en cuenta varios puntos que él nos resaltó, “Si el enemigo piensa en la montaña, imponle el mar; y si él piensa en el mar, imponle la montaña. Éste es el Camino de la Estrategia. Esto es propio para que lo investigues cuidadosamente”.
¿Cómo lo ven? ¿Complicado? Piensen entonces en esto otro, “Es absolutamente imposible escribir esta ciencia con la precisión con la que la entiendo en mi corazón. Sin embargo, aunque las palabras sean insuficientes, los principios deben ser evidentes por sí mismos”.
Son esos principios evidentes los que intento transmitir con mis textos, trabajos, conferencias, seminarios y cursos, con mayor o menor acierto lo reconozco. De todas formas lo que quisiera es que pusieran “… en su corazón para entrenarse en el camino de la estrategia. Si no miras las cosas desde una amplia perspectiva será difícil que llegues a ser un experto en la estrategia”.
Sin espíritu personal de combate no somos más que jugadores de un juego más o menos enérgico y/o violento. Sobrevivir implica tanto espíritu de lucha como comprensión de las técnicas y procesos.
Debemos cultivar ambas cuestiones.
Gracias Maestro Miyamoto.



Centroamérica, Enero 2017.

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Espanol Discussion / Re: Argentina
« on: January 13, 2017, 09:22:28 AM »
Se que no es lo mismo, pero quisiera compartir este evento.

https://www.facebook.com/events/1060375357405685/

Cuídense.


15
Espanol Discussion / Consejos ante un enfrentamiento
« on: January 12, 2017, 08:30:59 AM »
Consejos ante un enfrentamiento.

Por Cecilio Andrade.


Releyendo por… ¿cuántas llevo ya? me resulta imposible reseñar el número de veces que he repasado esa obra. En fin, volviendo a la relectura interminable, en este caso estaba repasando aleatoriamente algunos de los cientos de subrayados, en distintos colores y texturas, fruto de cada una de esas innumerables (re)lecturas.
La primera cita que me saltó a la cara fue “Cuando se resuelven los problemas antes de que surjan, ¿quién llama a esto inteligencia? Cuando hay victoria sin batalla, ¿quién habla de bravura?” Planificar, prever, analizar, estudiar, documentar, implementar y repetir el ciclo, sí, así es sin duda. La siguiente puede parecer más críptica para muchos, “Para tomar infaliblemente lo que atacas, ataca donde no haya defensa. Para mantener una defensa infaliblemente segura, defiende donde no haya ataque.” O sea, según mi modesto entender ¿será básicamente romper los esquemas del adversario, ser imprevisible, planificar esa imprevisibilidad propia y romper el ciclo OODA del adversario? Puede ser.
Obviamente a ese subrayado se le unieron dos más, íntimamente relacionados. El primero seguro que les suena a muchos de Ud´s, “Antiguamente, los guerreros expertos se hacían a sí mismos invencibles en primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus adversarios. Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás. La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario. Por esto, los guerreros expertos pueden ser invencibles, pero no pueden hacer que sus adversarios sean vulnerables.” El segundo quizás no tanto, aunque tras compararlos estoy seguro que comprenderán la relación tanto para un ejército como para un guerrero aislado, “Un ejército no tiene forma constante, lo mismo que el agua no tiene forma constante; se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose según el enemigo.” Adaptación y “autoconstrucción”, las asignaturas pendientes de tantos.
Finalmente acabé rumiando esa parte que siempre me pareció la base, el espíritu en realidad, de toda la obra, aplicable a la vida en si misma, a saber: “Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.”
Es increible como se pueden encontrar matices y detalles nuevos y diferentes (re)leyendo según en que momento o época de la vida. Definitivamente seguiré acumulando relecturas del Gran Maestro Tzu.


¿Se puede salir indemne en todas y cada una de las “batallas” que la vida nos presenta? Lamento decir que no lo creo, y en las batallas que nos ocupan, las violentas con armas por medio, mucho menos. Salir más o menos airosos incluso vencer es una cosa, ¿pero indemnes? Nunca. Ya sea física, mental o espiritualmente, la triqueta definitoria del ser humano, es imposible ser el mismo tras un evento como el que intento presentarles en cada escrito. Si algo tienen en común todas las batallas, de todos los tipos que la vida nos presente, es que comparten unas pautas, tanto en su preparación y desarrollo como en su desenlace y efectos posteriores.
Es por ello que les emplazo y reto que al terminar de leer el presente texto busquen encajarlo en esas parcelas cotidianas de la vida en las que luchamos día a día. Mi trabajo de hoy se refiere a enfrentamientos armados pero, honestamente, creo que con pequeñisimas adaptaciones puede aplicarse a todas esas batallas, pequeñas y grandes, con las que lidiamos en nuestro devenir cotidiano. Si tengo razón en ello o no con seguridad el tiempo, y Uds con sus comentarios, me lo harán saber.
Al final tendrá razón mi amigo Ernesto, soltar “filosofadas” varias se está convirtiendo en mi costumbre. ¿Será una buena o una mala costumbre? Buena pregunta ¿No creen?
Poniendo los pies en la tierra analicemos siete simples consejos, ya que no pretendo mucho más que eso, aconsejar.

Consejo 1: busque ser proactivo siempre.
Ser proactivo significa que ante cada estímulo del entorno tenemos la capacidad de definir la respuesta que queremos, y debemos, dar, lo cual implica que no somos cautivos de las acciones que sobre nosotros se realizan, sino libres constructores de nuestras reacciones.
Quien me siga con asiduidad ya sabe lo que me gustan los ejemplos relacionados con el automóvil y su entorno, por lo que usaré de nuevo el que para mi es el simil más fácilmente comprensible en la actual sociedad motorizada, donde es muy raro encontrar a alguien que hoy en día no conduzca.
Imaginemos la típica situación del “descerebrado estípido”, ¡¡¡uy!!!! Perdón por mi falta de corrección política, debí decir “tocador de claxon, vociferante con prisa para llegar a ninguna parte”, ¿les suena de algo cotidiano?
Las acciones posibles pueden ser muchas. Desde dejarnos llevar por sus acciones y sacarnos de en medio de prisa y atemorizados; detenernos para con una cara dulce y cándida bajarnos del automóvil preguntando ¿necesita ayuda? ¿le ocurre algo? ¿dejó de tomar su tratamiento para alguna enfermedad mental? ; tambien seguir con lo nuestro sin pensar en el individuo más allá de la posibilidad de colisionar al maniobrar; y, el extremo final por supuesto, podemos bajarnos del vehículo con la misma cara cándida e inocente de antes para vaciar contra su parabrisas y motor el cargador de 100 cartuchos de nuestro AK47, que como todo hijo de vecino llevamos bajo el asiento.
¿Uds. llevarán uno también? ¿No? ¡Ups! Vaya. Olviden lo que he escrito.
Independientemente de mi habilidad para el humor al escribir, lo que quiero y deseo transmitir es que lo verdaderamente importante es muy simple, la decisión debe ser nuestra, ya que seremos los únicos responsables de dicha acción.
Ser responsables de una acción implica que debemos ser “si o si” nosotros los que decidamos, sin dejar que los agentes externos nos hagan seguir un camino u otro de manera forzada e indeseado.
¿A cuantas cosas de su vida aplicarían este primer consejo?

Consejo 2: Toda carrera debe tener una meta.
El azar es esa causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra, el generador de percances o desgracias imprevistos, sin una intención o un propósito determinados, de manera fortuita o casual. Lo cual nos lleva a que el azar no es buen asesor.
¿Confiarían su vida al azar, a la “suerte”? Se que mucha gente lo hace de forma cotidiana y voluntaria, tanto por razones religiosas como por motivos psicológicos y/o sociales es la forma de vida de gran parte de la humanidad, confiar que algo ajeno nos encuace y guie en el camino correcto, dejándose llevar al buen albur.
Tanto por educación desde niño, gracias abuelos, como por experiencias vitales, nunca consideré bueno ni correcto dejarme llevar por el capricho ni el azar, y mucho menos por las acciones de nuestros adversarios. Hay que tener objetivos claros, definidos, precisos, concretos y sobre todo accesibles a nuestras habilidades y capacidades. Respecto a todo lo anterior debemos poder marcarnos las metas, tanto finales como intermedias.
Cada vez que tomemos una decisión instintiva, recordemos que ese instinto se puede educar y entrenar en mayor o menor medida, debemos saber si ésta nos acerca o nos aleja de nuestra supervivencia y de nuestra meta. Debemos analizar si es una decisión coherente o una simple respuesta de “arrastre”.
Hasta aquí el segundo consejo ¿aplicable?

Consejo 3: definiendo prioridades.
Para cualquier decisión que tomemos en la vida, si queremos hacerlo todo a la vez acabaremos por no hacer nada, salvo seguramente morir si por desgracia estamos inmersos en una acción defensiva. Como ya comenté en varios artículos previos, no existe eso de ser capaz de hacer varias cosas bien a la vez, todo lo que haga perfecto le resta habilidad a otra acción, y eso no es una opinión personal, es un hecho contrastado y estudiado.
En cualquier acción de combate hay que tener siempre claro que por muy rápido, fuerte y habilidoso que uno, y una, crea ser, siempre habrá alguien mejor, siempre es posible que nos sorprendan, que tengamos un mal día, que estemos agotados y lentos, Etc.
Lo primero es lo primero, salir del ataque, si no estoy no puedo recibir la agresión, si me muevo gano espacio y tiempo para poder seguir haciendo cosas, incluso para romper el ciclo OODA de los agresores y permitirnos ese segundo de pensamiento vital que nos permitirá ser directores de nuestra supervivencia.
Todo tiene un ritmo según el momento y la situación, en la vida y en la lucha. ¿No lo creen?

Consejo 4: “yo soy (el) bueno, yo ganaré y tu perderás”.
Vivimos en una época de extremos, y en lo que afecta al trabajo sobre el tema que están leyendo ahora mismo no lo es menos. Egos sobredimensionados o infravalorados, raro es encontrar un equilibrio sano y honesto. Por desgracia el equiibrio es lo único que nos dará la base y cimientos firmes que necesitamos para luchar y tener una posibilidad sobrevivir.
Si nuestra mente está concienciada de ser mediocre en el tiro, falta de fortaleza física, falta de coordinación, el horóscopo del periódico dice que hoy no nos saldrá nada bien, un niño se ha reído de nosotros mientras llorabamos al enterarnos del fallo en los implantes de silicona del famosillo, o famosilla, de turno, en fin, si no estamos concienciados de la victoria, perderemos.
Por desgracia en este juego que nos ocupa no suele haber segundas vueltas de recuperación para mejorar nota. Cuando la vida está en juego, “soy el mejor”, “el único”, “ganaré si o si”. Pondremos todas nuestras capacidades fisicas, mentales, emocionales y, si me permiten, espirituales en aras de la victoria. Vencer no implicará medallas ni copas, el “premio” será la propia supervivencia, la de nuestros seres queridos, amigos u honestos ciudadanos que debamos proteger y servir.
Es simple, somos nuestro peor, o mejor según se mire, enemigo, de nosotros depende si nos autotraicionamos ofreciendo al adversario el cuello desnudo o, por el contrario, lucharemos hasta que, como dice el ideario de una de mis antiguas unidades, logremos “vencer o morir”.
La vida “normal” no difiere mucho tampoco, salvo en los resultados finales, ¿piensan igual?

Consejo 5: Ponerse en la cabeza del adversario.
Bien, antes de continuar, que quede muy “clarito” que aquí no se trata de subirse con las botas de combate encima del cráneo de nadie, aunque, ciertamente, a veces ese método funciona de maravilla. Amén de lo increiblemente placentero que pueda resultar, se trata de pensar tal y como él, el adversario, lo hace.
 Hay que ponerse en su lugar y ver las cosas como él las ve. Parece algo muy fácil que todos damos por supuesto, pero siempre resulta más difícil de lo que se observa en principio, sobre todo para los buenos. Por desgracia lo “normal” y habitual es seguir el refrán popular aquel que nos enseña “piensa el ladrón que todos son de su condición”.
  Suele usarse con la maldad humana ¿verdad? Hagamos un ejercicio, piensen al revés, “piensa el honrado que todos son de su condición”. Pues así es, todos tendemos a creer que nuestros conceptos y principios, regulares, buenos, malos o peores, son los de todo el mundo, algo que jamás es así, siento apearlos a las bravas de un mundo ideal y fantasioso.
Pensar que alguien actuará como lo hacemos nosotros porque nosotros lo hacemos así es otra de esas sendas que nos lleva al desastre. Jamás hay que pensar que todo el mundo hace las cosas como nosotros o como otro cualquiera. Cada individuo es un mundo en si mismo, con sus limitaciones y habilidades, con sus costumbres y experiencias, con sus valores y principios, y toda esa combinación es tan única e inimitable como el código genético.
Abran su mente, que se expanda para abarcar otras formas de pensar, por más aberrantes que les parezcan, es la mejor forma de poder defenderse y luchar con eficacia. Comprendan los pensamientos de sus adversarios hasta que los neutralicen, a los adversarios quiero decir.
¿Útil en su día a día?

Consejo 6: ser equipo incluso estando solo.
Es cierto que se pueden hacer muchas cosas solo, pero la realidad es que cuanto más difícil es una empresa más ayudas necesitamos. Y, permítanme una personalización mía, se lo dice alguien para quien la soledad es un placer. A pesar de esa apreciación personal aprendí, unas veces a las malas y otras a las buenas, que en casi todo lo que vale la pena necesitamos un equipo, ya sea al lado y hombro con hombro, ya sea detrás por habernos aportado los apoyos, herramientas, medios y capacidades para lograr alcanzar cualquier meta.
Y esto no aplica tan solo en la labor diaria. Si en la instrucción y entrenamiento no tenemos críticos constructivos, gente que ya haya pasado por donde estamos nosotros, gente que tenga más experiencias, lo más probable es que no solo nos estanquemos, si no que incluso retrocedamos.
Recuerden como se aprende a vivir, un bebe siempre necesitará el equipo formado por su familia para aprender a andar, a comer, a ver el mundo, a usar el baño, dormir, jugar, interactuar, etc.
No existen los lobos solitarios, es tan solo otro invento efectista de esa pseudoprensa que busca lo sensacional y llamativo por encima del dato real y concreto, a los lobos solitarios los acaban matando los ciervos a cornadas, ni más ni menos.
Aunque esten solos piensen siempre que su equipo de apoyo es el bagaje personal que llevan encima, de las aportaciones de todos  y cada uno de los seres con los que han interactuado, unas veces de forma consciente y otras inconscientemente, unas veces de lo que deben hacer y otras de lo que no quieren copiar.
Individualmente o en grupo aprendan a trabajar en equipo. Se lo dice un impenitente e individualista “lobo solitario” que reconoce sin ambajes algo muy simple, sin ese equipo de personas que se cruzaron en mi vida jamás habría logrado salir del agujero donde tenían a bien traerle los conejos que los mayores cazaban.
La vida es trabajar en equipo, no lo duden.

Consejo 7: manténgase Uds., y sus herramientas, siempre a punto y listos.
Un leñador estaba tan inmerso en su trabajo de tala que olvidó dedicar unos minutos cada poco para afilar su hacha. Esos pocos minutos de afilado le hubieran permitido ahorrar muchas horas de esfuerzo agotador.
 de su afilado personal, como profesionales armados o legítimos usuarios, este es doble, cuiden de sus herramientas para que no les fallen en el peor momento, y con esa confianza en ellas puedan mantener el filo de su mente para la lucha.
Afilen su cerebro estudiando, analizando, documéntense y contrasten informaciones, en definitiva cultiven su mente.
Afilen su cuerpo, hagan un poco de ejercicio, por lo menos intenten lograr que bajar del automóvil no se convierta en una prueba olímpica. Por increible que les parezca a algunos, el ejercicio físico no solo ayuda a la reacción corporal eficaz, tambien la mente sabe reconocer esa eficacia, la confianza en nosotros mismos que se genera permite lograr una efectividad mucho mayor.
Afilen sus habilidades, vayan al campo de tiro, al tatami, con los compañeros, para tener un mínimo de conocimiento de las técnicas. Ese entrenamiento nos ayuda tambien a nivel psicológico, como en el caso del ejercicio físico, la confianza generada en nuestra capacidad técnica multiplica todos los demás factores.
Afilen sus armas, límpielas, manténgalas, repongan lo necesario, sustituyan cartuchos, cambien de funda si es necesario, de cinturón, etc. La confianza en el material que portamos es fundamental, algo evidente sin duda.
Un gran amigo lo describió perfectamente en un muy políticamente incorrecto verso:
“Mantén tus armas cargadas,
tus cuchillos afilados,
tus ojos abiertos,
y tu corazón de guerrero encendido.”
En definitiva, la mente, nuestra mente, es la que controla todo lo que podamos hacer, la suma de “afilados”, físicos, técnicos y materiales permiten que el centro de control que es nuestra mente responda con una eficacia realmente resolutiva o, de fallar alguno o varios puntos, se “autoflagele” frenandose como incapaz de resolver el problema.
Ni más ni menos que el viejo y simple “si creo poder hacerlo es muy probable que lo logre; si creo no poder hacerlo es seguro que fallaré”.

Un inciso respecto a la Mente.
Nuestra mejor y más eficaz arma, es la mente. Como ya comenté, si ésta se encuentra total y completamente concienciada de su correcta capacidad o nivel de respuesta, de su perfecto entrenamiento y sobre todo de su capacidad para sobrevivir a toda costa, logramos realmente un 80 por cien de posibilidades de salir airosos de cualquier situación imaginable.
Somos tan fuertes y eficaces como nuestra mente crea serlo. Pero, eso sí, siempre y cuando nuestro trabajo de educación de esa mente haya sido realista y consecuente, sin falsos objetivos ni autoengaños.
Nuestro principal enemigo podemos serlo nosotros mismos, primordialmente a través del estrés, y sobre todo por una mala gestión y comprensión del mismo. Resumiendo, la concatenación de los siete consejos citados formarán un bloque único, en el cual si uno de ellos falla el conjunto se resiente.
Conseguir que esa conjunto forme un todo con nuestro trabajo diario, único, coherente, realista, en continua evolución y adaptación, capaz, etc, es algo no solo difícil, si no en muchas ocasiones aparentemente imposible. El ambiente laboral, social y político, por un lado, junto con los problemas personales del día a día de toda persona, pueden mermar sus capacidades hasta el punto de incapacitarlo para generar una respuesta adecuada a una situación de alto riesgo.
Es por ello que quizás debamos intentar ser más exigentes con nosotros mismos, como operadores armados, para regresar a casa cada día y abrazar a nuestros seres queridos, pero a la vez desarrollar el trabajo que se nos ha encomendado de forma segura y eficaz.
Nuestra mente es siempre nuestra aliada o nuestra enemiga.
De nosotros depende.
Cuídense y cuiden de los suyos.


Centroamérica. Enero del 2017.

https://cecilioandrade.blogspot.com/2017/01/consejos-ante-un-enfrentamiento.html

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Espanol Discussion / ¿Tirador Activo? ¿Amok? ¿Más lenguaje técnico?
« on: December 15, 2016, 06:57:30 AM »
¿Tirador Activo? ¿Amok? ¿Más lenguaje técnico?

Por Cecilio Andrade.

Acabo de leer una de las obras de Ernest Hemingway. Seguro que muchos opinarán que es alguien bastante alejado de mi “supuesto” perfil literario para poder emplearlo en trabajos referentes a la seguridad y el uso de armas. El gran premio Nobel en Literatura y pacifista, sobre todo tras pasar por la Guerra Civil Española en las filas de las Brigadas Internacionales, no me dice mucho normalmente, lo que con más seguridad aún hará que mucha gente se lleve las manos a la cabeza por esta herejía. “¿Cómo puede no gustarle?” Pues no, no es mi literato favorito, por más que aun así reconozca su genialidad como “juntaletras” divino, “lo cortés no quita lo … sincero”. Bueno, regresanto a la entradilla de este trabajo, en mis recientes lecturas encontré, y marqué varias frases geniales. ¿Ven? Guste o no el origen siempre se aprende… si se quiere aprender, por supuesto. Lo cierto, lo crean o no, es que aprender acaba siendo adictivo.
Una de los primeros “rayajos” que le realicé al texto fue “Todo lo verdaderamente malvado empieza por algo inocente”. Aplíquenlo al tema del presente trabajo y verán que bien se acomoda. En realidad a infinidad de cuestiones más, pero hoy toca lo que toca. Otra más “El valor es gracia bajo presión”. Esta en particular me dejó pensativo durante largo rato. Porque de una forma u otra es la pura verdad. No entendí “gracia” como broma o chiste, tampoco como regalo, ni tampoco como virtud, ni casi ninguna de las más de veinte definiciones que la Real Academia le asigna. Pero dos en particular me parecieron perfectas, “elegancia, armonía y desenvoltura de los movimientos de una persona o un animal” y “habilidad natural para hacer bien ciertas cosas”. Ciertamente ir en contra de los más básicos instintos animales para proteger a personas desconocidas, que en circunstancias normales nos mirarán despreciativas por encima del hombro, requiere elegancia, armonía, desenvoltura y habilidad natural para hacer bien ciertas cosas. Sin duda alguna se requiere gracia en el valor.
La siguiente me encantó por lo que siempre les recomiendo, movimiento es vida, ¿lo recuerdan? Moverse para luchar, moverse para vivir, moverse para disparar, moverse para que no nos “paren”, mover el cuerpo, mover la mente. Hemingway lo borda con “nunca confundas movimiento con acción”. Sin duda hay movimientos y convulsiones, y para sobrevivir se necesita saber moverse y como hacerlo. Raras veces una convulsión ha salvado una vida.
Espero sepa como mover mi musa para interesarles con este aburrido tema “no táctico”.




Antes de comenzar consideren un aviso, no hablaré de acciones policiales, tácticas, operativas ni nada similar. Periodistas inconscientes y políticos oportunistas ya se encargan de desvelar como trabajan estos sacrificados compañeros, haciendo cada vez más difícil su trabajo, y más fácil el de los desgraciados que dan pie al presente texto. No voy a dificultar, más de lo que ya lo hacen estos dos colectivos en particular, la labor, y sacrificio, de todos los compañeros operativos. Si buscan eso mejor vayan a otros enlaces más tactical-cool, sin duda alguna mi trabajo les aburrirá.
Dicho lo anterior pasemos a la soporífera cuestión, comenzando con un poco de Historia y antecedentes de este aparentemente tan “moderno” evento.

Lingüística, Psiquiatría, Historia y Antropología.
Christopher J. Moore, en su libro “In Other Words: A Language Lover's Guide to the Most Intriguing Words Around the World” (“En otras palabras: Guía de un amante de la lengua por las palabras más intrigantes en el mundo”), cataloga un conjunto de vocablos, provenientes de las más variadas lenguas, que no tienen correspondencia directa en ningún otro idioma más que en el suyo de origen, por lo que son definitorias en si mismas y/o deben ser expresados con perífrasis más o menos aproximadas. Hablamos de un grupo de palabras intraducibles que, por su capacidad semántica, han logrado incorporarse a diferentes idiomas, desarrollándose y mutando hasta alcanzar un nuevo significado. “Amok” es una de ellas
Proveniente del malayo, hacía refería originalmente a los ataques suicidas emprendidos contra el enemigo durante una batalla, en un trance de furia ciega, al igual que los legendarios guerreros berseker de mis ancestros germanos. A principios del siglo XX, sin embargo, también entre los malayos, esa táctica de combate se convirtió en una forma más de simple suicidio, aunque en este caso con gran perversión, pues el que corría amok, fruto de un enloquecido furor asesino, distinto en sus fines, pues no se trataba de vencer a ningún enemigo declarado, aun sirviéndose de los mismos medios, corría por las calles sustrayendo cuanta vida se cruzaba por su camino. De esta forma obligaba a matarlo como única forma de suprimir la amenaza. Bajo dicha definición, amok entró en el “Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” de la American Psychiatric Association (APA). Con el tiempo, debido a una serie de episodios que veremos más adelante, el término volvió a definirse y adoptó su significado más conocido y actual.
Bajo la actual situación de guerra no declarada, no me disculpen mi falta de corrección política, asumo mi opinión, las víctimas dejaron de ser indistintas, la espontaneidad furibunda cedió su lugar al cálculo frío y matemático de pura masacre. Desaparece el elemento de la impremeditación, siendo el perfil predominante de los homicidas/suicidas amok el de menores de 30 años, públicamente inofensivos y simpáticos. El shock producido por lo repentino de sus acciones los convierte en armas políticas de destrucción masiva respecto a las personas de nuestras sociedades. Y, de nuevo mis incorrectas opiniones que no quiero que disculpen, hablamos de personas y sociedades “bien pensantes”, “politicamente correctas”, además de moral, ética y psicológicamente indefensas, con el agravante de elegir esa indefensión de forma consciente y voluntaria.
Todo lo cual los convierte en el mejor campo de acción para las acciones amok y de tirador activo, victimas voluntariamente aborregadas e indefensas por decisión consciente de serlo. Triste y deplorable escenario.
Por cierto, ¿sabían que el término fue popularizado por los relatos coloniales de Rudyard Kipling? Si gustan pueden investigarlo, la lectura les resultará grata.

Síndrome Amok.
En Psiquiatría, el ataque homicida definido como “síndrome Amok” es un síndrome cultural ligado a la cultura que consiste en una súbita y espontánea explosión de rabia salvaje, con el resultado que la persona afectada corra alocadamente y ataque, hiriendo o asesinando indiscriminadamente a quien aparezca a su paso, hasta que el sujeto, o sujetos, sean neutralizados o se suiciden. La definición fue dada a conocer por el psiquiatra estadounidense Joseph Westermeyer en 1972. Según los colegas profesionales de este autor, el ataque homicida salvaje va precedido por lo general de un período de preocupación, pesadumbre y depresión moderada. Tras el ataque, la persona queda exhausta, a veces con una amnesia completa, y eventualmente acaba suicidándose.
Según la Organización Mundial de la Salud por Amok se entiende:
-    “Episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor hacia los demás, seguido de amnesia y/o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento auto-destructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones, llegándose hasta el suicidio".
El nombre procede de la palabra malaya meng-âmok, que significa “atacar y matar con ira ciega”, pues fue allí donde fue observado este fenómeno por primera vez. De hecho, la Real Academia define «amok» del modo siguiente:
- "Entre los malayos, ataque de locura homicida".
En algunos contextos su aparición se sigue limitando a ciertos espacios geográficos, incluso la Asociación Americana de Psiquiatría la clasificaba hasta hace pocos años como una de las "enfermedades ligadas a fenómenos culturales" y la vinculaba con el dhat (propio de la India) y el latah (que aparece en el Sureste de Asia y el Pacífico Sur). Sin embargo, se ha descrito en otros ámbitos culturales bajo denominaciones diferentes, como berserk en Escandinavia, cafard en Polinesia, iich’ aa entre los indios navajos, etc. Además, la Criminología caracteriza muchos asesinatos masivos como productos de este síndrome.
El amok guarda cierta semejanza con la secuencia de explosión-bloqueo, propia de ciertas personalidades en ese contexto.
Veamos algunas tragedias adjudicadas como consecuencia de un síndrome Amok.
•    4 de septiembre de 1913, Vaihingen an der Enz (Alemania), 17 muertos.
•    18 mayo de 1927, Bath, Míchigan, 45 muertos.
•    21 de mayo de 1928, Pobla de Pasanant, Tarragona, Cataluña, España, 10 muertos y 2 heridos .
•    6 de septiembre de 1949, Camden, Nueva Jersey, 13 muertos.
•    11 de junio de 1964, Colonia, 10 muertos.
•    1 de agosto de 1966, Universidad de Texas en Austin, 17 muertos y 32 heridos.
•    3 de junio de 1983, Eppstein, Hesse, 5 muertos, 14 heridos.
•    4 de diciembre de 1986, Bogotá, Colombia, 29 muertos. Llamada la Masacre de Pozzeto.
•    1989, Rauma (Finlandia), un joven de 14 años mató a dos compañeros de colegio.
•    6 de diciembre de 1989, Escuela Politécnica de Montreal, Quebec, Canadá; 14 muertos y 14 heridos; suicidio del autor.
•    13 de marzo de 1996, Dunblane, Escocia, 17 muertos, 16 niños y su profesora, abatidos en su escuela de primaria.
•    28 de abril de 1996, Masacre de Port Arthur, Tasmania, 35 muertos.
•    20 de abril de 1999, instituto Columbine, Littleton, Colorado, 15 muertos y 24 heridos.
•    27 de septiembre de 2001, Zug, Suiza, 15 muertos.
•    26 de abril 2002, Erfurt, 17 muertos.
•    28 de septiembre de 2004, Carmen de Patagones, Argentina, 3 muertos, 5 heridos.
•    13 de septiembre de 2006, Westmount, Quebec, Canadá: Dawson College; 1 muerto, 19 heridos.
•    20 de noviembre de 2006, Emsdetten, Alemania, 1 muerto, 37 heridos.
•    16 de abril de 2007, Virginia Tech, Blacksburg, Virginia, 32 muertos, 29 heridos.
•    7 de octubre de 2007, Crandon, Wisconsin, 7 muertos y varios heridos.
•    7 de noviembre de 2007, Jokela School Centre, Tuusula (Finlandia), 8 muertos.
•    5 de diciembre de 2007, Westroads Mall, Omaha, Nebraska, Estados Unidos, 9 muertos, incluido el asesino.
•    14 de febrero de 2008, Northern Illinois University en DeKalb, Illinois, Estados Unidos, 6 muertos incluyendo el asesino.
•    8 de junio de 2008, Tokio: un hombre mata con un cuchillo a siete personas en la zona comercial de productos electrónicos de Akihabara.
•    23 de septiembre de 2008: un estudiante irrumpe en el instituto profesional de Kauhajoki (Finlandia) y dispara contra los alumnos; 9 muertos.
•    11 de marzo de 2009, Masacre de la escuela secundaria de Winnenden, 16 muertos.
•    18 de septiembre de 2009, Ciudad de México: Un fanático religioso mata a un civil y a un policía en la estación Balderas del Sistema de transporte Colectivo Metro.
•    7 de abril de 2011, Masacre de la Escuela Pública Municipal Tasso da Silveira, Rio de Janeiro: Un ex estudiante de la escuela irrumpe en el local asesinando a 12 niños y luego se suicida.
•    17 de julio de 2011, Santiago de Chile: un hombre dispara dentro de un vagón de tren; 3 muertos (incluido el asesino) y 4 heridos7
•    20 de julio de 2012, Aurora (Colorado): James Eagan Holmes irrumpe en un cine y deja 12 muertos y 59 heridos .
•    14 de diciembre de 2012, Masacre de la Escuela Primaria de Sandy Hook, en Newtown,Connecticut Estados Unidos: donde el perpetrador de los hechos disparó y mató a 27 personas, 7 adultos y 20 niños, para luego suicidarse.
•    21 de julio 2016, Tiroteo de Munich de 2016, un joven germano-iraní de 18 años mató a 9 personas.

Tras ver la referencia académica, psiquiátrica, antropológica e hístórica pasemos a la parte más “moderna” del concepto amok.



Tirador activo.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos define “tirador activo” como:
- Una persona participando activamente en el asesinato o intento de asesinato de personas en un espacio reducido y poblado.
Dicha definición que ya nos da una pista de que el moderno concepto de “tirador activo” va más allá del ya definido concepto académico, psiquiátrico, antropológico e hístórico de “sindrome amok”. Actualmente estos incidentes involucran generalmente armas de fuego y objetivos o víctimas seleccionados al azar pero en recintos perfectamente analizados y estudiados por los ejecutores.
Como premisa general básica cualquier persona que esté involucrada en un incidente de este tipo debe llamar a la línea de emergencias, en servicio en su respectivo país, tan pronto como sea seguro hacerlo. Los eventos de tiradores activos suelen durar de 10 a 15 minutos, la mayoría veces terminan antes de que lleguen las autoridades de orden público, así que debemos tener claro cómo responder si ocurre lo impensable. Como variante más moderna, los actuales eventos de tiradores activos extienden su acción hasta que son abatidos. En algunos de los casos más recientes fueron neutralizados horas después, dejando como resultado decenas, o centenares, de muertos y heridos.
Los tiradores activos sin implicación política pueden ser trabajadores actuales, extrabajadores, familiares, amigos, así como personas completamente desconocidas. Aunque es difícil prever las acciones de un desconocido podemos detectar ciertas características que indican que una persona podría estar planeando una acción del tipo tirador activo.
Se recomienda informar de cualquiera de las siguientes observaciones, o malas “corazonadas”, al supervisor, gerente o directora de recursos humanos:
- Incremento en el uso del alcohol, drogas y ausentismo laboral.
- Menor preocupación por la higiene y apariencia.
- Depresión y/o aislamiento social.
- Desprecio por la calidad en el trabajo o políticas de la empresa.
- Cambios en el estado de ánimo y respuestas emocionales excesivas.
- Comportamiento o conversaciones paranoicas, suicidas o referencias al día del juicio final.
- Referencia sobre actos violentos, así como el empleo antisocial y agresivo de armas como temas de conversación.

Acciones ante tiradores activos.
Una vez enfrentados con una situación de tirador activo, tradicional o más “integristamente” actual, la mejor opción es la de evacuar la zona de acción y/o de riesgo. Para las evacuaciones debemos considerar:
•    Siempre conocer al menos dos salidas y rutas de escape en todos los edificios que se visite, resida o trabaje.
•    Guiar a otros hacia la ruta de escape e intentar impedir que ingresen a la zona del tiroteo.
•    Salir, independientemente de si otros le siguen o no.
•    No intentar trasladar a personas heridas.
•    Mantener las manos visibles en todo momento.
•    Seguir las instrucciones de la policía.

Si no es posible escapar del escenario es necesario encontrar un lugar donde esconderse.
•    Encontrar una habitación con única puerta que se pueda cerrar con llave y/o colocar barricadas.
•    Permanecer en el interior de la habitación.
•    Manténerse fuera de la vista de ventanas.
•    Silenciar el teléfono celular, apagar radios, televisores, etc.
•    Permaneciendo en silencio.
•    Estar dispuesto a defender el punto de acceso.

La peor de las situaciones es no poder evacuar ni ocultarse, debemos llamar al número de emergencias local, manteniendo la comunicación con el operador y dejando abierta la línea para que puedan escuchar y grabar los eventos. Es necesario esforzarse en describir la ubicación, al tirador o tiradores, armas, así como toda aquella información que pueda ser útil a las autoridades.
Conservar la calma es fundamental, escuchar y pensar, teniendo muy claros y definidos los siguientes movimientos y acciones a realizar.
Solamente como último recurso y cuando una vida, propia o de alguien próximo, está en “inminente peligro”, deben tomarse acciones directas contra el tirador.
Si es preciso tomar dicha acción, hay que atacar de forma agresiva, violenta y brutal, de tal forma que el tirador resulte abrumado por las acciones en su contra, imposibilitándole reaccionar de forma efectiva. Emplearemos todas las armas improvisadas que encontremos a nuestro alcance, un extintor da muchas posibilidades, pero tambien luchar arrojando cosas, golpeando, gritando, incluso mordiendo si es necesario. Hay que comprometerse total y completamente en las acciones agresivas, sin dudar ni detenerse hasta neutralizar al tirador.
Cuando las autoridades de seguridad pública lleguen al escenario de un tirador activo, su primera prioridad será detener al tirador. Ellos pasarán de largo a las víctimas heridas y llevarán al suelo a todas las personas presentes a fin de detener la violencia. Es necesario escuchar las órdenes de los oficiales, mantener las manos visibles, elevadas y con los dedos extendidos. No gritar, sujetar, apuntar ni generar ruidos que distraigan durante las acciones de los oficiales.
Dada la situación de riesgos potenciales que día a día actual nos genera, cada ciudadano debe crear un plan de acción de emergencia para responder ante tiradores activos. Algunos puntos básicos pueden ser los que a continuación les desgloso.
•    Recopilar nombres y números de teléfono de personal de emergencia, hospitales, gerencia y encargados del edificio.
•    Analizar cómo alertar en caso de un incidente.
•    Siendo responable de una instalación y/u oficina, se puede crear y tilizar una palabra clave de alerta para uso disimulado directo, por megafonía, por llamada telefónica, mensajes de texto, etc. que alerte al personal propio.
•    Si el edificio es de uso cotidiano obtener planos que muestren la ubicación de salidas, extintores, botiquines, listas de personal, linternas, dispositivos de comunicación, etc.
•    Si el recinto es público, centro comercial, lúdico o zona de diversión, es dificil conseguir los datos del punto anterior, pero no tanto el hacer un reconocimiento y análisis para prever emergencias, ya sea la que comentamos o un incendio, por ejemplo.

Una empresa, negocio, oficina, institución o cualquier entidad susceptible de riesgo, debe implementar procedimientos de respuesta,.
•    Creando un plan escrito.
•    Entrenar al personal para seguir el plan y sobre cómo reaccionar al escuchar disparos.
•    Llevar a cabo simulacros de emergencia sobre escenarios de tiradores activos.
•    Evaluar el éxito de los simulacro y ajustar el plan y entrenamiento según sea necesario.



Las situaciones de tiradores activos serán aleatorias para las víctimas, potenciales o efectivas, con el desarrollo de eventos rápidos e imprevisibles. Pensar y ensayar la respuesta apropiada “antes de” puede aumentar la probabilidad de supervivencia durante un evento, así como limitar las consecuencias posteriores del mismo.
Como les dije al principio del texto no pretendía rebelar secretos de actuación táctica, tan solo desglosar las factores que el menos común de los sentidos nos diría si lo escucháramos, así que háganlo, escuchen a su “sentido común”, la época que nos ha tocado vivir lo requiere.

Cuidense y cuiden de los suyos.


Centroamérica, Diciembre 2017.


https://cecilioandrade.blogspot.com/201 ... cnico.html

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Espanol Discussion / Re: Aparezco en la Revista Budo
« on: December 06, 2016, 06:38:42 AM »
¿Esperaba menos?

Genial caballero, genial.

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Espanol Discussion / Estado de alerta & manejo de crisis.
« on: November 17, 2016, 06:37:31 AM »
Estado de alerta & manejo de crisis.

Por Cecilio Andrade.

Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura, física, organizativa o comportamental. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas. Si los cambios son profundos, súbitos, violentos, y sobre todo traen consecuencias trascendentales van más allá de una crisis.
Las crisis pueden designar un cambio traumático en la vida, salud o situación social de una persona. La RAE define “crisis” como:.
1. 
Situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso.
2. 
Situación difícil de una persona o una cosa.

Rebajando un poco el nivel académico con el que he empezado este trabajo, respecto a esta cuestión tan importante con la que estamos obligados a trabajar, y por lo tanto a considerar en nuestros entrenamientos, existe una máxima samurai que concreta perfectamente el grado de alerta al que un profesional armado, o legítimo usuario, ha de someterse siempre: “el samurai desde que sale por la puerta de su casa, hasta que regresa a ella, actúa como si estuviera a la vista de algún enemigo”. No se trata de fomentar la paranoia desde mis textos, pero… los paranoicos también sufren riesgos. 

De una forma un poco más mundana, cualquier persona reconoce que el peligro está continuamente ahí. Es imposible trabajar de forma continuada con un grado elevado de alerta pues agota y hace perder la concentración, y con ello la alerta que buscamos. Esa es la razón por la que se debe trabajar con un nivel moderado y asumible, pero siempre con la predisposición para elevarlo.
Simplemente es saber reconocer el “estado de alerta” en el que debemos estar… por cierto ¿lo sabemos?


Estado de Alerta.

Una definición muy elemental  de este concepto, estado de alerta, podría ser algo como “situación en la que el individuo se encuentra despierto y consciente”. Hasta ahi nada nuevo, salvo por un pequeño, ínfimo si quieren, detalle, ¿vamos por la vida despiertos y conscientes? Para la inmensa mayoría de las personas la respuesta es simple, a veces sí, la mayor parte del día no. Pero para mayor desgracia, en las veces que sí o no estamos 100 % atentos o no sabemos como usar esa atención de forma eficaz .
Vivimos en mundo lleno de publicidad saturadora, teléfonos inteligentes que nos roban la atención del entorno, cuando no nuestra misma “intelgencia, “aplicaciones” adictivas hasta puntos insanos, normas (a)sociales de como interactuar con el ambiente y los demás,  actitudes de negación políticamente correctas del tipo “no debo ser paranoico, ni prejuzgar, que esa persona corra hacia mí con un hacha en lo alto gritando ¡Allahu Akbar!, no significa que desee incrustármela en el cráneo”. En fin, seguro me entienden sin alargarme más.
En la frase de Daidóji Yúzan que incrusté en la entradilla, la del samurai, tenemos la clave  para comenzar a crear una base firme, y sana, de alerta preventiva. Debemos encender nuestro escáner personal, mirar y ver los alrededores, oir y escuchar el entorno, oler incluso. Debemos detectar anticipadamente aquello que esté fuera de lugar.
Y ahí tenemos la pregunta “del millón”, ¿cómo se ve, escucha y huele lo que está fuera de lugar? Pregunta díficil de constestar sin profundizar en cuestiones como las habilidades  mentales y los conocimientos prácticos del entorno en el que estamos actuando.
Podríamos crear un “check list” inmenso de cuestiones a analizar para cada paso que demos en la calle, ¿sería útil? ¿sería práctico? ¿sería realista? Sin duda no. Pero aún así debemos generar las actitudes para saber reconocer y evaluar qué es lo que detectamos, por que nos hace sentirnos nerviosos e incómodos, por que “nos pone de punta los pelos de la nuca”.  Por que si, eso tambien ocurre.
¿Cuánta información es capaz de absorber por segundo de forma consciente una persona promedio? Si digo que unos 2000 bits x seg que lo normal, la mayoría dirá que está muy bien. Pero empecemos con las odiosas comparaciones. Este documento que leen tiene muy poco más de 181000 bits. Ya empiezan a alzarse algunas cejas, sigamos. Esos 2000 bits son tan solo el 0.0000005 % del total con el que nuestro subconsciente trabaja. Mas arrugas en la frente, ¿a que si? Y ¿con cuanto trabaja el subconsciente entonces? Pues con la nada desdeñable cantidad de 400.000.000.000 bits. Impresionante ¿verdad? Y si lo pasamos a una medida más de moda, los gigabytes, los tan repetidos “gigas” de los teléfonos, tabletas y discos duros, tenemos la nada desdeñable cantidad de más de 46 gigas. Pero recuerden, hablamos de procesar todo eso en un segundo, no simplemente de almacenarlo, con lo cual, si lo piensan, en realidad superamos al mejor de los ordenadores.
Pero ¿en qué influye eso a nivel de supervivencia y respuesta táctica? Sencillo, nuestro cerebro ya tiene todos los datos externos necesarios para procesar una respuesta adecuada a la supervivencia del individuo, si este tiene la capacidad y medios, claro. Pero con un “pequeño” problema, lo ha hecho subconscientemente, y eso, por nuestra cultura y educación, lo hace entrar en el mundo que la mayoría considera suposiciones y conjeturas, cuando no puras supersticiones y miedos.
Oímos hablar, según las creencias de cada quién, de instinto, intuición, sexto sentido, ángel guardián, espíritu protector, dioses, todo eso que se supone que nos avisa y hace erizar el vello de la nuca o de los brazos. “Senti que algo iba mal”, “algo me alertó”, “no me fié a pesar de su sonrisa y educación”, “nada más entrar noté las malas vibraciones”, ¿Cuántas veces han oído esas y otras frases similares? Infinidad, seguro.
El ser humano tiende a buscar fuera, espiritual o físicamente, la respuesta de los hechos que no comprende. Pero tenemos dentro de nosotros las herramientas que la evolución, merced de la Naturaleza, dura y neutral con los seres vivos, nos ha proporcionado y perfeccionado hasta el ínfimo detalle. Nuestro subconsciente es esa herramienta.
Al primitivo Neanderthal o CroMagnon no le causaba ningún  reparo fiarse de esos avisos subconscientes, y gracias a ello quizás ahora están ud´s (re)leyendo este texto. Pero en la sociedad actual todo eso de que no procesemos de forma consciente, directa y clara suena a superstición y magia. Claro que la magia no es más que ciencia mal entendida.
Cuando, como profesionales armados, nos acercamos a una situación dada, o esa situación nos aborda a nosotros, antes de que parpadeemos nuestro subconsciente ha sido capaz de escanear e interpretar en detalle el entorno en el que nos encontramos. El problema es que su única forma de comunicarnos que algo va mal es mediante “malos pálpitos” y sensaciones. “Malos pálpitos” y sensaciones que nuestro consciente suele descartar por no dar una imagen de paranoico, medroso o simplemente maleducado.
¿Cuántos conductores al llegar a ese cruce que siempre pasan sin mirar, hoy frenan y miran, evitando ese camión que saltó el stop? ¿Cuántas madres llevando a sus hijos a la escuela de repente hoy deciden cambiar de acera, cuando siempre van por la misma? ¿Cuántas víctimas han podido posteriormente decir “algo me decía que no estaba bien”? ¿Cuántos policías al aproximarse a un grupo “intuían” que la cosa era mayor de lo que aparentaba el entorno? ¿Cuántos militares han notado los pelos de la nuca erizarse al entrar en una zona propicia a emboscadas? ¿Cuántos escoltas han sentido lo mismo al acercarse con sus VIP´s a un semáforo rutinario?
No levanten todos la mano a la vez por favor.
No es magia, ni poderes sobrehumanos, salvo que consideremos la capacidad de nuestro cerebro como sobrehumano, y entonces todos tenemos ese poder. Crean en su sexto sentido, su intuición, su instinto, su ángel o espíritu guardián, llámenlo como quieran, pero escúchenlo, gracias a ello el ser humano sobrevivió hasta hoy en día.

Preparación mental.
Lo más importante de la preparación mental es generar el esfuerzo consciente de vaciar la mente de toda las cosas que nos distraen de prestar atención a lo que nos rodea, el equivalente a los bits basura en informática. Despejar la mente y prepararse para ser receptivo a lo que está sucediendo a nuestro alrededor.
La primera cuestión es tener presente siempre que los eventos e incidentes pueden hacernos modificar la ruta, tanto la física como la mental, hacia nuestro destino. Podemos encontrarnos en zonas desconocida y extrañas con las que no tengamos experiencia para lidiar. Al igual que hay que planificar rutas principales, secundarias, alternativas, etc, para traslados físicos, debemos utilizar el mismo criterio en las respuestas mentales, planificar respuestas principales, secundarias, alternativas, de emergencia.

La siguiente cuestión es la de saber como mezclarse con el entorno. Y esto no se trata simplemente de que si la mayoría de la gente usa jeans y polos vistamos de la misma forma para pasar desapercibidos. Podemos usar trucos como el de vestirnos por capas para confundir a quien nos pueda seguir, buscar salir de su línea de visión y poner o quitar una camisa, chaqueta, gorra, a la vuelta de la esquina. Eso ayuda, y mucho, pero “mezclarse con el entorno” va mucho más allá de la simple apariencia.
Dominar el lenguaje corporal es, si cabe, una habilidad mucho más importante. ¿De cuantas formas podemos movernos? Caminar como si fueramos Terminator en una misión de “busca y destruye” no es la mejor forma de pasar desapercibidos, por más que hallamos comprado la ropa del muchacho del McDonald. Hacerlo de forma insegura, tímida y despistada es lo más adecuado para atraer a los potenciales agresores. Si estamos trabajando lo mejor es representar el papel adecuado a la imagen que queremos dar, turista siempre es una buena opción si nuestra ropa o fisionomía nos impiden pasar desapercibidos.
Caminar con calma, tranquilidad, confianza, atento al entorno, alejado de zonas y lugares potencialmente de riesgo, en rutas principales con muchos peatones, rehuyendo de zonas con pocos testigos.
Ser predecibles y rutinarios permitirá preparar cualquier tipo de ataque en lugares y tiempos definidos, por lo que es importante variar horarios y rutas. Incluso simples cambios de carril y/o acera, comprar el café o la prensa en otro lugar, puede descolocar el plan mejor organizado. Es importante tener una forma de mantenerse puntualmente informado sobre noticias locales como el cierre de calles, obras, accidentes de tráfico, etc. así como donde se producen los  asaltos más recientes.
A pie o en vehiculo, en la calle o en el interior de edificios, los cuellos de botella existen, zonas con una sola entrada y una salida, callejones, túneles y puentes, escaleras, salidas de garages. No siempre es posible evitar estos potenciales cepos, por lo que deben crearse planes de actuación  en estos puntos, así como generar la actitud de mayor alerta en estos lugares.
Analizar y pensar, prever y planificar, actuar y reaccionar, todo se reduce a estos binomios junto a nuestra preparación mental

Manejo de crisis.
Un evento o situación violenta puede producirse en cuestión de centésimas de segundo. Por lo general la supervivencia a estos hechos depende más de una “reacción” incosciente que de una “acción” consciente. Y a este hecho debemos añadir algo fundamental, para reaccionar de forma eficaz necesitamos “si o si” el entrenamiento, concienciación y planificación previa .
Es obvio que evitar una situación de riesgo, si no estamos en el “ahí”, es la mejor y más deseable de las respuestas. Pero para ello necesitamos  desarrollar el uso de una conciencia de situación, hay que tratar de estar pendiente del entorno y  lo que están haciendo alrededor. Uno de mis juegos favoritos ello es ponerme en el lugar de los “malos”, sentarme o pasear recreanado que pasaría en según que circunstacias. Básicamente busco ponerme en la cabeza de esos malos para posteriormente definir que hacer para prevenir y/o evitar esas situaciones que visualizo.
Bien, que quede claro que no se trata de subirse con las botas de combate encima del cráneo del potencial agresor, se trata de pensar como él lo haría, poniéndonos en su lugar para ver las cosas como él las vería. Parece fácil pero siempre resulta más difícil de lo que aparenta en un principio, sobre todo para aquellos acostumbrados a estar en el lado de los “buenos”.
Jamás hay que pensar que todo el mundo hace las cosas como nosotros o como otro cualquiera. Cada individuo es un mundo, con sus limitaciones y habilidades, con sus costumbres y experiencias.

Una vez involucrados en una situación violenta, la habilidad de supervivencia más importante es mantener la calma, algo que es más fácil de decir que de llevar a cabo,  por más crítica que sea para para la supervivencia.
Debemos pugnar por mantenernos en movimiento siempre, además de que un blanco movil es más dificil de neutralizar, rompemos su planificació, su ciclo OODA incluso. Debemos buscar evadir, salir, escapar, sin permitirnos demora alguna.
Como ya expliqué en muchos otros trabajos, movilidad no implica solo desplazamiento físico, la mente debe ser la primera en moverse, pensando todos los qué, cómo, cuándo, dónde, a dónde y por dónde.
Sin mentalización todo lo anterior es papel mojado, inutil y hasta contraproducente al ocupar nuestra mente con ¿que era lo que debía hacer? Si quieren controlar su estrés simplemente piense y planifique antes de “enfrentar al elefante”, intentar improvisar técnicas y procedimientos nuevos bajo ataque solo es una llamada al desastre..

Alimentando la planificación.
Para poder analizar, con miínimas garantias de eficacia, eventuales situaciones de riesgo, debemos aplicar de forma metódica y continua el siguiente esquema.
-       Amenaza.
-       Forma de actuación.
-       Vulnerabilidades propias,
-       Riesgos.
-       Planificación preventiva.

Podríamos, como con casi todo en la vida, extender este listado hasta el infinito, convirtiéndolo en algo inmanejable e inútil. La virtud está el equilibrio, y este pentágono de trabajo puede ser la base para que cada individuo cree su propio esquema.

Amenaza.
El quién. ¿quienes son los potenciales agresores? Cada objetivo tiene sus propios potenciales agresores generales, así como específicos. Igualmente cambiar de entorno social y geográfico puede convertirnos en objetivos a nuevos potenciales agresores. Es importante la realización de investigaciones que determinen las amenazas concretas y potenciales en cualquier situación y entorno.

Forma de actuación.
El cómo. Para trabajar este punto la mejor herramienta es el juego anteriormente comentado de ponerse en la mente del adversario. ¿Cómo ejecutaría determinada acción? ¿Qué información precisaría para ejecutar esa acción?  Buscaremos encontrar puntos débiles y vulnerabilidades propias, así como la información que fluye libremente al alcance de los potenciales agresores.  Con todo elle podremos deducir el cómo serán los ataques que debemos  prevenir y evitar y si ello es factible.

Vulnerabilidades propias
Además de todo lo comentado en este trabajo, el hipercomunicado y enlazado mundo actual con las omnipresentes redes sociales  de toda índole, debemos reconocer la cantidad astronómica de información privada accesible que puede ser usada para planificar agresiones y ataques.  Y esto sin repetir de nuevo la cuestión de lo rutinarios que podemos llegar a ser en nuestros quehaceres cotidianos.

Riesgos.
Equilibrio de análisis de riesgo debe ser nuestra maxima premisa, no todo riesgo posible es probable. Planificar todo es casi igual de malo que no planificar, hay que preocuparse de aquellas situaciones que sea probables. Para ello se realizará una gestión de riesgo apoyándonos en una simple fórmula:
Amenaza X Vulnerabilidad = Probabilidad.

Planificación preventiva
Con dicha fórmula, de amenaza respecto a la vulnerabilidad, la probabilidad resultante debe generar una contramedida. Esa contramedida debe fluir de una mente ágil y atenta, involucrada en el papel del adversario y en nuestras respuestas. para corregir a defectos aplicando medidas preventivas.

La utilización adecuada de este tipo de metodología, u otras similares, no garantiza salir ilesos de todas situaciones, ni siquiera que el día a día sea perfecto y ordenado según lo analizado y planificado. Pero sin duda, y les ruego me corrijan si no estoy en lo cierto, ayuda a minimizar la exposición a situaciones potencialmente de riesgo.

Mientras tanto no lo olviden, cuidense y cuiden de los suyos.


Centroamérica, Noviembre 2017.

19
Espanol Discussion / Las armas requieren espíritu como las letras.
« on: November 10, 2016, 06:57:16 AM »
Las armas requieren espíritu como las letras.

Por Cecilio Andrade.

Pues si, en la frase que me he atrevido a usar como título, el gran soldado de infantería que fue D. Miguel de Cervantes Saavedra nos regala una gran, aunque poco o nada reconocida, verdad; sin un espiritu correcto portar y emplear armas tan solo nos define como simples y despreciables inconscientes, cuando no alguna cosa peor, si cabe.

Mahatma Gandhi nos legó otra frase más, extraida de la milenaria filosofía de la cultura en la cual creció, “Vive como si fueses a morir mañana. Aprende como si fueses a vivir para siempre”. ¿La conocían? ¿La aplican? En mi caso lo intento, con mayor o menor acierto, sobre todo esta última década de mi vida. Antes de eso mi ego me ha generado tan malas jugadas como a casi todos, o al menos eso deseo, no ser el único idiota que se considera así por ese ego, y sobre todo esperando poder mantenerlo siempre con las riendas bien tensas.
Volviendo a la razón de este trabajo, y su entradilla específica, Thomas Huxley comentó que debíamos “Intentar aprender algo sobre todo y todo sobre algo”. Comentario que en gran forma secundó Vernon Howard, “Camina siempre por la vida como si tuvieses algo nuevo que aprender y lo harás”. Y para mi al menos de eso se trata vivir, en cualquier profesión que nosotros o la vida nos haya colocado. Despues de todo ”La vida es una experiencia de aprendizaje, solo si aprendes”. ¿Conocen a Yogi Berra?

Ahora bien, cuando la profesión que ocupa su vida es una de esas en las que el deber le hace correr hacia el peligro en lugar de huir de él, como el 99% de los mortales en su “sano juicio” hacen, si su decisión es arriesgar su vida para salvaguardar la de otros, normalmente desconocidos, ¿debemos simplemente dejarnos llevar?, o, por lo contrario ¿debemos buscar aprender lo máximo posible de todo lo relacionado, directa o indirectamente, con esa noble labor? No contestaré más allá de la frase que me inculcaron hace tantos años al vestir mi primer uniforme con hojas de roble y machete en el pecho, “se parco en palabras y que los hechos hablen por ti”.
Veamos si lo que pretendo transmitir puedo lograrlo con una mínima coherencia, despues de todo “Un hombre sabio puede aprender más de una cuestión necia que un necio de una cuestión sabia”, espero que Bruce Lee no se revuelva en la tumba con mi necedad.


Hoy, varios de mis grandes amigos disfrutarán de la presente elucubración (pensamiento, reflexión o hipótesis que es producto de la meditación, RAE). Por nombrar a algunos, Ernesto confirmará su reflexión sobre mi “estatus” filosófico, Esteban que me acerco al satori (término japonés que designa la iluminación en el budismo zen), Arturo que se me ha ido la “pinza”, José María sonreirá con indulgencia, Muñoz suspirará con vehemencia, José llamará al psiquiatrico más cercano para reservarme una celda y una camisa de fuerza, José Angel lo releerá varias veces, Pablo lo mirará de reojo, Ray pretenderá descubrir la verdad del Universo, Richard abrirá los ojos asombrado, Ricardo buscará que se lo traduzca bien su alma gemela, en fin, Jorge, Pedro, “Santiago”, Sergio, y un largo etcétera, mucho más largo de lo que nunca crei factible. En fin, de todas formas solo una cosa más antes de empezar la citada elucubración, “no están todos los que son, pero si son todos los que están”.

 El presente trabajo parte de un origen un poco peculiar, por decir algo; una serie de lectores bien intencionados, por lo menos la inmesa mayoría lo son, me hicieron llegar mensajes opinando sobre la falta de interés práctico sobre muchos de los temas que he publicado, específicamente todos aquellos que no tenían utilidad puramente técnica y directa sobre el manejo de armas. Básicamente me instaron a dejar de perder el tiempo en temas vanos, que el punto fuerte de su interés en mis letras “arrejuntadas” es lo puramente práctico como usuarios de “fierros” más o menos alicatados con policarbonatos varios.
En principio di comienzo a una explicación, casi una disculpa, por muchos de esos temas específicos tratados en las decenas de trabajos realizados en estos últimos años. Posteriormente, mientras lo estaba escribiendo, me di cuenta que no estaba haciendo nada de eso, ni explicando, ni mucho menos excusándome. Lo cierto es que lo estaba trabajando casi como una tesis. Una tesis más, donde desarrollaba razones y motivos, al igual de las varias que he tenido que presentar, y defender posteriormente, a lo largo de mi vida académica.
Al final no se muy bien que ha salido de todo esto, imagino que Ud´s lo juzgarán al final, eso si logro interesarles como para que lleguen a leerlo entero, que no es logro pequeño ni fácil.

¿Que transmitir?
Mi consideración a la hora de actuar como instructor de armas, técnicas y tácticas siempre va dirigido en varios direcciones que me consta no son muy comunes en este mundillo. Además de las cuestiones técnicas y prácticas asumo que mi obligación es explicar la razones, origenes, pros y contras de todo lo que explico como procedimiento. Pero tambien pretendo llegar más lejos y trasnmitir muchas más cosas, engreido de mí; algunas tan fuera de tono hoy en día como principios y valores, otras más filosóficas, como las describen tantos compañeros y amigos, unas pocas a modo de Código Deontológico como “buenos” de la ecuación de armas y portadores. Ya dije que soy poco común, me gusta meterme en “camisas de once varas”.
“Las armas requieren espíritu como las letras” dijo aquel soldado de infantería que fue D. Miguel de Cervantes Saavedra, y así lo he sentido siempre. No basta saber como apretar un disparador, que no gatillo, si no cuando es deber hacerlo y cuando es obligación soltarlo. No basta saber como empuñar un arma, si no cuando es, de nuevo, deber, y cuando es acto de conciencia frenarse.  No basta saber como disparar de una forma efectiva desde debajo de un vehículo con un fusil de asalto, sino saber si mi deber y principios me obligan a ello o, por contra, me dicen que debo hablar y esperar.
Si alquien tan pragmático como Nicolás Maquiavelo escribió “Las armas se deben reservar para el último lugar, donde y cuando los otros medios no basten”, ¿porque creen que lo hizo? Siendo él tan, insisto, pragmático, lo normal sería ir directamente  al punto, machacar al adversario y dejarse de zarandajas. ¿No creen?
Recuerden esa máxima que adornó tantas armas honorables, y muchas otras no tanto ciertamente, a lo largo de los siglos, “Empúñame con razón, enfúndame con Honor”. Y el Honor, no les quepa la más mínima duda de ello, forma parte de las capacidades conscientes del ser humano. Una persona es honorable porque decide serlo, al igual que pierden ese Honor por decisiones conscientes. Y como cualquier acto consciente de nuestras vidas este parte del arma más poderosa que poseemos, a saber, el cerebro.
El cerebro, ese magnífico producto de la evolución, infrautilizado en la mayor parte de las ocasiones, creador y gestor de las más maravillosas obras del ser humano, así como de las más aberrantes y atroces barbaries. El Dios y Diablo de la Humanidad. Porque, y aquí me permitirán este comentario del que no pienso disculparme, no necesitamos subcontratar dioses ni demonios para achacar bendiciones o maldades a la pura y dura gestión de nuestras armas de destrucción masiva portátiles, nuestras propias voluntades gestionadas por un cerebro de bestia o angel que todos somos  y llevamos dentro.
Ya se me ha ido la “pinza”, más vale que recupere mi hilo argumental sin tantas zarandajas filosóficas.

La cuestión técnica.
Volviendo a un enfoque pragmático, debemos educarnos como seres humanos y profesionales para poder utilizar armas, tácticas y procedimientos potencialmente letales con un mínimo de criterios, tanto éticos como técnicos, pero sobre todo con la capacidad de evolución y mejora. Si consideramos las armas como meras herramientas está claro que la capacidad de utilizarlas con eficacia y precisión es fundamental. Ahora bien, ceñir el desempeño profesional desde el punto de vista únicamente de las habilidades físicas, equivale a definir que cualquier tirador deportivo que realice tiradas del tipo 10 “dieces”, es el mejor profesional posible, ya sea policía, oficial de Protección u otros.

Permítanme hacer otra comparación más gráfica. Piensen en tres equipos profesiionales, uno policial, otro militar y un tercero protección diplomática. Cada uno de ellos necesita de un conductor experto para las “tareas” específicas  de cada equipo, y además acorde con el equipo y vehículos de los que dispongan. Ahora piensen en otra línea, ¿a quien contratar? Obviamente los mejores pilotos son los de Fórmula 1 o de rallies, no creo que nadie dude de ello. Pero ¿son los mejor capacitados para las funciones y técnicas a implementar con cada uno de los equipos que comento? Sin duda no. Correr sobre pista cerrada o itinerario delimitado, no es lo mismo que realizar maniobras ofensivas y defensivas con un vehículo, blindado o no, entre el tráfico de una ciudad, y no hablemos de hacerlo con la equipación completa de un agente de policia o un militar.
“Cada oveja con su pareja” dice el saber popular, que yo prefiero parafrasear como “cada lobo en su manada”. No les estaré diciendo nada nuevo si les reitero la importancia de tener claro las necesidades puntuales de cada especilización profesional. Muchos podemos portas armas, más las situaciones son tan distintas como profesiones, y dentro de cada profesión especialidad, y dentro de cada especialidad función particular, y dentro de cada función la condición personal de cada individuo.
Sin duda todo eso que describo me lleva a otro refrán muy conocido, “cada loco con su tema”. No pretendan aplicar normas fuera de un punto de vista que no sea el suyo, ya que será correcto desde ese punto y solo coincidirá en algunos otros de su vecino.
¿Recuerdan la fábula de los seis sabios ciegos y un elefante? ¿No? Permítanme repetirla.
En la Antigüedad, vivían seis sabios ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente.
Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.
Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. De pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas le hicieron tropezar y caer de bruces  contra  el costado del animal. “El elefante  –exclamó– es como una pared de barro secada al sol”.
El segundo avanzó con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano de cuero”.
El sexto sabio, el más anciano, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera. Obviamente creían que los demás estaban equivocados.
¿Actuan como los seis sabios ciegos? De Ud´s depende.

Las otras cuestiones a tener en cuenta.
Entremos en otras cuestiones que para muchos al ser menos pragmáticas son menos necesarias. Un profesional armado, o un legítimo usuario, tiene una obligación ineludible, saber como, cuando y de que forma debe utilizar sus armas, habilidades y capacidades incluidas como armas. Yamamoto Tsunetomo lo comentó al describir a los “samuráis ilustrados” y los “samuráis ignorantes”. Tal como lo definió, un guerrero que espera a enfrentarse con situaciones difíciles para aprender a salir de ellas no es ilustrado. Un guerrero que se preocupa por adelantado de todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo que ocurra, un samurái ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la acción, antes de la hora.
Por eso es tan importante estudiar, analizar, planificar, en una palabra, pensar. Y esto debe hacerse tanto en lo afecta directamente en las actuaciones directas como a esa parte interior de la ética y la moral personal. Y más lejos aún, debemos saber como plantear el “despues de”, desde la cuestión administrativa como a la íntima de aceptar lo corrección de nuestras acciones.
Taisen Deshimaru, en apoyo de los comentarios de Yamamoto Tsunetomo recalcó “La vía del samurái es imperativa y absoluta. La práctica, al venir del cuerpo a través del inconsciente, es fundamental en ella. De aquí la gran importancia dada a la educación del comportamiento justo”.
Dedemos educarnos, no solo entrenar el cuerpo, no solo las capacidades físicas y motoras, la mente es fundamental, sin ella todo lo que hagamos serán meras actividades circenses en el mejor de los casos. Necesitamos pensar, al modo de Juvenal con su “mens sana in corpore sano”, revalidando en cierta forma a Confucio “El que aprende pero no piensa está perdido. El que piensa pero no aprende está en gran peligro”.
Permítanme recalcar la importancia de desear aprender y mejorar, y no pasar sin más. La necesidad de mejorar aprendiendo de todos los campos que nos afecten como profesionales, y más aun en una profesión donde fallar implica jugar con la vida, propia y ajena. Esa responsabilidad la vió bien clara Benjamin Franklin, “Ser ignorante no es tanta vergüenza como no tener la voluntad de aprender”. Voluntad, la virtud tan faltante en el bien pensante mundo actual.
La falta de voluntad de aprender y mejorar genera falsa confianza, y esta, como en el amor, pierde al ser humano. Lo crean o no, lo quieran creer o no, los libros y las canas, considerando estas últimas como experiencia bien asimilada y utilizada, han ganado más batallas que las armas por si solas. Y respecto a las batallas no son solo las masivas que aparecen, o aparecerán, en los libros de Historia, en el fondo importa poco el número de combatientes, uno o miles, los principios a aplicar son los mismos.
Pero claro, hay que conocer esos principios.
Agradezco a los lectores que me hacen llegar sus comentarios, de todo corazón lo hago, gracias. Pero seguiré intentando transmitir más que el simplemente hacer perfectos agujeros en blancos de cualquier tipo. Espero transmitir que las armas, y la profesión de las mismas, implica una entrega y un deber esmerado.
Las armas, su portación en realidad, no son un privilegio, son un deber y una obligación. Deber y obligación de saber usarlas de forma correcta tanto técnica como éticamente. Despues de todo, los profesionales armados, los guerreros de hoy, portan sus armas para defender a los que no pueden, o no quieren, defenderse.
Porque, no se equivoquen, hay malos y hay buenos, y los “buenos” se distinguen tan solo por un detalle, saben cuales son sus obligaciones y su deber. Y la principal es simple, evitar que esos malos campen a sus anchas.
Como pueden ver, el trabajo de hoy es “de cita en cita, y cito por que me toca”. Mi intención no es ser pedante, antes bien desearía considerar que Ud´s, lectores, lo ven como una demostración que no es una simple opinión más. Que desde la más lejana antigüedad hubo hombres y mujeres pensando en las mismas cuestiones que hoy nos parece descubrir. Y más que descubrir debemos hablar de redescubrir, aunque para muchos tan solo es continuar por la senda que otros nos marcaron. Despues de todo, como dijo Madame Pompadour “nada nuevo hay bajo sol”. Y en la profesión de los “fierros” menos.
Cuidense y cuiden de los suyos.

Centroamérica, Noviembre 2017.

20
Espanol Discussion / ¡Emergencia! Planificación profesional.
« on: October 27, 2016, 07:35:10 AM »
¡Emergencia! Planificación profesional.

Por Cecilio Andrade.

“No importa lo buenos que sean planificando, la presión jamás se irá. Así que no luchen contra ella. Motívense con esta para hacerlo de la mejor forma posible”. Si no me creen a mi háganlo con  Benjamín Carson, la cita es suya. Como pudieron leer en un artículo reciente, y en casi todos mis comentarios y trabajos, abogo siempre por hacer caso de un viejo soldado de Infantería como fue Don Miguel de Cervantes cuando nos dice “El hombre que se prepara, tiene media batalla ganada”. Sin duda muy en la línea de SunTzu entre otros.
Muchos, por otro lado, prefieren malinterpretar frases de, igualmente, grandes hombres. Dos muy repetidas son: “Ningún Plan, por bueno que sea, resiste su primer contacto con el enemigo” y/o “Cuando lleguemos a ese río, hablaremos de ese puente” del Mariscal de Campo Helmuth Carl Bernard von Moltke “El Viejo” y Cayo Julio César, respectivamente. Si ellos, supuestamente, abogaron en contra de planificar ¿porque empeñarnos en lo contrario? De lo que que se “olvidan” habitualmente es de una pequeña “nimiedad”, tanto “El Viejo” como el “Julio” fueron planificadores detallistas, minuciosos y esmerados, no se confundan con un equivocado y mal extrapolado contexto de muchas autores posteriores. Sus logros y éxitos se basaron en dos principios de planificación, "La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras sino del futuro con las decisiones actuales" y "Una planificación meticulosa permitirá que todo lo que un hombre haga aparezca como espontáneo”. Peter Drucker y Mark Caine respectivamente.
Antes de seguir leyendo el presente trabajo repasen el precedente sobre planificación, “”Fallar en planificar es planificar el fallo” (http://cecilioandrade.blogspot.com/2016/08/fallar-en-planificar-es-planificar-el.html ), con ello podremos sentar las bases de la razón del texto que sigue.



El piloto de la historia que dió pie al trabajo que les enlacé en la entradilla, planificó en detalle en su fase de adiestramiento, por lo que pudo reaccionar con eficacia el día que fue necesario. ¿Pensó en su plan de acción durante el evento? Obviamente no, si lo hubiera hecho no podríamos emplear su historia como ejemplo.
Concluí en ese texto en planificar con la realidad en la mano durante el entrenamiento previo, el antes; para con ello lograr ser eficazmente reactivos en cualquier enfrentamento, el durante. Igualmente abogué por lo que conforma la  base de mi desempeño académico y operativo, el movimiento no es solo desplazar un cuerpo, no en nuestro caso al menos, si no en adquirir una mente capaz y fluida, siempre en movimiento.
La mente, como los músculos, debe ejercitarse de forma diaria y metódica. Nuestro primer paso para crear una buena tabla de ejercicios, del “CrossFit mental” necesario, para mejorar las posibilidaes de sobrevivir, actuando con precisión y eficacia, es crear un Plan Personal de Reacción (e.a. PPR).

Plan Personal de Reacción.
Como profesionales armado debemos tener, siempre, nuestro PPR. Estructurado de tal forma que posea las características de flexibilidad, adaptación y eficacia necesarias para minimizar riesgos e incrementar las posibilidades de supervivencia, propia o de terceros.
La reacción más habitual, a la vez que más indeseable, ante un evento potencialmente lesivo, es la de congelarse y ser incapaz de reaccionar. Esto ocurre en muchos niveles de nuestra biología y psiquis de animal mamífero. En casi todos estos niveles podemos intervenir para mejorar la capacidad de reacción, mitigando las acciones, o falta de ellas, negativas. Una de esas intervenciones es crear, estudiar, evaluar, estructurar, adaptar y, si es necesario, modificar nuestros propios  PPR´s.
Dichos planes no pueden ser rígidos e inamovibles, ya lo comenté en otros trabajos, deben ser flexibles e ir adaptándose día a día, con ensayos personales, mentales y/o prácticos de forma cíclica y, en todos los casos, continua. Buscando crear una tabla maestra básica con la que conformar la estructura de reacción de cada uno de los supuestos con los que podamos encontrarnos en nuestro quehacer, profesional o personal.
La estructura elemental de un PPR debe cubrir, como mínimo, 10 puntos con los que generar la base mental de adaptación y respuesta.

-       Funciones.
-       Prioridades.
-       Zonas de Seguridad.
-       Zonas de Riesgo.
-       Itinerarios.
-       Puntos de evacuación más rápidos.
-       Puntos de evacuación más aconsejables.
-       Primeros Auxilios.
-       Comunicaciones.
-       Coordinaciones.

Existe una muy sutil línea entre planificar de forma correcta y planificar en exceso. Los puntos desglosados, que desarrollaremos a continuación, son las líneas maestras para recopilar datos, analizar y generar respuestas adaptadas a las situaciones dadas.


Funciones.
El significado general de la palabra “función”, sin entrar en ciencias ni particularidades, es usualmente bien comprendido, pero para entrar en contexto veamos las dos principales definiciones, de entre otras 25 más específicas, que nos da el Diccionario de la RAE.
-       Capacidad de actuar propia de los seres vivos y de sus órganos, y de las máquinas o instrumentos.
-       Tarea que corresponde realizar a una institución o entidad, o a sus órganos o personas.
Con ambas definiciones básicas, “capacidad de actuar” y “tareas que corresponde realizar”, podemos observar de forma clara como plantear nuestra actuación. Por  “capacidad de actuar” no solo debemos pensar en conceptos de habilidades, técnicas, reacción, si no también en si nos incumbe hacerlo, si nos “corresponde”, como marca la segunda definición. En algunos casos, sobre todo profesionales, nos corresponde la tarea de reaccionar y actuar contra un determinado evento. En otros lo que “corresponde” es evitar y eludir. En algunos pocos lo que corresponde es simplemente mantener la calma y esperar.
Definir la función “que” nos corresponde, en base a nuestra capacidad de actuación para cada supuesto evento general a planificar, es el paso a definir antes de ninguna otra cosa.
Este punto, “que” hacer, marcará el siguiente, prioridades.

Prioridades.
Regresemos con el Diccionario de la RAE y la definición básica de este concepto.
-       Anterioridad o precedencia de algo respecto de otra cosa que depende o procede de ello.
Esa definición nos dice, básicamente, los “cuando” de los “que” vistos en el punto anterior, y el siguiente paso es ordenar los “cuando” definidos del presente punto. Perdonen el trabalenguas, intentaré clarificarlo un poco.
Una vieja, y polémica, máxima nos dice “es mejor la acción incorrecta en el momento adecuado, que la perfecta en el momento incorrecto”. De acuerdo o no con la letra de la misma, el espíritu nos deja claro que existe un momento para toda acción, si se busca que esta sea eficaz.  Adelantarse o retrasarse en realizarla es el mismo y grave error, por lo que los resultados suelen ser los mismos.
Es por ello que debemos crear una lista ordenada de acciones a realizar o prioridades. El orden no es en referencia a una secuencia determinada del tipo “si ocurre A activo B y luego paso a C. Muchas veces ocurrirá F y debemos pasar a T para luego acabar en B. Más trabalenguas, redios, estoy espeso hoy, discúlpenme.
Prioricen sus acciones en base a importancia, de tal forma que la secuencia les lleve de forma natural de una acción a la siguiente, este en la letra del alfabeto que sea. Prioricen responsabilidades, acciones, reacciones, respuestas, resultados buscados, etc.
Ya tenemos el “qué” y el “cuándo”, veamos el “a dónde”.

Zonas de Seguridad vs Zonas de Riesgo.
Un buen PPR debe organizar las zonas del entorno en base al criterio de Zonas de Seguridad respecto a Zonas de Riesgo, zonas deseables respecto a zonas a evitar y/o vigilar. Esa organización nunca será inamovible y fija, una zona puede ser segura en un momento determinado y poco después convertirse en una de riesgo superlativo.
Simple y llanamente la organización de las zonas debe estar constantemente en análisis y reevaluación, modificando el plan de actuación de forma continua, adaptándolo a las circunstancias siempre cambiantes de un entorno vivo y socialmente activo.
El concepto de Zona, de Seguridad o de Riesgo, vendrá dado por los resultados de los dos primeros puntos, funciones y prioridades, el que y el cuando. Si analizamos desde el punto de vista de un equipo de protección ante una evacuación de un VIP de alto nivel, tenemos claro que no siempre será equivalente al criterio de otro equipo de seguridad general de un hotel o casino. Como no lo sería para un equipo de intervención policial o militar, ni al de una esposa intentando evacuar a su marido herido ante una acción tipo AMOK.
El “a dónde”, de las definición de Zonas de Seguridad y Zonas de Riesgo, depende de las funciones que tengamos que realizar y las prioridades que nos marque el evento a enfrentar o eludir.
Tenemos ya tres puntos, qué, cuándo y a dónde, pasemos al siguiente, “por donde”.

Itinerarios.
Elegir la senda correcta, “por dónde”, siempre ha sido una decisión difícil en cualquier aspecto de la vida, así que piensen cuanto más difícil es si nos va la vida, propia o de terceros, en ello.
Cualquier Plan de Seguridad contempla rutas principales, secundarias, alternativas, de evacuación y de emergencia, como cualquier experto puede confirmar. Pues bien, un PPR debe contemplar sus itinerarios de la misma forma. Buscando las mejores rutas en base a los mismos criterios que se definieron en el punto de Zonas de Seguridad y de Riesgo.
Los itinerarios deben definirse en base a cual es la función y prioridad de nuestra actuación, bajo el prisma de si somos integrantes de un equipo de protección, de seguridad interior, un equipo de intervención, agentes de policia ante una detención, un padre de familia evacuando a sus hijos, o un civil cualquiera buscando como salir de una zona hostil.
El “por dónde” será el resultado de haber decidido el “a dónde” en base al “cuando” y al “que”.
¿Aún no les aburrí? ¿Pasamos al “cómo”?

Evacuación, velocidad vs protección.
Este punto quizás sea el más fácil de visualizar en frío, sin riesgos directos, otra cosa es cuando sentimos el aliento del miedo en el pecho. Para todo el mundo es obvio que la velocidad de movimiento viene definida por la situación del entorno respecto al evento que nos afecta. En muchos casos la velocidad estará reñida con la cobertura, en otras será lo contrario.
Buscar un equilibrio entre velocidad y protección no es fácil en pleno evento, correr suele ser la primera e inmediata reacción, hacerlo sin saber “a dónde” ni “por dónde” suele terminar de la peor de las formas.
En este punto del PPR es donde se debe buscar la mayor sangre fría y capacidad de análisis posible. Definiendo claramente cuando es conveniente una mayor velocidad, cuando es conveniente una mayor cobertura, y, sobre todo, cuando es conveniente saber combinar ambos extremos.

Primeros Auxilios.
Según la optimista de Sra. Murphy “todo lo que pueda salir mal, saldrá mal”. Sin llegar ese extremo es necesario estar preparados para minimizar la posibilidad de perder vidas, la propia en primera instancia, así como la de protegidos, compañeros, familia u otras personas afectadas a las que podamos auxiliar.
¿Primero nosotros? Si, primero nosotros, según el triage elemental que se aplica en los incidentes en aviones de pasajeros. ¿La recuerdan? Antes de colocar la máscara de respiración a alguien que no pueda hacerlo solo, aun niños o ancianos, debemos ponernos primero la nuestra. La lógica es bien sencilla e inapelable, si nos vemos incapacitados de actuar ¿cómo podremos ayudar finalmente a nadie más?
No es necesario ser un paramédico para conocer los rudimentos de los primeros auxilios básicos si se es una persona civil sin más responsabilidad que uno mismo, pero aun esa civil puede verse obligada a auxiliar de forma extrema a un hijo o esposo. Obviamente a mayor responsabilidad profesional mayor obligación de conocimientos en este campo.

Comunicación y coordinaciones.
En el moderno mundo actual las noticias apenas tardan unos minutos en dar varias vueltas al globo, y así exigimos las comunicaciones personales, al instante. La bondad o no de este hecho no entra dentro del campo que nos ocupa.
Saben que mi concepto básico de acciones tácticas y operaticas, sean reactivas o deliveradas, es siempre la movilidad, pues bien, junto a la movilidad debe estar la comunicación, y ambas deben ser inmediatas.
Comunicar implica entre otras cosas coordinación, o por lo menos debe buscar favorecerla. Para un policía o un militar, pertenezca a una unidad de fuerzas especiales o a una unidad regular, el de un policía de proximidad, o a un oficial de protección con un VIP de cualquier nivel, en su día día, su segundo pensamiento, despues de la acción, o reacción, en la que se vea implicado, es siempre comunicarse con su centro de operaciones, o similar. Con ello busca informar y transmitir la mayor cantidad de datos posible, tanto para solicitar una acción de apoyo como para la coordinación de esta misma.
Para un civil implicado en cualquier evento de riesgo el concepto debe ser el mismo, informar para poder apoyar a las autoridades en la coordinación de su propia evacuación, o la de terceros que no hayan podido evadirse.
Comunicación rápida con reacción rápida, que solo es factible con un PPR profesionalmente creado, analizado, actualizado y sobre todo, concienciado e interiorizado.
 
A modo de conclusión final.
“Nunca pasa nada, hasta que pasa” y para entonces más vale seguir el viejo consejo sobre los preservativos “más vale llevarlos y no necesitarlos, que necesitarlos y no llevarlos”. Por cierto ese último consejo tambien aplica para las armas.
La necesidad de un eficaz PPR no es solo para personal en zonas de riesgo, a día de hoy, con el crimen, las mafias, el terrorismo y la violencia campando a sus anchas en el planeta, tanto en el hipócrita y políticamente correcto mundo occidental, como el menos hipócrita, pero igual de violento, “tercer mundo”. La violencia no entiende de numerales, ni hoy ni nunca.
Siendo más positivo, aunque igual de “pseudo-paranoico”, este esquema de PPR no solo se aplica ante acciones de violencia humana, la Naturaleza puede ser más cruel e insidiosa que el peor de nosotros, los humanos. Ante un tifón, tsunami, terremoto, o evento similar de cualquier tipo, la aplicación de un PPR bien definido y con capacidad de adaptación, como el desarrollado en el presente trabajo, es igualmente necesario y de obligada aplicación.
“Vincit Qui Patitur”, traducido por “el que persevera gana” o “persevera y vencerás”, nos debe recordar siempre que para perseverar con un mínimo de éxito necesitamos “si o si” una idea mínima de como actuar, y para ello debemos prever que puede ocurrir y como debemos reaccionar.
¿Cómo prever?  Piensen, analicen y con ello planifiquen, sin darse cuenta tendrán su PPR, mejor o peor. Como mejorar ese PPR elemental ya entra dentro de esa perseverancia y constancia en pensar que no somos ni infalibles, ni invulnerables y, sean conscientes de ello, la vida no viene con un seguro del tipo “a mi nunca me puede pasar nada”. Tarde o temprano “algo” nos pasa a todos.


¿Conocen mi firma en los emails? “Amat Victoria Curam”, les recomiendo investigar su significado, se que les gustará si han logrado leer, y sufrir, el texto entero.
Cuidense y… planifiquen cuidarse y cuidar de los suyos.

Centroamérica, Octubre 2016.

21
Espanol Discussion / Re: Fallar en planificar es planificar el fallo
« on: October 24, 2016, 07:14:50 AM »
Gracias por no dejarme fuera.

Un abrazo.

22
Espanol Discussion / Anatomía de la “posición de tiro” (y) III
« on: October 20, 2016, 10:15:40 AM »
Anatomía de la “posición de tiro” (y) III.

Por Cecilio Andrade.


Para no modificar mucho la norma implícita de mis últimos trabajos, comencemos con otro de esos extractos sacados de libros enigmáticos, “Al distinguir las ventajas de las armas de los guerreros, descubrimos que cualquiera que sea el arma, existe un momento y una situación en la que esta es apropiada (…) Esto es algo imperativo para los guerreros; ignorar la maestría de las armas y la comprensión de las ventajas específicas de cada una de ellas sería indicar una falta de cultura en un miembro de una casa guerrera”.
Si sustituyen las palabras “armas y “miembro de una casa guerrera” por otras más aparentemente modernas como pueden ser “técnicas”, o “procedimientos”, y “profesional armado” respectivamente, quizás les resulte todo más cercano al mundo actual y cotidiano de cualquier policía, militar, oficial de protección u otra profesión similar, de esas en las que sus integrantes corren hacia el peligro en lugar de alejarse de él, al contrario de lo que concibe el 99% de las personas.
¿Qué nos demuestran esos párrafos? Seguro que ya lo han deducido, “nada nuevo hay bajo el sol”, tan solo adaptaciones y ajustes a cuestiones específicas, a herramientas específicas si lo prefieren, pero dejando el núcleo real en el mismo lugar. Y, centrándonos en la razón de este trabajo, anatómicamente no hay diferencia entre hoy y ayer, por más lejano que sea ese “ayer”.
¿Aun les interesa la razón de esta trilogía de trabajos? Si es así continuen leyendo.




En los dos textos previos hablamos de las posiciones generales de las extremidades inferiores, del tronco y la cabeza, con lo cual el trabajo de hoy se centrará en los brazos.

Cuestiones ya comentadas.
Como ya expuse en los trabajos anteriores, y en casi todos mis obras, escritas o prácticas, las habilidades y capacidades de combate no son cuestiones aisladas, y en ámbito anatómico mucho menos. Un pie mal colocado puede imfluir en el resultado final de la presión ejercida sobre un disparador, repercutiendo en un disparo más o menos efectivo.
Comenté que la colocación, presión, ángulo y/o fuerza ejercida por los hombros y cuello repercuten tanto en la respiración como en la mayor o menor tensión de los brazos, y esta última nuevamente en la precisión de nuestros disparos.
Les recomiendo releer al menos el trabajo anterior para poder continuar de forma ordenada la progresión, anatómica, de mis explicaciones.

Brazos.
¿Recuerdan una relación de 25 y 15 sobre la que escribí en varios artículos de fisiología y neurología? ¿No? Sin problema, hagamos un pequeño recordatorio.
El 25 % de las conexiones nerviosas de nuestro cuerpo son exclusivamente para las manos, y el 15 % para los brazos, quedando el 65 % restante a repartir por el resto del organismo. Ese primer 25 % controla la gran habilidad, capacidad y respuesta que tienen nuestras manos ante tantos eventos que el ser humano ha sufrido a lo largo de su evolución en el planeta. Si lo añadimos con el 15 % de las conexiones nerviosas que controlan los brazos empezamos a comprender porque el ser humano es un ser gesticulante. Hablamos y expresamos más con las manos y brazos que con los labios. Y estas mismas habilidades son las que actúan a una velocidad aparentemente inhumana ante situaciones de estrés y supervivencia.
Bien, entendamos los datos, el 15% de las conexiones nerviosas de nuestro organismo están relacionadas con los brazos, y el 25% pertenecen  a nuestras manos,  pero, esos datos de pura y aburrida matemática ¿qué utilidad tienen? Mucha, casi toda, como ya comenté en los artículos de referencia. Esos números en la tarea que nos ocupa, trabajo con armas, son tan importantes que ignorarlos, o no tenerlos en cuenta, pueden generar efectos muy negativos e indeseables.
El desequilibrio de datos transmitidos y recibidos, entre los porcentajes por partes anatómicas, que negocia nuestro cerebro, pero sobre todo la gestión de esos datos de forma coordinada, es la causa de que algunas personas sean capaces de juegos de equilibrio y coordinacion circenses, mientras otros no seamos capaces de caminar y meternos un dedo en la nariz sin riesgo de sacarnos un ojo en el proceso.



Los brazos no deben estar tensos ni rígidos, las razones de  ello son simples y fáciles de observar a poco que hayan hecho un trabajo serio y analítico con armas, del tipo que sean.
-       Se generan vibraciones. La propia rigidez y tensión muscular las genera, prueben a intentar aplastar, apretando, la empuñadura de su pistola o fusil, la vibración referida surge por si misma.
-       Dificulta el control de las vibraciones transmitidas por el resto del cuerpo a la hora de caminar, girar, agacharse, etc.
-       Cualquier movimiento, cambio de dirección se ve ralentizado por la rigidez misma.
-       Caminar en una dirección y apuntar en otra, o simplemente girar el arma, se vuelve un esfuerzo enorme y lento.
-       El agotamiento y agarrotamiento generado repercute en la eficacia y efectividad si la acción se prolonga más allá de unos pocos minutos.
-       Cualquier manipulación inmediata, cambio de cargador o solucionar interrupciones, se vuelven más lentas al exigir un control cognitivo mayor.
-       Los brazos tensos tienen mayor dificultad para realizar movimientos de psicomotricidad fina, que exijan tacto si lo prefieren.
Anexo al último punto es importante explicar el por que los brazos y manos demandan ese mayor tiempo de ejecución. Veamos a modo de ejemplo lo que ocurre al verse en la obligación de componer los siguientes pasos en un cambio de cargador en su forma reactiva:
o   Detectar que el arma esta vacía.
o   Ordenar aflojar la tensión de los brazos. Dicha tensión exagerada ha agravado la pérdida de psicomotricidad fina, ya deficiente en si misma por las razones tan conocidas por estrés.
o   Esa pérdida de tacto ralentiza el movimiento coordinado de expulsar el cargador vacío con una mano y buscar, agarrar y dirigir uno lleno al lugar correcto del arma.
o   Insertar y asegurar el cargador puede convertirse en una frustración que aumente la tensión y pérdida de coordinación efectiva.
o   Tras insertar y asegurar, debemos montar, o acerrojar, el arma para introducir un cartucho en la recámara, lo cual puede “olvidarse”, o realizarlo de forma incorrecta generando una interrupción en el peor de los casos. El primer error puede considerarse como un déficit cognitivo y en el segundo pérdida de la ya nombrada psicomotricidad fina. Juntos pueden ser un mal trago con un potencial trágico resultado.
Todo ese desglose… ¿a dónde nos lleva? La mayoría de los lectores dirán que a ellos nos les ocurre, de lo cual me alegro, por lo que implica, entrenamiento correcto, intenso y repetitivo para coordinar y controlar todo el conjunto de tareas y gestos requeridos para una acción-respuesta eficaz. Aunque tambien sé que en muchos casos será más un deseo de que así sea que de la realidad, y en otros, espero que muy pocos, puro ego y mentira de creerse “divinos”.
Retornando a la preguta de ¿a dónde nos lleva? Ya la contesté, coordinar todo lo comentado con “entrenamiento correcto, intenso y repetitivo para coordinar y controlar todo el conjunto de acciones y gestos requeridos para una acción-respuesta eficaz”. Ese es todo el secreto, simple entrenamiento correcto, intenso y repetitivo, lo que sirve lo mismo para el éxito y perfección de un as del futbol, europeo o americano, una cantante, una artista de circo como para un amo de casa con su barbacoa en casa. La perfección implica repetición, y esta requiere atención y esfuerzo.
Ya he terminado con el argumento sobre el 15% de aquellos números que les comenté al principio de este texto. ¿aún les interesa el otro? ¿el del 25%?
Pasemos entonces al eslabón  anatómico final, las manos.

Las manos, eslabón y defensa de la evolución humana.
El 25% de las conexiones nerviosas del cuerpo están en las manos, con lo que es obvia la cantidad de información que trasmiten hacia el cerebro. Información que este debe gestionar junto con la de todas las demás conexiones y estímulos que recibe del resto del cuerpo, para posteriormente enviar ordenes de actuación detalladas y específicas. Miles de bits circulando en muchas direcciones simultáneamente en milisegundos. Si la coordinación lograda no es atenta y esmerada, en base a repeticiones correctas y analíticas, los resultados son los que personalmente tengo cuando me empeño en subir escaleras y masticar chicle, o me muerdo la lengua o tropiezo, no gozo de otros esultados. Esa es la importancia de que sean correctamente utilizados todos esos miles de bits, la supervivencia depende de ello, hoy o hace 50.000 años.
Al igual que los brazos, los hombros, cuello, tórax, abdomen y piernas, la tensión no debe ser tan leve que no controlemos el arma, ni tan excesiva que magnifiquen los males que ya hemos comentado. Seguro conocerán la frase “empuñar de forma similar a cuando se tiene un pajarillo (o un huevo) en la mano, ni tan fuerte que lo aplaste, ni tan suave que se escape”. Risitas de “machos” aparte, típicas en todo curso o conferencia, el concepto es correcto, aunque el grado de fuerza ejercida no lo sea, obviamente.



La fuerza debe ser la justa para controlar el arma sin que esta esté excesivamente apretada, en ese caso los errores generados son prácticamente los mismos que los observados en los brazos. Tan solo añadir dos puntos más:
-       El exceso de presión dificulta el trabajo preciso del dedo que presiona el disparador, amén de que muchas veces impide tambien su colocación en el lugar exacto según el tipo de arma y disparador.
-       Si además en el empuñamiento de la pistola a dos manos, refiriéndome a la colocación de los dedos sobre la empuñadura y el arma, esta colocación no es la correcta, junto con el exceso de presión se generan errores angulares que en muchos casos provocan perder el objetivo a alcanzar.
Sobre la puntual colocación de los dedos no voy a incidir en este trabajo, pueden leer muchos, propios o de diferentes autores, sobre esa cuestión. Alineación de muñecas, ángulo de las mismas, tipo de agarres, etc. Personalmente tengo un criterio que he dejado en claro a lo largo de varios libros, cientos de artículos y miles de horas de cursos y entrenamientos.  Lo cierto es que mi trabajo personal mezcla muchos de esas técnicas, estilos, escuelas y formas específicas, buscando un ajuste correcto a cualquier escenario posible.

A modo de justificación.
Como ya dije en el párrafo anterior no centro mi trabajo en una técnica, escuela, estilo o forma específica; y esto lo aplico tanto a cuestiones de combate con o sin armas, sean las armas del tipo que sean, como a las cosas más cotidianas de la vida en si.
Ejemplos puedo ponerles miles, empleo de técnicas de pies, Tai Sabaki, de Aikido cuando me muevo en un entorno urbano durante un allanamiento, usando una pistola o un fusil. Aplicar un Kotegaeshi tradicional ante alguien que me agarre la pistola o el cañón del fusil. Pasar de una posición de tiro Isósceles Moderna frontal para moverme en una de las posiciones CAR y cubrirme tras un parapeto en una Weaver Clásica. Empuñar el fusil con el brazo de apoyo totalmente estirado y firme mientras me muevo y disparo contra blancos lejanos, para colocarlo en una posición media cuando me parapeto a una distancia del objetivo tambien media, y entrar en un pasillo o habitación con la mano de apoyo lo más plegada que el arma me permita. Utilizar movimientos del kendo (uso de armadura pesada) cuando se trabaja con blindaje corporal. Salir, o entrar, de un vehículo con el “arma a la sien” para llegar a una puerta a atravesar y posicionarme en posición Sul. ¿Necesitan más ejemplos? Seguro que no.
¿Es posible mezclar todo ese coctel histórico, anatómico, operativo, académico y táctico en el mismo recipiente? Lo es, con algo tan simple como darnos cuenta que cualquier problema que un profesional armado actual tenga, con toda seguridad lo han vivido otros de su época y entorno, pero tambien muchos de épocas anteriores. Insisto, anatómica, biológica y neuro-fisiológicamente no estamos más lejos de nuestros ancestros, del siglo, o milenio, y época que sean, que un chimpance de un orangután.
¿Como lo logramos? Con entrenamientos realistas y de dificultad creciente, tal y como se debe enseñar a un niño, que es lo que siempre somos ante técnicas nuevas. Si se entrenan a Ud´s mismos, autodidactas, analicen y sean honestos con sus resultados. Si entrenan a otros vean sus puntos fuertes y débiles, potencien unos y otros con la mente enfocada en conceptos de adaptación, personalización y sobre todo buscando la suavidad y fluidez por encima de la rapidez.
¿Sin buscar rapidez? Así es, sin buscar rapidez. Busquen que sus movimientos sean suaves y fluidos, cuando lo logren advertirán que son veloces sin ser conscientes de ello. Y no les digo nada que todos Ud´s no sepan ya, se lo aseguro. Sus mejores ídolos del deporte ¿los ven ejecutar los movimientos de forma fluida y suave? Casi sin esfuerzo aparente ¿me equivoco? Y en esa suavidad y fluidez resultan increiblemente veloces.
¿Cómo lo logran? Buscando, de la forma más relajada que permita el ejercicio, ejecutarlo con fluidez y suavidad; analizando y buscando eliminar posiciones rígidas y excesivamente de fuerza.

Razón final.
La anatomía ha sido la razón para estos tres últimos trabajos, no la defensa de una posición, ni de una escuela, ni de una técnica, ni de un estilo. Pero a la vez quizás, tan solo quizás, es una defensa de que todas esas posiciones, escuelas, técnicas y estilos pueden tener su lugar en contextos y situaciones específicas. Que una ilustrada combinación de todas ellas  puede ser la más sabia respuesta al fluido entorno del combate de todos los tiempos, edades y épocas.



Relean de forma continuada estos tres últimos trabajos, y algunos otros relacionados, mios y de terceros, verán que quizás he logrado acercarme a crear la imagen completa que buscaba a la hora de definir como emplear dos brazos, dos piernas, una cabeza y un corazón. Porque, como decía un ya viejo compañero “esto es todo lo que hay, y no hay más”.
Para terminar este trabajo permítanme incluir una frase que aparentemente no tiene relación, aunque en mi experiencia si la tiene, pero como va dirigida a Ud´s, los lectores, les dejo el compromiso de considerar si tengo razón o no:
“En cualquier arte y en cualquier ciencia no debe ignorarse el ritmo”.
Espero que mi inclusión continua de párrafos de Miyamoto Musashi no les haya aburrido ni cansado.
Cuidense y cuiden de los suyos.

Centroamérica, Octubre 2016.

23
Espanol Discussion / Anatomía de la “posición de tiro” II
« on: October 13, 2016, 08:55:57 AM »
Anatomía de la “posición de tiro” II.


Por Cecilio Andrade.
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“Aunque sean torpes en ellas, los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias Artes (Marciales) tanto como puedan sus propias circunstancias”. ¿Otra vez Artes Marciales? ¿Qué manía con las Artes Marciales? Que Cecilio habla de pistolas, fusiles, tácticas, procedimientos, etc. ¿Qué tiene que ver una pistola o un fusil con las “Artes Marciales”? Eso son “otras” cosas.
Pues no, como ya comenté en la entrada del articulo precedente no son “otras” cosas, son lo mismo, y no creo que deba repetirme, solo reafirmar la importancia de considerarlo así.
El trabajo con armas, modernas o arcaicas, de policarbonato y aceros especiales, o de silex y hueso, es el mismo hoy que hace milenios, salvar vidas. La propia, como primera línea a salvar, como buenos de la “película” ese es nuestro objetivo primordial. De los “malos” mi único interés técnico pasa por como neutralizarlos. Con todo ello torno a repetirme, les vuelvo a rogar que acepten mis disculpas de nuevo, con una anatomía estándar y bilateral las variaciones gestuales y posicionales no son infinitas, por lo que existen pautas que son únicas e inamovibles, matices de estilos aparte.
Lo cual me lleva a este otro enunciado “es absolutamente imposible escribir esta ciencia con la precisión con la que la entiendo en mi corazón. Sin embargo, aunque las palabras sean insuficientes, los principios deben ser evidentes por si mismos”.
¿Conocen al autor de los dos párrafos extractados? ¿No? Como les dije en el artículo precedente, sigan leyendo.


Otra digresión.
Antes de continuar permítanme una pequeña y muy importante matización. Mis comentarios sobre Artes Marciales no van dirigidos a transmitir una falacia muy extendida, la de que un cinturón negro de cualquier Arte Marcial sea automáticamente un experto en uso de armas de fuego, un SWAT, GEO, UEI, y varios etcéteras de siglas “especiales”. Ni lo contrario tampoco.
Es muy común hoy en día confundir, o pretender confundir, a un experto en Aikido, Hapkido, Karate, KickBoxing, MMA, Krav Maga, etc. en un perito en uso de armas de fuego, tácticas, procedimientos operativos, entre otras muchas cosas más. Existen cientos o miles de puntos de encuentro comunes, pero los enfoques y orientaciones son muy distintos, y esa similitud de base es la que pretendo comentar en estos trabajos, buscando aportar a uno y otro colectivo una base de trabajo común, nada más pero tampoco nada menos.
Reciclarse desde el Aikido, Hapkido, Eskrima o Budo Tai Jutsu, nombrando algunas de las que practico personalmente, para en pocos meses regresar siendo experto en combate urbano, francotirador, antiterrorismo, por decir algunas de las más cool hoy en día, no solo es una gran estafa, si no además es un insulto a los lustros y décadas que los expertos de uno y otro campo marcial invierten en su crecimiento.
Haciendo una analogía, que como todas las analogías es imperfecta, nadie en su sano juicio desearía ser operado de un problema cardiaco por el mejor médico otorrinolaringólogo a nivel mundial, ¿me equivoco? Buscará un cardiólogo, y no uno cualquiera, si no uno que además sea cirujano. Todas las especialidades son importantes, en Medicina o en Artes Marciales, pero aun teniendo puntos en común a compartir, no pueden, ni deben, intercambiarse posiciones. Los casos de individuos con varias especialidades maestras no son tan comunes, solo son eso, especiales.
Aclarado este punto de debate pasemos a la razón de esta reunión más o menos ordenada de palabras.

Encadenando con el trabajo anterior.
En el artículo precedente definí de forma muy somera la zonas anatómicas con las que trabajo antes de unificar todo el cuerpo en un bloque único y coordinado. Fue, o és, mejor dicho, una definición a título puramente estructural, para seguir un orden, de ningún modo pretendo dar un orden ni académico, ni pedagógico y mucho menos de importancia. Es “mi” orden explicatico, ni más ni menos.
En el citado artículo además hablé de las posiciones de las extremidades inferiores, con lo cual en el presente trabajo pretendo seguir mi orden hablando del tronco (abdomen y tórax), junto con los hombros y cuello. Se bien que con los hombros debería, quizás, considerarlos cuando hable de los brazos; e incluso que la cabeza y cuello no forman parte del tórax. En fin, permitan seguir mi propio criterio, cosas de la edad, y luego júzguenme y juzguen los resultados.

Abdomen, el núcleo de todo.
Terminamos el anterior capítulo con las caderas, y tengo bien claro que la división entre caderas y zona abdominal, en lo que a nuestro trabajo con armas se refiere, es más académico que real, pero aún así necesitamos matizar ciertos puntos y detalles.
La zona abdominal es el núcleo central de la movilidad, es la zona desde donde parte toda capacidad de reacción eficaz. Para los actuales entrenadores de educación física, tanto en los tan cool y aparentemente modernos CrossFit o TRX, para evitar malas interpretaciones entreno con ambos sistemas, como en escuelas más tradicionales, es importantísimo el término anglosajón “core” (se traduce como núcleo). Y si pasamos a las tradiciones más antiguas y orientales, con términos como “hara”, “seika tanden”, tanto en las Artes Marciales Tradicionales como en algo tambien de moda (y antiguo) como el Reiki, tenemos el mismo concepto.
Todo esto, moderno y antiguo, de moda y, aparentemente, obsoleto, en todas las culturas por y con múltiles razones y metas, nos encauza hacia una cuestión, la importancia vital de esa zona tan específica.
Es el centro geométrico del cuerpo, el punto de equilibrio, el centro de gravedad. Es en este punto donde diversas culturas, aunque con diferentes nombres, han establecido toda una ciencia como base de estabilidad, y emociones, saliéndose del punto poético que establece el corazón como base de los sentimientos.
En la cultura occidental, tan práctica, ha habido siempre muchas dudas con respecto a estas cuestiones, no en vano siempre ha estado mal visto o velado todo lo relacionado con el bajo vientre, aunque no por eso dejen de existir ciertas frases relacionadas con las entrañas para expresar sensaciones.
La importancia de un centro estable y firme para el desarrollo del combate es patente, pues a través de esta estabilidad podremos generar un control no solo de nuestros gestos, acciones y reacciones, si no incluso de nuestras mismas emociones internas.
Mi entrada en los Artes Marciales Tradicionales fue hace más de 40 años con el Aikido, donde aprendí el verso que sigue:
Solo moviéndonos centrados se puede tener estabilidad,
Solo siendo estable se puede tener paz,
Solo teniendo paz se puede estar seguro,
Solo con seguridad se puede deliberar
Y sólo con deliberación se puede conseguir lo que se desea.
[/i]
Cuestiones filosóficas aparte, lo cierto que en su momento no comprendí, y casi descarté, estas cuestiones, pero el paso e los años me ha dado las pautas para reconocer la sabiduría de muchas de estas “cosas” aparentemente tan esotéricas.
Necesitamos concentrarnos en esa zona, tensarla de forma que podamos redirigir esa energía reunida para controlar tanto el más mínimo gesto de un dedo del pie o la manos, como el ser capaz de controlar las emociones generadas por una actuación o reacción potencialmente letal.
Trabajen su cintura, su core, para agilizar y flexibilizar las reacciones del resto del cuerpo. Reconozcan la importancia de esa zona “bisagra” que permite homogenizar y unificar las acciones entre nuestras extremidades inferiores con todo el resto del cuerpo. Y además descubran, si no lo han hecho ya, el grado de relevancia que tiene para controlar las emociones generadas por una lucha que implique arriesgar la vida propia o de terceros.
Acostúmbrense a tensar la zona abdominal, a centrar su energía con ese simple gesto. Pero no lo hagan de tal que forma que parezca que esperan un puñetazo en el estómago, piensen en un gato, tensión relajada.
Por cierto, su importancia no se reduce a cuando estemos de pie, igualmente es fundamental tendido, de rodillas o sentados, ténganlo en cuenta.
Trabajen su core, su núcleo, su hara, su seika tanden, su centro de gravedad o de lo que quieran, pero nunca lo olviden.

Tórax y hombros, compenetración anatómica.
Igual que el abdomen aparentemente no trabajaba mucho en una situación de combate, hasta que lo analizamos en detalle en el apartado anterior, el conjunto tórax/hombros recibe normalmente la mayor de las atenciones.
El abdomen como zona bisagra marcó la pauta de las piernas y ahora la de la zona superior. ¿Cómo trabaja el tórax? Será la transmisón, el eje, que alineará nuestra “torreta” de armas contra los objetivos a neutralizar.
Los errores más habituales son:
- Dirigir el pecho totalmente hacia la agresión.
- Hincharlo de tal forma que nos limite todos los demás movimientos.
- Desinflarlo totalmente y obtener el mismo efecto anterior.
- Doblarnos sobre el abdomen como una pelota, restringiendo la respiración y la movilidad.
¿Errores? En muchas ocasiones debemos hacer algunas o todas las acciones que reseño, entonces ¿cómo oso llamarlos errores? Simple, analícenlo, porque son acciones necesarias en cuestiones muy concretas y puntuales, fuera de las acciones específicas que las generan se convierten en restricción y freno a cualquier reacción eficaz, precisa y rápida.
Veamos punto a punto el trabajo general del equipo tórax y hombros para un combate con armas de fuego.
La capacidad pulmonar nunca debe estar al límite, ni superior ni inferior. Esos extremos implican tensión que repercute en la movilidad general, así como en la coordinación de mienbros.
El ángulo del tórax y los hombros depende de varios puntos, de los cuales resaltaré los más importantes.
- Arma que se utiliza.
- Situación de los objetivos a neutralizar.
- Dirección del movimiento general.
- Ángulo de movimiento respecto al de tiro.
- Condiciones fisicas y anatómicas personales.
- Equipo que se porta.
- Entorno de actuación.
Los siete puntos anteriores no se deben analizar de forma individual, si no como un todo unificado e interconectado. Dicho nexo debe a su vez ser reestudiado y analizado para todo cambio de parámetros de cualquiera de dichos puntos.
¿Tanto re-estudio y tanto re-análisis? ¿Demasiado trabajo? La verdad es que una vez que hemos sido capaces de coordinar de manera efectiva, mediante el núcleo-bisagra abdominal, las acciones de las piernas y las del torso con los hombros, sus variaciones y adaptaciones, son tan inmediatas e instintivas que apenas requieren pensamientos conscientes.
Con el concepto principal de actuación bien asimilado todo lo demás son meras adaptaciones de los “pasos de baile”.


Hombros, la transmisión.
Como vimos en el apartado anterior la acción de los hombros debe considerarse un todo con la del tórax, pero aun así debemos tener en cuanta varias cuestiones específicas.
Al igual que la zona abdominal es la bisagra de toda acción con el cuerpo, los hombros son la la transmisión a los ejecutores principales del uso de armas, los brazos. Como transmisores reciben toda su energia de las acciones del núcleo abdominal y de las del tórax como intermediario único.
No debemos actuar con los hombros de tal forma que acaben provocando todos o algunos de los siguientes puntos negativos:
- Adelantar y tensar los hombros de tal forma que acaben dificultando una respiración ya de por si afectada por el estrés.
- Tensarlos hasta el punto que impidan o dificulten giros y cambios de orientación de las armas, tanto largas como cortas.
- Alzarlos con el cuello como pivote reduciendo aun más nuestra capacidad de movilidad e incluso afectando a la visión periférica, amplificando el efecto túnel.
- Que su tensión afecte a la estabilidad del empuñamiento y alineación de las armas.
- Con armas largas en mayor medida, aunque con las cortas tambien ocurre, que un hombro ejerza excesiva presión sobre el otro.
En resumen, los hombros son importantes transmisores de energía y estabilidad para cualquier actuación, y como tales transmisores, debemos preocuparnos más de buscar su acople suave al conjunto del movimiento, que acciones rígidas, estandarizadas e inamovibles.
Los hombros deben permitirnos lo mismo que he reseñado anteriormente, en cientos de artículos, una tensión relajada que nos permita actuar con movimientos suaves y fluidos sea cual sea la acción, entorno, situación y arma que empleemos. Sin esa fluidez suave cualquier ejecución entrará dentro de la esfera de la imponderable suerte.
No quiero decir con ello que haciéndolo perfectamente flluido y suave salgamos con bien en el 100% de las situaciones de riesgo que enfrentemos, ni mucho menos. Imponderables siembre habrá, pero esa misma fluidez suave nos permitirá adaptarnos a los mismos de una forma eficaz y apenas levemente consciente.


El cuello, la cabeza.
Este punto será rápido, añadan a todo lo que comenté con los hombros el cuello y la cabeza en el centro del toráx.
Existe una costumbre de bajar y clavar el cuello, con la cabeza, entre los hombros, buscando de alguna forma dos cosas, por un lado crear un bloque rígido entre el tórax, hombros y cabeza; y por otro supuestamente proteger la cabeza entre los hombros. Los problemas que dicha acción genera pueden resumirse en la siguiente lista:
- Dificutad de respirar de forma natural y relajada.
- Transmite tensión y rigidez a las armas en forma de:

  • o Vibraciones exageradas.
    o Dificulta los cambios de orientación.
    o Complica y entorpece las manipulaciones de las armas, cambios de cargador, interrupciones, etc.
    o Genera hiperextensión de los brazos.

- Inmoviliza y bloquea la cabeza, con lo cual reduce de forma drástica la visión periférica.
La cabeza no debe bajar buscando la miras, más bien es lo contrario, el arma subirá a la línea de visión que mantenemos sobre los objetivos a neutralizar. Por otro lado no debemos inclinarla de la vertical cuando busquemos las miras con un arma larga, algo muy común. Ese aparentemente inocuo gesto además de reducir el campo de visión, expone el cráneo y descompone el paralelismo necesario entre la línea de tiro, de miras y de visión.
Todo ello sin entrar en detalles como que dificulta las manipulaciones de cambios de cargador y subsanación de interrupciones, así como que nos hace lentos a la hora de controlar el entorno de actuación.


A modo de conclusión.
El cuerpo humano, e imagino que el de cualquier animal superior, es una máquina que requiere una coordinación esmerada para lograr realizar tareas complicadas. Obviamente si dichas tareas implican la lucha por la salvaguarda de la vida, propia o de terceros, ante ataques de la Naturaleza o de otros seres humanos, el poseer esa coordinación puede implicar la diferencia entre sobrevivir o extinguirse.
Eso intento transmitir, ni más, ni menos, la importancia de lograr unificar miles, quizás millones, de cuestiones que por intereses particulares, desconocimiento, egolatrías o simple estulticia se mantienen en esferas distintas.
Piensen en lo que les comento, pero háganlo con una mente abierta que busque las conexiones, no con la tan común y extendida mente cerrada. Mentes cerradas que todo lo llevan hacia el único lugar donde clavan su mirada, el propio ombligo.
Nada de lo que les comento es nuevo, los egos desbocados, la cerrazón y los intereses han existido en este campo siempre, y en todos los campos del saber humano en realidad. La prueba de que esto es un mal humano endémico a toda época y cultura es el origen de las frases que dan comienzo de este trabajo, Miyamoto Musashi.
Les vuelvo a recomendar la lectura de sus obras.


Cuidense y cuiden de los suyos.

Centroamérica, Octubre 2016.
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24
Espanol Discussion / Anatomía de la “posición de tiro” I
« on: October 06, 2016, 07:19:23 AM »
Anatomía de la “posición de tiro” I.


Por Cecilio Andrade.


“La verdadera ciencia de las Artes Marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los caminos”.
¿Artes Marciales? ¿Qué Artes Marciales? Cecilio habla de pistolas, fusiles, tácticas, procedimientos, etc. ¿A que viene eso de “Artes Marciales”? Eso son “otras” cosas.
Pues no, no son “otras” cosas, son lo mismo, lo que hoy llamamos Artes Marciales, tradicionales o modernas, era simple y llanamente lo que hace más o menos siglos cualquier guerrero debía aprender y dominar. Aquellas armas quedaron obsoletas a favor de armas más modernas, cierto, pero sus procedimientos, y las razones de los mismos, no quedaron ni de lejos obsoletos. Dentro de uno o dos siglos estoy seguro que habrá clubs deportivos de Artes Marciales Tradicionales donde enseñen las “Ancestrales “ técnicas de combate con armas de “propulsión química”.
¿Se rien? Bueno, veamos un poco de anatomía respecto a las posiciones de combate, quizás descubramos que no estamos tan lejos de nuestros ancestros Cro-Magnon o Neanderthal a la hora de usar dos pies, dos brazos, un corazón y un cerebro. Solo les pediré una cosa, nada nuevo si me siguen con asiduidad, recuerden las siguientes palabras del mismo autor que las primeras: “no leas por leer, ni imites, sino que debes tener interés por descubrir tú mismo estas cosas, se debe reflexionar”.
¿Conocen al autor de los dos párrafos extractados? ¿No? Sigan leyendo.





Repitiéndome un poco, lo cierto es que con los mismos dos brazos, dos piernas, un corazón y un cerebro, que nuestros ancestros más o menos homínidos, pocas variaciones podemos generar si hablamos de posiciones de combate. Lo siento por muchos “descubridores” pero las matemáticas son claras, todo lo que hoy consideramos innovador y transformador, en este campo, no son más que adaptaciones anatómicas puntuales a las “herramientas” y circunstancias de cada época.
El cuerpo humano tiene un orden de condiciones comunes a todos los hominidos del milenio que se considere, deténganse unos instantes a pensarlo, seguro lo ven evidente. ¿Qué marca la diferencia a lo largo de los milenios? Obviamente es el factor control, a saber, el cerebro y como lo alimentemos. Hay ya miles de escritos, más o menos sesudos y correctos, sobre ese elemento y todos los factores que lo nutren y mantienen, unos pocos de esos escritos fruto de mi teclado y mi ego para transmitir lo que considero correcto e importante, discúlpenme.
No quiero retornar hoy a esa parte, bastantes expertos de todo pelaje lo hacen ya, quisiera comenzar una pequeña serie de trabajos sobre la posición corporal del humano en combate.
¿Les parece correcto? Pues a ello.


Estructura física, un cuerpo.
La base física sobre la que trabajamos es bien conocida y no quiero ser recurrente, tan solo generar una pequeña lista sobre la que basar la estructura del presente trabajo. Mi forma de análisis se basa en lo siguiente, nada novedoso como podrán comprobar:
- Extremidades inferiores.
o Pies.
o Rodillas.
o Caderas.
- Tronco.
o Abdomen.
o Tórax.
o Hombros.
- Extremidades superiores.
o Brazos.
o Codos.
o Muñecas.
o Manos.
- Cabeza.
o Cuello.
o Cráneo.
Pasemos al análisis anatómico.


Extremidades inferiores.
Lo que de forma más coloquial definimos como piernas, ¿cuántas formas o estilos de colocarlas tenemos cuando hablamos de combate con o sin armas? ¿Son tantas como creen?
Vayamos por partes. ¿Qué servicios nos dan las piernas? Imagino que estarán sonriendo por mi estúpida pregunta. ¿A que sí? Las piernas sirven para sostenernos y desplazarnos, obvio e irrebatible. Y estoy de acuerdo, son para eso. Ahora bien ¿las utilizamos correctamente para esos dos puntos cuando estamos trabados en un combate, con o sin armas? Salvo que hayamos caido al suelo es obvio que el primer punto está confirmado. Respecto al segundo, desplazarnos, no es tan tangible para muchos.
En la mayoría de las técnicas de combate sin armas, con armas filo-punzantes o de impacto, se hace énfasis en moverse y esquivar, eludir buscando evitar la línea de ataque del agresor o agresores. Se buscan posiciones que permitan cambiar de lugar de forma instantánea, poder defender y atacar sin más transición que un cambio de ángulo. Y ahí entra mi pregunta (con trampa), si nadie pelea en un cuerpo a cuerpo desde posiciones incrustadas al suelo, inmóviles, ¿por qué hacerlo así con armas de fuego?
Mi filosofía de trabajo, seguro que la mayoría es lo saben, se basa en la movilidad ante todo, movilidad mental, física, táctica, operativa y/o técnica. Mis experiencias profesionales y personales me han demostrado que la inmovilidad en uno solo de esos puntos es la causa de la mayor parte de los desastres y derrotas, y ya no hablemos si son varios, o todos, los puntos o conceptos a ser inamovibles.
No me crean a mí sin más, lean, contrasten con Sun Tzu, Sun Bin, Musashi, Rommel, Guderian, Clausewitz, Maquiavelo, Napoleón, César, Alejandro, Guillermo, Grant, Lee, Moltke, Escipión, Saladino, El Gran Capitán, Aníbal, Epaminondas, Patton y tantos otros. Pero sobre todo recuerden, cuando los lean, que en el combate no importa el tamaño de la batalla, si no como combatir cada batalla, ya sea de uno o de miles.
Las posiciones inmóviles, sólidas, robustas y estables de un tirador moderno son comparables a las viejas fortificaciones medievales frente a la aparición de la pólvora negra, se convirtieron en inamovibles objetivos a batir, y así cayó la “inexpugnable” Constantinopla.
El combate individual, el de hoy como el de hace 5000 años, requiere movilidad en todos o la mayoría de los puntos y conceptos antes reseñados, y para ello debemos partir desde posiciones que, aun siendo inmóviles en un momento dado, permitan desplazarnos sin restricciones ni limitaciones de algún tipo. Cambios de velocidad, ritmo, sentido, orientación, altura, agresividad o calma deben estar dentro de nuestra arena particular.
Para ello debemos partir de la base, y esa base inicia cuando colocamos el apoyo de nuestro cuerpo, de nuestras piernas, los pies.


Posición de lo pies.
Nadie camina por la calle cruzando las piernas como un ninja de película de serie B, ni como si llevara un invisible caballo entre las piernas, nadie al menos que no desee acabar en un hospital psiquiátrico.
Incluso cuando conversamos de forma relajada no es habitual presentar nuestro cuerpo de forma totalmente frontal a nuestros oyentes. El ser humano tiende de forma natural a posicionar un pie más atrasado que el oro, adoptando disposiciones de observación y escucha ligeramente oblicuas a nuestro objeto de atención. Piensen algo, las personas que adoptan posiciones 100% frontales tendemos a catalogarlas como chulescas, ¿me equivoco?
En combate presentar el frontal completo implica no solo ofrecer un objetivo mucho mayor si no que ademas limita nuestra capacidad de movimiento. Y esto es así porque la colocación de los pies paralelos, y transversales a la línea del torso, implica que para poder movernos con la fluidez y velocidad necesarias debamos primero elevar el centro de gravedad, liberar peso de una pierna pivotando la cadera y, finalmente, mover esa pierna liberada de carga.
Disponiendo un pie ligeramente atrasado tenemos una serie de ventajas:
- El objetivo frontal se reduce.
- La estabilidad corporal es mayor en cualquier dirección.
- Situando el centro de gravedad centrado moverse es tan simple como caminar, algo que aprendimes a los pocos meses de nacer.
- Esa misma facilidad anterior permite cambios de dirección y sentido sin desestabilizarnos, lo cual favorece el empleo de armas en general y de fuego en particular.
- Facilita igualmente el cambio de dirección de las manos que empuñan al no tener oposición exagerada ni de los hombros ni de la cadera.
En definitiva, adoptando una posicion natural para nuestros pies, uno atrasado respecto al otro, algo que aprendimos ha realizar correctamente con pocos meses de edad, (re)descubrimos que nos facilita disparar, pelear y movernos, casi de forma idéntica sea cual sea el arma a emplear, desde la mano desnuda, un cuchillo, un palo, una espada, una lanza, una pistola o un fusil.
Curioso ¿no creen?



Posición de las rodillas.

La flexibilidad o rigidez de las rodillas implican igualmente una mayor o menor desenvoltura para movernos con fluidez y limpieza, en esto no hay discrepancias dignas de mención. En lo que si hay discrepancias es en el grado de flexión de esas rodillas.
Unas rodillas excesivamente flexionadas nos agotan las piernas con mayor rapidez, y mucho más si portamos equipación táctica pesada (o una antigua armadura). Por otro lado para poder desplazarnos se requiere primero extirar, aunque sea ligeramente, las rodillas elevando el centro de gravedad; con ello liberamos peso de esa rodilla y pierna para poder moverla. Todo ello requiere tiempo, implica desequilibrio en la base de las armas que empuñamos, y si los pies además están en paralelo se amplifican y magnifican ambos efectos negativos.
¿Cuánto flexionamos las rodillas? Mi respuesta es sencilla, flexionemos en la misma proporción que empleamos para caminar de forma normal a un ritmo medio.
Otro detalle, de las rodillas, es que estas permiten reducir de forma muy significativa las vibraciones que transmitimos a las armas que portemos en movimiento.
Las rodillas son el punto de pivote de todos nuestros movimientos corporales, al igual que la cadera, como veremos en el siguiente apartado, es el punto de focalización y enfoque de nuestra energía. Si las rodillas no están en el ángulo, posición y situación adecuada jamás podremos tener los movimientos fluidos, potentes y precisos que necesitamos para ampliar nuestras posibilidades de sobrevivir.
Parafraseando a mi profesora de baile, en las rodillas está el equilibrio del ritmo que la cadera ampliará.
Vamos a ver esas caderas.


Las caderas.
Al ser el punto de anclaje del sistema “locomotor” con el “chasis” de nuestro cuerpo las funciones de las caderas son primordiales para cualquier técnica de combate mínimamente eficaz. Esto que acabo de comentar, “función fundamental de las caderas”, es algo que cualquier maestro mínimamente serio, de cualquier Arte Marcial Tradicional y/o Moderno, repetirá hasta aburrir a sus alumnos. “¡Coloca tu cadera!”, “”¡Mueve la cadera!”, “¡Esa cadera!”, “¡Sin la cadera nunca tendrás potencia ni precisión!” etc. Es algo que hemos escuchado miles de veces en cualquier dojo.
Y las Artes Marciales de las armas de “propulsión química” no están exentas de esa regla básica, sin un uso apropiado de la cadera la efectividad de cualquier técnica de combate móvil (y también estática) se ve seriamente reducida, cuando no anulada.
La colocación de los pies primero, y las rodillas a continuación, forman los dos primeros eslabones de una cadena donde las caderas forman el núcleo principal. Esos dos primeros eslabones marcan que la cadera quedará, normalmente ligeramente en un ángulo oblicuo con nuestra línea de ataque. Ese ángulo diagonal puede convertirse en transversal o en paralelo por milésias de segundo cuando estemos caminando, en el sentido que sea; lo cual no invalida que la posición base de las caderas es ese ángulo oblicuo citado.
Gracias a estos tres eslabones primarios, podremos disparar en una dirección mientras nuestras piernas se desplazan en otra distinta, y a la vez mantener nuestras armas estabilizadas y dirigidas con precisión al objetivo. Si lo piensan un momento, buscando una comparación bélica actual, actuaremos como un carro de combate moderno, las orugas se mueven en una dirección, el cañón apunta con precisión hacia otra, manteniéndose apuntando al mismo objetivo aunque el carro modifique su velocidad y dirección, o incluso sufra los baches del suelo.
Al carro de combate la precisión en movimiento se lo da un sofisticado sistema de giroestabilización; en el caso del luchador humano lo hace un no menos sofisticado sistema giroestabilizador biológico, con apoyo mecánico en las caderas. El uso eficaz de ese apoyo en las caderas son lo que nos dará la efectividad y precisión requerida.
Pero para ello es obvio que debemos saber entrenar a, y con, nuestras caderas.



Comentarios de esta primera parte.
Una cadena es tán sólida como cada uno de sus eslabones, aunque alguno dirá que hay eslabones más importantes que otros, línea argumental con la que no estoy de acuerdo, cada eslabón tiene su importancia específica.
Hemos visto tres eslabones de esa cadena, pies, rodillas y caderas; observamos que la posición correcta de cada uno de los elementos aislados señalarán la posición correcta de los otros dos. Y estos tres, a su vez, el de los siguientes que veremos en próximos trabajos. Todo está unido de forma que si fallamos en un solo punto el conjunto se resiente.
La importancia del uso correcto de las piernas y caderas influye en todos y cada uno de los movimientos con armas, y en todas y cada una de sus posiciones. Con toda seguridad cualquier guerrero de la antigüedad les diría lo mismo.
Un último detalle importante que seguro muchos lectores habrán pensado, lo reseñado en las algo más de 2300 palabras del presente texto se aplica no solo a la posición en bipedestación, coloquialmente “de pie”, se aplica tanto a las posiciones más aparentemente estáticas de rodilla en tierra, sentado o tendido, en todas sus formas. Y esto es tanto en las posiciones en si, como en las transiciones hacia y desde estas distintas posiciones.
Recuerden que sin unos cimientos sólidos ningún edificio se sostiene, independientemente de su altura, y el texto de hoy no solo marca la base de esos cimientos, sino los pilares sobre los que construir el resto del edificio.
Luchar por la vida, propia o de terceros, nunca ha sido, es, ni será fácil, pero si tiene una pautas mentales, fisiológicas, físicas, emocionales, e incluso espirituales, si me permiten el atrevimiento, idénticas a la de nuestros ancestros homínidos más antiguos luchando con un palo endurecido al fuego frente a un tigre dientes de sable. Si prefieren buscar una analogía histórica más cercana, piensen en un Caballero Cruzado, un Samurai, un Legionario romano o un Hoplita de Alejandro Magno, ¿creen que les sonaría estraño lo que les acabo de reseñar sobre la forma de colocación de las “extremidades inferiores”? Analícenlo con calma.


Por cierto, los dos párrafos que dan entrada al presente texto pertenecen a Miyamoto Musashi, seguro que podrán encontrar mucho de interés práctico en sus obras. Se las recomiendo.

Cuidense y cuiden de los suyos.




Centroamérica, Septiembre 2016.

25
Espanol Discussion / Force on Force, solo una forma de entrenar.
« on: September 15, 2016, 06:18:14 PM »
Force on Force, solo una forma de entrenar.

Por Cecilio Andrade.

Hoy escribo gracias a una “joyita” que he recibido vía Facebook a consecuencia de uno de mis últimos artículos, recortaré un poquito el texto intentando dejar el meollo del asunto.
“(…) Todos los bailecitos, movimientos, giros, y demás malabarismos que se pretendan enseñar no sirven una m(…). Lo único que importa es darle primero, rápido y con precisión. Lo único que un tirador debe aprender es a disparar con precisión, y para eso lo único que vale es disparar y disparar. (…) Entrenamiento en seco, en vacío, force on force, y todas esa chorradas solo sirven para que personajillos, con ansias de protagonismo como instructores, cobren por nada. (…) ¿De que sirven todas esas tonterías si no son capaces de darle al enemigo? (…) Un instructor debe enseñar a disparar y a acertar, punto. Lo demás es engañar (…)”.
Con toda seguridad no es nada nuevo para la mayoría, este comentario y otros varios son de uso cotidiano en muchas barras de bar. La mayoría son realizadas por pesonas como el emisor de este comentario, gran tirador deportivo (pese a que no le he visto ganar ningún campeonato relevante), camisetas de “mega-SEAL”, chaquetas estilo 5.11, Blackhawk o similar, llenas, eso si, de parches con velcro de toda índole…. Etc.
¿Les suena? Seguro que si.
Para que nadie se ofenda más de la cuenta informo que tengo, y uso, chaquetas de esas marcas, así como un arcón lleno de parches esperando disponga del tiempo necesario para ponerlos en un gran cuadro. Por si acaso solvento esa duda.



Parafraseando al carnicero de mi barrio, vayamos por partes.
Lo cierto es que en verdad debemos entrenar y enseñar para acertar, esa es una verdad indiscutible, y le doy toda la razón. Ahora bien, su cadena de razonamientos basada en: qué, porqué, cómo, cuándo y dónde, no coincide exáctamente con la mía .
Impactar el primero a costa de permitir que él/los agresor o agresores impacten en nosotros implica un empate a todos los efectos. Y ahí  viene mi pregunta ¿buscamos un empate cuando el único premio es la supervivencia propia? Piénsenlo, pero con calma.


Malos versus nosotros, no hay empates.
La experiencia demuestra que los malos tienen los mismos efectos fisiológicos que los buenos,  generan el mismo efecto túnel, sufren el mismo ciclo OODA, pero cuentan con una ventaja, ellos son normalmente los primeros en actuar, obligándonos a reaccionar, y por tanto, a ir con retraso. Es ahí, donde la filosofía de acertar a toda costa no me sirve, sobre todo si eso implica inmovilizarme ante un ataque por sorpresa para lograr esa precisión.
Debemos aprovechar, provocar y ampliar esos efectos fisiológicos, el efecto túnel y OODA de los agresores saliendo de la zona de ataque, logrando permanecer indemnes para poder responder. Si a la vez logramos desenfundar, alinear el arma, disparar e impactar con precisión, el efecto resultante es obviamente el mejor. Pero para ello debemos entrenar esa secuencia, ahí entramos en la importancia de esas “chorradas”, como las denomina el amable mensaje que da pie a este trabajo.
Disparando a cartones es obvio que los mejores resultados se logran con depuradas e inmóviles técnicas. Ahora bien, si ese “cartón” tuviera la posibilidad de sorprendernos, moverse y disparar, o atacarnos de alguna forma, ¿sería igual de factible nuestro disparo tan ultrapreciso e inmóvil? Con seguridad, es muy probable que si lo sea, pero a cambio de recibir los impactos del agresor, o, lo más probable, de los agresores, porque no olvidemos que normalmente los problemas, estos sobre todo, no vienen de uno en uno.
Con el cambio de escena anterior ¿seguimos hablando de “chorradas”? ¿O hablamos de formas de entrenar escenarios en las peores condiciones posibles, sin dispararnos unos a otros de verdad? Una vez más analícenlo con calma.
En un enfrentamiento real no hay empates, no se gana por puntos, o se neutraliza la agresión o no se logra, simple y llanamente. En un combate real no hay tiempo para posiciones de tiro perfectas y de manual, raramente se llega a visualizar  de forma consciente las miras, incluso el tan extendido doble tap puede ser contraproducente en muchas situaciones. Entonces ¿nada vale? Todo lo contrario, todo vale, pero en su justa prespectiva, lugar y momento. Todas las técnicas deben estudiarse, practicarse y analizarse. Todas, tras las fases anteriores, deben ponerse en la palestra de demostrar su eficacia en ejercicios que impliquen acción, reacción, prisas, estrés, errores, situaciones extremas, etc.
Obviamente no es buena práctica dispararse con munición real entre compañeros para demostrar quien tiene la razón. Lo que me lleva a preguntar si conocen Ud´s una forma de sincronizar todas las acciones aprendidas, tiro, movilidad, reacción, manipulaciones de las armas, y el largo etcétera que todos saben. Mi experiencia me ha demostrado que con lecciones bien aplicadas y gestionadas de Fuerza contra Fuerza (e.a. FonF) la mayor parte de las cuestiones suelen quedar muy bien definidas. Los cambios de expresión en los alumnos tras los primeros ejercicios suelen ser muy explícitos, del tipo “vaya, nunca pensé en esto”.

FonF, gestión y homogeneización.
Los entrenamientos de FonF muestran algo muy simple de la forma más realista posible, a saber, a lo que una persona tendrá que enfrentarse en una lucha real sin estar batallando realmente por su vida. Ni disparándose o apuñalándose de verdad entre compañeros, insisto. El dinamismo que implica este entorno de entrenamiento, seguro y controlado, da a los alumnos las pautas y capacidades para analizar sus acciones en una situación real.
Pero atención, nada, por mucho realismo con el que creamos entrenar, se acerca a la realidad de la lucha por la propia supervivencia. Unicamente podemos acercarnos a generar reacciones lo más próximas posibles, y con ellas analizar, estudiar y gestionar mejoras que podamos repetir de forma consistente una y otra vez en cualquier circunstancia. Ahí está el verdadero secreto del entrenamiento de FonF, análisis, estudio y gestión de nosotros mismos, de nuestras capacidades, reacciones y técnicas, para lograr un conjunto homogéneo de todo ello.
Si se consigue debemos tener una cosa muy clara, eso no nos convertirá en 100% eficaces. La cantidad de imponderables y detalles que intervienen en un combate real por la supervivencia hacen que asegurar ese 100% vital es una utopía. Pero si nos acercará más a la sincronización de esas habilidades y capacidades que nos permitan tener un gran porcentaje a nuestro favor.
FonF no es otro nuevo estilo o escuela de trabajo con armas, ni mucho menos, es un método muy antiguo para aglutinar y analizar, ni más ni menos. Nos da un laboratorio donde recopilar información para luego estudiar y razonar. Nos permite crear experimentos que consientan sacar lecciones y conclusiones para generar a su vez nuevos experimentos y ejercicios, que a su vez darán más lecciones y conclusiones, y seguirán el círculo.
Es una rueda de nunca acabar, he ahí el verdadero punto fuerte de este método de entrenamiento, que no tiene límites, entornos ni contextos específicos de aplicación. Sin él tendremos algo así como una magnífica silla con las patas a diferente altura, aparentemente funciona, y ahí está, pero ni es cómoda, ni es eficaz, a veces ni siquiera será útil, pero lo peor es que en muchos casos puede ser esa silla desequilibrada la que nos haga caer.
Insisto, no me hagan caso, solo indaguen, estudien, profundicen, piensen, investiguen y analicen, esa es lo único que quisiera transmitirles con mis palabras.

¿Por y para qué? Mejor en la zona de confort.
Imaginen una clase de tiro, el instructor es un gran experto, reconocido y, sobre todo, multi-acreditado. La ropa y gestos del instructor transmiten profesionalidad, el ambiente es del tipo cómodo de un aula moderna. Cada alumno intenta recrear el estilo y gestos del instructor. Se habla de balística,  temperaturas, empuñamiento, fundas, estilos, escuelas, se proyectan películas y se analizan técnicas. Luego irán al campo o galería de tiro y realizarán ejercicios más o menos perfectos. Tras lo cual se les dará un diploma acreditativo como tiradores expertos o incluso como instructores.
Obviamente estos “expertos nóveles” (¿será esto un oximoron?) debatirán sobre técnicas, calibres, equipo, procedimientos, y mil cosas más que han acumulado con sus diplomas y certificados. Obviamente todo esto sobre la zona de confort de los ejercicios más que conocidos y más que repetidos, sin salirse jamás del guión y esquema perfectamente controlado.
“Ok, Cecilio, ¿a dónde quieres llegar con todo esto?”
Perdón por tanta retórica y vueltas.
El problema surge cuando alguien les comenta sobre poner esas técnicas esmeradas y estructuradas en el caos de un ejercicio donde nada sale como se describe en tantos manuales. “Ese entrenamiento, ¿cómo se llama? ¿Force on Force? Otro invento”. El ego sale dañado, no damos la imagen perfecta e invencible que vendemos, es un riesgo, un simple juego, no se consigue precisión.
¿Para que esos jueguitos? Si basta con analizar tiroteos y decir como lo hubieramos resuelto nosotros en base a tantas datos duramente... memorizados. Para que sudar y arriesgarse a fallar.
Mala suerte, la vida real es muy … ¿incómoda? Personalmente prefiero decir neutral, no apoya a nadie. Vence y sobrevive el más diestro, el más ápto, el mejor adaptado. ¿Les suena un tal Darwin? Y para ello debemos generar procedimientos que busquen analizar la realidad neutral desde situaciones que se acerquen mental, física y emocionalmente a esa realidad tan incómoda.
Por suerte la situación que les voy a desvelar ahora se esta reduciendo, la actual globalización informativa nos permite saber todo de todos en un par de pulsaciones de teclado. Muchos instructores nunca se enfrentaron a nada más peligroso que un saco de box o un cartón en el campo de tiro. Y como decía el gran maestro Bruce Lee, “los sacos no devuelven los golpes”, los cartones de tiro, hasta donde se, tampoco devuelven los disparos.
Se debe instruir en base a muchas premisas pero dos son ineludibles, conocimiento y experiencia. Hay más, lo sé, tranquilos, en varios artículos propios y de compañeros los definimos, pero aquí nos interesan estos dos particularmente.

Experto. ¿En que?
Los conocimientos son relativamente fáciles de adquirir hoy en día, unificarlos en un criterio común y eficaz ya es otro cantar. Respecto a la experiencia ahí tenemos un problema, no todos pueden ser Special Forces militares o policiales, ni tener en su haber  tiroteos semanales. ¿Cierto?
La verdad es que no creo necesario ese tipo de curriculum para ser un buen instructor. La experiencia debe ser en el ambito que pretendemos entrenar. Conozco grandes instructores en trabajo policial, en técnicas operativas militares, de escolta, de seguridad privada,  defensa armada de civiles, defensa personal desarmada para policias, para militares o para civiles, etc. Por nombrar unos pocos campos. Experto en dos de esos campos, en tres, si hay varios, y muy buenos, pero ¿expertos en todos ellos simultáneamente?, no se que decirles.
Esa es la primera premisa ¿experto en que campo?.
Segunda cuestión respecto a la experiencia,  ¿se puede adquirir experiencia desde o hacia otros campos? Aprovechando la parte que dominamos si, sin duda, podemos utilizar conocimientos en base a experiencias previas en otros campos, el saber raramente es “monoaplicable” (disculpen el invento de esta palabra) en un solo ámbito. Recuerden que, por ejemplo, “El Arte de la Guerra” de Maquiavelo, Sun Tzu y/o Sun Bin se utiliza hoy en día en medicina, negocios, vida social, etc. Todo es multifacético.
El entrenamiento FonF nos ofrece un laboratorio donde disponer de las herramientas para recopilar datos a analizar, estudiar, contrastar, demostrar y repetir, podemos redirigir conocimientos y experiencias para adaptarlas a las nuevas situaciones y entornos. Así de simple.
Obviamente este entrenamiento no nos convertirá en un “megafashioncoolspecialforces” (vuelvan a disculparme por este “adjetivo” inventado), pero si que nos dará referencias para saber como encauzar nuestro entrenamiento en vías de conseguir encauzar y redirigir  otras habilidades y capacidades tan necesarias.
La vida en general nos ofrece miles de campos y entornos donde podemos sacar lecciones aplicables a otros tantos campos y entornos. El ejemplo más claro es el de la conducción y las situaciones que nos plantea, estrés de todos los tipos, necesidad de reaccionar o de calmarnos, coordinación motora y de enlace ojo-mano-pies, etc.
En todos los cursos en los que participo me encuentro con alumnos o compañeros  de escuelas o estilos muy definidos y marcados, posiciones de pies, uso de miras, forma de colocar los brazos, tipo de funda, lugar donde colocar los “agujeritos”, son algunas de las miles de consignas o leyes que deben regir su actuación. Y son muy buenos dentro de esos parámetros, magistrales en algunos casos.
El problema surge cuando se les modifica algunos, a veces un simple “alguno”, de esos parámetros magistrales. En las clases suelen resistirse con vehemencia, al menos al principio. “Yo lo hago así”, “mi estilo es así”, “lo aprendía así”, así… así… así. Pero si son personas coherentes, la mayoría lo son, esta conducta no dura más allá de un par de ejercicios, como máximo. Y con las situaciones generadas en los entornos FonF a veces con el primer ejercicio basta para ver ceños fruncidos y miradas pensativas.

FonF, DJ de la supervivencia táctica.
FonF es un eficaz equalizador, con el primer ejercicio ya se tambalea mucha fe, inquebrantable hasta ese instante. En ese momento es cuando toca  explicar que sus conceptos no son incorrectos, normalmente, solo son rígidos e inamovibles. Que flexibilizando su actitutd y aptitud en este entorno de riesgo pueden lograr mucho sin cambiar básicamente su forma de trabajar. No se trata de descalificar escuela y/o estilo alguno, solo de colocar cada pieza en el lugar correcto y que estas piezas tengan la suficiente flexibilidad de adaptarse a cualquier entorno, situación y escenario.
FonF no es un estilo, no es una escuela, insisto, repito y reincido en ello. Si lo comparamos con el trabajo de un DJ, uno bueno al menos, esta forma de entrenar y analizar es como el equalizador  de tonos graves y agudos, con el que juega hasta que logra el equilibrio perfecto, ese que nos hace disfrutar de una noche de baile en buena compañía. El equalizador no es un estilo musical, pero permite combinar a Wagner con ACDC de una forma equilibrada y agradable, según las hablidades del DJ obviamente
Un ejercicio con réplicas de airsoft, simplemente, enseña mucho más sobre reacciones propias ante un enfrentamiento que cientos de horas y miles de disparos ante a uno, o varios, cartones indefensos. Lo cual no implica que no debamos tambien hacer esos  cientos de horas y miles de disparos a “cartones indefensos”.

Para terminar, con Albert Einstein.
FonF les cambiará los conceptos inamovibles, creará una vibración que agrietará todo lo estático y paralizado de nociones, conocimientos y percepciones.
Los puntos de vista no cambiarán, se lo garantizo, solo se ampliarán, se abrirán y les dará más profundidad de campo, verán un entorno más lejano y más ámplio.
Albert Eistein nos dejó una frase magistral, “la mente que se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original”, aplíquenla, verán que en este contexto es tan aplicable como en todos los demás de sus vidas.
Conviertan sus habilidades, capacidades, destrezas, pericias, experiencias, mañas, técnicas, maestrias, artes, hábitos, tácticas, estilos, rutinas, prácticas, métodos, conocimientos, etc, y todos los etcétera que se les ocurra, en un conjunto homogéneo, eficaz y equilibrado que les permita alcanzar ese porcentaje vital para poder regresar a casa con los suyos sea cual sea la realidad a la que se enfrenten.


Cuídense y cuiden de los suyos.

26
Espanol Discussion / Un amigo y como entrenar el estrés con eficacia
« on: September 08, 2016, 11:18:47 AM »
Un amigo y como entrenar el estrés con eficacia.

Por Cecilio Andrade.

“Aquella noche me cagué vivo. Fue en aquel momento cuando me di cuenta de que no soy ningún superhombre, de que yo tambien puedo morir”.
Seguramente el párrafo anterior les resulte familiar, por haberlo vivido quizás, y no solo ante una agresión armada. Un “susto” en nuestras carreteras, llenas de conductores no tan cívicos como debieran, un resbalón donde peor  podamos imaginar, etc. En resumidas cuentas, un pensamiento común en la vida de casi todo ser humano en algún instante de su vida. Pero para los agentes de policia, militares, escoltas, bomberos, sanitarios, entre unos pocos colectivos, se ve de otra forma.
Ante un evento peligroso, por ejemplo un salvaje terrorista más o menos solitario, aprovechando la “moda” actual, todo el mumdo sale corriendo en dirección contraria a la situación de riesgo. ¿Todos? No, todos no, los colectivos profesionales anteriormente reseñados en contra de sus más innatos instintos de mamíferos corren hacia el peligro, para reducir, minimizar, neutralizar, eliminar, socorrer, salvar. ¿Cómo pueden ir en contra de sus más elementales y sólidos instintos?
Esa pregunta tiene ya miles de respuestas y todas ellas más o menos válidas, por separado y en conjunción. No voy a insistir en ello. Para mi la pregunta importante es otra, ¿podemos entrenar y reforzar esa respuesta “antinatural”?


Tener como amigo a un gran y dedicado profesional de la Psicología aplicada al trabajo del profesional armado, coautor junto a Ernesto Pérez Vera del libro "En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados", además de un privilegio es un honor poco común. Se que ya saben que hablo de Fernando Pérez Pacho, pocos halagos y presentaciones necesita.
Si alguien con su trayectoria y bagaje profesional te solicita una opinión, sobre cuestiones en las que él mismo es un destacado y reconocido experto, es obvio que debes pararte, pensar, analizar con calma las cuestiones y responder con lo mejor que seas capaz de extraer de tu cerebro. Sin duda es un irónico e inexperado generador de estrés ¿no creen?
Fernando me trasladó tres preguntas:
-   ¿Según su opinión se puede formar a los agentes de policía para evitar o minimizar las reacciones psicofisiológicas en situaciones en que corra peligro su vida o su integridad física? Si es así, ¿cómo?
-   Delante de estas situaciones excepcionales; ¿Se puede mejorar la preparación de los agentes de policía en otros ámbitos que no sea la formación?
-   ¿Que consejo daría a los formadores policiales y a los agentes de policía respecto a estos casos?
Con gran generosidad profesional me ha autorizado a publicar las preguntas y las respuestas que me atreví a remitirle.
Gracias Fernando.

Primera cuestión. ¿Se puede? ¿Cómo?
“¿Según su opinión se puede formar a los agentes de policía para evitar o minimizar las reacciones psicofisiológicas en situaciones en las que corra peligro su vida o su integridad física? Si es así, ¿cómo?”
Evitarlas es imposible, salvo quizás para aquellas personas que sufran algún tipo de psicopatología que afecte a sus respuestas emocionales, y aun así, mis conocimientos no me permiten asegurarlo, no creo que el instinto básico y primario de supervivencia no tenga algo que decir incluso con psicopatologías graves.
¿Minimizar?  No creo que sea el termino adecuado para aplicar en estos casos y situaciones.
¿Reducir? Al menos hasta una medida gestionable, considero que si.
El “cómo” es la cuestión más importante y a la vez más complicada de esta ecuación vital.
Antes de definir los puntos necesarios a considerar me gustaría dejar claro una cuestión. Decir que cada ser humano es un mundo en si mismo es casi una redundancia de tan repetido que es este enunciado, por lo que pretender crear un programa eficaz de aprendizaje, condicionamiento y adiestramiento como si fuera una línea o cadena de montaje industrial, es simplemente una pérdida de tiempo, además de un sistema intrínsecamente erróneo, generador de falsas seguridades que desembocarán inevitablemente, más tarde o más temprano, en daños graves.
Deben definirse las líneas generales, y esas líneas deben adaptarse a cada uno de los integrantes de los grupos a entrenar. Es por ello que el trabajo de un instructor responsable no es simplemente repetir procedimientos como si fueran un checklist cualquiera. Debe seguirse un listado básico, eso si, pero permitiendo la flexibilidad adaptativa hacia cada alumno. Eso es lo realmente difícil de encontrar en un instructor, alguien comprometido hasta ese punto. Compromiso que implica esfuerzos y trabajos que siempre superan los mínimos requeridos para una función meramente administrativa.
Las líneas generales son conocidas por todos y han sido comentadas con mayor o menor acierto en miles de textos. Para crear un plan de entrenamiento medianamente personalizado y eficaz debemos considerar varias cuestiones previas de cada alumno:
- Personalidad.
- Experiencias.
- Capacidad de aprendizaje.
- Grado de compromiso.
Obviamente podríamos añadir infinidad de puntos a esta lista, pero esta tan simple puede darnos unas pautas más generales y efectivas para comenzar a trabajar de forma realista.

Personalidad.
¿Qué podría decir que Fernando no conozca mejor que yo? La forma de motivar, activar y provocar reacciones de un instructor hacia su/sus alumno/s depende de este punto. Lo que a uno lo activa de forma positiva a otro lo enoja de forma pasiva, en otro genera enfrentamiento y hostilidad, y así varios etcéteras de reacciones ante el mismo gesto, acción, palabra y tono.
La personalidad de cada uno debe ser la primera cuestión a definir por un instructor en su programa general de adiestramiento que busque mitigar el estrés de supervivencia. Hay que buscar siempre un cierto nivel de empatía personal para lograr que el alumno evolucione de forma efectiva.
¿Cuántos conocen que actuen así?

Experiencias.
Incluso gemelos con personalidades “idénticas”, tienen las suficientes diferencias, merced de sus distintas experiencias vitales, profesionales y de toda índole, para que ante un evento de estrés las reacciones sean distintas. Ud´s mismos ante un evento exactamente igual, si eso existe, su segunda reacción, o tercera, o cuarta, difiere de la primera en formas más que evidentes. Y esto, lo sabemos tambien, es lo que se define como experiencia.
Esas experiencias están muy intimamente ligadas con uestra personalidad. En base a nuestra personalidad interpretamos las experiencias que obtenemos, e igualmente las experiencias redirigen la evolución de nuestra personalidad. Es un círculo pero nunca cerrado, recibimos aportes para el mismo de multiples direcciones.
La experiencia genera cambios, debemos buscar que dichos cambios sean positivos.

Capacidad de aprendizaje.
Lo que para unos es evidente y fácil de asimilar, para otros es como hablar de una ecuación einsteniana sobre el viaje en el tiempo para la mayoría de nosotros, pobres mortales. Obviamente debe adaptarse cada ejercicio, resultado, evaluación y análisis a esa capacidad personal. Hay que buscar estrategias y procedimientos que permitan facilitar la senda de aprendizaje de cada alumno, adaptando dicha senda de forma individual. Estrategias y procedimientos que deben ser generales en cuestión de metas y resultados, pero adaptativas y personalizadas respecto a rutas y plazos.
Ahora bien, adaptar no implica que le hagamos su trabajo, que no le presentemos retos, que no lo obliguemos a esforzarse, mejorar y crecer, ni mucho menos. Implica que debemos presentarle, como responsables de su mejora y evolución, esos trabajos, retos y esfuerzos de tal forma que sean eficaces y positivos en su progresión. Jamás como muros inescalables ni metas inalcanzables, si no como objetivos más o menos difíciles pero posibles con tesón, esfuerzo y confianza.
Es muy común, lo usual en realidad, descargar toda la responsabilidad del aprendizaje en el receptor, y no es así. Esto, damas y caballeros, es responsabilidad tanto de los directores académicos que crean y/o autorizan los programas, de los instructores que los implementan, como de los alumnos que los reciben.
Aquí no hay niños a quien cargar las culpas, hay responsables en todos los niveles.

Grado de compromiso.
Entrenar con y para el estrés exige que cada alumno tenga un grado de compromiso equivalente a lo que se quiere lograr. Ese compromiso personal debe ser capaz de trabajar de manera más o menos eficaz en cualquier situación que se plantee para entrenar el estrés de supervivencia. En este punto el ego será la peor de las “piedras en el zapato” si no sabemos controlarlo en la forma correcta.
Hasta aquí se que no es nada nuevo para casi nadie, al contrario, seguramente he sido redundante y pedante, disculpenme si ha sido así.

Aplicación.
En base a lo anterior el instructor debe crear ejercicios, especificamente escenarios físicos y mentales de los mismos, que sean idénticos en la forma para todos, pero considerando que el nivel de exigencia, análisis, evaluación y valoración debe adaptarse a cada uno de los alumnos, en base a los cuatro puntos anteriores. Adaptación que permitirá ir mejorando esa cadena que forman los puntos. Porque no hay que olvidar que esos puntos, junto con muchos otros, forman una cadena, y todos sabemos aquello de las cadenas y los eslabones débiles, ¿verdad que sí?
Mi trabajo y experiencia me han demostrado que no importa tanto el ejercicio concreto, pero si la personalización del mismo tanto en la ejecución como en la fase posterior de evaluación y análisis.

Segunda cuestión. Mejorar la preparación.
“Delante de estas situaciones excepcionales; ¿Se puede mejorar la preparación de los agentes de policía en otros ámbitos que no sea la formación?”
Si, sin dudar y sin matices. Se puede.
Teniendo en cuenta que al igual que en el apartado anterior desglosé un listado de cuestiones a considerar, aquí debemos tener en cuenta que como “mamíferos pensantes” debemos enfrentar este adiestramiento desde varias líneas de trabajo paralelas, en principio, y finalmente convergentes.
Nuestro “mamifero” debe perfeccionarse respecto a los tres factores que definen al ser humano desde siempre, mental, físico y emocional.

Factor mental.
Piensen en lo siguiente, no solo debemos entregar armas en forma de conocimientos basados en los “que, porque, como, cuando y donde” tradicionales. Tambien es necesario añadir conocimientos del “antes de”, del  “después de”, en referencia a como trabajar con seguridad, habilidades para ello, confianza en suma a base de ejercicios graduales que vayan familiarizando al alumno con cuestiones paulatinamente más dificiles y exigentes.
Esto no solo dará la base “documental” necesaria, si no también las confianza interna y externa que nos dan habilidades contrastadas, repetidas y, sobre todo, repetibles. Y nos regala otra cuestión más, que enlaza con el siguiente punto que veremos, la confianza personal en nosotros mismos y en nuestras propias capacidades.

Factor físico.
El punto anterior nos ha dado la pauta para lograr las habilidades físicas requeridas, eso es obvio, y a su vez nos marca el nivel exigido de magnitud para ir logrando desarrollar cada vez cosas “más dificiles”.
Ese paso a paso adaptativo y personalizado debe asentarse de forma metódica y firme, para que empuñando con firmeza esas herramientas internas consigamos la confianza que da paso al punto siguiente, “si he hecho aquello, que parecía imposible entonces, esto puedo lograrlo tambien”.

Factor emocional.
Con todo bien encadenado, conocimientos y habilidades, el nivel de autoconfianza crece y se afianza, y esto permite gestionar mejor el estrés. “He logrado cosas mucho más complicadas, se que hacer, se porque hacerlo, se como hacerlo, se cuando hacerlo y se donde hacerlo. Yo puedo”.
Esto me lleva a repetirme, disculpen, para encadenar todo esto el instructor debe hacer un trabajo previo personalizado de cada alumno, tal y como definí en la respuesta a la pregunta uno de Don Fernando. En todo lo que comento no hay que pensar en trabajos compartimentados y aislados, todo lo contrario, son trabajos encadenados y en bloque.
Los ejercicios en particular a realizar deben ser graduales de tal forma que el alumno vaya adquiriendo conocimiento de sus propias reacciones, retroalimentación o feedback si prefieren términos más específicos. Conocimientos de lo correcto y menos correcto, así como esa confianza firme en las propias habilidades para enfrentarse a situaciones novedosas y potencialmente generadoras de estrés.
Se habrán dado cuenta que he usado la expresión “correctas y menos correctas”, pero no el término “incorrectas”, ¿porqué creen que he hecho esto?
Para mi lo único realmente incorrecto es aquello de lo que no sacamos lecciones, conclusiones, análisis y, en definitiva, todo aquello que no me aporte algo para mejorar. Eso es para mi lo incorrecto, lo demás son escalones para mejorar y avanzar, por eso solo empleo términos, correcto y menos correcto o, si les gusta ser más positivos, mejorable.

Tercera cuestión. Formadores y agentes.
¿Que consejo daría a los formadores policiales y a los agentes de policía respecto a estos casos?
Los consejos creo que ya los desarrollé, con mejor o peor acierto, respondiendo a las dos preguntas anteriores. Si lo logré o no les toca a Ud´s juzgarlo.
Pero ello no me impide crear un pequeño listado general. En el mismo verán que unos puntos afectan más a la labor de los directores académicos, otros a los instructores responsables, y finalmente otros a los alumnos/agentes que en última instancia deben implementarla en la vida real.
A modo de base de trabajo destacaría:
-   Crear programas generales.
-   Estos programas generales deben definir claramente las metas a lograr.
-   La progresión, ejecución, evaluación, análisis y valoración debe adaptarse a cada individuo en base a las diferencias personales, capacidades y experiencias.
-   Los grados de exigencia deben adaptase igualmente a las capacidades individuales del alumno/agente.
-   Todo programa será implementará de forma progresiva, adaptativa y personalizada.
-   Debe crearse una “gráfica” de evolución por cada alumno/agente, con la cual puedan verse los progresos y eventuales estancamientos y/o involuciones, con la cual podremos identificar los parámetros para readaptar el programa a estos eventos personales.
-   El grado de implicación del gabinete académico, instructores y alumnos debe incrementarse y fortalecerse.
-   El entrenamiento de este tipo de entornos implica un equipo de instructores con especialidades diversas, entre las que debe incluirse de forma sine qua non especialistas médicos, psicólogos, legalistas, amén de los hasta ahora únicos presentes para el trabajo físico de defensa y uso de armas.
-   Con este equipo de trabajo multidisciplinario se creará la suficiente adaptabilidad y capacidad de mejora que redundará en la eficaz evolución de cada individuo a instruir.
-   Igualmente el efecto multidisciplinario permite detectar en sus primeros momentos factores potencialmente negativos, generando las pautas correctoras que eviten que el factor negativo crezca hasta convertirse en algo difícilmente corregible.
-   No todo es disparar o hacer uso de la violencia, por más que esta sea comedida, controlada y legal. Hay que enseñar como se debe actuar e interpretar el entorno del “antes” y “despues”en cada situación del día día. Que hacer, como pensar y comportarse, ayudan a tener una confianza mucho más firme, segura y estable.
-   El tan denostado hoy en día “espiritu de cuerpo”, denostado hoy en día que la mediocridad generalizada es la pauta politicamente correcta, es fundamental para generar las energías que den fuerza a la capacidad de mejora, perfeccionamiento y proactividad necesarias en todo profesional.
-   Ese mismo espiritu de cuerpo dará la tan necesaria firmeza emocional interna de no estar solo, ni antes, ni durante, ni despues del peor de los eventos posibles. Muchas heróicas acciones se han perdido por fallar este punto crucial. Necesitamos el apoyo del grupo al que pertenecemos.

A modo de conclusión.
El profesional armado debe contemplarse como “un conjunto homogeneo de capacidades”, y esto debe verse desde los tres puntos que lo definen como ser humano, mental de conocimientos, fisico de habilidades y emocional con capacidad de control interno y gestión de respuestas.
Si se dan cuenta, esto es algo que desde la más remota antiguedad está en las filosofias de todas y cada una de las culturas y civilizaciones. La trinidad del ser humano, cuerpo, mente y espíritu.
Si esto se lleva contemplando desde esa remota antiguedad hasta hoy en día. ¿podemos, queremos o debemos pretender cambiarlo por un enfoque más modernista y unitario? Creo y opino que no.
Como operadores armados entrenen sus capacidades de forma escalonada, adaptada y personalizada. Generen confianza progresiva  en si mismos. Apoyense en sus logros, aprendan de las acciones menos correctas y mejorables. Piensen, analicen y recapaciten una y otra vez. Ser un profesional armado es una forma de vida, nunca olviden eso.
Como instructores deben tener en cuenta todo lo anterior. Además de todo ello incluiremos discernimiento, análisis y experiencia para poder detectar los puntos fuertes y débiles de nuestros alumnos. Saber a quien presionar, como y cuando hacerlo, de tal forma que se genere un aprendizaje continuo y estable.
Como directores y/o responsables de programas académicos investiguen y actualicen los criterios y condicionantes, siempre variables, de trabajo, para con todo ello poder definir unas metas coherentes y alcanzables.
En definitiva, debemos ser, en cualquier papel que la vida y la profesión nos coloque, adaptables y analíticos. El día a día del profesional armado tiene infinidad de similitudes entre el presente y el ayer de hace miles de años, pero tambien tiene otra infinidad de variables consecuencia de la evolución que la cultura, la civilización y la sociedad. Saber reconocer unas y otras, pero sobre todo saber reconocer el lugar de cada una en el día a día del profesional armado, es la tecla de oro que debemos saber tocar.
Parafraseando el señor EastWood en el clásico de cine, “El sargento de hierro”, la clave está en “adaptarse, vencer, sobrevivir”.
Por cierto, el párrafo que da comienzo a este texto pertenece al libro del héroe asesinado Chris Kyle, desde su libro póstumo “American Sniper”. ¿Apropiado? No lo se, juzgen Ud´s.

Cuidense y cuiden de los suyos.

27
Espanol Discussion / YO Maestro Jedi, YO sé todo
« on: September 01, 2016, 10:33:58 AM »
YO Maestro Jedi, YO sé todo.

Por Cecilio Andrade

“La mayor parte de la instrucción es que a uno le recuerden las cosas que ya sabía”. ¿Reconocen la cita? No es una de las más conocidas de Platón, pero quizás si debiera serlo en muchos ámbitos profesionales, y en el del profesional armado con más razón quizás. Pensándolo bien en el de los médicos también, sin duda, ambos trabajan con vidas. Un individuo mental y éticamente sano debería aspirar a seguir aprendiendo y creciendo hasta el último momento de su vida. Si es listo aprenderá de sus errores, de los errores de otros si es inteligente, y si es sabio lo hará de los éxitos de los demás. En el mundo del profesional armado esto implica estar continuamente aprendiendo, actualizándose, siendo un eterno alumno en definitiva. Después de todo como dijo perfectamente un poeta, Archibald MacLeish, “sólo hay una cosa más dolorosa que aprender de la experiencia, y es no aprender de ella”, sea propia o de otros, me gustaría añadir personalmente, si me permiten.

¿Acaso hay algo que valga la pena que sea fácil de aprender?





En una época donde la palabra escrita queda relegada por la frase “una imagen vale más que mil palabras”, Youtube es una magnífica herramienta de información, sin duda, siempre y cuando seamos capaces de encontrar la aguja en ese enorme pajar. Ni imaginan cuantos oyentes de conferencias o alumnos de cursos me sueltan cosas como “pues en Youtube he visto a fulanito haciendo eso así o asá”. Sin pretender menospreciar a nadie debemos preguntarnos muchas cosas al ver cualquier imagen, por muy técnica, estructurada y avalada de currículos que venga. La mayoría de los protagonistas de esos videos no lo hacen con mala intención, pero una gran cantidad de ellos suelen ver únicamente los hechos desde el lente que les toca personalmente.
 

Al ver cualquier imagen pregúntense siempre cosas como estas, entre otras:

-        ¿En qué campo tiene experiencia el autor?

-        ¿En qué contexto aplica estas técnicas?

-        ¿Existe un interés comercial y/o personal implícito?

-        ¿Son extrapolables sus experiencias a mi parcela de trabajo o a otros ámbitos?

-        ¿Legal, moral y éticamente es aplicable en mi entorno u otros?

Y, créanme, no solo se aplican a videos de Youtube y fotos de Facebook, por nombrar las dos plataformas más usadas, se aplican también a los cientos, si no miles, de instructores, maestros y gurús que alimentan un gremio profesional inseguro y preocupado. Realmente esos cientos o miles son los arboles que no nos dejan ver, en muchos casos, el bosque del mundo del adiestramiento táctico y armado.

Después de todo, si todos los profesionales armados y legítimos usuarios deben pasar por cursos, academias, capacitaciones, reciclajes, etc…. ¿Qué necesidad hay de otros cursos más? ¿No les enseñan ya todo lo que necesitan? ¿Para qué más? ¿Para qué derrochar más tiempo y dinero?

¿Uds. que opinan?

Personalmente tengo mi opinión sobre ello, algunos ya la conocen y no necesitamos entrar en detalles en el presente trabajo. Es para los que como yo opinan que aprender, adiestrarse, asistir a cursos y eventos, son solo mojones kilométricos en el “Camino” que hemos elegido seguir, para los que ha sido publicado este texto.

Para los demás… no vale la pena que se aburran con este texto.

¿Por qué seguir aprendiendo?

En todo lo que nos propongamos en la vida para avanzar y mejorar, resultando a la vez creíbles a nuestro juez más exigente, nosotros mismos, necesitamos demostrarnos tres cosas de forma constante.

-          Iniciativa.

-          Sacrificio.

-          Madurez.

Hay que moverse para llegar a algún lado, iniciativa. Debemos renunciar a determinadas cosas para poder avanzar, sacrificio. Hay que crecer para poder progresar, madurez.

No es difícil… ¿o sí lo es?

Como dijo la gran Mafalda mientras se veía con sus amigos reflejada en un espejo “hemos encontrado al enemigo… y somos nosotros”.

Ciertamente solemos ser nuestro más cruel enemigo, generamos autocomplacencia que nos hace vernos como alguien no necesitado de mejorar, o también alguien que puede mejorar y alcanzar cualquier meta solo y sin ayuda. Una u otra situación implica un ego dañino y peligroso, para uno mismo, y, si somos profesionales armados supuestos protectores de la sociedad, para terceros.

Si no nos vemos a nosotros mismos de forma realista nunca comprenderemos donde yacen nuestras dificultades y limitaciones, y si no las vemos no podremos avanzar y mejorar, nos estancaremos en un cómodo y confortable limbo personal. Lo cierto es que el mundo real no es ni cómodo ni confortable. Es por ello que necesitamos ponernos a prueba continuamente, y no se trata de buscar un duelo al estilo de “OK Corral”, si no de interactuar en entrenamientos, capacitaciones y cursos donde nuestro ego puede sufrir pero, gracias a ese sufrimiento, lograremos alcanzar puntos donde mejorar y anclarnos para seguir ascendiendo en nuestro “Camino”.

Instructor modelo “gaviota”.

Permítanme parafrasear de forma burda a un antiguo filósofo, la cursiva es mía, “la civilización está en peligro cuando el que no ha aprendido a aprender le es dado el derecho a enseñar”, ¿les suena? Seguro que si, y mucho.

Eso es el mundo actual, aunque ya maestros marciales orientales y occidentales desde hace siglos lo han comentado y criticado, donde el negocio y la vistosidad es lo  que genera el mercado de la instrucción táctica. Nada nuevo, y desde luego normal y lógico, hay que ganarse la vida, y la despensa diaria se llena con dinero, no seamos hipócritas en ello.

Una cuestión que suelo mirar en los instructores es su nivel de aceptación de comentarios y críticas, dice mucho ese detalle. Según Aristóteles lo mejor para evitar comentarios y críticas es no decir, no hacer y… no ser en resumen. Pero si no somos ese tipo de “no ser” debemos estar dispuestos a asumir comentarios y criticas, como personas es lo sano, como instructor o maestro es lo obligado.

Si contestan que tal gurú se lo enseñó, que tal mega fantástica unidad especial lo hace, o que lo aprendió mientras trabajaba para algo de lo que no puede hablar, sin más razones…. Seguro que saben lo que me pasa por mi mente al oírlo. Lo dejaré ahí.

Existen muchos tipos de gurús en este ámbito específico,  pero sin duda el más peligroso de todos es el instructor modelo “gaviota”, cuando algo no sale como enseña, llega volando, con mucho ruido y llenándolo todo de m… heces. Identificarlos no suele ser difícil… ¿Cuántos conocen así?

Quien explica contexto, porqué, cómo, cuándo, y donde, denota confianza en su enseñanza, en sus conocimientos, en si mismo… ¿conocen alguno así? No lo suelten.

Escuchar, la mejor lección.

La mayoría de las personas viven con tres falacias en su vida, y se las creen, me gusta contarlo porque es una de esas verdades en las que no hay sexismo, ya que tanto hombres como mujeres lo sufren, a saber:

-          Tengo un sentido del humor exquisito.

-          Soy un gran y experto conductor.

-          Soy un gran oyente, me encanta escuchar.

De las tres la más falsa y extendida, y la que más nos incumbe en este trabajo, es la tercera ¿somos buenos escuchando? Poquísima gente lo es.

Existen infinidad de estudios que afirman que el ser humano promedio oye la mitad de lo que se dice, escucha la mitad de lo que oye, comprende la mitad de lo que ha escuchado, de lo cual cree solo la mitad, y de esa mitad apenas recuerda otra mitad de ello. En un curso táctico típico de 8 horas, del tipo práctico,  y con alumnos promedio tenemos la siguiente ecuación resultante.

-          De las 8 hoyas de curso habrá la mitad de charla, 4 horas.

-          De las cuales oirán la mitad, 2 horas.

-          Pero escucharán solo una hora.

-          Comprenderán tan solo 30 minutos de esa hora.

-          Creerán simplemente 15 minutos.

-          Y finalmente recordarán… 8 minutos de toda la jornada.

¿Realmente sabemos escuchar? Juzguen ustedes.

Y ahora la pregunta del millón, un instructor normalmente dedica más tiempo a hablar que a escuchar en una clase típica, 8 horas, por lo que su cómputo final de tiempo será infinitamente más reducido, aun así ¿sabe escuchar cuando le toca hacerlo? “Oídos sordos” son un síntoma claro de una “mente cerrada”, y… ¿cómo debe ser la mente de un buen instructor?

Un instructor que sabe escuchar transmite confianza, sabe interpretar lo que buscan, necesitan e inquieta a sus alumnos, no vende un producto artificioso, mecánico y clasificado, si no que, como buen artesano, ofrece una obra de arte adaptada a cada uno de sus alumnos. ¿Conocen muchos así? Enhorabuena por ello.

Sembrar para cosechar.

El éxito en la vida puede ser mucho más que acumular ceros en una cuenta corriente, para muchos puede ser tan simple como saber su propósito en la vida, crecer hasta alcanzar el máximo potencial posible y sembrar semillas que beneficien a otros….aunque quizás “simple” no es la palabra adecuada.

Un instructor debe explotar y potenciar sus dones ya que ese es el propósito que cumple una persona en la vida, ni más ni menos. De nada vale desperdiciar la vida haciendo alarde de cualidades y capacidades que no se poseen, dejando de lado las que si se poseen porque no son tan “cool” ni de moda. Por desgracia es un mal que está muy… muy extendido.

La capacidad de enseñar determina el nivel de eficacia de un instructor. ¿Cuántos alumnos han superado a ese instructor? ¿Cuántos están recorriendo “Caminos” nuevos gracias a él? Si son muchos es perfecto, sin son varios también es bueno, pero si ninguno parece poder superar o seguir otras rutas da que pensar… ¿no creen?

Los mejores instructores desean sacar y ampliar los dones y capacidades de los demás, llevarlos a crecer y mejorar; los mediocres, en cambio, tratan de imponer los mismos límites que se han impuesto a sí mismos. Un buen instructor se alegra de los alumnos que logran subir más allá de donde el alcanzó a llegar, lo considera un triunfo personal, un éxito en su vida. Es sencillo, se enseña para mejorar a los alumnos, y si estos avanzan más lejos que uno mismo es que la enseñanza es correcta y positiva… ¿existe mayor éxito como instructor?

Un mal instructor es un segador que corta la mies de sus alumnos antes de que esta madure y fructifique, para no verse superado obviamente. Uno bueno siembra y riega hasta que está madura y esparce sus semillas en su entorno. ¿Cuántos segadores conocen? ¿Y sembradores?

Para saber cómo es un instructor miren a sus alumnos.

Enseñar a individuos.

Es muy rara hoy en día la enseñanza individual al estilo de los antiguos maestros marciales, o de los caballeros Jedi en la Guerra de las Galaxias. Hoy día se organizan en clases y cursos de grupos más o menos grandes, más o menos homogéneos y más o menos interesados. Se suele aplicar la consigna de que el instructor debe alcanzar una media general, nada de realizar la enseñanza adaptándola individuo a individuo, eso es “perder el tiempo”. Si apoyamos a los más hábiles frustramos a los menos, algo políticamente incorrecto hoy en día ¿verdad?

Usando el ejemplo de varios autores, esto se resume en algo tan sencillo como enviar patos a una escuela de águilas, todos saldrán frustrados, los patos, las águilas, los instructores. Los patos no alcanzarán los rendimientos de las águilas y se frustrarán, sin contar que quizás no deseen ser águilas, que se sientan bien como patos. Los águilas se frustrarán  al no poder trabajar al máximo de sus capacidades si no con las de los patos con los que comparte clase y la “media académica” final.

Y como instructor ¿cómo se sentirá? Si es parte del sistema le dará igual, solo debe cumplir con la media exigida cobrar y punto. Ud. ya ha cumplido. Si es bueno no estará de acuerdo y buscará formas de subir la media de los patos sin que dejen de serlo, y que las águilas puedan subir también al límite de sus capacidades. Ambos, patos y águilas, se beneficiarán de ello, y entre ellos, ampliando y mejorando sus capacidades al máximo sin frustrarse.

Lo curioso es que incluso la “media general”, tan importante en muchas academias, también resulta más alta y mejorada. Curioso…. Sin duda curioso.

Lo maravilloso de cometer errores.

¿Cómo? ¿Errores? Entonces no es instructor…. Eso dirán muchos. ¿Es correcto ese pensamiento? ¿Me puede decir alguien como se puede aprender realmente sin equivocarse?

Todo aprendizaje implica error, simplemente porque hacemos algo nuevo y diferente, así se aprende, con lo que no sabemos, con lo que no dominamos. Ejecutar algo sin errores involucra que ya sabemos, y por tanto no es aprender, es entrenar y mantener habilidades que ya poseemos. Eso no es aprender.

Un instructor que jamás comete errores implica que, o bien es un mentiroso ocultado sus fallos, o simplemente no se sale de lo que ya sabe y domina, se mantiene en su zona de confort. “Soy muy bueno en esto, para que cambiar, para que arriesgarme a quedar mal frente a mis alumnos”. Lo malo de todo esto es simple, estancarse implica retroceder, cerrar las miras, no querer ver más allá de lo que “sabemos” que podemos hacer bien, implica no crecer ni mejorar.

Busquen instructores que cometan errores, que aprendan de ellos y que sepan transmitirles esos errores a Uds., para intentar que no los cometan o que comprendan en su caso en que erraron y como pueden sacar sus propias lecciones.

Errar humano es, dice la traducción del aforismo latino, y es una gran verdad, como lo es que de los errores se aprende… ¿o no lo creen Uds. así?

Nunca se deja de aprender.

Para crecer hay que tener intención, y para ser un buen instructor es fundamental ser un buen alumno o aprendiz, simple y llanamente. Para enseñar primero hay que aprender, para seguir enseñando hay que seguir aprendiendo, y eso es únicamente posible si se invierte en uno mismo y buscamos salir del trono de instructor, maestro, sensei, e invertimos en nosotros dejando el gorro del ego debajo de ese trono para volver a ser alumno y cometer errores.

“A veces maestro, siempre alumno” ¿les suena de algo? Si un instructor no crece sus alumnos tampoco podrán hacerlo mientras dependan de él.

Por otro lado cada persona con las que interactuamos, otros instructores, alumnos, individuos de nuestro entorno, tienen el potencial de enseñar algo. Un buen instructor saca más de cada uno de sus alumnos de lo que generalmente se cree.

En el funeral de Abraham Lincoln, Phillips Brooks dijo: “Es triste el día en el que el hombre llega a sentirse absolutamente satisfecho con la vida que está viviendo, los pensamientos que está pensando y las obras que está ejecutando; cuando en las puertas de su alma cesa el constante tocar del deseo de hacer algo mayor, lo cual él busca y sabe que está destinado a hacer.”

Estar y mantenerse por deseo propio en la zona de inercia, confort o comodidad es malo para cualquier persona, pero en un instructor puede ser aun peor. La mayoría prefiere lidiar con viejos problemas a enfrentarse soluciones nuevas. Para aprender hay que salir de la zona de confort y estancamiento, ya lo vimos antes. Hay que buscar personas que son mejores que nosotros en algún campo, eso nos hará crecer y mejorar, sin duda no es algo cómodo por más beneficioso que sea.

El ego en su lugar.

Suelo ir a cursos impartidos por instructores del lado este del océano Atlántico, donde resido ahora, y a algunos de estos viejos conocidos les costaba verme en el lado de los alumnos, cuando en realidad es donde más me gusta estar. No me malinterpreten, adoro comunicar y transmitir, enseñar, pero lo que realmente me hace feliz es aprender cosas nuevas, soy adicto a ello, lo reconozco, ya sea con lecturas como en cualquier otro formato.

Solían tratarme con cierta deferencia profesional que muchas veces afectaba a lo que realmente podía haber aprendido. Con el tiempo acabamos llegando al compromiso de que si ellos no me trataban con deferencia y si con mayor nivel de exigencia, por mi parte les devolvería el favor tratándolos de la misma forma cuando me tocara ponerme la capa de instructor. Y funciona, reconozco que a veces me siento avergonzado al no ser capaz de ejecutar algunos de los ejercicios con una perfección acorde con mi supuesta reputación. Pero al final mi ego recibe su premio cuando logro hacerlo mejor superando mi vergüenza y mis limitaciones.

Por desgracia a estas alturas de mi vida profesional se me presupone una serie de capacidades que realmente están muy por encima de la realidad, cosa que muchos amigos y compañeros no quieren reconocer, por más que se lo demuestro día a día. En fin… lo lamento.

Otras veces me he encontrado con muchos de esos mismos, y otros, compañeros instructores que me contactan para dar cursos específicos, lo cual es un buen punto a su favor, llamar a otro para que imparta lo que uno mismo hace entre los suyos habla bien de su ego personal y profesional. Muchos me dicen que será un alumno más, lo cual me hace comprender lo que pasa por sus mentes cuando soy yo el que pretende lo mismo en sus clases, no es fácil tener gente con grandes conocimientos enfrente, por más amigos que sean.

Pero también hay algunos que dicen cosas como que serán mi ayudante o instructor adjunto, “ya sabe Cecilio, me conocen y debo mantener mi imagen”. Si, ya se, lo sé bien, muy bien en realidad, el ego nos afecta a todos en un momento u otro de nuestra vida profesional o personal, yo mismo no puedo negarlo.

El ego es un simple gorro que podemos ponernos o quitarnos si tenemos la voluntad para ello, y para aprender lo mejor es dejarlo en el altillo del armario, bien lejos de nosotros. Solo así aprenderemos de verdad. Pero claro, para ello debemos estar dispuestos a sufrir hematomas en nuestro ego… no todos están dispuestos a ello, y menos frente a otros

Ejercicio personal y privado.

Como ya es habitual últimamente les propondré un par de ejercicios sencillos. Eso sí, esta vez les sugiero que lo hagan solo para Uds. No compartan con nadie sus conclusiones, no queremos molestar ni afectar egos ajenos, tan solo sacar conclusiones personales para dirigir sus futuros avances. También será útil para los que son o pretender ser instructores, que descubrirán que factores quieren copiar y cuales obviar en su forma de enseñar y guiar a otros.

El primero es el que ya les comenté al principio del texto, respondan la preguntas que les propuse con cada uno de esos instructores que son su referencia profesional, e incluso háganlo con Uds. mismos.

-        ¿En qué campo tiene experiencia el autor?

-        ¿En qué contexto aplica estas técnicas?

-        ¿Existe un interés comercial y/o personal implícito?

-        ¿Son extrapolables sus experiencias a mi parcela de trabajo o a otros ámbitos?

-        ¿Legal, moral y éticamente es aplicable en mi entorno u otros?

El segundo ejercicio exige un poco más de atención. Usen los comentarios y preguntas que he ido planteando, a lo largo del texto, aplicándolos a esos mismos instructores de referencia y/o a Uds. mismos.

Cuidado con los egos.

Mis disculpas.

Cuando comencé el presente trabajo, si han conseguido terminar de leerlo pese a mi prosa,  tan solo pretendía crear una simple reseña de lo que considero que debemos observar en ese instructor al que entregamos nuestra confianza para que nos enseñe procedimientos y técnicas con la que salvar vidas. Y parece ser que se me fue la mano.


 
Un viejo y gran amigo me definió como filósofo táctico, desde luego parece ser que la edad le está dando la razón, me hago viejo y pesado en mi prosa y textos. Lo lamento, al final no sé realmente lo que he creado, una guía, una queja, un panegírico, no se… lo mismo es tan solo un simple aireador de ego… el mío…. O un pobre  chucho con ínfulas de lobo aullando a la Luna.

Disculpen.

Cuídense y cuiden de los suyos.

28
Espanol Discussion / Fallar en planificar es planificar el fallo
« on: September 01, 2016, 10:27:47 AM »
Fallar en planificar es planificar el fallo.

Por Cecilio Andrade.

Estaba en los últimos segundos de aproximación a la pista para tomar tierra y dar por finalizado aquel largo y pesado vuelo. En un instante el aparato comenzó a vibrar de una forma peligrosa y desestabilizante, no le había ocurrido jamás en sus treinta años de experiencia. Durante el intervalo intangible de ese único instante inicial, sin tan solo organizar conscientemente un pensamiento, aumentó la potencia de los motores para ascender a una altura segura. Tras un par de explicaciones y algunas vueltas realizó la aproximación y toma de tierra resultó como siempre la había realizado, suave y segura.
En la entrevista posterior, la de la investigación del evento, se le preguntó al piloto cuando tomó la decisión de ascender, su contestación fue simple, concisa y, tambien para muchos, curiosa, “la tomé hace 25 años”.
Es decir tenía planificada su respuesta con anterioridad.


Antes de continuar, debo pedir disculpas a todos mis amigos y conocidos que como pilotos pueden sentirse ofendidos por mis incorrecciones en la “historia” (o “historieta” para muchos) que da pie a este texto. Por favor, no me lo tengan muy en cuenta, solo es una forma de dar pie a una idea.
Una vez realizada mi penitencia por pedante indocumentado pasemos a la razón de estas letras.
Una gran generalidad de los profesionales y usuarios armados, dentro del contexto de enfrentamiento potencialmente letal, entran dentro de los parámetros de dos tipos standarizados de personajes, a saber:
-       Lo planifica todo hasta el más minimo detalle y gesto.
-       No planifica nada, es más ni siquiera piensa en ello.
Todos los lectores estarán de acuerdo conmigo que de las dos opciones la segunda es la menos recomendable. La menos recomendable a pesar de ser la más común, por mucho que acodados en la barra de un bar escuchemos los tan conocidos “yo haría esto”, “yo respondería aquello”, “a mi no me pasaría”, y un largo y ególatra etc. ¿les suena de algo? Presumir de algo no implica pensar en ello con la focalización necesaria y exigible, piénsenlo.
Pero… ¿el primer punto? “planificar todo hasta el más minimo detalle y gesto”, ¿es lo deseable? ¿lo correcto?

Una digresión histórica
Para comenzar a desarrollar mi concepto permítanme otra de mis digresiones tan habituales, divagaciones si prefieren usar una palabra más común.
La cita “ningún plan, por bueno que sea, resiste su primer contacto con el enemigo”, con toda seguridad les resulta muy conocida. La paternidad de la cita ya es otra cuestión. La frase se le reconoce al Mariscal de Campo Helmuth Carl Bernard von Moltke, apodado “El Viejo”. Fue uno de los genios militares que ayudó a convertir a Prusia en la nación que dominó Alemania, y que finalmente generó toda la Historia conocida del siglo XX a la actualidad.
“OK, Cecilio nos explicará ahora por que no es bueno planificar, que no debemos tener un plan”. Muy al contrario, si “El Viejo” no quiso decir eso, y no lo quiso creanme, ni de lejos me atreveré a contradecirlo. Un plan es necesario, hay que analizar al enemigo, potencial o real, y conocer su situación en el entorno; pero hay que saber que cuando vayamos a la realidad, al enfrentamiento de verdad, las cosas no van a ser como esperábamos o por lo menos no todas ellas.
Cuando realizamos la planificación de una actuación, una estimación de nuestra propia respuesta, recuerden que la iniciativa normalmente la llevan los “malos”, los “buenos” debemos responder, no podemos olvidar que una cosa es estar definiendo, analizando y estimando que va a suceder, como van a ser las cosas y como se van a desarrollar, y otra muy diferente es como serán cuando empecemos a responder ante la agresión real.
Confiar en un plan inamovible, detallista y rígido nos condena al fracaso, pese a que un plan analizado y ensayado es nuestra primera baza para vencer. Aun con ello, debemos olvidarnos de la idea de apostarlo todo por el plan perfecto y dejar que la reacción fluya en modo automático con todo el bagaje de experiencias y entrenamientos previos.
Lo que me lleva a preguntar ¿uds entrenan, verdad?
Lo contrario de un plan rígido e inamovible, es estar siempre por delante de nuestra planificación, analizando constantemente, realizando cambios y adaptaciones. Y esto es tanto en la fase de estudio y entrenamiento como en el momento de poner toda la carne en el asador de la supervivencia. Durante un enfrentamiento las cosas no seguirán el guión lineal de nuestro plan, sucederán cosas imprevistas, en el momento que identifiquemos una desviación debemos reaccionar y corregir, y esto solo se logra con flexibilidad mental.
Una vez reaccionemos al nuevo parámetro, esto no significa que tengamos que volver al plan original necesariamente, pero sí que podremos realizar los ajustes necesarios para alcanzar el éxito, porque eso es lo importante. La finalidad de un plan no es cumplirlo, es alcanzar los objetivos marcados, y estos son simples y claros en el tema que nos ocupa, sobrevivir y regresar a casa con los nuestros que nos aman.
Siguiendo con el pensamiento base de que “ningún plan sobrevivirá al primer encuentro con el enemigo”, debemos prepararnos con unas directrices generales para que sepamos y logremos reaccionar en cualquier momento de la acción.
Tras la digresión comencemos de una vez al tema principal.

Ajedrez de supervivencia, todos saben, todos opinan.
Dentro del “mundillo” del profesional o legitimo usuario armado, casi todos “saben” o creen saber como ocurrirá un enfrentamiento, como lo iniciará, como lo desarollará y, obviamente, como lo terminará. Lo cual, patologías ególatras aparte, ya hemos visto en la digresión anterior que no será así. El Mariscal de Campo von Moltke nos lo dejó muy claro, y, si lo piensan bien, el señor Murphy también, “todo lo que puede salir mal, saldrá mal”.  Por cierto ¿saben si Mr. Murphy se apellida Moltke?
Una de esas cosas cotidianas que observo desde hace años, aunque sospecho que es algo inmutable en cualquier entorno y época de la humanidad, en cursos, talleres, seminarios o entrenamientos, es la idea de crear respuestas  del tipo que yo llamo “tablero de ajedrez”, “si hace A yo haré B”.
En principio, saber que responder y como en cada situación dada es positivo, pero solo en principio. La vida real no es un tablero ordenado, mensurable, con reglas fijas e inmutables, ni previsible. “El Viejo” nos lo dejó bien claro, el ajedrez en la vida real solo funciona si los adversarios colaboran y respetan las mismas reglas que nosotros utilizamos.  ¿Lo hacen? Contesten ustedes a la pregunta.
A lo largo de los años he generado la habilidad de pensar como mis adversarios, o al menos aproximarme a esos pensamientos lo más posible. Esta habilidad me ha permitido realizar muchos analisis de situación que evitaron problemas y, tambien, escenarios potencialmente de riesgo.
¿Es una habilidad fácil de adquirir? La verda no, no lo es en absoluto. Las experiencias vitales, profesionales, sociales, culturales e intelectuales, por citar las principales, son parte fundamental e ineludible de su adquisición y perfeccionamiento.
La inmensa mayoría de las personas analizan a los demás en base a si mismos. Seguro conocen el viejo adagio “todo ladrón piensa que todos son de su condición”, que se aplica tanto a “buenos” como a “malos”. Juzgan en base de su propio vagaje, y con toda seguridad raramente son capaces de ponerse en “las botas del otro”.
El poder pensar como el adversario es fundamental para un tipo de entrenamiento cada vez más en boga y del que cada vez hay más “expertos”. Esa moda mal aplicada y peor analizada ha generado que este tipo de entrenamiento acabe degradando su eficacia, generando conclusiones incorrectas alejadas de la realidad. Hablamos del Force on Force.
Soy un fervoroso defensor de los entrenamientos Force on Force, en todas sus facetas, para muchos de ustedes no es un dato nuevo, pero incluso este procedimiento puede generar malos hábitos si el instructor, o director del ejercicio, no capta un matiz muy importante, todos reaccionamos en base a nuestro entrenamiento y experiencia. Un policía actuando como un malo, si no es bien aleccionado y dirigido, actuará como eso mismo, “un policia actuando como malo”. El instructor debe buscar que el “policia actuando como malo” pase a ser “un malo” con toda la aleatoriaridad que ello implica. El “malo” empezará por “ponerse los zapatos” correspondientes, lo que le permitirá pensar mejor y más rápido, y el “bueno” tendrá que responder con un mayor realismo y eficacia. Ambos aprenden, ambos mejoran, ambos evolucionan.
Debemos aprender a generar pensamientos escalonados del tipo:
-       ¿Cuál es el peor escenario posible?
-       ¿Y el mejor?
-       ¿Qué queda en medio?
-       ¿Tengo las capacidades para responder a todos los escenarios?
-       Y si surge algo en lo que no he pensado ¿cómo podría responder con eficacia?

La realidad no es cómoda ni sencilla.
Con todo lo anterior es momento de clarificar una serie de puntos:
-       Necesitamos un plan A, pero recordando que el abecedario tiene muchas mas letras.
-       Nuestro plan nunca debe ser inamovible, si no flexible y adaptativo.
-       Debo tener las capacidades necesarias, y si no es así las entrenaré, para llevarlo a efecto y poder modificarlo sobre la marcha.

¿Difícil? Pues si, pero ello no lo hace menos necesario, lo siento mucho pero portar, y usar, armas no es solo un trámite o situación administrativa, es un deber y obligación para usarlas como corresponde, profesional, legal y éticamente.
Las cinco viejas cuestiones, ¿qué?, ¿por qué?,  ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde o por dónde?, nos daran muchos datos y cientos de posibles respuestas. Pero ¿qué ocurre cuando las respuestas varían de una décima de  segundo a la siguiente? Las preguntas son las mismas, las respuestas jamás.
Podemos entrenar cientos, miles incluso, de respuestas específicas. ¿las podremos llevar a buen término? Lo más probable es que en todas y cada una lleguemos tarde a la respuesta correcta, y aquí el suspenso implica no regresar a casa, no lo olviden.
No podemos entrenar cada sitación posible. Pero si podemos entrenar las habilidades necesarias para poder responder en cada una de las situaciones. No planeamos con líneas de respuestas, si no con un conjunto homogéneo y flexible de hablidades y capacidades. He ahí la diferencia radical de planeamiento, no planeamos lineas secuenciales, sino hojas de ruta con atajos entre puntos.
Ante cualquier escenario dado, nuestra respuesta dependerá de miles de cuestiones situacionales sobre las que no podemos influir, solo podemos influir y controlar las habilidades fundamentales que poseemos. Movimiento, comunicación, desenfunde, empuñe y manipulación del arma, empleo de cubiertas y abrigos, etc. (en realidad son muchísimos etcétera). Nuestro “plan” debe generar respuestas del tipo que salvaron el avión, con sus pasajeros y tripulación, de la “historia” inicial de este trabajo. Debe darnos respuestas tipo  “piloto automático”, y estas debes ser flexibles y adaptativas.

No piense, actúe.
Pensar en responder es no poder responder, ¿por qué?, simple y llanamente porque llegamos tarde. Cambiar nuestro enfoque y planificar respuestas inmediatas y flexibles, basadas en lo que si controlamos, es decir, a nosotros mismos y nuestras capacidades, es lo que ampliará la “ventana” de probabilidades de sobrevivir.
“¿Mis habilidades? Cambio cargadores en 1.8” sin mirar y soluciono una interrupción en 1.5”. Soy muy rápido”. ¿Les suena de algo? Lo escucho infinidad de veces, y ustedes tambien con toda seguridad. Es fácil planear respuestas en base a nuestras habilidades en condiciones de laboratorio, o peor y más común, de grabación para mostrarnos en Youtube. En la realidad tendremos que apartar una prenda de ropa para poder empuñar el arma, o portar un cinturón lleno de equipo desde un vehículo atestado, apartar la chaqueta que esconde nuestros cargadores, mirar para saber porque el arma no dispara, analizar que debo hacer, y todo eso bajo estrés, uno o varios adversarios hostiles delante,  sin olvidar toda la problemática que el principio OODA del Coronel Boyd nos mostró.
¿Les complico las cosas? Lamento que la realidad no sea tan amable como deseariamos. Luego de todo lo anterior ahora añadan al conjunto resultante una interrogante más, el tan repetido estrés y sus efectos neurofisiológicos.
Con toda esta ecuación, con tantas variables, descubrimos que planificar, y pretender desarrollar dicho plan de forma ordenada, completa, consciente y detalladamente cuando llega la batalla real nos hará lentos en la respuesta. Como nos enseña otro viejo adagio “más vale la respuesta menos correcta en el momento adecuado, que la perfecta un momento más tarde”.

Planifique hacer trampas, gane siempre.
Debemos entrenar bajo presión para pulir  habilidades y procedimientos., agresividad, determinación, movilidad, capacidad de comunicación, análisis del entorno, uso efectivo de nuestra arma, decidir correctamente de forma casi instantánea, entre otra infinidad de cuestiones más.
Busquen atajos durante dichos entrenamientos, de tal forma que puedan hacer trampa siempre para ganar ocurra lo que ocurra.  “Trampa” no implica ser un sicario, implica utilizar cualquier procedimiento que nos permita ganar la iniciativa a pesar de que nuestras acciones son reacciones a las acciones de nuestros adversarios, curioso trabalenguas., ¿no creen?
Los “malos” jamás jugarán con nuestras reglas salvo cuando estas impliquen una ventaja para ellos. Así que piensen que la unica “lucha justa” es aquella en la que a pesar de todo podremos regresar a casa cono nuestros seres amados.
Planifiquen la agresividad, la rapidez, la fluidez, el estar alerta al detalle delator, decidir rápido, ser frío cuando la supervivencia es el premio, generar la sorpresa en lugar de dejarse sorprender. No planifiquen donde poner el pie derecho en cada caso, si no como ponerlo en cualquier situación.
Como ya comenté en otros trabajos, la precisión siendo uno de los puntos más importantes en un enfrenamiento, no es realmente el primero de la lista. Lo realmente prioritario y difícil es tomar decisiones efectivas en centésimas de segundo bajo estrés. Y para ello la única palabra que debemos meter en nuestra táctica y dura mollera es “adaptación”.
Todo lo comentado nos llega a través del bucle ya nombrado definido por las siglas OODA, observar, orientar, decidir y actuar.  Debemos planificar  nuestros entrenamientos para que a la hora de la realidad podamos superar los prejuicios sociales, legales, morales, la negación e incredulidad, la resistencia a moverse. Planificar al detalle el entrenamiento para que en la realidad podamos ser flexibles y adaptativos.
Con ello lograremos ser capaces y hábiles a nivel inconsciente, respondiendo de forma instantánea, sin pensar, pero siempre de una forma ordenada, eficaz y precisa.

¿Conclusión? Sin análisis no hay conclusión.
El piloto de la historia que da pie a este trabajo planificó en detalle en la fase de adiestramiento, por lo que pudo reaccionar con eficacia el día que fue necesario. ¿Pensó en su plan de acción durante su evento? Obviamente no, si lo hubiera hecho no existiría su historia como ejemplo.
Planifiquen con la realidad en al mano durante el entrenamiento previo, el antes. Con ello podrán ser eficazmente reactivos en cualquier enfrentamento, el durante.
Movimiento no es solo desplazar un cuerpo, no en nuestro caso al menos, si no tener una mente capaz y fluida, siempre en movimiento.

Cuidense y cuiden de los suyos.

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Espanol Discussion / Una fábula y el entrenamiento de Fuerza contra Fuerza
« on: September 01, 2016, 10:22:39 AM »
Una fábula y el entrenamiento de Fuerza contra Fuerza.


Por Cecilio Andrade.


La fábula en una herramienta ideal para incentivar la lectura en los niños. Ellos, desde muy pequeños, están inmersos en un mundo visual de dibujos animados y de breves mensajes lingüísticos. Sacarlos a empellones de ese entorno, es casi imposible; en cambio, la fábula puede introducirse en ese mundo infantil y desde allí guiar a los futuros lectores por el largo camino de la palabra escrita.
La fábula se ciñe estrictamente a dos elementos que son: brevedad narrativa y conclusión en una sentencia o moraleja. Además, el uso de animales y objetos humanizados, como personajes participantes, le da un tono alegórico a la historia. A diferencia de otras composiciones literarias que también tienen fines de adoctrinamiento cultural, moral o religioso, como los mitos, leyendas, poemas épicos, parábolas, cuentos fantásticos, entre otros, la fábula se circunscribe directamente a la interrelación entre los seres humanos dentro de una sociedad; esta característica hace que la fábula sea siempre actual por los valores universales y atemporales que transmite.
Utilizar las fábulas como medio de enseñanza didáctica y moral es una práctica usual en casi todas las culturas. Se cree que los pioneros fueron los pueblos orientales y siglos después florecieron en Grecia y Roma. Más tarde, se extendió a otros países hasta universalizarse.


Pero… a ver, ¿Cecilio no se dedicaba a escribir de temas de armas, tácticas y todo lo relacionado con negocios violentos varios? Pues si, pero como alguien me describió una vez, y muchos/as secundaron gozosamente dicha descripción, tengo una vena de filósofo táctico que con la edad va a peor.
Por otro lado, mis años instruyéndome, y a veces dirigiendo, me han demostrado lo eficaz que puede resultar un sistema de adiestramiento que regrese a los parámetros más sencillos y, si me permiten, infantiles, cuando este adiestramiento busca trabajar con cuestiones instintivas, genéticas, internas de cada individuo en situaciones de estrés. Bajo las condiciones del estrés de un enfrentamiento armado nuestra parte cognitiva prácticamente pasa a segundo, o tercero, o cuarto, plano. Volvemos en muchos aspectos a ser seres simples y sencillos que necesitan respuestas simples y sencillas.
Si les aburre el comienzo no sigan leyendo, no me molestaré, lo prometo.
Sigamos “filosofando”.


Una fábula, seis sabios ciegos y un elefante.
En la Antigüedad, vivían seis sabios ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente.
Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.
Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. De pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas le hicieron tropezar y caer de bruces contra el costado del animal. “El elefante –exclamó– es como una pared de barro secada al sol”.
El segundo avanzó con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano de cuero”.
El sexto sabio, el más anciano, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera. Obviamente creían que los demás estaban equivocados.
Hasta aquí la fábula, si han aguantado esperando la parte más “operativa” me toca no decepcionarles.


La importancia de entrenar Fuerza contra Fuerza.
Para mis lectores más habituales es evidente la importancia que le doy a este tipo de entrenamientos de Fuerza contra Fuerza, Force on Force si prefieren la forma anglosajona. En adelante me permitirán usar el acrónimo FonF.
Para mi, y no me siento solo en esa creencia o conocimiento, el no introducir ejercicios de FonF en nuestro entrenamiento cotidiano implica tener una visión muy parcial de lo que un enfrentamiento armado implica. Esa parcialidad implica quedarnos con una visión muy limitada e inexacta del conjunto. Como los sabios ciegos de la fábula ¿verdad?
Ser rápidos y precisos en el entorno medido y controlado de un campo de tiro, con ejercicios regulados y planeados, no solo es necesario sino que además es la base sobre la que construir todo lo demás de nuestro edificio de respuestas. Los ejercicios de FonF nos permiten salir a la palestra de la azarosa y aleatoria realidad, aprender a lidiar con lo imprevisto.
Realizar ejercicios con blancos multiples, móviles, sorpresivos, en entornos abiertos o cerrados, es fundamental, no lo duden. Pero necesitamos más, mucho más, que el concepto FonF puede darnos para completar la guinda de nuestro pastel de respuestas eficaces.
Mientras en los ejercicios estándar, todos los que he nombrado y más, tenemos y esperamos resultados concretos, medibles y evaluables. El FonF implica una evaluación en base al análisis de lo pensado por los alumnos, ejecutantes y observadores, más que por sus resultados. Puede ocurrir que el mejor resultado implique solo moverse y no disparar. La misma reacción/acción ante el mismo evento puede ser evaluada como positiva en un caso y negativa en otro.


¿Analizar qué?
Seguro que se preguntan como es posible que las mismas respuestas y resultados puedan dar resultados tan opuestos. ¿Por qué? Sencillo si lo piensan un segundo, porque el FonF implica reconocer y analizar datos del entorno así como de los “potenciales” agresores, para luego ser capaz de desarrollar una respuesta eficaz, o intentarlo al menos.
En los ejercicios estandar si aparece un agresor simplemente actuamos, normalmente disparando. En FonF las posibilidades realistas de actuación son tantas como las variables que nos ofrezca el entorno, la habilidad personal, la personalidad, la emotividad, etc. Podemos responder eficazmente bajo premisas analizadas precipitadamente y sin fundamento. Igualmente podemos responder de forma pésima con un análisis fundamentado, ordenado y correcto. Es decir, como en la realidad.
Es por eso que es tan importante un buen análisis posterior, pormenorizado y detallado hasta el más mínimo dato. Esto suele traer en muchos casos frustración, bajar el rendimiento en otros ejercicios, amén de temor a fallar y volver a “quedar mal” frente a los compañeros . ¿Es eso negativo? Contéstense Uds. mismos, pero les adelanto que en mi opinión no lo es.
El FonF es simple, imaginen a un recien llegado al circuito de combate ya sea de la MMA o del boxeo tradicional. Este muchacho golpea los sacos y guantillas de una forma 3P, perfecta, potente y precisa. De repente sin más experiencia que ese entrenamiento de golpeo lo introducimos en un combate real contra un veterano con varios cientos o miles de combates reales a su espalda, casi todos ellos victoriosos. ¿Cuál creen que será el resultado?
Ahora apliquen ese mismo ejemplo con armas del tipo que sean, ¿Qué ocurrirá? Necesitamos ese punto que solo nos puede dar un enfrentamiento de habilidad contra habilidad, percepción contra percepción, reacción contra acción, respuesta ante ataque, en definitiva hablamos de FonF. ¿O no?
No hablamos de racionalizar de forma coherente y lineal “debo hacer esto ahora, porque si no pasa esto y esto otro, despues legalmente me ocurrirá esto de más allá”. Ni mucho menos. Se trata de analizar si nuestras repuestas inmediatas han sido correctas y adaptativas bajo los parámetros específicos del ejercicio. Si nuestro entrenamiento previo nos da esa capacidad de respuesta eficaz y equilibrada. Si nuestra concienciación y enfoque es el correcto para salir airosos de una situación dada.
Partiendo de la premisa que todos sabemos que un entrenamiento es falso, si fallamos no morimos ni muere nadie, debemos, tanto como instructores o directores de ejercicio como en el rol de ejecutantes, definir ejercicios que magnifiquen respuestas más que racionalizaciones. Estas deben surgir despues de la ejecución y siempre basandose en los parámetros exactos donde hemos definido el ejercicio.
Obviamente la premura de tiempo, carga de adrenalina y todo el coctel que la acompaña, efectos resultantes y permanentes, ni de lejos son similares a un enfrentamiento real. Pero aun lejos del mismo podemos sacar muchas e importantes conclusiones. Y ahí es donde debemos situar el FonF, en las conclusiones internas.


Sudando con FonF.
Los entrenamientos mas o menos operativos se suelen realizar desde posiciones inamovibles, aunque ciertamente cada vez más se emplean programas de adiestramiento donde el ejecutante se mueve durante el ejercicio, pero aún en esos programas ese movimiento suele estar muy limitado. Espacio limitado en el campo de entrenamiento, riesgo con ángulos fuera de la zonas seguras, compañeros en los laterales, falta de habilidades, etc., son algunas de las cuestiones que limitan dichos movimientos. Algo lógico y necesario, nadie quiere realizar un entrenamiento 100% real donde tengamos más bajas que en un enfrentamiento real, ¿para que entrenar contra los malos si nosotros mismos nos autoeliminamos?
FonF implica sudar, y no solo con ese sudor elemental que implica un ejercicio físico exigente, si no aquel que resulta de no saber como actuará mi adversario y si mi respuesta será la adecuada y correcta. Cuestión de egos heridos aparte, que tambien afecta en este tipo de trabajo, el FonF inocula esa partícula de caos que nos coloca en la cuerda floja de la realidad. Nadie está cómodo en el caos, seamos sinceros, todos somos infinitamente más felices hocicando en nuestra charca cómoda, medible y sobre todo conocida.
Trabajar con FonF implica “jugar sucio”, romper reglas, salirme del 1+1+1 ordenado, nos hará daño esa bala de pintura o bolita de airsoft, el ego personal tambien sufrirá. Nos afectará sin duda alguna, pero, si somos congruentes con lo que queremos alcanzar, tambien nos enseñará infinidad de lecciones internas y externas.
¿Qué necesitamos para trabajar en FonF? No mucho:
- Un lugar tranquilo y despejado, que admita con seguridad lo que pretendo entrenar.
- Un grupo de compañeros con las mismas inquietudes y criterios.
- Una mente abierta y flexible.
El resto, armas simuladas, ya sean cuchillos y cuchillos de entrenamiento, como armas de airsoft o, munición de pintura si somos más pudientes.


Dirección y control.
Lo más importante en todo proyecto es siempre una buena dirección y control de cada paso, en nuestro caso de cada segundo del ejercicio, así como un buen controlador de las conclusiones resultantes. Dicho director gestionará los parámetros del ejercicio, sus resultados, lo visto tanto por él mismo y como por el resto de observadores, así como lo observado y sentido por agresor y agredido. Inmediatamente de todo ello se deben sacar conclusiones que permitan una retroalimentación de todos, ejecutores y observadores.
Una mala dirección suele degenerar en un simple juego, o no tan simple, que a su vez fundamenta conclusiones erradas y potencialmente letales si llegan al campo de la realidad y la calle. La dirección debe ser esmerada y enérgica, sin permitir el más mínimo desalineamiento de los parámetros del ejercicio, ni tampoco de la forma de análisis. Los “y si” no son aceptables más que que en la fase de planeamiento del ejercicio. Durante el mismo y, sobre todo, en el análisis posterior no solo no deben permitirse si no que deben prohibirse.
Cada ejercicio nos regala unos datos concretos del mismo, y eso es lo que debemos analizar y estudiar. Cada “y si” debe plasmarse en ejercicios concretos, no en análisis sin datos específicos. Esos “y si” nos dan nuevos ejercicios a ejecutar y a analizar. Simple, ¿no creen?
Los ejercicios FonF no son ejercicios del tipo duelo en OK corral, tampoco del tipo matar a toda costa, ni mucho menos. Los parámetros a ejercitar deben ser realistas, un legitimo usuario o profesional armado no camina por la calle con la mano sobre la empuñadura de su arma, ni siquiera lleva la mano lista para desenfundar como los viejos pistoleros en el amanecer del siglo XIX en la calle en Tombstone. Muy al contrario.
Debemos recordar que el 90% de los casos ese legitimo usuario o profesional armado debe reaccionar a unas acciones previas, mientras no vea un arma empuñada muy raramente podrá ir a empuñar la suya. Simple, aprender a reaccionar, de eso se trata, de arañar tiempo y que nuestra respuesta sea todo lo precisa y rápida para lograr superar al hechos de tener que reaccionar ante un ataque.


Aprendiendo a ser muy malo.
Ambos, malo y bueno, agresor y agredido, atacante y defensor, usen el adjetivo que gusten, deben tener claros sus roles y papeles a jugar en estas recreaciones. Un malo que actua según normas de bueno para dar una oportunidad a su compañero no le está haciendo un favor, al contrario, le está llenando de respuestas erradas para el mundo real. Quizás le esté llevando a un enfrentamiento donde no tenga las habilidades necesarias que este ejercicio debía aportarle. Y todo por no dañar el ego de nuestro amigo y compañero. En FonF no debe haber amigos, debe haber verdaderos y genuinos malos, con toda la aleatoriedad, sorpresa y ruindad que sean capaces de ejercer. Sufrirán egos, probablemente, pero vivirán para superarlo.
Ser realistas, además de todo lo anterior, ayuda a aprender a pensar como los malos, de tal forma que poco a poco podamos anticipar sus acciones en bases a gestos y movimientos previos, entre otras cosas.
Un último detalle, un ejercicio de FonF no suele ser mejor por tener más duración , muy al contrario, ejercicios muy cortos, veloces e intensos generan una mayor y más eficaz retroalimentación de lecciones analizadas y aprendidas. Despues de todo ni el airsoft ni la munición de pintura tienen efectos balisticos mensurables. Alargar un enfrentamiento FonF suele acabar convirtiendose en un choque de egos y enojos, un juego de patio de colegio en resumidas cuentas.


Filosofada final.
Para terminar, “vale Cecilio, y … ¿la fábula a que viene?”.
La vida raramente se muestra bajo un solo prisma o punto de vista, cada cual tiene el suyo del mismo caso concreto. Las personas más consecuentes buscan conocer el mayor número posibles de “verdades” para de la suma de todas ellas sacar su “verdad”.
Al igual que el elefante de la fábula, un enfrentamiento armado tienen infinidad formas de desafiarlo. Podemos verlo dese el punto de vista del entrenamiento de las habilidades motoras, del trabajo con armas, de la precisión, de la movilidad, del aspecto psicológico, del neurológico, del analitico, y un kilométrico etcétera más.
Pero ¿cada uno por separado explican el todo? Personalmente les aseguro que no. Necesitamos todos los aspectos reunidos para poder describir nuestro elefante.
He ahí donde entra el trabajo FonF, como adhesivo y aglutinante de cada uno de los parametros en un conjunto homogéneo y eficaz.
El FonF sin todo lo demás es solo un juego sin más eficacia que la diversión. Todo lo otro sin un aglutinante eficaz es una colección de capacidades sin más conexión que la de la persona que las aplica.
¿Qué opinan? ¿Pueden describir completamente a su elefante?


Cuidense y cuiden de los suyos.

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Espanol Discussion / Alerta y atento. ¿Paranoia o sana costumbre?
« on: October 24, 2014, 03:33:59 PM »
Alerta y atento. ¿Paranoia o sana costumbre?

Por Cecilio Andrade

“El Samurái desde que abandona la puerta de su casa hasta que regresa a ella, actuará siempre como si estuviera bajo los ojos del enemigo”

En un mundo perfecto las palabras del monje y Maestro Zen Yamamoto Tsunetomo en su obra “Hagakure”, escrita como guía de los samuráis, podrían considerarse agresivas, violentas o cuando menos paranoicas. Pero si en su época, siglo XVIII según el cómputo occidental, no estaban fuera de lugar menos lo son en violento y aun apenas adolescente siglo XXI, por mucho que lo deseen los bien pensantes y políticamente correctos. A todos nos gustaría pensar que la bondad humana es universal, y que por el hecho de ser vegetarianos y mimar a un gatito ese tigre no nos va a devorar. Por desgracia, por mucho que enoje a muchos y muchas, el mundo es bastante más cruel y peligroso. O quizás no cruel, si peligroso pero no cruel, lo correcto quizás sea más cercano a “neutral”.


Mentalizarnos de que no vivimos en un pacífico e idílico mundo feliz es el primer paso para poder estar en una situación de alerta sana y natural. La enorme cantidad de situaciones de riesgo a las que podemos vernos enfrentados es tal que pensar de otra manera, a día de hoy, es de inconscientes cuando no suicida. Y lo cierto es que esta alerta no es solo aplicable a profesionales armados, policías y militares, cualquier ciudadano del rincón más apartado del pueblito más alejado puede verse envuelto en una situación de riesgo, encontrandose en la realidad de luchar por su integridad o por el de las personas de su entorno familiar o social.

En la parte del mundo ocupado por la civilización occidental no vivimos en un ambiente del tipo “duelo en OK Corral”, pero los índices de violencia no permiten tampoco relajarnos. Crecen sin parar y a no mucho tardar, ojalá me equivoque, estaremos en los mismos porcentajes que el resto del planeta. Tampoco olvidemos un detalle, Occidente es un oasis en un mundo violento, la violencia en grandes ciudades del resto del globo superan la de muchas guerras. África, muchas partes de Iberoamérica, Asia en sus distintas zonas, son la mayor parte del planeta, y el oasis de Occidente está cada vez más cerca y cercado por esa violencia.

Pocos occidentales se dan cuenta que tener una mentalización de prevención y de uso de la violencia para defenderse de una agresión no es una aberración como nos quieren vender determinados grupos y “estudios”. Ser previsor, vivir prevenido es más correcto, no los convierte en paranoicos, tan solo los hace precavidos y observadores, después de todo el saber popular lo expresa  perfectamente, “más vale prevenir que curar”, y este dicho tiene siglos en nuestra cultura, por algo será.

Aptitud mental.

En este ámbito, hablar de aptitud mental, no se trata de salir de casa como si cada día tuviéramos un duelo al sol al más puro estilo espagueti western. Se trata de ver, no solo mirar, nuestro entorno. Captar lo que vemos, no en pasar la mirada sin atención ni interés. Con un mundo centrado en los teléfonos inteligentes, estos tienden a absorber la de sus usuarios alejándolos de ver lo que les rodea.

No buscamos un tiroteo, un simple resbalón en unas escaleras ya puede ser bastante grave, una cartera robada por ir pendiente de facebook o whatsapp nos puede estropear el almuerzo ese que pasamos mirando las fotos de la última playmate en la web.

Realmente cada vez vivimos más apartados de nuestro entorno, y si no, levanten su cabeza de su Smartphone o tableta y miren a su alrededor cuando tomen su café matutino, verán pocas cabezas que no estén agachadas sobre sus inteligentes teléfonos. Podría pasar la playmate de antes, real y en carne y hueso, entre ellos y ellas y muy pocas cabezas se darían cuenta de ello.

Debemos reaprender a vivir en el mundo, observarlo, entenderlo, analizarlo y sobre todo estar alerta en el. En lo que nos ocupa, el trabajo del profesional armado, con más razón. NI imaginan la cantidad de “profesionales”, escoltas u operadores que observo “mensajeando” en medio de un operativo, una protección o un servicio cualquiera. ¿No lo creen? Ojala fuera mentira, me habría ahorrado ser siempre el malo y el paranoico del grupo.

Un profesional armado debe vivir en el mundo, estar en él el 100% de su tiempo activo, con una mentalidad, o aptitud mental, adecuada y real. Está ahí para hacer un trabajo, un trabajo que implica estar alerta y capaz para ejercer violencia controlada para evitar una violencia mayor y descontrolada. Ni más ni menos. Pensar otra cosa es vivir en un mundo que no es el real.

La mayoría confían simplemente en su capacidad para usar esa violencia, en general como tiradores, sin darse cuenta que por más dieces que sean capaces de hacer, por más llaves y técnicas de artes marciales conozcan, sin la aptitud mental de reconocer, identificar y prevenir un ataque, no hay mucho a nuestro favor. La única y mejor defensa es simple, estar atento, prevenido y dispuesto a usar la violencia también.

Es tan simple como eso. Es visualizar el entorno, sus “ocupantes” y actuar en consecuencia. Aptitud mental se denomina.

Nadie puede ir las 24 horas del día en situación de alerta, pero si puede ir “observando”. Observando y pensando que cosas están fuera de lugar y de situación. Si lo logramos, raramente seremos sorprendidos, quizás no salgamos de “rositas” pero sin duda la sorpresa no será uno de los factores en nuestra contra.

La siguiente cuestión dentro de la aptitud mental es no asombrarnos ni ver una agresión con incredulidad, algo muy común en el oasis occidental. “Ese tipo viene corriendo con un hacha, los ojos desencajados y gritando. No puede estar atacándome a mí, no pued……..”, ¿resultado? Podría ser un vendedor de hachas callejero, pero no es muy probable ¿Uds. que opinan?

Si observamos el mundo con una atención normal la sorpresa en nuestra contra es muy difícil de lograr, si mentalmente estamos dispuestos a reaccionar ante determinadas acciones, es indiscutible que nuestro tiempo de reacción se reduce de forma muy importante. El ciclo OODA (ver artículo: http://cecilioandrade.blogspot.com/2012/12/psicologia-tactica-tactica-psicologica.html) de nuestro cerebro se minimiza y nuestras posibilidades de salir con bien aumentan.

Unos de los mejores sistemas de escalada de atención, al menos a modo de exposición gráfica y visual a la hora de aprender a “vivir en el momento y en el mundo”, es la desarrollada por el Coronel Jeff Cooper en su “Código de Colores de Alerta”.

Código de Colores de Alerta, Coronel Jeff Cooper.

Antes de comentar este sencillo código dejar claro varios puntos que suelen llevar a error a la hora de explicar o aplicar este código de colores.

No vamos por la vida, no podemos ir, pensando “ahora debo ir en color naranja, ahora paso a amarillo, ahora…”. La realidad es que este código de colores solo nos dice en qué situación se pone nuestra mente sola en cada escaneo que hacemos de nuestro entorno. No pienso en colores, pero si los uso a la hora de describir, explicar, o comentar donde estaba en cada serie de momentos dados. Ir pensando conscientemente en colores y sus cambios… ¿no creen que nos alejaría de observar el entorno? Considérenlo como lo que es, una definición grafica de la situación en la que nuestro cerebro se sitúa en cada momento dado.

Tenemos cuatro colores en este código:

-          Blanco, sin alerta, desprevenido.

-          Amarillo, una atención relajada, observando lo que resalta del entorno.

-          Naranja, alerta, detectamos una anomalía y aumentando y centrando nuestra atención y predisposición.

-          Rojo, ya no hay una simple alerta, hay acción, ya sea para prepararnos o para defendernos, actuamos.

El paso de cada transición no es tan simple como de uno a otro de forma ordenada, ni mucho menos. Veamos un par de ejemplos demostrativos:

-          Está en su casa, en zapatillas, recién duchado, con una copa de vino, mirando tranquilamente el televisor después de una tarde muy ajetreada, ¿condición? Blanco obviamente. De repente escucha en el exterior, en la calle, la radio de un vehículo con una música estridente, sin pensar pasamos a condición amarilla, ¿correcta? Al momento escucha un frenazo brusco y unos gritos extraños, decide levantarse y mirar por la ventana, y lo hace quizás en situación naranja. Aun no ha llegado a la ventana cuando escucha de nuevo unos golpes muy fuertes y seguidos, junto con un coro de voces. Posiblemente ya esté en condición rojo cuando mire por la ventana. Y entonces ve que solo son un grupo de adolescentes, ebrios sin duda, que han golpeado sus vehículos y ahora están intentando enderezar el hueco de la rueda para que no roce con el neumático. Y todo esto entre los gritos de sus acompañantes. ¿Bajará Ud. a naranja? Seguramente. Y seguirá en esa condición hasta que los vehículos se alejen y Ud. regrese a su sofá, televisión y copa de vino. Entonces se mantendrá un tiempo su estatus en amarillo, hasta que poco a poco se relaje y alcance de nuevo el blanco.

Veamos el mismo caso con unas pequeñas modificaciones.

-          De nuevo está en su casa, en zapatillas, recién duchado, con una copa de vino, mirando tranquilamente el televisor después de una tarde muy ajetreada, ¿condición? Blanco de nuevo obviamente. De repente un golpe fuerte revienta su puerta y ve entrar varios individuos con la cara tapada y armados. ¿En qué condición se sitúa de forma inmediata? Sin duda rojo, aunque este salto de status no es tan sencillo como parece al plasmarlo aquí, lo veremos más adelante.

Mismo entorno, distinta situación, ¿irreal? Júzguenlo Uds. Ahora cada uno de Uds. puede jugar a plantearse situaciones de todo tipo, familiares, sociales, profesionales, otras, con este código de colores. Les ayudará mucho a mejorar su capacidad de reconocer y observar su entorno.

La situación blanca es la común para el 99% de nuestros conciudadanos y más desde que los Smartphone han copado toda la inteligencia en sus chips. Relajados, abstraídos, completamente aislados del entorno, enfocados en una pantallita, dormidos (incluso en la calle). Esta situación debe evitarse siempre que estemos lejos de nuestro castillo, nuestra zona segura, de nuestra casa. Incluso en casa debemos descartar esta situación en trabajos que requieran nuestra atención, y no solo para cuestiones tácticas.

Entramos en condición amarilla cuando estamos atentos a nuestro entorno, cuando observamos todo y solo nos detenemos un poco más en aquello que destaque o no tenga coherencia con el entorno. Es una situación de alerta relajada. No ocurre algo destacable pero mantenemos la atención.

Entramos en naranja cuando algo, un potencial problema, surge de nuestra observación del entorno, una mirada más larga y atenta de alguien, un movimiento que no corresponde a lo que aparenta, unos gestos improcedentes, etc. Detectamos algo y ese algo nos pone en alerta. Empezamos a pensar como zafarnos o superar este problema si resultara ser real, y seguimos observando acumulando “evidencias”. Si el objetivo discordante desaparece o resulta ser algo inocente podemos regresar a nuestro cómodo y atento estado amarillo. Si no es así y pasamos a ser objetivo de ese algo o alguien anómalo pasamos a un nivel rojo.

Rojo implica estar ya en “faena”, ya sea defendiéndonos como posicionándonos y preparados para actuar. No significa atacar, significa tan solo estar ya en posición de recorrer el último mm de nuestro disparador mental. El problema ya es evidente y solo nos queda actuar. La forma  de respuesta lo exigirá el momento y la situación, nunca el color. Estar en rojo no exige usar fuerza letal, solo actuar, con la fuerza y capacidad que la situación, la ley y la sensibilidad personal nos exija hacerlo.

Pasar de un color a otro, ascendente o descendente,  es relativamente fácil y normal, lo hacemos continuamente y sin darnos cuenta en la vida cotidiana. El problema surge cuando ascendemos de blanco a  naranja, o a rojo directamente, eso implica que nos han sorprendido, reaccionar correctamente en estas condiciones nos resultará muy difícil cuando no imposible. Descender de color es innato, de forma inconsciente descendemos escalón a escalón, pasando por cada color sin pensar siquiera en ello, es la forma natural en la que nuestro cerebro gestiona el stress.

En faena, ¿y ahora qué hago con la aptitud mental?

El código de colores anterior nos ayuda a definir donde está la mente en cada momento, pero no va a ayudar mucho una vez puestos “en la faena” de salvar nuestra vida o la de terceras personas, ¿Qué aptitud mental aplicamos entonces? Una sencilla, clara y concisa regla natural e instintiva, la Madre Naturaleza la implantó a fuego en todos y cada uno de los genes de sus seres vivos, me atacas te ataco. Por desgracia el ser humano es el único animal que tiende a poner trabas a esta ley natural, la de la supervivencia y la defensa propia, aunque, siendo sinceros, al final siempre acaba ganando la Naturaleza, de una forma u otra.

Una vez en la desgracia de tener que luchar por la vida, propia o de otros, solo debe existir un ahora y un aquí. No hay lugar para pensamientos superfluos, el problema de la hipoteca o la discusión con el jefe no nos van a ayudar aquí. Tampoco los problemas éticos o legales lo harán. Somos los agredidos, o los defensores de los agredidos, nosotros no obligamos al agresor a actuar, y si el retrocede en su acción bajaremos nuestro nivel de respuesta, de letal a neutralizante o incapacitante, y este al de  control, pero el nivel de respuesta ya no está en nuestras manos, ya no depende de nosotros si no  de los agresores.

La atención se enfocará en materializar exactamente nuestra respuesta, ya que somos los que “respondemos”, no los que empezamos. Si se dispara se hará centrado y enfocado en neutralizar el peligro, y neutralizar sigue sin ser sinónimo de matar, insisto. Si fallamos no nos recriminamos por ello, habrá tiempo después si queremos hacerlo y salimos de esto, tan solo continuamos enfocados en resolver esta situación que ni queríamos ni buscamos.

No evaluaremos ni lo que llevamos hecho hasta ese momento ni lo que debemos hacer en el futuro, tan solo conseguiríamos desenfocarnos y perder el aquí y ahora. Ese disparo que sale de su arma en este instante es el que importa, no el que sigue, no el que lo precedió. Tan solo este. Las evaluaciones se hacen tranquilamente frente a un café y entre compañeros, nunca frente a adversarios.

El ser humano solo puede centrarse en una cosa cada vez, contrariamente a lo que el humor popular cree que pueden hacer las mujeres, y en situaciones de estrés este enfoque se magnifica a grados extremos. Si lo asumimos y lo usamos correctamente, este enfoque nos ayudará a controlar nuestro pánico y miedo consecuente.

Recuerden un último detalle, solo acabamos cuando la agresión está neutralizada (recuerden y usen siempre esta palabra, neutralizar), no cuando dejamos de disparar por el motivo que sea. Solo acaba cuando no existe agresión y la amenaza esta o bien neutralizada o ha desaparecido.

La vida es bella.

La vida es bella y única, ni Ud. ni las potenciales víctimas empezaron ni buscaron esa agresión, por lo tanto si estamos vivos y el agresor o agresores no, es un motivo de alegría. Estamos vivos, hemos salvado vivas, la nuestra y/o las de compañeros o civiles inocentes.

Existe una estúpida pseudológica (si no conocen esta palabreja les insto a buscarla en un diccionario, no les defraudará) generalizada, extendida por muchos psicólogos, instructores, profesionales armados, jefes, escritores, abogados y jueces, según la cual toda persona tras reaccionar ante una agresión,  salvando su vida y la de otros a costa de la de los atacantes, debe sentirse culpable, dolido, traumatizado, avergonzado incluso. Y esto ¿Por qué? La vida es algo sagrado en todas las culturas, y así debe considerarse, más como profesionales armados, ética y legalmente conscientes de que siempre debemos responder ante un ataque, en el momento o lugar que otros deciden, debemos sentirnos bien de haber logrado salvar vidas. No pedimos, insisto, que nos ataquen, lo decidió el agresor, no nosotros, por lo que el agresor es el único responsable de sus actos y su resultado final. Todo lo demás es simple y llanamente hipocresía, intereses personales y correcciones políticas, ni más ni menos.

Si hemos entrenado correctamente y de forma realista, si hemos pensado y planificado nuestras acciones en situaciones generales, lo que sería nuestro “antes de”; si en las acciones violentas hemos hecho lo que correspondía al momento y lugar sin salirnos del carril ético, moral, legal y personal, lo que es el “ahora”, entonces, y solo entonces, nuestro “después de” será mucho más controlable y apropiado, no tendremos más problemas internos que los puramente generados por “los de siempre”, Uds. ya saben quienes, para que decir más.

Lamentar la pérdida del agresor es lamentar nuestra propia supervivencia, recuerden esa frase.

A modo de conclusiones.

Recuerden:

-          “Antes de”: alertas, atentos, pendientes de su entorno, mentalizados.

-          “Durante”: resuelva la situación como la entrenó y planificó, o lo más cercano a ello que sea posible. Permanezca enfocado y no desista.

-          “Después de”: siéntase contento de haber logrado salvar vidas, y no permita que ni Ud. mismo ni nadie le convenza que lo hizo mal. Está vivo, ¿pregunte a su familia y amigos si preferían otro resultado?

En un mundo perfecto todo esto podría ser aberrante, pero vivimos en un mundo humano, hecho por y para humanos, y por ello la perfección brilla por su ausencia.

Además, realmente la vida es única y bella, vale la pena luchar por ella ¿o no?

A modo de ejercicios.

Si han leído mis dos reportajes  anteriores los ejercicios que les planteo no supondrán sorpresa alguna, nuevamente les propondré dos ejercicios específicos, y también solo para Uds., para su propia autoevaluación e instrucción. Pueden comentarlo en la presente página, en una conversación entre compañeros o amigos, escribir su propio artículo, rebatirlo, aceptarlo, olvidarlo, o simplemente probar a ver hasta dónde llegan y que conclusiones sacan de todo ello. Hagan lo que hagan, si han llegado hasta aquí significa que tienen un interés genuino, lo cual ya es mucho.

Ejercicio 1:

-          Busquen en su vida cotidiana, familiar, social y profesional sucesos que ejemplaricen lo comentado en los tres puntos de este trabajo, tanto individualmente como en conjunto. Busquen sucesos del tipo cotidiano y también extraordinario. Busquen e intenten sacar conclusiones, datos, lecciones, ejemplos. Se darán cuenta que esos tres puntos están en su vida cotidiana tanto como en los sucesos extraordinarios y estresantes.

Ejercicio 2:

-          Usando de nuevo el último libro de Don Ernesto Pérez Vera y Don Fernando Pérez Pacho, “En la línea de fuego. La realidad de los enfrentamientos armados, busquen e identifiquen cada uno de los puntos aquí comentados, individual y en conjunto. Analícenlos desde lo relatado, desde los hechos, sin críticas negativas, solo como lecciones a absorber. Súmenlo a las explicaciones, datos y magníficos comentarios de ambos autores, y sorpresa, ya somos casi neurólogos tácticos, pero solo casi.

No serán mejores profesionales con esta lectura ni con los ejercicios, o quizás sí, pero no por el hecho de realizarlos, si no por su interés y deseos de mejorar, aprender y avanzar en la dura vocación de proteger y servir.

Cuídense y cuiden de los suyos.


http://cecilioandrade.blogspot.com/2014/10/alerta-y-atento-paranoia-o-sana.html

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Espanol Discussion / Dummies II. Fisiología Táctica para Dummies
« on: October 19, 2014, 03:13:23 PM »
Dummies II. Fisiología Táctica para Dummies.

Por Cecilio Andrade

Como ya comenté en el artículo anterior, de la serie “dummies”, muchos textos técnicos son realmente eso, técnicos. La mayoría de las veces por ser dirigidos a personal muy especializado y con unas necesidades profesionales muy concretas. Pero también existen otros trabajos no tan específicos que siendo dirigidos a personal menos técnico, y con necesidades más de “andar por casa”, se vuelven quizás enrevesados y engorrosos para muchos profesionales armados. En estos casos muchas veces es mejor un término medio.

A petición de varios compañeros, profesionales armados, veamos si logro hacer un poco menos técnico este léxico. Aun así, este trabajo solo intentará hacer más accesible un tema muy específico, a modo de primer paso que genere el interés suficiente para introducirlos en trabajos más especializados de grandes profesionales, que muchos de Uds. ya conocen. Veamos si lo logro.



Antes de entrar en como reacciona nuestro organismo ante el estrés y la ansiedad, respecto a la biología y la fisiología, veamos un poco a nuestra mente afectando a nuestro organismo, nuestros pensamientos y emociones versus nuestro cuerpo.

Mente versus cuerpo.

Ansiedad y estrés son muchas veces consideradas sinónimas, y aunque su interrelación es muy íntima y profunda, así como sus efectos muy similares a nivel corporal, no siempre son lo mismo ni surgen por la misma vía o razón.

Ante una entrevista para un empleo muy necesario, una reunión con un (o una) “ex” con el que no terminamos del todo bien, un trabajo para el que no estamos seguros de estar capacitados, un policía o militar que entra en una zona que sabe no es segura y no será bien recibido, etc., es muy común sentir ansiedad y que esta acabe desembocando en un cuadro de estrés.

Ante un ataque por sorpresa, una agresión, un “susto” en lenguaje coloquial, directamente sentimos ese estrés, sin pasar por la fase de ansiedad, que normalmente aparece posteriormente.

Obviamente estoy siendo muy “general”, resumiendo quizás demasiado para un profesional de la psicología, pido disculpas sobre ello.

Mas para un “andar por casa” la ansiedad se apoya en cuatro puntos, a saber:

- Lo que pensamos, anticipadamente.
- Lo que estos pensamientos afectan a nuestras emociones.
- Lo que estas emociones afectan a nuestro organismo.
- Y como se comporta nuestro cuerpo y mente a consecuencia de ello, nuestro proceder o respuesta.

Como podemos observar estos cuatro pasos parten de un punto inicial, pensar, y estos pensamientos anticipan situaciones negativas.

Como ya vimos en el artículo anterior, “Dummies I. Neurología Táctica para Dummies”, nuestro cerebro recibe muchísima más información de la que podríamos procesar conscientemente. Y si bien este proceso es una gran ayuda a la supervivencia en general, muchas veces nos genera otros problemas, como la ansiedad, que si la comparamos con un iceberg sería tan solo lo ínfimo que asoma en la superficie.

A veces mucha información es demasiada información, y ello nos lleva a alcanzar conclusiones erróneas y negativas. Normalmente es el sistema consciente el que se equivoca, el subconsciente solo llega a conclusiones frías y concretas, ya lo vimos en el artículo precedente, es nuestro consciente el que no interpreta correctamente esa información que nos hace llegar el subconsciente. También vimos en ese mismo artículo previo los problemas y trabas que nuestra cultura y educación pone a esa información y a su interpretación.

La ansiedad, como vemos surge del pensamiento (para que luego digan “es solo un pensamiento, no puede dañarte”), y de esta ansiedad podemos llegar a un cuadro de estrés. Pero el estrés por una agresión directa y sorpresiva no pasa por el primer punto, el pensamiento consciente ya no actúa, entrando en liza directamente el punto de las emociones. Ante un ataque el orden sería:

- Al ser atacado aparecen determinadas emociones, normalmente sorpresa e incredulidad.
- Estas emociones actúan sobre nuestro organismo generando reacciones químicas, hormonales y nerviosas.
- En base a esas reacciones orgánicas así actuamos y respondemos físicamente.

Ya podemos afirmar, llegados a este punto, que ansiedad y estrés no son lo mismo, aunque si suelen ir de la mano y apoyándose íntimamente. Respecto a los factores pensamiento y emociones poco podemos decir que no hayamos leído, oído, aconsejado y pensado infinidad de veces. Generar autoconfianza, autoevaluación, capacidades, escucharse a uno mismo, observar y ver, etc. en definitiva, mejorar y ampliar nuestra capacidad de captar y procesar información interna y externa. “Saber es poder” dice el saber popular, y no puede ser más cierto en este caso que nos ocupa.

Respecto a lo que la biología hace con nuestro organismo, nuestra fisiología, veámoslo desde una ventana muy amplia y general, una ventana apta para todo tipo de lectores, no solo para operadores armados de las unidades de élite o psicólogos especializados.

Bioquimica versus nuestro cuerpo.

Ya hemos visto lo que los pensamientos hacen en nuestras emociones, y estas en nuestro organismo y en sus respuestas.

Hagamos una pequeña hoja de ruta ante un cuadro de ansiedad.

- Los pensamientos nacen del cortex cerebral (corteza cerebral, la que genera la conciencia del entorno y de uno mismo), y desde ahí se dirige hacia el cerebro medio donde se encuentra el sistema límbico, el dulce hogar (a veces) de las emociones.
- Este sistema límbico tras generar la o las emociones correspondientes a los hechos pensados, envía mensajes a las glándulas suprarrenales (situadas encima de los riñones) para que liberen un conjunto de sustancias químicas en el torrente sanguíneo con el objetivo de acelerar las funciones de muchos de nuestros órganos, preparándonos y activándonos.
- Estas sustancias, además de lo comentado, al anegar nuestro organismo activa también la glándula pituitaria en el cerebro (situada bajo el órgano rector de las funciones básicas de supervivencia como especie y como ser vivo, el hipotálamo), y esta libera a su vez más sustancias que obligan a las glándulas suprarrenales a generar más compuestos químicos, que sin ser esa su función biológica fundamental acaban provocando lo que llamamos de forma genérica síndrome de estrés.

Eso es muy a groso modo lo que ocurre ante la ansiedad, con un cuadro de estrés sorpresivo tan solo debemos quitar el punto primero, los pensamientos ya no actúan como generadores, lo son las emociones, aunque estas en una muy pequeña y ínfima fracción de tiempo, siendo el hipotálamo el que, como verdadero ángel guardián de la especie, toma las riendas y ordena a las glándula pituitaria (pegada al hipotálamo) segregar todo su coctel de ordenes químicas de forma inmediata, siendo este coctel el que a su vez alerte a las glándulas suprarrenales a actuar.

Muchos se preguntarán porque hablo de ansiedad, en un enfrentamiento armado no tengo ansiedad, tengo estrés puro y duro. Y es cierto, pero la ansiedad nos puede ayudar mucho para entrenar a nuestro organismo y mente para una acción de supervivencia estresante y extrema como es un enfrentamiento armado. ¿Cómo? Analícenlo, el resultado del coctel a nivel químico, hormonal y biológico es prácticamente el mismo dentro de nuestro organismo, con ansiedad y con estrés. Y esto es algo muy a tener en cuenta a la hora de diseñar programas, planes y ejercicios de adiestramiento táctico realista con vistas a su aplicación en el “mundo real”. Generando ansiedad en los entrenamientos podemos simular en gran medida las situaciones de estrés real ante una confrontación armada. Curioso, ¿no creen? Pero no por ello menos real y aplicable si lo conocemos en profundidad.

Ante una agresión o acción armada el cuerpo libera sustancias químicas para ser más fuerte, más rápido y más capaz de admitir pequeños (o no tan pequeños) daños. Con la ansiedad liberamos las mismas sustancias. Usen ese dato en sus entrenamientos.

Coctel químico y nuestro cuerpo reacciona.

Todo aquel que haya pasado por uno o más sustos en su vida, no solo acciones tácticas, también un simple “suceso” durante nuestra conducción diaria en vehículo camino del trabajo por ejemplo, sabe reconocer determinadas señales, Veamos si las podemos identificar.

- “El estomago me ardía, y me subía ese ardor hasta la garganta”. Las sustancias que antes comentamos no se llevan muy bien con nuestros estómagos. Este genera de forma natural ácido clorhídrico para poder descomponer los alimentos, pero el problema surge cuando esas sustancias “estresantes” le dan un mensaje para que libere más ácido. Y ahí tenemos el conocido ardor de estómago que nos quita el apetito durante la ansiedad, o tras una situación de estrés vital no nos deja comer mucho, con el estómago “encogido” y ardiente.
- “No podía moverme, los músculos no me respondían, ni podía hablar”. Que los músculos se contraigan, perdamos coordinación y tacto es una particularidad de todos conocida, así como el hecho de sufrir temblores y estremecimientos sin control. Como veremos en el apartado siguiente sobre la respuesta del cerebro, las ordenes a través de las neuronas, de los nervios, son confusas y fragmentarias, siendo una de los efectos más visibles esto que comentamos en este punto, temblores, estremecimientos, tics, etc.
- “Notaba mis manos como con hormigueo, sin tacto, y vi en el espejo que estaba extremadamente pálido”. La sangre abandona parcialmente las zonas periféricas, concentrándose en los grandes órganos vitales y los músculos más grandes y potentes, lo que nos permitirán responder, resistir, pensar, luchar o huir con mayor garantía de éxito. Así mismo se reduce el riesgo de desangrarnos ante daños y cortes leves, y resistir más, durante esas acciones de supervivencia.
- “Sentia una presión en el pecho, apenas podía respirar, me costaba mucho meter aire en los pulmones”. Los pulmones se contraen, dificultando la respiración que se vuelve irregular y jadeante. Lo veremos con más detalle en el siguiente apartado de este trabajo, respecto a la acción sobre el cerebro.
- “Las manos me sudaban tanto que apenas podía agarrar y mucho menos empuñar, el sudor se me metía en los ojos, notaba mis axilas pegajosas y chorreando, notaba el olor de mi sudor nauseabundo”. Las glándulas sudoríparas son activadas con la primera descarga de sustancias químicas buscando mantener una temperatura corporal normal a pesar del aumento de presión sanguínea. Sangre que por otro lado se retira de estas zonas específicas en la periferia del cuerpo como vimos en un punto anterior, con lo cual no es factible una refrigeración correcta.
- “Notaba la boca seca, apenas podía tragar, tenía la garganta también seca y como hinchada”. Las funciones orgánicas normales no son necesarias ante una lucha, el organismo busca por todos los medios reducir gastos superfluos y acumular medios para reparar posibles daños. La hidratación es fundamental para poder actuar durante un tiempo, y por ello reduce la producción de saliva innecesaria para sobrevivir en una lucha, salvo que consideremos que escupir puede ser una forma de combate.

¿Les suena? Seguro que si, y no solo a miembros de una unidad de fuerzas especiales, si no, como ya dije, a un ciudadano tranquilo y sin riesgos, un susto en el tráfico, una llamada diciendo que nuestro hijo o pareja ha tenido un accidente, una entrevista importante, una aparición de ese ex que no queremos ver más, un instructor que nos pone ante un ejercicio muy difícil frente a todos nuestros compañeros. Si, seguro les suena a todos, recuérdenlo cuando entrenen sus capacidades y habilidades para trabajar en entornos de alto riesgo.

El cerebro también es un órgano.

Pues sí, es un órgano más, el generador de las ordenes y reacciones específicamente, sin duda, pero el también sufre sus propias acciones biológicas y químicas, y de una forma muy acusada además.

- “No podía pensar con claridad, sabía que tenía que hacer algo pero no recordaba que, no reconocía que estaba pasando”. Esas sustancias afectan, llegando a impedir y obstruir, a la transmisión nerviosa normal. Pensar es una acto electro-químico de nuestras neuronas, el cerebro está formado por esas neuronas, por tanto si la transmisión entre neuronas está afectada, obstruida o reducida, el pensamiento cuando menos es incompleto e ineficaz.
- “Después que pasó todo no recordaba apenas nada”. No pensar con claridad por esa transmisión nerviosa irregular afecta a como recibimos los datos, y recordar es ni más ni menos que recuperar datos. No se puede recuperar lo que no se ha recibido o se ha recibido de forma fragmentaria e inconexa. Ahí nuestro subconsciente nos puede ayudar con las terapias y técnicas adecuadas, pero cuidado con otro factor, los recuerdos falsos, inventados o añadidos por ser “coherentes”. La coherencia a posteriori puede ser inducida externa o internamente, por comentarios, lecturas, pensamientos, etc. Ser conscientes de que el cerebro no puede recibir información de la forma correcta puede ayudarnos a reconstruir ese recuerdo sin añadir “coherencias” positivas o negativas pero, normalmente, incorrectas e irreales.
- “No recordaba nada, tan solo que mi cabeza se quedó en blanco”. Pensar y recordar son simple y llanamente procesos químicos. Las células nerviosas (neuronas) liberan sustancias químicas para comunicarse entre ellas (neurotransmisores). El problema surge cuando las sustancias químicas de la ansiedad y el estrés chocan y obstaculizan a estos neurotransmisores, por lo que memoria y pensamiento se ven alterados. Siendo esta alteración mayor o menor dependiendo de la gravedad de la situación vivida. Piensen en accidente (tráfico o similar) que hayan vivido, en si recuerdan como llegaron al hospital tras recibir la llamada de que su hijo estaba en el hospital con una apendicitis, etc. No es necesario ser un SWAT para sufrir estos efectos.
- “No podía pensar ni respirar, y solo oía que me decían, respira despacio y profundo”. Todo el mundo ha vivido situaciones propias o ajenas altamente estresantes en las que alguien (nos) dice, “tranquilo, tu solo respira hondo”. Es uno de los mejores consejos del mundo para estas situaciones. Los maestros zen, sin ir más lejos basan todo su trabajo físico en este punto, repirar, concentrarse en respirar. Ya hemos visto que los pulmones se contraen ante una situación de ansiedad y estrés, con lo cual no podemos tomar suficiente oxígeno, y la cuestión, damas y caballeros, es que el oxígeno es fundamental para las funciones de pensar y recordar. Un déficit en la cantidad recibida provoca una deficiencia en el funcionamiento correcto del cerebro. Por otro lado el cerebro necesita el 20% del total respirado, lo cual, si lo comparamos con su volumen respecto al resto del cuerpo, es mucho oxígeno. Y mientras otros órganos pueden ralentizar sus funciones para consumir menos oxígeno, y los músculos usar otros “combustibles” anaeróbicos (sin necesidad de oxigeno), el cerebro no puede hacer ni una ni otra cosa. Si no recibe su 20% de oxigeno sus capacidades se van reduciendo hasta simplemente “apagarse” o “desconectar”.

Como podemos darnos cuenta tras este trabajo y algunos anteriores, no somos animales tan racionales y pensantes como creíamos, muy al contrario somos sumamente dependientes de nuestra biología y bioquímica para responder a los estímulos externos e internos de la vida. Eso no quiere decir que nos escudemos en ello para dejarnos llevar, la concienciación, el entrenamiento bien dirigido, la comprensión de los hechos y/o posibles sucesos futuros, usar nuestra innata capacidad de aprendizaje, el usar el atributo mayor del intelecto humano, la curiosidad, investigar, en definitivas cuentas, pensar, nos dará miles de posibilidades más que simplemente nos dejamos llevar por las olas de un coctel químico, por más biológico y natural que sea, debemos aprender a llevar el timón en esas olas, nunca dejarnos estrellar contra los arrecifes de una reacción incorrecta e improcedente.

Las tres “E”, Educarse, Estudiar, Entrenar. Y no hay más, damas y caballeros.

A modo de ejercicios.

Hemos visto como nuestro cerebro y organismo reacciona ante situaciones estresantes o de simple ansiedad. Igualmente hemos visto porque actúa de esa forma, y todo sumado ello nos da las herramientas necesarias para sacar partido y ventaja. A lo largo del presente trabajo y anteriores he indicado ejercicios y capacidades que podemos fomentar para allanar la labor a nuestro cerebro consciente y subconsciente, a nuestro organismo ansioso o estresado. Ahora les propondré, de nuevo, dos ejercicios específicos, los mismos que ya describí anteriormente, solo para uds, para su propia autoevaluación e instrucción. Pueden comentarlo en la presente página, en una conversación entre compañeros o amigos, escribir su propio artículo, rebatirlo, aceptarlo, olvidarlo, o simplemente probar a ver hasta dónde llegan y que conclusiones sacan de todo ello. Hagan lo que hagan, si han llegado hasta aquí significa que tienen un interés genuino, lo cual ya es mucho.

Ejercicio 1:

- Busquen en su vida cotidiana, familiar, social y profesional sucesos que ejemplaricen lo comentado en los cuatro puntos de este trabajo, tanto individualmente como en grupo. Busquen sucesos del tipo frenazo en un cruce, semáforo en rojo, una desgracia familiar, una acción profesional, una entrevista, una fiesta o reunión incomoda, etc. Busquen e intenten sacar conclusiones, datos, lecciones, ejemplos. Se darán cuenta que esos puntos, como los del otro trabajo, están en su vida cotidiana tanto como en los sucesos más de acción y violencia, si los tienen o han tenido.

Ejercicio 2:

- Lo pregunté en el trabajo anterior, ¿Conocen el último libro de Don Ernesto Pérez Vera y Don Fernando Pérez Pacho? Pues insisto en ellos, si me leen a mí con más razón siguen a Ernesto y dispondrán de este magnífico libro, “En la línea de fuego. La realidad de los enfrentamientos armados”. Bien, el ejercicio es el mismo, vayan capítulo a capítulo, caso a caso, busquen e identifiquen cada uno de los puntos aquí comentados, individual y en conjunto. Analícenlos desde lo relatado, desde los hechos, sin críticas negativas, solo como lecciones a absorber. Súmenlo a las explicaciones, datos y magníficos comentarios de ambos autores, y sorpresa, ya somos casi bioquímicos tácticos, pero, el eterno pero, solo es “casi”.

Como ya les dije, y a riesgo de ser repetitivo, con esos dos ejercicios seguirán sin ser los mejores profesionales, o quizás sí lo sean realmente, pero no por el hecho de realizarlos, será nuevamente su interés y deseos de mejorar, aprender y avanzar en la dura vocación de proteger y servir, lo que les hará de verdad marcar la diferencia.

Acabaré de nuevo parafraseando, que no plagiando, aquel viejo anuncio de mi juventud, busque, lea, compare, analice y decida, pero sobre todo, piense.

Cuídense y cuiden de los suyos.



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Espanol Discussion / Dummies I. Neurología Táctica para Dummies.
« on: October 15, 2014, 01:58:59 PM »
Dummies I. Neurología Táctica para Dummies.

Por Cecilio Andrade
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Al leer determinados textos técnicos sobre el funcionamiento del cerebro ante situaciones dadas, estresantes o no, en cuanto comienza a aparecer determinada nomenclatura, jerga o definiciones más o menos técnicas, la mayoría acaban aburriéndose y obligados a pasar página, otros en cambio las memorizan sin más para poder pasar por eruditos, y muy pocos deciden profundizar en temas tan aparentemente escabrosos. Por suerte algún que otro autor moderno ha logrado acercar este mundo a términos mucho más asequibles y cercanos, incluso logrando hacerlo ameno y entretenido, hasta el punto que no es extraño encontrarse conversaciones serias sobre este tema en, por ejemplo, las cafeterías de los clubs de tiro, las salas de descanso de las comisarias o incluso en reuniones sociales.

Ahora que está tan de moda escribir manuales sencillos sin muchos tecnicismos, para “dummies”, veamos si logro hacer también sencillos y amenos tres puntos que influyen en las reacciones ante una actuación, reactiva o proactiva (palabrejas), de riesgo. Si lo logro, y consigo mantener su interés hasta la última línea, les propondré un par de ejercicios sencillos y didácticos de los que podrán sacar buenas conclusiones para su feedback (ven!!! otra palabreja).

La siguiente relación de números, 0.0000005, 55/38/7 y 25/15 tienen que ver en como su cerebro (y por tanto ud) interpreta y reacciona ante el mundo. ¿Lo creen? Alguno dirá, “estupendo, ahora matemáticas” y pasará la página, tranquilos, no son matemáticas de ese tipo, ni yo soy el adecuado para pretender hacer sombra a Steven Hawkins. Esos dígitos son los porcentajes con los que trabaja mi, su, nuestro cerebro, y sabiendo esto podemos ayudarnos a nosotros mismos a la hora de reconocer e identificar patrones para auxiliar y facilitarle, al cerebro, la atención y concentración necesaria en los puntos realmente críticos.

Empecemos por ver como el cerebro lee al mundo y a su gente.

Información consciente versus información subconsciente.

¿Cuánta información es capaz de adsorber por segundo de forma consciente una persona promedio? Si digo unos 2000 bits x seg que es lo normal, la mayoría dirá que está muy bien. Pero empecemos con las odiosas comparaciones. Este documento que leen tiene muy poco más de 181000 bits. Ya empiezan a alzarse algunas cejas, sigamos. Esos 2000 bits son tan solo el 0.0000005 % del total con el que nuestro subconsciente trabaja. Mas arrugas en la frente, ¿a que si? Y ¿con cuanto trabaja el subconsciente entonces? Pues con la nada desdeñable cantidad de 400.000.000.000 bits. Impresionante ¿verdad? Y si lo pasamos a una medida más de moda, los gigabytes, los archifamosos “gigas” de los teléfonos, tabletas y discos duros, tenemos la nada desdeñable cantidad de más de 46 gigas. Pero recuerden, hablamos de procesar todo eso en segundo, no de almacenarlo, con lo cual, si lo piensan, en realidad superamos al mejor de los ordenadores.

¿Pero en que influye eso a nivel de supervivencia y respuesta táctica? Sencillo, nuestro cerebro ya tiene todos los datos externos necesarios para procesar una respuesta adecuada a la supervivencia del individuo, si este tiene la capacidad y medios, claro. Pero con un problema, lo ha hecho subconscientemente, y eso, por nuestra cultura, lo hace entrar en el mundo que la mayoría considera suposiciones y conjeturas, cuando no puras supersticiones y miedos.

Oímos hablar, según las creencias de cada quién, de instinto, intuición, sexto sentido, ángel guardián, espíritu protector, Dios, todo eso es el que se supone que nos avisa y hace erizar el vello de la nuca o de los brazos. “Senti que algo iba mal”, “algo me alertó”, “no me fie a pesar de su sonrisa y educación”, “nada más entrar note las malas vibraciones”, ¿Cuántas veces han oído esas y otras muchas frases similares? Infinidad, seguro.

El ser humano tiende a buscar fuera, espiritual o físicamente, la respuesta de los hechos que no comprende. Pero tenemos dentro de nosotros las herramientas que la evolución, merced de la Naturaleza dura y neutral con los seres vivos, nos ha proporcionado y perfeccionado hasta el ínfimo detalle. Nuestro subconsciente es esa herramienta.

Al primitivo Neanderthal o CroMagnon no le causaba ningún reparo fiarse de esos avisos subconscientes, y gracias a ello quizás ahora están ud´s leyendo este texto. Pero en la sociedad actual todo aquello que no procesemos de forma directa y clara suena a superstición y magia. Y no olvidemos que la magia no es más que ciencia mal entendida.

Cuando, como profesionales armados, nos acercamos a una situación dada, o esa situación nos aborda a nosotros, antes de que parpadeemos nuestro subconsciente ha sido capaz de escanear e interpretar en detalle el entorno en el que nos encontramos. El problema es que su única forma de comunicarnos que algo va mal es mediante “malos pálpitos” y sensaciones. “Malos pálpitos” y sensaciones que nuestro consciente suele descartar por no dar una imagen de paranoico, medroso o simplemente maleducado.

¿Cuántos conductores al llegar a ese cruce que siempre pasan sin mirar, hoy frenan y miran, evitando ese camión que saltó el stop? ¿Cuántas madres llevando a sus hijos a la escuela de repente hoy deciden cambiar de acera, cuando siempre van por la misma? ¿Cuántas víctimas han podido posteriormente decir “algo me decía que no estaba bien”? ¿Cuántos policías al aproximarse a un grupo “intuían” que la cosa era mayor de lo que aparentaba el entorno? ¿Cuántos militares han notado los pelos de la nuca erizarse al entrar en una zona propicia a emboscadas? ¿Cuántos escoltas han sentido lo mismo al acercarse con sus VIP´s a un cruce rutinario?

No levanten todos la mano a la vez por favor.

No es magia, ni poderes sobrehumanos, salvo que consideremos la capacidad de nuestro cerebro como sobrehumano, y entonces todos tenemos ese poder. Crean en su sexto sentido, su intuición, su instinto, su ángel o espíritu guardián, llámenlo como quieran, pero escúchenlo, gracias a ello el ser humano sobrevivió hasta hoy en día.

Veamos ahora como este “superpoder” utiliza otras herramientas de nuestro cerebro.

Así actúas así te presto mi atención.

55/38/7 nos da el porcentaje de atención que aplicamos a nuestra relación con nuestros semejantes, ya sea en una reunión familiar, social o laboral, pero también en nuestro habitual devenir por la vida, ya sea bajo estrés o 100% relajados y tranquilos.

Cuando un individuo interactúa de alguna forma con otro u otros individuos el porcentaje de importancia para nuestro cerebro subconsciente de lo que vemos y oímos se representa así:

- 55 % su posición corporal, gestos, tics, etc.

- 38 % la forma en la que expresa las palabras.

- 7 % las palabras en sí.

En resumen, el aspecto que se ofrece, como suena y lo que se dice tiene que ser congruente y formar un conjunto homogéneo. La diferencia de porcentaje no le da más importancia a uno que a otro, solo el grado de atención que le presta nuestro cerebro. Si alguno de esos puntos no resulta coherente con los demás nuestro subconsciente hace saltar la alarma “pasa algo, atento”. Es ese poder del que hablamos en el punto anterior.

Cuando esos profesionales armados, madres y padres, conductores, personas en general, en su ámbito familiar, social y profesional detectan subconscientemente una incongruencia en esos puntos, simplemente se alertan. Surgen los famosos nervios, “no sabía que era pero algo me puso muy nervioso”. Y como ya dijimos nuestra sociedad tiende a menospreciar esos avisos.

Sabemos qué cantidad de información puede procesar nuestro cerebro subconsciente, ahora sabemos que información específica procesa, ¿puede unirse todo esto? La respuesta es sencilla, no solo se puede unir, lo hace automáticamente sin control consciente por nuestra parte. Con esa cantidad de información por segundo sería imposible procesar, interpretar, definir y actuar con garantías de supervivencia ante una situación vital, por eso la evolución lo ha llevado a nivel subconsciente, y tan solo nos transmite sus resultados, “algo va mal, actúa”. De nuestro nivel de aceptación de dicha transmisión depende el resultado final.

¿Esto funciona solo en situaciones de emergencia vital? No, funciona en cada segundo de nuestra vida cotidiana o en una emergencia, con mayor o menor capacidad según edad, desarrollo, aptitudes, entorno, situación, etc. Pero es una función que jamás deja de operar. Existen estudios en los que se constata que incluso dormidos tenemos cierto nivel de vigilancia subconsciente del entorno, lo cual, evolutivamente hablando, es totalmente lógico. Se imaginan nuestros ancestros prehistóricos simplemente desconectando del entorno, rodeados de depredadores de todo pelaje, no creo hubieran podido evolucionar mucho sin este proceso subconsciente de vigilancia.

¿Podemos ayudar a nuestro subconsciente a procesar mejor esa información? Indudablemente sí. Si de forma consciente somos más observadores con las incongruencias del entorno y las personas, nos resultará más fácil deducir e interpretar que nos quiere decir nuestro subconsciente. Educándonos a estar pendientes del entorno, de las caras, gestos, acciones, etc. Podemos hacerlo poco a poco de forma sencilla prestando más atención a los gestos y acciones de nuestra familia, amigos, conocidos, compañeros, e identificando incongruencias. Una sonrisa en la boca pero no en la mirada, una apariencia relajada del cuerpo pero los ojos fijos o con movimientos bruscos, una ropa que no corresponde con su aptitud y respuestas, una pose relajada pero una voz tensa, etc. Un desayuno en una cafetería observando el entorno nos puede dar muchas pistas y guías de aprendizaje.

La mano es más rápida que el ojo.

Estamos en un lugar de ocio muy popular, y de repente nuestra mano derecha se alza aparentemente sola e intercepta, apartando de un manotazo, una bola de papel que un conocido nos ha lanzado a modo de broma. ¿Qué pasó? ¿Problemas de coordinación? No, ni de lejos. Otra de las armas de la evolución, relacionada con el último grupo de dígitos que dio comienzo a este trabajo, 25/15, ¿recuerdan?

Con lo que hemos leído hasta ahora ya hemos demostrado la magnífica y eficiente herramienta y arma que tenemos entre ambas orejas y tras los ojos, el cerebro. Tan eficiente que trabaja aun a pesar de todas las trabas que le ponemos. Hemos visto la cantidad y como procesa la información del entorno, tras lo cual, con esta información puede generar respuestas automáticas (denominadas instintivas) para salvaguardar la integridad física. Cerramos los ojos cuando algo se dirige hacia la cara, nos encojemos para formar un blanco más pequeño, compacto y protegido ante un ataque sorpresa, y, lo que nos interesa en este trabajo, las manos se mueven de forma casi anticipada al acto de identificar la supuesta agresión.

En el mundo primitivo de nuestros ancestros, cuando ya eran bípedos y usaban las manos para manipular y no para caminar o colgarse, los ataques surgían de forma instantánea y sorpresiva del lugar más inesperado. Y como solo podemos mirar en una dirección determinada y con un ángulo bastante reducido, la sabia Naturaleza y su herramienta, la Evolución, fomentó y amplió la respuesta de interponer los brazos frente al cuerpo ante una sorpresa del tipo que sea, incluso antes de haber identificado visualmente si es o no una agresión real.

Veamos un caso moderno, ya que los tigres dientes de sable no abundan mucho actualmente, podemos imaginar estar en casa, en la nuestra, en la conocida y familiar, el hogar. Estamos solos, todos han salido, no hay ruidos, estamos relajados, entramos a la cocina para tomar un vaso y al girarnos vemos “algo” que nos da un susto. Resultado, antes de ver mucho más que un bulto cercano soltamos el vaso y las manos se colocan frente a nuestro cuerpo en la clásica posición defensiva. Vaso roto, pulsaciones aceleradas, quizás incluso un pequeño grito, manos y brazos entre el “agresor” y nosotros, … ufff!!! bochorno y vergüenza, es nuestra hija de 10 años, toca recomponer la imagen de duros/as. ¿Nadie se reconoce?

Primero, esa reacción no es vergonzosa, es realmente instintiva y grabada a fuego en nuestros genes, y no demuestra que alguien sea más o menos valiente o cobarde, demuestra que tiene sus aptitudes innatas de supervivencia activas. Más preocupante es aquel individuo que nunca siente ese “susto”, ya que su capacidad de reacción puede estar muy mermada o anulada. No se avergüencen, sonrían, bromeen, comenten, pero acéptenlo como algo bueno, correcto y útil. Nuestros ancestros aprendieron a las malas que una respuesta fulminante ante un ataque sorpresa podía ser la diferencia entre vivir o no. Mejor pedir disculpas o sentirse avergonzado ante un “susto” intempestivo, que no reaccionar ante un ataque real.

Es por ello que tenemos la relación 25 y 15 que comentamos al principio. El 25 % de las conexiones nerviosas de nuestro cuerpo son exclusivamente para las manos, y el 15 % para los brazos, quedando el 65 % restante a repartir por el resto del organismo. Ese 25 % controla la gran habilidad, capacidad y respuesta que tienen nuestras manos ante tantos eventos que el ser humano ejecuta a lo largo de su evolución en el planeta. Junto con el 15 % de los brazos empezamos a comprender porque el ser humano es un ser gesticulante. Hablamos y expresamos más con las manos y brazos que con los labios. Y estas mismas habilidades son las que actúan a una velocidad aparentemente inhumana ante situaciones de estrés y supervivencia.

¿Cuál es el gesto innato? El que comentamos con el caso del “susto”, brazos al frente. Para golpear, frenar, agarrar o, en el peor de los casos, que el extinto tigre dientes de sable me muerda el brazo dándome tiempo a defenderme o recibir ayuda y salvar la vida, aun a costa del miembro. Es por ello que la instrucción con armas de fuego debe ser tan esmerada, continua, diaria, actualizada y sobre todo realista. Ante un ataque no es natural bajar la mano, no es instintivo ni lo programado, pero si es lo que debemos grabar a base de repeticiones correctas, diarias y continuas, hasta que podamos realmente reaccionar así. Pero cuidado, lo grabado en nuestros genes, instintos innatos, siempre prevalecerán sobre lo aprendido, instintos adquiridos, ante situaciones que nos superen, por demasiado sorpresivas, o por no realizar entrenamientos continuos y continuados, entre otras cosas, volveremos a reaccionar de forma idéntica a nuestro ancestro CroMagnon, con las manos al frente.

¿Secreto? Entrenar, entrenar, entrenar, de forma continuada y diaria, aunque solo se dediquen 5 minutos diarios a ello notarán la diferencia en poco tiempo, y si añaden un par de horas más intensas a la semana, el resultado será muy positivo. Como advertencia un consejo, si entrenan distintas respuestas con las manos, ya sea por situaciones o por armas, llegará el momento en que serán increíblemente habilidosos … en la paz de un tatami y/o un campo de tiro, pero ante una situación de estrés repentino y sorpresivo quizás, o sin quizás, su cerebro no tenga datos suficientes como para discernir si debe responder con el procedimiento A, B o C. Intenten unificar sus distintas respuestas en un hilo común que le permita, con pocas variaciones, corregir su respuesta de la forma más eficaz según su cerebro vaya obteniendo más datos. Y luego entrenen, cuanto más lo hagan mas respuestas identificará su cerebro de su caja de herramientas instintivas. Entrenen, usar la violencia es una responsabilidad.

A modo de ejercicios.

Hemos visto como nuestro cerebro adquiere y procesa la información. Igualmente hemos visto que observa y que descarta. También hemos visto su respuesta defensiva estándar. A lo largo del trabajo he indicado ejercicios y capacidades que podemos fomentar para allanar el trabajo a nuestro cerebro consciente y subconsciente. Ahora les propondré dos ejercicios específicos, solo para uds, para su propia autoevaluación e instrucción.

Ejercicio 1:

- Busquen en su vida cotidiana, familiar, social y profesional sucesos que ejemplaricen lo comentado en los tres puntos de este trabajo, tanto individualmente como en conjunto. Busquen sucesos del tipo frenazo en un cruce, semáforo en rojo, una persona que me dio mala espina, “malas vibraciones” de algún lugar o momento. Busquen e intenten sacar conclusiones, datos, lecciones, ejemplos. Se darán cuenta que esos tres puntos están en su vida cotidiana tanto como en los sucesos extraordinarios y estresantes.

Ejercicio 2:

- ¿Conocen el último libro de Don Ernesto Pérez Vera y Don Fernando Pérez Pacho? Si me leen a mí con más razón siguen a Ernesto y dispondrán de este magnífico libro, “En la línea de fuego. La realidad de los enfrentamientos armados”. Bien, es sencillo el ejercicio, vayan capítulo a capítulo, caso a caso, busquen e identifiquen cada uno de los puntos aquí comentados, individual y en conjunto. Analícenlos desde lo relatado, desde los hechos, sin críticas negativas, solo como lecciones a absorber. Súmenlo a las explicaciones, datos y magníficos comentarios de ambos autores, y sorpresa, ya somos casi neurólogos tácticos, pero solo casi.

Con esos dos ejercicios no serán mejores profesionales, o quizás sí, pero no por el hecho de realizarlos, si no por su interés y deseos de mejorar, aprender y avanzar en la dura vocación de proteger y servir.

Acabaré parafraseando, que no plagiando, un viejo anuncio de mi juventud, busque, lea, compare, analice y decida, pero sobre todo, piense.

Cuídense y cuiden de los suyos.

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Espanol Discussion / Re: Guro Crafty en Madrid, Espana, primavera 2012
« on: January 26, 2013, 01:19:26 PM »
Y las fotos??? :?

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Espanol Discussion / Procedimientos modernos... ¿Que tan modernos?
« on: January 26, 2013, 11:46:25 AM »
[PROCEDIMIENTOS MODERNOS… ¿QUE TAN MODERNOS?

Publicado por Cecilio Andrade

¿Realmente hay algo “nuevo” sobre el trabajo con armas?


Cuanto más avanza mi vida profesional, ya sea en mi parte de operador como de instructor, voy descubriendo cosas que en realidad me indican que no son descubrimientos reales, sino más bien redescubrimientos, o adaptaciones, si prefieren que sea más preciso.

En muchos casos si podría decir que son descubrimientos, pues tras ponerlo en práctica encuentro más tarde que ya alguien lo puso en práctica cientos de años atrás. Otras veces lo descubro en alguna lectura y lo aprovecho para otro concepto o situación distinta para el que fue pensado.

Cuanto más avanzo más encuentro que mirar atrás me ayuda a “descubrir” herramientas útiles.
La mayoría de los que me conocen saben de mi aprecio y dedicación a las llamadas Artes Marciales, definidas de forma común como esas escuelas de lucha corporal y con armas que no son de fuego, léase palos de distinto tamaño, cuchillos, incluso espadas. Para la mayoría eso son Artes Marciales. Para mí esa definición integra todo lo que hace referencia a combatir para sobrevivir o salvar vidas.

Me explicaré. La definición de Artes Marciales, si hablamos específicamente de su significado gramatical, es Arte de la Guerra, sea esta guerra del tipo que sea. Hoy en día se llama así solo a las técnicas y escuelas con varios siglos de antigüedad.

Un caballero medieval, un samurái, entrenaba con las armas que entonces tenía a su disposición, espadas, puñales, mazas, lanzas, y un gran etc. Y lo hacía, si era inteligente, con todo su equipo encima, armadura, casco, escudo y otra vez etc. Era lo que había entonces como normal para un verdadero guerrero y no lo idealizaban fuera de lo ética y moralmente exigible.

Un operador moderno también entrena hoy en día con fusil, pistola, bastón extensible, cuchillos plegables, etc. Y los buenos lo hacen con su equipo normal de trabajo, que en su grado máximo implica chaleco de protección balística, casco, guantes anti-corte, y más etc.

¿Díganme que diferencia real encuentran? Las armas, ¡zoquete!, dirán algunos, y tendrán razón, son bien distintas. Pero las técnicas que para ellos eran de supervivencia hoy en día se tienden a idealizar y distanciar del uso de las armas de fuego, sucias y sin ética. Las técnicas que hoy empleamos con armas de fuego probablemente, en 100 o 200 años, serán también consideradas Artes Marciales Tradicionales con “Armas de Propulsión Química”.

Bromas o pretensiones filosóficas apartes, para mí el concepto Artes Marciales implica desde como desplazarme en Tai Sabaki de Aikido ya lleve una katana o un M4 con visor holográfico, y deba luchar con ese mismo M4 en un combate cercano con técnicas de Bo o Eskrima, por ejemplo. Por otro lado combatir con un chaleco de protección balística y casco, no debe ser muy distante a lo que sentían los caballeros medievales o samuráis.

Mi introducción en el combate a mano desnuda fue de la “mano” del Aikido hace ya muchos años, y pensándolo bien, demasiados años. Pero hoy por hoy he añadido muchas otras técnicas, escuelas o estilos, y he adaptado muchas cosas a otros procedimientos y armas.

Sé que a muchos les parecerá un sacrilegio mezclar técnicas espirituales a los sucios procedimientos actuales con armas de fuego, pero la realidad es la que hay, en la lucha por sobrevivir y salvar vidas llevamos varios miles de años experimentando, por lo que es muy difícil que a un guerrero de la antigüedad se le sorprenda con situaciones modernas.
Pondré un ejemplo puntual. Un Arte Marcial considerado hoy en día casi 100% filosófico y mental, pero basado en los “procedimientos estándar de trabajo” de guerreros de hace varios siglos, los samuráis y el Iaido.

Este Arte Marcial podría tener casi 2000 y aun así es totalmente aplicable al trabajo moderno y actual, veamos si tengo razón, ud´s dirán al finalizar este trabajo si ellos es así.

El Iado basa su trabajo físico en la propia autodefensa ante una agresión, no en ser el agresor. Ahora piensen en un ciudadano ante una agresión, un escolta, un policía de patrulla, un militar en misión de paz, ninguno puede actuar hasta que no están ya bajo ataque. Esto es algo que en el moderno y legal mundo actual está muy en boca de todos, ¿verdad que sí?

También enseña algo que todos sabemos, en teoría, que la unión mente y cuerpo, gracias al entrenamiento, es la que permitirá sobrevivir. ¿Qué enseña el Iaido? Pues esa unión comentada. Tanto en el Iaido como en un entrenamiento correcto con armas modernas, todos los gestos y acciones están estudiados para desarrollar y potenciar el “aquí y ahora”, para facilitar que el cuerpo se mueva correctamente y la mente pueda captar la situación y su respuesta. Resumiendo hablamos de la adaptación instantánea, por más imprevista que sea la situación, con serenidad, juicio correcto y rápido. ¿Les suena? Sigamos.

El Iaido tiene cinco principios básicos, a saber:

1-   Adaptarse inmediatamente a las circunstancias, del tipo que sean, con la respuesta más adecuada al lugar, la distancia y el tiempo. Hoy más conocido por “Ritmo de la Acción”.
2-   Las acciones son más eficaces cuando nacen de la intuición (podemos decir instinto educado y entrenado si lo prefieren), ajustándose a la distancia y al momento oportuno.
3-   La postura corporal (Tai) es la manifestación del equilibrio, estabilidad, potencia, agilidad, entre otras características (todo ello denominado Hara en japonés), y todo ello con gestos y acciones justos, ni demasiado tensos ni demasiado relajados.
4-   Una actitud serena, calmada, con autocontrol, es la manifestación de espíritu (Shin), algo que podemos ver con claridad en los ojos y el tono de voz.
5-   Cuerpo, sable (¿podemos poner otra arma?) y espíritu se unifican para actuar al mismo tiempo (Ki Ken Tai Ichi).
Y tras lo anterior les emplazo a que me digan que esos cinco principios no son adaptables al trabajo con armas modernas, del tipo de operador que sea, como enumeré antes.
El Iaido enfatiza que técnica y actitud son indisolubles, recalcando en igual nivel el entrenamiento físico y el mental/emocional, llamado Kokoro en Japón.

Con ese equilibrio logramos actuar de acuerdo con otros tres principios básicos, veámoslos.

1-   Es fundamental pensar que el adversario, o adversarios, son tan hábiles y capaces como uno mismo, como mínimo. Que todo descuido o desprecio al adversario implica bajar la atención necesaria y que este descuido será aprovechado por el otro para contraatacar.
2-   Es preciso retener la acción de desenvainar (¿desenfundar la pistola? ¿encarar el fusil?) hasta que el ataque se manifieste con claridad, ya sea por acciones o por gestos.
Legalmente este principio hoy en día está más que en vigor, es fundamental.
3-   Es necesario estar en disposición de cambiar la forma de ataque si el adversario modifica la suya (adaptación constante e inmediata)

¿Sirve? ¿Es útil? ¿Qué opinan?

Personalmente pienso que sí, nos sirve y es muy útil. Lo cual demuestra que hay cosas que no cambian, y una de ellas es la lucha por la protección de la vida, propia o ajena, la lucha por la supervivencia es algo que no ha cambiado en todo el periplo de la humanidad. Cambian las armas, desde la mano desnuda con una piedra o un fémur de ciervo, hasta un AK47 o una Colt 1911, pero el “animal” que las empuña y se defiende es el mismo.

Si se dan cuenta no hemos nombrado nada filosófico, ético ni moral, eso es algo privado que dejo a cada uno de ud´s,  tan solo he hablado de puro y duro trabajo con armas.

Y ahora les propongo un reto, es simple. Yo he puesto un Arte Marcial muy específico y aparentemente ajeno al mundo moderno, aun así he sacado lo que para mi son lecciones modernas de trabajo con armas. Mi reto es que ud´s hagan lo mismo con uno o varios de la enorme cantidad de otros Artes Marciales, llegando a sus propias conclusiones modernas con ese trabajo antiguo.

Es un reto… ¿lo aceptan?

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Espanol Discussion / Feliz 2012.
« on: December 26, 2011, 05:34:03 AM »
Cuando aceptamos realizar una misión en la vida.... todo lo que hacemos se refleja en esa vida.

Debemos hacer siempre más de lo que se espere de nosotros.... jamás menos.

Nunca debemos inmutarnos ante cualquier tarea o dificultad.

... Y por encima de todo.... nunca avergoncemos los principios a los cuales servimos y por los que vivimos...

Cuídense y cuiden de los suyos.... y que el Nuevo Año nos haga olvidar las desgracias de estos últimos.... pero para bien....

Cecilio Andrade.


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Espanol Discussion / Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum.
« on: July 12, 2011, 03:24:49 PM »
Desde siempre los buenos estrategas, tácticos y operadores han sabido que el esperar a ver lo que hace el adversario no es la mejor forma buscar la victoria y la supervivencia. Que estas dos caprichosas damas prefieren a las personas dinámicas, atentas, previsoras y sobre todo ágiles, tanto de mente como de cuerpo.

Pero ello no implica agredir a todo aquel que nos mire dos veces seguidas, ni estar saltando cada vez que alguien se lleva la mano al bolsillo trasero del pantalón, o llamar solicitando apoyo de la unida DELTA más cercana al ver a varios tipos malencarados y con pantalones 5.11 en la mesa cercana a la puerta del bar donde estamos tomando café.

Lo que si implica es siempre movernos y maniobrar para ofrecer los menores puntos ciegos y ángulos de ataque, y menores no es sinónimo de inexistentes, recuerden eso. Implica el intentar poner a nuestros posibles e hipotéticos adversarios en posiciones débiles. Inducirlos a aparentes posiciones rentables que en realidad sean trampas. Implica el provocarlos para que abandonen posiciones ventajosas, y acaben respondiendo con opciones negativas para ellos.

Un adversario en esa situación acaba desconcertado, frustrado y enfurecido, los tres principios básicos para generar los peores errores fatales, para él, obviamente.

Algunos, al leer estas líneas, pensarán que estoy hablando de combate puro y duro, en cualquier lugar del violento mundo donde nos ha tocado vivir, y ello, lo aseguro, nada más lejos de mi intención y de la realidad.

El más humilde ciudadano puede aplicar estos principios no solo en situaciones de riesgo extremo, sino también en el día a día social y laboral, pero también, con la inseguridad ciudadana en curso, en cualquier salida de compras o de simple sociabilidad.

Cuanto más para todos aquellos que se dediquen a la seguridad, profesionales armados de toda clase y nivel.

No se requiere el autogenerar una paranoia, pero si el tener claro el mundo en el que vivimos, lo que por nuestro estatus, posición, situación o dedicación podemos encontrarnos, y que actitudes y reflejos podemos educar y generar para ofrecer un blanco mínimo o inabordable, aun sin ser conscientes de nada concreto.

En un enfrentamiento armado, como todo en la vida en realidad, el cerebro es más importante que el músculo, y en el caso que nos ocupa, la movilidad y la posición son más significativas que las armas.

Sun Tzu lo exponía, un adversario colocado en situación débil es más sensible a la presión psicológica, y en nuestro caso concreto ello no solo no es diferente si no que es mucho más fácilmente aplicable.

Un agresor que no encuentra ángulos fáciles de ataque, que tras alcanzar una posición favorable descubre que nosotros, el blanco, ya no estamos colocados en el mismo lugar o de la misma forma, poco a poco va debilitando su decisión. Se hace también más fácilmente detectable, comete más errores, se precipita cuando debe ser calmado, permanece mirando más tiempo de la cuenta y cuando no debería, y cuando llega el momento de la verdad no se decide.
Por contra, un adversario que por instinto y costumbre se coloque en posiciones que le permitan movilidad, observación y espacio de maniobra, raramente será pillado desprevenido, aun cuando no haya detectado nada, y a la vez le facilita la detección de dichos posibles agresores.

Si en la situación preventiva ya vemos la enorme importancia que posee una actitud correcta, es evidente que una vez comenzado el “baile”, ¿existe algo más maniobrero y móvil que el baile?, esta misma actitud de movilidad y maniobra adquiere su máxima representación, no más importante que lo anterior, pero si más visible y aparente.

La idea del combate móvil y de maniobra implica una forma de pensar distinta. Lo tradicional y viril es considerar en combatir frente a frente, cara a cara y golpe a golpe. Pero nada más lejos de la realidad de todos los tiempos. Napoleón fue uno de los ponentes máximos de este principio aplicado a la estrategia, al igual que Rommel en la táctica. La Primera Guerra Mundial fue el ejemplo histórico del desprecio de dicho principio.

Pero estos ejemplos, si bien no son malos, escapan del campo que nos ocupa, el del profesional armado, ya sea individualmente o en equipo. Y aquí los ejemplos no son menos significativos. David derrotó a Goliath por la agilidad, si no física, si táctica. Claro que si este ejemplo podría considerarse irreal podemos tener en cuenta a Wyatt (Berry Stapp) Earp y a Miyamoto Musashi, por buscar dos ejemplos temporal y culturalmente dispares. Pero no creo que sea necesario buscar ejemplos famosos, con los cotidianos basta, el concepto es evidente para todos.

Lo que realmente importa es como logramos que nuestra mente viva con ese concepto y siempre busque estar en posición de ventaja, no para dominar, si no para prevenir. Se puede estar inmóvil mas no estático. Nuestros gestos, posición de pies, lugar, atención pueden ser vigilados e interpretados, y es todo eso lo que nosotros debemos educar para ofrecer siempre una posición dinámica aun sentado en un cómodo y lujoso sofá del mejor hotel.

El pecado mayor es ser reactivo, el permitir que nos tengan en una posición sin capacidad de respuesta. Para ello no es necesario llegar a un lugar y planificar miles de supuestos, que en según qué casos también se debe considerar, lo que debemos tener claro es que lugares son los más expuestos y que posición ocupamos nosotros, ya sea espacial, laboral o socialmente, para ofrecer un objetivo más difícil.

Llegado a este punto nuestra mente adquirirá instintivamente posiciones de fuerza, la espalda contra la pared y mirando hacia la puerta del bar es la más habitual para muchos de nosotros, estemos o no trabajando o en zonas de riesgo, y la que normalmente nuestros conocidos y parejas ya nos sueltan directamente, “tu siéntate ahí que si no se te atraganta la comida y no te relajas”. Seguro que esta anécdota la tiene en mente más de un lector con una media sonrisa.

Y puestos en estos berenjenales ¿cómo logramos todo lo anterior de forma eficaz? No es fácil pero podemos intentar buscar algunos principios.

El primero podría ser una planificación previa realista y correcta.

Pero cuidado, un plan demasiado detallado y rígido no permite adaptación y genera inmovilidad táctica, por más que nos dediquemos dar saltos como monos araña delante del enemigo. Así mismo uno demasiado general no tendrá en cuenta muchos casos y eventos, con lo cual si estos ocurren acabaremos con una mayor confusión, del tipo “si yo había planeado, como no se me ocurrió que podía pasar así”.

Buenos y efectivos planes parten de un eficaz y detallado análisis, gracias al cual podemos tener previsto con anterioridad opciones y respuestas, y deben poseer variables que nos permitan adaptarnos con mayor eficacia y rapidez, todo ello en aras de una maniobrabilidad mayor que nos permita sobrevivir y superar al adversario.

Nuestro segundo principio a considerar podría ser algo como lograr vernos intangibles e indescifrables, que nuestro adversario no sepa ni pueda interpretarnos. La efectividad del adversario depende de su capacidad para deducirnos en base a los datos que le regalemos. Si logramos que no pueda razonar eficazmente, que su información sobre nosotros sea incorrecta, ambigua o incluso sin sentido, todo ello generará acciones inútiles, agotadoras y sobre todo desmoralizadoras. Mientras que la acción propia estará basa en acciones examinadas y meditadas con mucha antelación.

El tercer punto es quizás un poco complejo de lograr, al adversario debemos generarle más dudas que retos. El enemigo no es tonto, como mínimo debemos pensar siempre que es tan listo y hábil como nosotros, con lo cual, si le ponemos el reto de solucionar un problema que le planteemos, acabará indudablemente superándolo, más tarde o más temprano. Pero si logramos que en su mente entre la duda, haga lo haga pensará si ello es lo correcto y si no estará yendo a una trampa, esa duda ralentizará sus acciones, llevará a más errores y más dudas, multiplicando exponencialmente el efecto en si mismo, hasta el punto de poder llegar a imposibilitarle de cualquier acción coherente y eficaz.

Por último, pero no menos importante, es el poder disponer siempre de margen de maniobra, tanto física como tácticamente. Ya sea el inmovilizarnos como el de aferrarnos reiteradamente a unos procedimientos “X”, debemos pensar que ello nos resta capacidad de adaptación y respuesta. El persistir en movimiento, e insisto que no solo hago referencia al movimiento físico, nos mantiene muchas más opciones viables que si nos mantenemos inamovibles.
No debemos asignarnos obligaciones que no sean importantes en el momento y lugar, ni adoptar posiciones que nos limiten. La movilidad, y arriesgándome a ser repetitivo y pesado, es tanto física, como táctica y, quizás la más importante, psicológica. Movilidad implica vida, solo la vida tiene movilidad, de una forma u otra.

Todo lo anterior no es algo moderno ni siquiera son cosas exclusivas de guerreros, si buscan un poco de literatura se darán cuenta que desde un lejano y legendario Sun Tzu, pasando por Esopo y su fábula de “La caña y el olivo”, por Napoleón Bonaparte y su genial capacidad, hasta llegar a la actualidad y sus tácticas “modernas”, la movilidad y la maniobra siempre han sido las mejores elecciones y pautas de supervivencia en combate; pero también para los grandes de las finanzas, de la política, o más comúnmente, la de todos los que viven el día a día de familia, trabajo, amigos, facturas, etc.

No es la suerte ni la fortaleza, es la preparación previa, la habilidad y la adaptación las que forjan las victorias.

En resumen, más de 1500 palabras para volver a disertar sobre el modelo del señor Boyd, OODA (Observar, Orientar, Decidir, Actuar), pero con otros términos.

Las vueltas que da la vida, ¿vueltas? ¿Evolución? También es movimiento ¿no?

A lo mejor es tan sencillo como decir “mientras hay movimiento hay vida”, para todo, y solo con cinco palabras. Está claro que me gusta enrollarme.

Y ahora, ¿qué leches tiene que ver el artículo con el título del mismo?

Es una frase de Flavius Vegetius Renatus, del siglo IV DC, y es el origen de la frase atribuida erróneamente a Julio Cesar “si vis pacem, para bellum”, la escribió en el prefacio del libro III “Epitoma Rei Militaris” (Compendio de Técnica Militar). Y significa, “por lo tanto, que quien desee la paz, que prepare la guerra”.

¿Qué mayor preparación que lo expuesto en el artículo?

Cuídense y cuiden de los suyos.

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Espanol Discussion / Cara a Cara ante una Intervención Armada
« on: July 23, 2010, 10:26:56 AM »
Hoy tengo la alegría, si no el honor y privilegio, de recomendar un libro profesional, escrito por un profesional armado para profesionales armados.

Debo comentar que estoy encantado al leer este libro, sobre cuestiones que yo mismo había investigado, estudiado y probado, y otras que había deducido en lecturas, cruces de datos, experiencias propias y ajenas.


Decir que me gusta el trabajo del señor Berengueras sería quedarme corto, sinceramente considero que ha hecho un trabajo, tanto el de estudio como el de divulgación digno de elogio. Pero no puedo decir, para ser realmente honrado, que este asombro y encantamiento no tiene un punto de orgullo por mi parte, dispénsenme mi debilidad, pero quizás puedan disculpar esa falta leyendo el resto del texto. O quizás no... uds lo juzgarán.

Muchas de las conclusiones que el aporta coinciden con las mias, permítanme, como ya les pedí, este momento de orgullo y comparación. Las conclusiones coincidentes (algunas alcanzadas desde distintos y novedosos, para mi, parámetros y planteamientos), así como las aparentemente puntos dispares me han aportado nuevos datos a sumar a los propios.

Todos aquellos que me hayan sufrido alguno de los cursos que me han permitido impartir, sabrán cuanto insisto en puntos que unos dan por intocables, cuando no sacrosantos, insistiendo que eso de intocable y sacrosanto, o palabra inamovible de algún gurú o santón de lo táctico, en este trabajo es solo un cheque en blanco para el fracaso.

Entrenamientos estresantes sorprendentes y atípicos; ejercicios de Force on Force; importancia de los factores psicólogicos, psico-físicos, neurológicos así como del día a día de los profesionales armados; el dejar el ego egoista (disculpen la redundancia) bajo la cama cada uno de los días que vayamos a trabajar (entrenar y prepararse tambien es trabajo y obligaciones del profesional armado); pero sobre todo analizar, cuestionar, constatar, comprobar, y volver a comenzar esa rueda sin fin, son cuestiones que jamás me he cansado de repetir, pese a todo lo que ello me hizo tener que asumir.

Y ahora, encuentro este libro, en el cual leo conclusiones casi gemelas, lineas de trabajo casi paralelas (salvando las distancias en favor del señor Duch ya que mi preparación en cuestiones neurológicas no pasa de ser de un mero aficionado), lineas argumentales que corroboran y apoyan mucho de mi propio trabajo, nuevas lineas que aportan luz a muchas cuestiones que tenía en penumbra, asi como algunas nuevas facetas que no había descubierto.

El libro del señor Duch no solo es recomendable, sinceramente lo considero fundamental en el arsenal bibliográfico del profesional armado, y no digamos de todos aquellos verdaderos y entregados instructores que se esfuerzan en dar lo mejor de si mismos a sus alumnos.

Ya me habrán oido o leido la frase, "siempre alumno,a veces... instructor", jamás por méritos propios, si no más bien por bondad de los supuestos alumnos. Pues bien, el señor Duch no solo ha escrito un libro sobre "neurología táctica" (discúlpeme la libertad de la expresión, señor Duch), un muy buen libro, ameno, didactico, documentado y sobre todo "aportador"; si no que tambien nos ha dado mucho de si mismo en lo que escribia.

Nos ha mostrado a una persona esforzada, curiosa, inquisitiva, inconformista, tambien luchadora, y no solo hacia el exterior, tambien hacia el mismo, eso por destacar algunas de las muchas cosas que se pueden entresacar de los párrafos, datos y conclusiones.

Pero tambien, para un lector atento, podemos ver un gran texto, filosófico si me apuran, de alguien que no solo tiene inquietudes materiales, directas e inmediatas. Creo, a riesgo de equivocarme, que el señor Duch es un gran tesoro, personal, intelectual y profesionalmente, para sus amigos y compañeros. De esas personas que suelen dejar huella.

Pero, el eterno pero, ese tipo de personas tambien generan, en sus opuestos (cada uno que entienda lo que quiera), una aniversión, antipatía y odio tan grande al menos como las emociones positivas que genera en sus iguales.

Es un libro que recomiendo, adquiéranlo, léanlo, no una, ni dos, las veces que sean necesarias para comprender lo que tam magníficamante plasma el señor Duch. Subrayen, marquen, anoten al margen o al final del volumen. Luego cuestionen, practiquen, pongan todo a prueba, saquen sus conclusiones, y vuelvan a empezar todo otra vez.

No se si he escrito una buena recomendación, consejo o como lo quieran llamar, pero sinceramente lo escribo tal y como lo siento, aunque no sea capaz de plasmarlo todo ni mejor.

Señor Duch, le deseo la mejor de las suertes, personal y profesionalmente. así mismo le felicito, no tanto por su libro como por su esfuerzo y dedicación, así como por lo que ud vierte de si mismo en ese libro y comparte con todos.

Gracias.

Cuidese.

Y a los demás, compañeros o no, recuerden que "si el conocimiento nos causa problemas, la falta del mismo no los solucionará".

Titulo: CARA A CARA ANTE UNA INTERVENCION ARMADA
Edición: Andreu Soler i Associats
Autor: David Berengueras Duch
Se puede conseguir en www.libreriaproteo.com y creo que en algunas armerias.

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Espanol Discussion / Día a día en Z.O.
« on: March 21, 2010, 05:20:37 PM »
Para mucha gente, la mayoría de los ciudadanos en realidad, trabajar en una Z.O. (Zona de Operaciones, BiH, Kósovo, Congo, Afganistán, Iraq, Líbano, etc) significa estar esquivando balas, IED´s, granadas de mortero, de RPG, etc.


Y ciertamente, a veces, por suerte no siempre, la realidad parece darles la razón. Pero la realidad de los operadores y fuerzas militares y policiales en estas zonas, normalmente tiene un gran tanto por ciento de cotidianidad y rutina.


Creo que puedo decir que he viajado en dichas zonas de todas las maneras posibles, convoy militar (conduciendo, acompañando, sirviendo una ametralladora o Lg40, en 4x4 o 6x6), en todos terrenos ¿Pajeros? más civiles, en convoy tipo diplomático u operativo, con y sin apoyo de helicópteros, en suburbans blindados, etc. etc. etc.


He portado mis armas de forma totalmente visible y también de forma nada llamativa.


He vestido uniforme oficial reglamentario, otras veces más de tactic tipo 5.11, de sport civil y también de traje y corbata.


Y en todas y cada una de esas ocasiones he cometido errores y he aprendido muchas cosas, unas veces utilizando el menos común de los sentidos, el sentido común, otras preguntando, y, como ya dije, muchas de esas lecciones vinieron de errores.

Tuve la suerte, ya que no otra cosa, de poder salir con bien y estar hoy escribiendo estas líneas.


Lo primero es la revisión de mantenimiento preventivo diaria de los vehículos y armas de apoyo si las hay, niveles de líquidos, estado de los manguitos, presiones, lubricados, etc. Tener un check-list que nos permita realizar una revisión rápida y metódica sin pasar nada por alto.


Aquí es importante recordar que ser un conductor seguro y fiable en nuestros respectivos lugares de residencia, no implica que seamos buenos conductores tácticos. Hay que aprender esa especialidad, hay que reconocer la falta de capacidad personal y, por un lado, intentar subsanarla y por otro permitir que otro, más capacitado, haga ese cometido.


Debemos ser capaces de cambiar un neumático en cuestión de minutos, sea el tipo de vehículo que sea, y ello también debe entrenarse. Y esto me lleva a otra cuestión, la necesidad de tener una buena, buena de calidad, caja de herramientas para poder solventar cuestiones mecánicas lo mejor posible. Todos deben saber que herramienta es, para que sirve y como utilizarla. Y por supuesto no olvidar comprobar el estado y presión de la rueda de repuesto.


Comprobar que los depósitos de combustible están llenos, así como las lata-petacas de emergencia. El engranaje del cambio es fundamental, compruebe su estado, su lubricación y su mantenimiento.


Es importante repasar cada día los procedimientos en cada caso, perder, mejor dicho, ganar 30 o 40 minutos en repasar formaciones, acciones en caso de IED´s, de emboscada, de vehículo averiado o dañado. Recordar los procedimientos de evacuación, de parada, de descanso.


Algunos dirán que eso es pesado, aburrido e inútil, es evidente que si nunca pasa nada, es así, pero ¿y si pasa? Nunca pasa nada hasta que pasa. Es mejor repasar lo ya sabido que intentar recordar que hacer ante el vehículo delantero ardiendo, alcanzado por un RPG y cerrándonos el paso.


Nunca lo he hecho, las portaba en mi equipo personal, pero no es mala cosa llevar entre los asientos delanteros una granada de fragmentación, una flash-bang, un bote de humo y otro lacrimógeno.


Antes de continuar con los motivos del párrafo anterior recordar una cosa:


- Jamás agarre la anilla seguro de la granada o bote dentro del vehículo, hágalo siempre cuando estos artefactos estén fuera del vehículo (ya sea por la ventanilla o la puerta). El motivo es más que evidente, si su vehículo frena por sorpresa, es golpeado, pasa un bache y Ud. tiene agarrada la anilla, es factible que se le caiga la granada o bote de la mano. Si está fuera del vehículo, el riesgo es mínimo, pero si se le cae dentro del vehículo… ¿qué creen ud´s?


La Flash-bang y el lacrimógeno nos facilitaran la apertura de brechas cuando haya mucho personal cerrándonos el paso de una forma no violenta. Pero alertas con el viento y la posibilidad de quedarnos parados al soltar el lacrimógeno, no es muy divertido estar dentro de un vehículo con una nube lacrimógena rodeándote, se lo aseguro.


El humo nos permitirá marcar nuestra posición o incluso obligar a alejarse y frenar a motoristas o conductores despistados.


¿Granada de fragmentación? Bueno, no creo que sea necesario explicar en qué ocasiones nos podrán ser más útiles, ¿verdad?


Estudiar todas las rutas y seleccionar las más seguras según nuestro criterio e informaciones forma parte ineludible del plan de trabajo. Marcar, explicar y asegurarnos de su entendimiento e identificación de la ruta principal, las secundarias y las alternativas. Marcar puntos de repostaje, paradas técnicas, zonas de riesgo y puntos de control. Todos y cada uno de los integrantes deben conocer el plan de ruta, sin excepción.


Comprobar así mismo las baterías de repuesto para las radios, GPS y otros medios electrónicos. Mapas y brújulas no son cosas obsoletas, muy al contrario. Comida y agua, tanto de emergencia como de uso inmediato.


A nivel personal también debemos portar GPS, mapas y brújula. Nuestra arma limpia y “caliente”, y cuantos cargadores podamos portar teniendo en cuenta la comodidad y la eficacia.


El blindaje personal debe formar parte de nosotros mismos, y de la misma forma que los legionarios romanos trabajaban con todo su panoplia de armas y protecciones, nosotros debemos poder realizar cualquier trabajo también con toda la impedimenta, de una forma eficaz, segura y rápida. Casco, chaleco, equipo y armas deben ser como un traje. Y un traje, si fuese el caso, debe ser como nuestro uniforme, y no ser un subterfugio para restarnos equipo y protección.


En toda base debemos conocer exactamente donde está nuestro refugio en caso de ataque de morteros o cohetes.

Recorreremos esa ruta varias veces hasta tenerla memorizada. No es una buena cosa intentar llegar a un lugar que está “por allí”, tras despertarnos bruscamente por la explosión de un cohete.


Todos los días deben repasar la técnica de tiro, en seco, por supuesto, el cambio de cargador, cambios de dirección, interrupciones, etc. Manejar nuestras armas debe ser algo instintivo-aprendido, no algo en lo que pensar en una emboscada.


Su arma puede quedarse sin munición, resultar dañada o perderla por algún motivo, e igualmente puede encontrarse empuñando un arma de si adversario. Aprenda a manejar con toda la eficacia posible las armas que pueden encontrarse a su alrededor, nunca sabe con cual acabará salvando su vida o la de sus compañeros.


En determinadas zonas los campos de tiro y visión pueden superar los 1000 metros, y muchas emboscadas pueden ser del tipo lejano de hostigamiento. Es por ello que no es mal aprendizaje el intentar alcanzar blancos a 600 metros o algo más. No es necesario convertirse en un francotirador, pero si el poder hacer fuego de supresión con la mayor eficacia posible a esas distancias.


Si el vehículo no es blindado baje las ventanillas, amén de facilitarle el tiro de respuesta de una forma rápida, recuerde que aunque un proyectil no le alcance a Ud. si lo pueden hacer todos los vidrios rotos tras atravesar la ventanilla, y el resultado puede ser tan incapacitante o más que un disparo.


El botiquín debe ser revisado si no todos los días si una vez a la semana al menos, reponiendo lo deteriorado y/o caducado.

No es jamás un gasto, es una inversión en vidas, inversión que implica salvar o no salvar a un compañero o a nosotros mismos. Por supuesto todos deben ser capaces estabilizar en la medida de lo posible a un herido, y ello implica instrucción, adiestramiento y… repetición.


Nunca beba trabajando, eso no requiere explicación, al menos para mí no, y con quien trabajo tampoco. Pero lleve algunas botellas de vino y licores, así como tabaco aunque no fume, facilitan muchas negociaciones


Nunca lance caramelos o comida a los niños, correrá el riesgo de que se metan delante de su vehículo y acabe atropellándolos, algo que le causará muchos problemas graves de conciencia, administrativos, legales y, también, es posible que los lugareños no se lo tomen muy a bien y ponga en riesgo al resto de personal de su convoy.


Escoltando en una zona no de guerra quizás pueda llevar su pistola y dos o tres cargadores, en otras zonas jamás le recomendaría menos de 10 para su arma. Pero ud y la situación son quien debe decidir.


Claro que alguno sumará arma larga más 10/12 cargadores, arma corta con 5, botiquín individual, GPS, mapa y brújula, radio y baterías, comida y camelback, protección blindada, y eso sin añadir GVN, o algún equipo especializado, es mucho equipo. ¿No?


¿Qué puedo decir? En este tipo de trabajo la forma física es fundamental, y sin ella, lo mejor es dedicarse a los bailes de salón. Lo siento. También debo decir que no es necesario ser un atleta olímpico.


Si Ud. cree que algo va mal, haga caso de su intuición, no es nada misterioso, es simplemente que su subconsciente ha detectado algo y que su consciente no ha hecho, utilice lo que la naturaleza le ha dado para sobrevivir.


Una vez en acción no deje nada a medias, un herido armado que se arrastra a cubierto es alguien que después volverá a disparar, no le deje hacerlo, no es inhumano, es simple ley de supervivencia.


No se cubra tras la puerta de un coche no blindado, ni siquiera el motor es 100% seguro, si puede utilice una verdadera protección de tierra, cemento o blindaje, incluso si debe moverse o hacer cuerpo a tierra, no le importe mancharse, la sangre es más difícil de limpiar, y es probable que Ud. no pudiera hacerlo.


No es buena cosa tener a alguien en el equipo que no tiene la capacidad ni habilidad necesaria, ya no solo para protegerse el mismo, si no para cuidar el culo de los demás. Si además su personalidad es contraria al equipo, peor.


Es bueno llevar una buena remesa de sentido del humor en la mochila, ayuda a sobrellevar las peores situaciones. Hay que ser capaz de soportar y lanzar las bromas más soeces, al menos según los cánones de la bien pensante y políticamente correcta sociedad occidental. En este trabajo esas “bromas” ayudan a relajar la tensión, a bajar la adrenalina y sobre todo a unir al equipo en una unidad familiar.


Un soldado, un policía también pero no tanto, recibe un sueldo realmente patético por arriesgar su vida, con equipos comprados al proveedor que hizo la oferta más baja, y con unos servicios de vida realmente pobres, es por ello que es más loable su esfuerzo, sacrificio y entrega.


Si Ud. trabaja para cualquier otra entidad u organización, ya sea internacional o privada, no solo su sueldo puede multiplicarse por 5, por 10 o incluso por 15, si no que sus comodidades, su equipo y su trato serán mucho mejores usualmente. Piénselo cuando estén haciendo “muchas” horas de servicio, o cuando por cuestiones de imagen pública le exijan ponerse traje, afeitarse o aprender a comer en un restaurante de 5 tenedores.


Otra cosa, esos “pobres” soldados son los que en muchos casos le sacarán las castañas del fuego cuando se le estén quemando sus… “castañas•.


Cuídense y cuiden de los suyos.


Continuará
.


Texto basado sobre el escrito de Ben "Mookie" Thomas (BlackWater).

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Espanol Discussion / ¿Precisión? ¿Realmente es tan importante?
« on: March 17, 2010, 06:05:59 PM »
En un combate real, esta pregunta, y otras muchas que he ido sacando en mis escritos se reducen a una sola, “¿Qué es lo que Ud. cree?”

En ella se reduce todo, lo que Ud. crea es lo que Ud. sentirá, y en definitiva será lo que Ud. hará, o mejor dicho, será como Ud. reaccionará.

Mi opinión es que en un enfrentamiento armado, siendo la precisión muy deseable, en la mayor parte de las ocasiones, por la situación en sí de sorpresa, reacción, premura de tiempo, buscar precisión no solo será imposible, sino que además puede resultar contraproducente.

Piensen tan solo en una cosa, cualquier impacto en el adversario es bueno para Ud. y malo para él. Así mismo, la reacción, los movimientos, la capacidad de impactar (aun sin ser precisos ni agrupados) le ampliara sus posibilidades de supervivencia y retardará el ciclo OODA del adversario (sobre este punto aunque he escrito sobre ello, creo que lo mejor es remitirles al instructor y amigo Ernesto Pérez Vera y su artículo "OODA, el iter de la reacción (Observar-Organizar-Decidir-Actuar)" http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/02/ooda-el-iter-hacia-la-reaccion-observar_28.html ).

En muchos de mis artículos anteriores he escrito que en las prácticas debemos exigirnos un porcentaje lo más cercano posible al 100%, y nunca por debajo del 50% en nuestra eficacia con las armas.

Ahora bien, en otros artículos, y en base a datos estadísticos contrastados, explico que en los enfrentamientos reales raro es un nivel de eficacia superior al 20%, quedando el promedio entre 15 y el 25% en el mejor de los casos.

¿Dónde creen Uds. que estaría ese promedio real si no se exigiera ese mínimo del 50% en los adiestramientos?

En mi opinión muy por debajo del 10%, dentro de parámetros de supervivencia imposibles.

Un enfrentamiento armado se reduce a una cosa, “no ser alcanzado para alcanzar”, tan sencilla de comprender y tan complicada de llevar a la práctica. ¿Verdad?

Este sencillo punto, en la mayoría de los casos, es el que también nos da la explicación de la baja tasa de aciertos respecto a las prácticas de tiro, por muy estresantes que queramos ponerlas. No queremos ser alcanzados, es evidente, es natural y es instintivo, y ello hace que nuestra capacidad de respuesta eficaz baje a escalones tan bajos.

Es la situación la dicta la acción, no la técnica, por más que muchos insistan en ello, incluso yo mismo en mis clases. Pero una clase, por muy … ¿enérgico? … que sea el instructor, jamás tendrá el factor fisiológico y psíquico de “no quiero que me den, si lo hacen moriré”. En el campo de tiro si se reacciona mal todo queda en unas palabras o unas cervezas a posteriori, en la realidad, todos sabemos dónde queda el que se equivoque más.

Es muy importante la puntería, la eficacia de nuestros disparos, pero ¿debemos prestarle toda nuestra atención?

En un artículo polémico que publique hace ya algún tiempo, titulado “¿Dónde disparar?” ( http://www.cecilioandrade.es/instruccion-y-adiestramiento/%c2%bfdonde-disparar/ ), comenté lo que suele ocurrir con impactos en según qué zonas y puntos concretos de un blanco humano.

Fue un artículo polémico pues muchos pensaban que yo enseñaba donde disparar para matar. Quien siga la línea argumental de mis escritos sabrá que en un enfrentamiento armado en el que la vida de uno mismo está en juego no existe el concepto de “disparar a matar”, solo el de “disparar para sobrevivir”, ya que nuestro cerebro no puede hacer otra cosa que poner el piloto automático del instinto inconsciente de supervivencia. Inconsciente y por tanto no controlable como para pensar en milésimas de segundo “voy a poner un impacto aquí, otro allí…”

No. Disparará donde, cómo y cuando pueda y la situación se lo permita, y con suerte, podrá contarlo más o menos intacto.

En el artículo antes citado, diserté sobre los impactos en el corazón, “el centro del centro de masas”, hoy añadiré que ese blanco amén de reducido en tamaño, está muy alto para muchas de las situaciones en distancias cortas o muy cortas. A cinco o seis metros es fácil, relativamente al menos y con entrenamiento, poner nuestros disparos en un blanco del tamaño de una mano pequeña. Pero si esa distancia se reduce a menos de dos metros, la premura de tiempo, el poco margen de reacción, el menor espacio, etc., dificultan enormemente alinear el arma con ese blanco.

La mayoría los disparos irán a lo que se denomina “centro de masas”, el tórax. Es cierto que expliqué que tanto los pulmones como las arterias, como el corazón mismo son blancos muy rentables. Así como lentos en producir la incapacitación. Pero ello no significa que no afecten a la eficacia del adversario, incluso si sobrevive, para poder dañarnos.

También comenté sobre los impactos en el cráneo y el Sistema Nervioso Central (SNC), pero a este blanco se deben aplicar ahora las mismas explicaciones que para el corazón, con el añadido de estar más arriba, moverse más y normalmente estar más a cubierto con los hombros, brazos y el arma adversaria.

Esas tres zonas son las habituales en toda instrucción, las buscadas, las entrenadas, y, curiosamente, en la mayor parte de los enfrentamientos, las menos alcanzadas.

Son las zonas que se suelen aplicar en los “concursos” de tiro, un impacto vale más según la zona. Piensen en una cosa, un disparo en la zona del cuello, en un concurso, nos dará menos puntos, ¿y en la realidad? ¿Qué creen Uds.?

Si no lo creen así hagan dos cosas. Primero busquen todos los datos que puedan reunir sobre enfrentamientos armados y analícenlos. Segundo, prueben con municiones de entrenamiento o armas de airsoft, sobre todo con las protecciones justas, que “piquen” los fallos. Créanme, muchos profesionales han cambiado de punto de vista gracias a este último punto.

Debemos alcanzar al adversario donde nos sea posible, el codo, el pie, el hombro, el pecho, el abdomen, ello mermará su eficacia indudablemente, y nos acercará a, por un lado provocar su rendición o, si ello no es así, a facilitar su neutralización.

Moviéndonos nosotros, y muy probablemente el adversario también, añadiendo posiblemente una iluminación pobre, la mejor técnica es buscar el centro de masas del cuerpo completo en el centro del abdomen, o como decían los viejos pistoleros, en la hebilla del cinturón como se llevaba en aquellos tiempos, en el centro del abdomen.

Fairbairn y Sykes ya lo expusieron así en su documentado (más de 600 enfrentamientos reales) y magnífico libro "Shooting to Live".

Con un buen programa de entrenamiento podremos con el tiempo, reaccionar, movernos y disparar eficazmente, alcanzando con mayor precisión el tórax. Pero, se necesita un adiestramiento real y eficaz, y tiempo. Mientras debemos sentirnos justamente satisfechos alcanzando con todos nuestros disparos (o la mayoría) dentro de la silueta humana.

Si nuestros disparos fuesen principalmente al abdomen inferior y cuádriceps recuerden una cosa, el hombre suele tener una reacción más psicológica que real ante los impactos cerca de sus supuestas “joyas de la familia”, e instintivamente se reacciona de forma muy exagerada ante cualquier impacto y riesgo de pérdida. A nivel fisiológico, les remito al artículo que ya comenté.

Por otra parte, en distancias extremadamente cortas y/o de contacto, el alcanzar esa “zona” es lo más fácil y común.

Si a ello añadimos que no será “un” impacto, si no varios, el efecto traumático y físico no necesita mayor explicación.

Resumiendo, mientras Ud. logre alcanzar a su adversario, eso es bueno para Ud. y los suyos, y malo para el adversario.

Puede que su agrupación no sea de libro, pero mientras se mantenga enfocado, en movimiento y luchando Ud. gana.

La supervivencia, la lucha por sobrevivir, mejor dicho, no es una tarea agradable, al contrario, implica miles de factores y detalles, aparentemente nimios, que pueden dar al traste con la más cara instrucción o, favorecer al más claro y decidido.

Esta lucha no es algo nuevo, no existe diferencia entre sobrevivir al combate hoy o hace 3000 años, la concienciación, el enfoque realista en todos sus parámetros, el trabajo, el estudio y sobre todo, su deseo de poder seguir cuidando de los suyos, siguen siendo los únicos puntos a considerar como profesional armado.

Cuídense y cuiden de los suyos.

40
Espanol Discussion / Re: ¿Espíritu Guerrero? ¿Qué es eso?
« on: March 08, 2010, 10:14:04 AM »
Y hablando de verdadero Espíritu Guerrero…

estos dos hombre lo tienen en grado extremo.

Un ejemplo de lo que puede mover el amor de un padre por su hijo.

Envío el enlace en youtube, creedme, vale la pena perder unos minutos.

http://www.youtube.com/watch?v=v44egfXbKXQ

Cuídense.

41
Espanol Discussion / Re: Viejito con huevos y cuchillo contra ladron
« on: March 06, 2010, 01:54:46 PM »
La verdad es que si le "hechó" huevos, si.

Un abrazo Crafty.

42
Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:34:43 PM »
Por favor, no pretendo ser racista, solo es un chiste.

Quote
Un hombre muy bajito (como yo quizás) va en el ascensor cuando se monta un tremendo negro al lado suyo...

Este mira al hombrecillo y ofreciéndole la mano, le dice:

-2,10 metros, 125 kilos, un pene de 30 cm, dos testículos de 200 gramos cada uno. Cubano. Mi nombre: Dante Lapuerta.

El hombrecillo se desmaya y el hombre negro, sorprendido, le levanta y le despierta abofeteándole. Entonces le pregunta:

- ¿Tiene algún problema?

A lo que el hombrecillo le contesta:

- ¿Podría repetir despacio lo que ha dicho?

El negro le mira desde arriba y le vuelve a decir:

-2,10 metros, 125 kilos, un pene de 30 cm, dos testículos de 200 gramos cada uno. Cubano. Mi nombre es Dante Lapuerta.

-Gracias Dios mío, pensé que había dicho 'Date la vuelta'.


 

43
Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:29:55 PM »
Que duro está conseguir empleo.





Quote


OFICINA DE SERVICIO ANDALUZ DE EMPLEO (SAE)

OPORTUNIDAD DE TRABAJO:

Un recién parado se presenta a la Oficina del SAE de Sevilla, buscando empleo, y ve un anuncio en un stand en el que se solicita un "Asistente para Ginecólogo".

Medio interesado se acerca al que atiende:

-"¿Me puede dar más detalles acerca de este puesto?"

El empleado revisa sus archivos y dice:

-"¡Ah! sí, aquí está! El empleo requiere que se prepare a las damas para su examen con el ginecólogo. Debe ayudarles a desnudarse, lavar con delicadeza sus partes íntimas, aplicar espuma y rasurarles con cuidado el vello púbico, y después untarles con aceites suavizantes las ingles y los senos para que las revise el doctor.

Al muchacho se le salen los ojos de las órbitas.

- Pero, se ofrece un sueldo mensual para empezar, de apenas solo 1.000€, y si le interesa hay que ir hasta Málaga”.

-“No hay problema”, interrumpe el muchacho, “trabajar en Málaga es como trabajar en Sevilla”.

-“El trabajo es aquí en Sevilla, tonto del c&%$, lo que pasa es que la fila de solicitantes ya va por Málaga”.

44
Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:25:13 PM »
Amigos......





Quote
¡¡¡QUE BUENO ES NUESTRO AMIGO ANTONIO...!!!

Dos parejas están jugando a las cartas.
De repente, a Antonio se le caen unas cartas al suelo.
Cuando se agacha para levantarlas, nota que la mujer de Pablo no está usando ropa interior.
Medio incómodo, Antonio se golpea la cabeza con la mesa y se levanta con cierto rubor en el rostro.
Más tarde,Antonio va a la cocina a buscar una cerveza y la mujer de Pablo lo sigue.
Le pregunta:
- ¿Viste algo interesante debajo de la mesa? Antonio admite que sí, y ella continúa:
- ¡Puede ser tuyo, por sólo 500 Euros! Antonio piensa un minuto, y dice que está interesado.
Quedan en encontrarse el viernes siguiente a las 2 p.m., cuando Pablo estuviera en la oficina.
El viernes, Antonio va a la casa de Pablo y, después de una sesión de sexo como hacía mucho tiempo
no tenía, le paga a la mujer los 500 Euros acordados.
Al rato después llega Pablo y le pregunta a su mujer:
- ¿Antonio estuvo aquí esta tarde? La mujer, a regañadientes y un tanto sorprendida, responde que sí.
- ¿Y te dio 500 Euros? - (Dios mío, él lo sabe), piensa ella. Y finalmente dice: - Sí, me los dio.
- ¡Ah, que bueno! -responde Pablo-, él pasó por mi oficina esta mañana y me pidió 500 Euros prestados.
Me dijo que me los devolvería esta tarde al pasar por la casa, que te los dejaría a ti si yo no estaba.
¡¡¡Qué buena gente es Antonio!!!


45
Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:23:32 PM »
MUJERES VENGATIVAS

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VENGANZA NUMERO 1
Hoy mi hija cumple 18 años... y estoy muy contento porque es el último pago de pensión alimenticia que le doy, así que llamé a mi hijita para que viniera a mi casa y cuando llegó le dije:
"Hijita", quiero que lleves este cheque a casa de tu mamá y que le digas que: ¡¡¡Este es el último maldito cheque que va recibir de mí en todo lo que le queda de su $%&ª vida!!! y quiero que me digas la expresión que pone en su rostro'.
Así que mi hija fue a entregar el cheque. Yo estaba ansioso por saber lo que la bruja tenía que decir y qué cara pondría.
Cuando mi hijita entró, le pregunté inmediatamente: - '¿Qué fue lo que te
dijo tu madre?'
- '¡Me dijo que justamente estaba esperando este día para decirte que no eres mi papá!'

VENGANZA NUMERO 2
Un hombre que siempre molestaba a su mujer, pasó un día por la casa de unos amigos para que lo acompañaran al aeropuerto a dejar a su esposa que viajaba a París.
A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le desea buen viaje y en tono
burlón le grita:
- ¡¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita Ja ja ja!!
Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta.
La mujer pasó quince días en Francia.
El marido otra vez pidió a sus amigos que lo acompañasen al aeropuerto a recibirla.
Al verla llegar, lo primero que le grita a toda voz es:
- Y amor ¿¿me trajiste mi francesita??
- Hice todo lo posible, - contesta ella - ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña.

VENGANZA NUMERO 3
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice: - Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
- No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo.
- Pero, mujer, es preciso - insiste el marido - Es preciso morir en paz.
Te quiero confesar algo.
- Está bien, está bien. ¡Habla!
- He tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga.
- Lo sé, lo sé ¡¡¡Por eso te envenené, hijo de $%&ª!!!


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Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:21:00 PM »
Así se recurre una multa



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Estimado Sr. Juez:

He sido denunciado por circular a 250 km/h en la Nacional 530 cuando iba camino de mi pueblo para hacer la matanza.

Según me dijeron los Guardias Civiles que me pararon, el radar me detectó a la velocidad antes indicada en un tramo limitado a 70km/h.

Yo, por mi parte, puedo decir que he visto perfectamente esa señal con el número 70 en negro, dentro del círculo rojo con el fondo blanco. Sin embargo, por más que me he fijado, no he visto ninguna unidad de medida junto al numerito 70.

Como Vd. sabrá mejor que yo, que para eso ha estudiado derecho, la Ley 54/1893 establece que en el Estado Español (que Dios guarde muchos años) se establece que el Sistema Métrico Internacional será el obligatorio en el país, y dentro de las reglas propiamente dichas del citado Sistema Métrico Internacional, se establece que la unidad de longitud será el metro, y la unidad de tiempo será el segundo.

No se si cuando Vd. terminó derecho le dio tiempo a hacer algo de matemáticas, pero por si acaso voy a informarle de que la velocidad se mide dividiendo la distancia recorrida entre el tiempo empleado para recorrerla, por lo que cogiendo la unidad de medida de la distancia (metro) y la unidad de medida del tiempo (segundo), obtendremos la unidad de medida de la velocidad: METROS POR SEGUNDO, que, tal y como nos dice la Ley anteriormente citada, SERÁ LA UNIDAD DE MEDIDA OBLIGATORIA PARA LA VELOCIDAD.

Yo no le voy a negar que fuese a 250 km/h, que de hecho los iba, pero es que la señal que yo vi sólo ponía 70, y en virtud del imperio de la ley que todos debemos respetar y del que Vd. es el máximo exponente, no he dudado en considerar que el 70 se refería a la unidad internacional de la velocidad, el metro por segundo; si Vd. hace la conversión, observará que 70 m/s equivalen a 252km/h, con lo cual yo circulaba a 2 km/h por debajo de lo permitido.



Por todo lo expuesto, ruego a Vd. que me devuelva el carné de conducir, los 600 Euros y los 8 puntos que me han quitado, que no están las cosas para bromas, dejando este asunto en un lamentable malentendido por el que no voy a denunciar a los pobres Agentes, que bastante tienen con su arriesgado trabajo y estoy seguro que no lo hicieron con mala intención.



Atentamente.

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Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:11:19 PM »
¿Qué pasaría si las películas de Hollywood se convirtiesen en noticia en el mundo real?

Pues que seguramente perderían toda la magia y el glamour, ahí van unos ejemplos 

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BATMAN: Multimillonario se disfraza para agredir a enfermos mentales.

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: Una banda de enanos del Este roba una joya de gran valor y se dan a la fuga.

TITANIC: Viuda loca ignora años de vida familiar para pensar en la vez en que se tiró a un vagabundo.

300: Un grupo de ultras impide la entrada de inmigrantes arabes y subsaharianos en el pais.

CREPUSCULO: Joven adolescente se fuga con su acosador.

FRANKENSTEIN: Grupos antiglobalización se manifiestan violentamente frente a laboratorios de estudios genéticos.

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS: Un grupo extremista religioso atenta contra instalaciones del gobierno.

KILL BILL: Madre irresponsable reclama la custodia de su hija.

PREDATOR: El ejército Americano arruina el primer contacto por la alianza de civilizaciones.

TIBURON: Jefe de Policía local acaba con especie protegida.

EL CASO BOURNE: Funcionario del gobierno sufre "moving" al querer prejubilarse.

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Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:07:56 PM »
Un poco de cultura general.



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Buenas tardes a todos
Este post esta dedicado a nuestra querida suegra.

Bueno empezemos con la definicion:
Suegra es la madre de tu mujer ya sea novia o esposa

Origen de la palabra suegra:
Del latín socrus, con el mismo significado por vía del latín vulgar socra

Otra definicion de dudosa procedencia :
Persona que se creó porque el diablo no puede estar en todas partes.

La palabra suegra en otros idiomas chino por ejemplo en Chino:
LIN-CHEN-LA


Seguimos con la clasificacion:

SUEGRA TRANQUILA

Nombre Cientifico: Suegronis pacificus
Una especie bien llevada. Deja al hijo(a) libre para el noviazgo sin hacer preguntas. Y encima te sirve té con galletas cuando te conoce.
Emigra varias veces por año, dejando la casa libre.

SUEGRA CULEBRA

Nombre Cientifico: Suegronis ponzoñosus
Es un peligro. Su lengua venenosa acaba con las tentativas de noviazgo del hijo(a); es el tipo más común.

SUEGRA QUERIDA

Nombre Cientifico: Suegronis simpaticcus
Especie amorosa, que adopta a los novios(as), escucha sus problemas y los apoya para continuar la relación.
Rara especie en extinción, a quien captura no lo suelta.


SUEGRA ENTROMETIDA

Nombre Cientifico: Suegronis metichis
Se mete cuando tu menos lo esperas y adora elogiar al ex-novio(a) de tu novia(o). Vence a su presa con el cansancio.
Acostumbra ir a vivir con la cria cuando ésta se casa.


SUEGRA DOBLE CARA

Nombre Cientifico: Suegronis falsitis
Siempre te trata bien, pero en la realidad te esta serruchando el piso. Nunca hace nada contra ti cerca del hijo(a) para que ella no crea tus reclamos.
Dele regalos o consigale un macho para que ella se vuelva a reproducir.


SUEGRA TRABAJADORA

Nombre Cientifico: Suegronis workaholic
Ella tiene tres empleos, hace hidrogimnasia, adora llevar el trabajo para la casa y cuando tu apareces te pone a trabajar.
Para ella, el novio(a) ideal de su hijo(a) tiene que hacer todo o lo que ella hace y encima tener plata para llevarla al shopping.

Y por último, la suegra de nuestros sueños:


SUEGRA IDEAL

Nombre Cientifico: Suegronis difuntus
Está enterrada por lo menos a 7 metros bajo tierra.

otros tipos de suegras con su correspondientes soluciones

La “Necesitada”. Eres una amenaza para ella, teme que le robes la atención de su hijo. Por eso, diariamente llama a pedir favores. Se preocupa de todo, ¡hasta de que comió su hijo hoy!

Solución: Para que se sienta necesitada, cuéntale algunos de tus problemas y pídele sus consejos. Al preocuparse de ti, olvidará el miedo de perder a su hijo, porque siente que ha ganado una nueva hija.

La “Aristócrata”. Critica todo porque nadie está a su altura o al nivel que su hijo merece. ¡Es tan perfecta que hasta no parece humana!

Solución: Viste conservadoramente en su presencia, pero tampoco cambies tu estilo completamente porque nunca cumplirás con sus estándares. Impresiónala con temas de su interés. Por ejemplo, háblale de museos, política, etc.


La “Anticuada”. Da la impresión de que es muy fácil llevarse bien con ella, pero puede ser muy insegura porque siempre ha sido ama de casa y se siente desconectada del mundo externo. Teme que no la incluyan en la vida tan ocupada que tú y su hijo llevan.

Solución: Háblale de tus experiencias diarias para que se sienta que la incluyes en tu mundo exterior. Nunca se te ocurra dejarle saber tus pensamientos liberales.


La “Hippie”. Es tan liberal que sus historias de juventud te recuerdan a tus amistades locas. Aun siendo una mujer muy abierta, siempre protegerá a su niño y constantemente tienes que demostrar que eres buena para él.

Solución: Aunque te hagas su amiga, no le dejes saber todo tu pasado y nunca critiques a su retoño frente a ella. Tampoco hables de los planes a largo plazo que tienes con él, porque quiere que su hijo sea un espíritu libre como ella.


La “Triunfadora”. Aparenta ser muy segura, porque ha sabido manejar una familia y una profesión a la misma vez. Sin embargo, se siente insegura porque piensa que ha fallado un poco en el papel de madre.

Solución: Cuando la trates, imagínate que estás en una entrevista de trabajo en la cual tienes que hablar de tus metas y ambiciones. Dile que admiras cómo maneja el tiempo tanto en su profesión como con su familia y quieres aprender sus métodos.

Un saludo a todos...

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Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:03:30 PM »
Como cambian los tiempos.

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COMO EXPLICAR EL NACIMIENTO DE UN NIÑ@ EN EL SIGLO XXI


...... las abejas, las flores, la semilla en la tierra....................eso esta desfasado

SEAMOS MODERNOS.


Un bonito día, un hijo le pregunta a su padre:

- Papa, como nací yo?
- Muy bien hijo, algún día debíamos hablar de esto y te voy a explicar lo que debes saber:

Un día, Pápa y Máma se conectaron al Facebook
Pápa le mando a Mama un e-mail para vernos en un cybercafe
Descubrimos que teníamos muchas cosas en común y nos entendiamos muy bien
Pápa y Máma decidimos entonces compartir nuestros archivos
Nos metimos disimuladamente en el W.C y Papa introdujo su Pendrive en el puerto USB de Máma
Cuando empezaron a descargarse los archivos nos dimos cuenta que no teníamos Firewall
Era ya muy tarde para cancelar la descarga e imposible de borrar los archivos

Asi es, que a los nueve meses.........................Apareció el VIRUS!!!

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Espanol Discussion / Re: Chistes, Bromas
« on: March 06, 2010, 01:01:07 PM »
A Horatio Cane de CSI Miami, le dieron un ultimatum:

"o miras de frente para trabajar o estás despedido"

Horatio apesadumbrado, examinó sus posibilidades y solo le quedaba una si queria seguir siendo policia......pedir traslado a CSI El Cairo

Pero un amigo le ayudó, inventó el arma con la que podia ser policia en cualquier sitio del mundo.

Esta es la verdadera historia del invento de la Corner Shot, luego se le dieron más aplicaciones

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