Lo presente llego' de un amigo en Espana:
Hezbollah, el factor confuso
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WASHINGTON
Sorpresa: acaba de difundirse una fatwa contra Hezbollah firmada por Abdala Ben Jabr?n, importante sheik wahabi de Arabia Saudita. Asegura que viola la ley cor?nica quien apoya a esta organizaci?n, quien se pliega a ella o reza por ella. Sigue a un documento asombroso publicado el 12 de julio por otro sheik, el kuwait? Hamid al Al?, que condena las ambiciones imperiales de Ir?n instrumentadas por Hezbollah desde el L?bano. Estos pronunciamientos son apenas la parte visible del iceberg que anuda viejos y nuevos conflictos dentro de la familia ?rabe y musulmana, ocultos hasta ahora por el fragor de la obsesiva lucha contra la existencia de Israel.
Es necesario advertir que no todos los ?rabes quieren un Estado palestino y que m?s ?rabes a?n detestan a los palestinos, como lo prueba la inexpugnable valla egipcia que impide la fuga de palestinos hacia el Sina? o las prohibiciones que impiden a los palestinos, en casi todos los Estados ?rabes, comprar propiedades o gozar de los mismos derechos que poseen los dem?s habitantes. Basta recordar que fueron asesinados por las tropas jordanas, sirias y libanesas cinco o seis veces m?s palestinos que todos los que cayeron en sus enfrentamientos con Israel desde hace m?s de medio siglo.
Para entender a Hezbollah conviene tener en cuenta las cuatro corrientes de opini?n que prevalecieron en la zona sucesivamente, en tan s?lo un siglo. Tratar? de ser breve y claro.
Antes de la Primera Guerra Mundial, cinco pa?ses que ahora son Siria, el L?bano, Israel, Jordania y los territorios palestinos constitu?an una provincia pobre y marginal del imperio turco. El movimiento nacional jud?o, que hab?a comenzado a desafiar la opresi?n turca desde fines del siglo XIX para constituir un Hogar Nacional Jud?o en la antigua tierra de Israel, determin? que tras la Primera Guerra Mundial Gran Breta?a fuera encomendada por la Liga de las Naciones para ejercer su mandato sobre lo que entonces empezaba a llamarse Palestina. Este nombre resucitaba la denominaci?n romana impuesta por el emperador Adriano, en reemplazo del militante nombre de Judea.
El movimiento nacionalista ?rabe, que naci? en Siria a principios del siglo XX y fue teorizado por personalidades cristianas y pro occidentales, dijo que "Palestina" era un invento de los sionistas, para independizarla de Siria. En efecto, el nacionalismo ?rabe de entonces consideraba que toda esa regi?n constitu?a una gran Siria, opini?n que subsiste en ese pa?s. Por eso sus tentaciones para dominar el L?bano e Israel.
Esa primera corriente de opini?n fue sustituida por la que despleg? el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser sobre el panarabismo, que adem?s de secular era autoritario y estatizante. Nasser fund? la Rep?blica Arabe Unida, que lig? por unos a?os a Egipto con Siria y que deb?a incorporar r?pidamente al resto de los pa?ses ?rabes. La insensata Guerra de los Seis D?as acab? con ese sue?o.
Empez? a crecer una tercera tendencia, que inclu?a a la OLP. Pretend?a un perfil nacional diferenciado para cada pa?s. A la OLP, sin embargo, no le bastaba con crear un Estado palestino en Cisjordania y Gaza, que durante 19 a?os estuvieron bajo la ocupaci?n egipcio-jordana sin que se hiciera nada para establecerlo, sino que pretend?a incluir en ese Estado todo Israel, y conquistar Jordania. Por eso, en 1971, Yasser Arafat, que hab?a formado en Jordania un Estado dentro del Estado, asalt? el gobierno y fue repelido un septiembre llamado desde entonces Septiembre Negro. Las tropas jordanas asesinaron a alrededor de 20.000 palestinos y luego otros cayeron ante las balas sirias cuando intentaron refugiarse en el Norte.
En el L?bano, la OLP form? otro Estado dentro del Estado, hasta que la guerra civil y la intervenci?n de Israel la expulsaron. En esa ?poca naci? Hezbollah como una enga?osa alternativa pac?fica, por su compromiso con la asistencia religiosa y social. No se limitaba a ella, sino a desplegar una acci?n terrorista sostenida por el Ir?n teocr?tico de Khomeini. Inaugur? los cr?menes suicidas mediante la matanza de las fuerzas de paz francesas y norteamericanas que hab?an llegado al L?bano para yugular la atroz guerra civil. Luego habr?a ejecutado los dos atentados de Buenos Aires (embajada de Israel y AMIA), con el posible apoyo de la embajada iran?. Este hecho inaugur? la elecci?n de objetivos civiles para generar infinito p?nico. Al mismo tiempo, inici? la interminable serie de ataques contra las poblaciones civiles de Israel. Esta es la cuarta y ?ltima corriente de opini?n, que oscurece a las otras tres.
La oscurece porque esta tendencia anhela la reconstrucci?n del gran califato medieval, que unir?a a cincuenta naciones musulmanas bajo una sola conducci?n teocr?tica. No importa la diferenciaci?n nacional, sino la imposici?n de la sharia (ley isl?mica) y una guerra perpetua contra los infieles de cualquier denominaci?n.
Es curioso que Hezbollah, una organizaci?n chiita, fan?tica y dependiente de Ir?n, cuente con el manifiesto apoyo de Siria, que es una cruel dictadura castrense secular basada en la minor?a alawita. Profundas contradicciones separan a ambos reg?menes. Sin embargo, los dos tienen en com?n su desprecio por los sunnitas y por Israel. Siria invadi? el L?bano en 1975 de la mano de la Falange cristiana que combat?a a la OLP, porque tambi?n detestaba a la OLP, que interfer?a con sus intereses en el L?bano, y deseaba un Estado independiente en Palestina, espacio que Siria segu?a considerando suyo, aunque no lo expresara en forma transparente.
Hezbollah pedalea con un pie en Ir?n y otro en Siria, merced a tres elementos comunes: odio a Israel, odio a los Estados Unidos y posici?n ambigua sobre la creaci?n de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania (ambig?edad disimulada con las protestas por el sufrimiento palestino, al que no se apresura a ponerle fin, porque siempre los terroristas hacen algo para frustrar la soluci?n negociada).
Llama tambi?n la atenci?n que cuando no se quiere tener enfrentamientos con Israel, baste con no atacarlo. Siria, por ejemplo, no ha protagonizado ni un solo cruce de balas con Israel desde la guerra de Iom Kipur. En cambio, hostiliza en forma c?nica a ese pa?s por medio de Hezbollah, Hamas y la Jihad Isl?mica desde el Norte (L?bano) y desde el Sur (Gaza). Cuando se produjo la retirada israel? de la zona de seguridad que manten?a en el L?bano, en vez de que ese territorio fuera ocupado por el ej?rcito liban?s, como ordenaron las Naciones Unidas, lo hizo con celeridad extrema Hezbollah, gracias a la protecci?n que le brindaban las tropas sirias establecidas en el valle de la Bekaa.
S?lo ahora se puede advertir que los servicios de inteligencia israel?es fueron ineficaces para percibir la preparaci?n de la guerra en gran escala que efectuaba Hezbollah durante seis febriles a?os, con un acopio impresionante de armamento, construcci?n de bastiones, perforaci?n de t?neles enormes y un control absoluto de la zona, adem?s de instalar bases de lanzamiento misil?stico en barrios densamente poblados, incluso edificios de departamentos y hasta escuelas, que le sirven de atroz escudo.
Siria fue expulsada por la mayor?a de la poblaci?n libanesa tras el asesinato del premier Harari. Pero si algo deseaba la rencorosa Siria era que despu?s de su retiro estallara el caos. Lo acaba de producir su ahijado Hezbollah, precisamente.
Los ataques de Israel para bloquear sus fuentes de abastecimiento (aeropuertos, carreteras, estaciones de radar y edificios enteros controlados por esta organizaci?n) han provocado horribles da?os humanos y materiales a un bell?simo pa?s como el L?bano. Un pa?s d?bil que no pudo aplicar la orden de las Naciones Unidas, porque Hezbollah, gracias a la caudalosa intervenci?n sirio-iran?, se convirti? en una fuerza m?s poderosa que su ej?rcito nacional.
Se calcula que cerca del 80 por ciento de la poblaci?n libanesa, incluidos chiitas, perciben que los frutos de Hezbollah son un derrame de la tragedia, un sanguinario c?ncer que les naci? en los a?os 80 y que los llev? a esta guerra mediante su fabuloso acopio de armas y sus incesantes ataques a Israel. Sin embargo, los libaneses no pueden extirpar este c?ncer por s? solos.
Adem?s, crece una tensi?n religiosa trasnacional que ojal? no se transforme en conflagraci?n abierta: los chiitas y los sunnitas se asesinan en Irak y en otras regiones en las que compiten por el poder del mundo isl?mico.
Nunca tantos pa?ses ?rabes y musulmanes se mantuvieron tan inm?viles como en esta lamentable operaci?n de limpieza policial que realiza Israel dentro de un pa?s ?rabe. S?lo hay discursos: ninguna acci?n firme. Ellos parecen agradecer el maldito trabajo que no se atreven a realizar ellos mismos.
Hezbollah es un peligro para el L?bano y dem?s pa?ses ?rabes que no desean ser dominados por Ir?n ni hundirse en un totalitarismo fundamentalista. Pero Israel tampoco podr? barrer a Hezbollah por completo, aunque se empe?e durante otras semanas que aumentar?n el luto de ambas partes. S?lo conseguir? debilitarlo. Entonces es probable que el gobierno liban?s, con sus fuerzas armadas, apoyadas por tropas extranjeras, tal vez por la OTAN, se encargue de acabar la tarea: decomisar el armamento acumulado en t?neles o zonas civiles para que el L?bano pueda reconstruirse y volver a ser uno de los pa?ses m?s hermosos, pac?ficos, cultos y progresistas de Medio Oriente.
Por Marcos Aguinis
Para LA NACION
